Partida Rol por web

El viaje a Londres se dificulta por culpa del mal tiempo que arrasa toda la isla.

Aeropuerto de Londres, 23 de Diciembre - 18:44 horas

El aeropuerto está abarrotado de gente que va de aquí para allá ataviadas con grandes maletas y bien abrigada pese a que el tiempo fuera parece haber amainado ligeramente.

Al menos ha dejado de nevar.

Habéis recogido vuestras pertenencias y salís hacia la puerta de salida. La noche cae sobre Londres y la neblina la acompaña, los taxis entran y salen de la entrada como si de una carrera se tratase, empaquetando profesionalmente las maletas en el maletero.

El enorme atasco parece no tener fin en tu camino hacia Londres. Entre partidas, logras llegar a Londres y te diriges hacia el aeropuerto para encontrate con tus compañeros.

Son las 18:03 horas y apostarías tu reluciente jaguar a que el avión se retrasará.

El tiempo en Londres no dista mucho de lo que has visto durante el viaje. No está nevando aunque la nieve y la escarcha asoman en cualquier parte. La noche es oscura y la neblina no acompaña a mejorar la visibilidad.

Tras aparcar mi vehículo en el aparcamiento de la terminal de llegadas, corro al interior de la terminal, hacia el mostrador de información de BA que me confirmará si el vuelo BA1211 procedente de Edimburgo ha aterrizado ya o si se ha retrasado en exceso. Podría buscarlo en las pantallas de televisión que pueblan este aeropuerto, pero hay demasiadas familias indagando e investigando sobre el posible retraso de sus vuelos navideños. Odio los aeropuertos en Navidad. Además, la chica del mostrador de British Airways es bastante guapa.

Compruebo desde un rincón que los faldones de mi camisa no se han salido de mi pantalón con la carrera, y uso mi spray para el aliento menta ultra fuerte.
Me apuesto un jaguar a que llegáis mas tarde que yo.

Apoyo mi codo derecho en el mostrador mientras con la voz mas dulce y calmada que soy capaz de extraer de mi garganta, pregunto:

Discúlpeme, señorita. ¿Tendría la amabilidad, por favor, de informarme si el vuelo procedente de Edimburgo que tenía prevista su salida a las 12:30 tiene retraso y por lo tanto aún no ha aterrizado? y acompaño a mis palabras de una expresión de preocupación un tanto fingida.

¡¡¡Uouuuuu!!! vaya hermosura de muchacha. Que lástima que ande con prisa pienso aunque no puedo evitar echar un vistazo discreto a sus manos buscando una alianza de boda o de compromiso.

Junto con Gary, Ignacio y Martín, salgo a la puerta de salida, en medio del bullicio de viajeros que vienen y van.

Echo un vistazo a mi reloj de pulsera para después soltar una maldición sobre el clima de este maldito país en general y sobre las Navidades en particular. ¡Maldito retraso! Me pregunto si Douglas habrá llegado ya. Me lo puedo imaginar en su cochazo, sonriendo resabiado y con una expresión en el rostro que dice "Os lo advertí".

Se supone que habíamos quedado aquí. Echo un vistazo por los alrededores para tratar de localizarlo.

¿Alguno veis a nuestro piloto de fórmula uno? Si no aparece, tenemos que coger un taxi ya mismo, se nos ha hecho muy tarde.

Te acercas a trancas y barrancas hasta las oficinas de la British Airways y una dulce señorita morena, cuya sonrisa jamás desaparece, te indica que el avión acaba de llegar a puerto.

Pasa un buen rato mientras charlas con la graciosa jovencita, cuando escuchas por megafonía la salida de tripulantes del avión proveniente de Edimburgo.

Hay demasiado bullicio, y no consigues divisar al resto del equipo.

18:48 horas.

Me despido muy amablemente de la señorita esperando volverla a ver y disculpándome por irme tan precipitadamente, pero debo buscar a unos clientes.

Intento ver al resto del equipo entre la multitud. Odio la navidad por todo este maldito jaleo.
Imagino que irán directos a la salida a tomar un taxi si no me ven. Intento subirme a un sitio elevado, un banco o algo por el estilo, para ganar mejor visibilidad y al tiempo que me vean a mi.

Y en tanto aparecen ensayo un rictus facial resabiado y sonriente y una expresión en el rostro que diga "os lo advertí"·

- Ufff, con este tiempo, lo mismo no llega hasta bien entrada la noche. Opto por esperar diez minutos y buscarnos un hotel. Coño, que frío hace, por Dios...

Pateo el suelo mientras intento envolverme aún más en el abrigo. Mis dedos repiquetean sobre la bolsa de la cámara que siempre llevo colgada del hombro.

Finalmente consigues divisar a Patrick, luego a Martín y al resto del grupo.

Están observando alrededor, como buscando a alguien...

"Perfecto Gary... tu en medio de un vendaval cuando ni siquiera pasas las fiestas en tu tierra por el frio de invierno..."
Un sonoro estornudo congelo los demas pensamientos de arquitecto, se llevo la mano a la nariz limpiando ese incomodo moquillo que le haria seguir estornudando.

-Maldito dia soleado de Tibet, hasta los dedos de los pies ya no me siento.
Me acojo a ambas ideas, llamemos a un taxi y busquemos un hotel donde calentarnos.-Dicho esto se acerco al bordillo de la acera y alzo la mano en busca de la atencion de algun taxi que pudiera parar y subir a el, buscar un hotel no seria mas dificil que preguntar al mismo taxista por alguno bien situado.

Desde lo alto del banco les hago señas con la mano, pero parecen estar un tanto distraidos. Si pego un tiro al aire con la Tula seguro que se darían cuenta, pero deshecho rápidamente la estúpida idea, sobre todo porque me la he dejado en el coche; por no hablar dela previsible avalancha humana que puede afectar a mi abrigo de Armani.
Y tampoco puedo ponerme a gritar como un energúmeno, porque a lo mejor hay alguien que me conoce. Y ya me causa un cierto embarazo estar aquí arriba.

Se dirigen hacia la parada de taxis. Bien, quizás según salga de la puerta de salidas, algo mas alejados de la gente, tenga ocasión de llegar hasta ellos.

Estúpidos ingleses... ¿a quién se le ocurre venir a recoger a un familiar y quedarse 5 minutos llorando de alegría y dando abrazos en medio de la puerta por donde mas personas tienen que salir... o si vas a buscar a alguien al aeropuerto, ¿por qué no va una persona sola? Mira a esa tipa: se ha traído a sus 5 retoños, al abuelo, a la abuela, al mayordomo para que cargue las maletas, a un par de primos y a un maldito caniche para venir a buscar a su marido. Normal que la terminal este saturada.

Abrocho hasta el último botón de mi abrigo y me pongo mis guantes de piel. Limpio las gafas y me las ajusto.

- Hacía tiempo que no sentía tanto frío. Yo creo que mejor será que nos vayamos al hotel antes de que cojamos una pulmonía. Quizá ya esté esperándonos allí, recordad, su coche puede ir por las carreteras como el ave cruza el cielo, digo en tono jocoso.

Echo una ojeada a la periferia del aeropuerto por si diera la casualidad de ver a Bruce.

Después de un rato:
- ¿Y bien, señores, que será lo que hagamos? No parece que nuestro "chófer" esté por aquí, digo enfatizando en tono jocoso lo de "chófer".

Por fin, y según el intrépido grupo procedente de Edimburgo se acerca hacia la salida, ve a Bruce cuya cabeza sobresale entre la multitud subido a un banco, que les hace señas con la mano, mientras sonríe resabiado y con una expresión en su rictus facial que parece decir "os lo advertí".

- Vaya, ¿para qué hablaré? Allí está Fitipaldi.

Hago un gesto con la mano a Bruce para indicar que le he visto.

- Vamos, apresurémonos a llegar al hotel que aquí hace un frío de muerte.

Me dirijo hacia Bruce y le ofrezco mi mano para saludarle.

- ¿Qué tal el viaje, Bruce? Pensamos que el mal tiempo te retrasaría pero esta visto que tu coche puede superar eso y más, sonrío fuertemente.

Bajo del banco en el que me subí para intentar hacerme ver y no perder vuestra pista.

Debido al mal tiempo, nadie se atrevía a sacar su utilitario, con lo que la autopista estaba vacía. Aunque si que he ido mas lento de lo habitual, por el tema de la nieve, así que tampoco os tuve que esperar mucho; dos o tres horas mas o menos.
dirijo mi mirada hacia el mostrador de British Airways según pasamos hacia el parking, bastante cerca.
Chao, Amanda. Hasta pronto digo a la hermosa morena que allí se encuentra según pasamos lo suficientemente cerca como para que pueda oirme.

Seguidamente vuelvo a hablar al resto del equipo mientras nos alejamos de allí en dirección hacia el parking.

Esa joven ha hecho menos angustiosa la espera de vuestro avión. No sabía que el personal de la British Airways era tan agradable. Debería tomar vuelos de linea mas a menudo. Bien, ¿Qué tal el viaje? ¿deberíamos telefonear al sanatorio para que el encargado nos espere un rato mas? Lo siento, debería de habérseme ocurrido antes, pero es que estaba omnibulado con la chavala y no se me ocurrió. con el cansancio del viaje no se me ocurrió.

Tiro la mochila con la ropa en el maletero y me incrusto rápidamente dentro del coche.

- Primero, hotel y calefacción. Después, manicomio. El ser humano no debería vivir más allá del paralelo 36...

Martín se queda acurrucado con la bolsa de la cámara en el regazo, tiritando visiblemente y mirando por la ventana.

¿Quién llevará esto en la redacción? Tengo que pasarme por la oficina de Reuters a ver si alguien de las Agencias sabe algo. ¿Podré tirar un par de fotos en el hospital? Mmmmm, no creo yo que los manicomios sean tan comprensivos con la prensa, no.

- Oye, Dingwall, dijiste que la esposa no quería hablar con nosotros, ¿verdad? ¿Te contó algo o simplemente no quiere que andemos metiendo las narices en lo que no es asunto nuestro? Lo digo porque no quiero tener luego problemas con la policía. Otra orden de alejamiento no es que me haga mucha ilusión...

¿Otra orden de alejamiento? Mmmmm. Me parece que tendré que echar una hojeada a la ficha policial del señor Martín.

Entro en el automóvil, colocándome junto al periodista.
Verá, pues resulta que la esposa es en realidad ex esposa, y desde hace años. Actualmente no tenía apenas relación con el teniente Gallagher, por lo que no sabe nada sobre lo que le causó esta crisis.

Me remuevo para ser capaz de sacar mi agenda y arranca una hoja de ella, que le paso a Douglas.

Tome, es la dirección de la residencia psiquiatrica. Son las siete ya. Aunque el director Hamblin nos está esperando para esta tarde, no nos beneficiará aparecer a la hora de la cena. El hotel siempre puede esperar, pero la residencia tiene horarios.

- Aunque me pese estoy de acuerdo con ustedes, caballeros.

Hago un gesto de resignación y continúo:
- Daría la vida por un sillón al lado de la calefacción y buen café y una pluma para escribir unas líneas, pero no es por eso por lo que hemos venido aquí. Debemos ir cuanto antes al manicomio si nos están esperando. Iremos en tu coche, ¿verdad Bruce?.

Miro a Dingwall

- Ah, vale. Habrá que preguntar si vivía sólo o con alguien. Si esto viene de atrás, imagino que alguien cercano podrá darnos alguna pista. Imagino que en el hospital nos podrán decir. Vamonos ya, cuanto antes terminemos, antes iremos al hotel y podremos cenar algo.