Korriban... planeta apartado, algunos dicen que maldito, recorrido por vientos incesantes que ocultan sus secretos hasta que la persona adecuada llega...
Mientras que tomaste tus primeras lecciones con tu maestro en una nave espacial que viajaba por la galaxia en busca de más aprendices y reliquias de épocas tan antiguas como la Gran Guerra Sith, pronto volvisteis a Korriban; no crees que sin la guía de tu maestro hubiéseis encontrado el templo excavado en un cañón rocoso en el que os refugiasteis y en el que aprendiste a ser lo que eres ahora.
Desde que estás en este maldito planeta no has dormido tranquilo un solo día, todas las noches luchas contra espectros que parecen torturarte en sueños, crees que solo el lado oscuro que habita en tu interior te ha protegido de ellos.
Durante los siete últimos años has aprendido, has luchado y te has convertido en un poderoso aprendiz, a pesar de que tu maestro tenía poco tiempo para vosotros debido a que frecuentemente partía a buscar reliquias en el propio planeta o fuera de él.
Pero te has hecho un nombre entre el resto de aprendices por tu mal genio y tu seguridad en ti mismo, ya hace tiempo que no tienes que matar a ninguno por su osadía... sin embargo sabes que no eres el favorito de tu señor, otros reclaman ese privilegio que tu tanto ansías.
Sabes que hace unas horas la lanzadera personal de Larius aterrizó en el hangar y te ha hecho llamar al santuario interior del templo.
Caminas entre estatuas polvorientas y bajorrelieves que enloquecerían a una mente más débil con destino a la reunión con tu señor
(no se si ansías ser el favorito pero no he dejado a nadie ser el "ojillo derecho" de su maestro y tampoco puedo dejarte a tí, de todas maneras es algo a lo que puedes aspirar en el corto plazo).
Perdona por no haberte puesto el preludio ayer, me surgió algo.
Vamos alla...
Comentame que piensas mientras caminas, que equipo llevas, cuales son las intenciones de Lazzo..
Marcho a paso tranquilo, pero decidido. Dejo que la escoria que me espía llena de envidia y rencor tras las estatuas de seres tan grandes como oscuros sepan que sé cuanto valgo, y que no les temo. Ni a ellos, ni a los espectros... Ni a mi maestro... No. Lo respeto... A quien engaño? Darth Larius no me ha llamado para mostrarme lo que encontró en el helado planeta que exploro... No. Seguramente alguna de estas alimañas le ha susurrado mentiras incriminadoras en pos de inculparme, o hacerme ver mal. Sí... Eso es seguro. Ya me las van a pagar. Malditos.
Mis nudillos se ponen en blanco al cerrar mis puños. Sé que mataría prácticamente a cualquiera sin siquiera sumergirme en el lado vil de la fuerza.
Sí, pero falta tanto por aprender... Quiciera saber más... El camino me hará más duro... pero, más sabio?
Mis cómodas ropas gris oscuro se confunden con el granito de las estatuas. Sonrío.
Ninguno de ellos vive ahora pienso mirando los severos rostros esculpidos en la piedra Yo sí. Y el maestro debe haber notado finalmente que soy mejor que los demás. Más fuerte que Ran, más velóz que Llsing y que comprendo más profundamente la naturaleza del lado oscuro que Alexandra... Esa perra... Sí! Soy mejor que todos ellos. Quizá el mismísimo maestro me pida que los aniquile para evitar que sigan evangelizando nuestro camino de manera incorrecta.
Mi mano derecha acaricia la empuñadura de mi sable, y ante el frío contacto, mi rostro esboza una sonrisa.
Yo soy el Sith!
Las modernas y recientemente instaladas barreras de energía se abren cuando te acercas a ellas, tu maestro se encuentra en el Santuario Interior, debajo de las imponentes estatuas de sith olvidados, observando una gran mesa de metal en la que hay varios objetos cuya forma o propósito no entiendes; varios droides remotos sobrevuelan los objetos, iluminándolos, midiéndolos, comprobando su temperatura. No ves a nadie más.
-Lazzo-dice tu maestro mientras da vueltas en sus manos a un extraño y alargado fragmento de cristal azul.-quería hablar contigo-
Voy a utilizar la imagen de Larius como última cosa prestada (si no te importa), no creo que le mate ni que lo pnjtice como un incompetente a lo largo de la partida/s, pero no se si su personalidad se parecerá al Larius que tú conoces, éste está efectivamente algo obsesionado con reliquias sith.
Mi rodilla derecha se va al suelo al momento que, sin levantar la cara, muestro mis respetos a mi mentor.
Maestro ¿En qué puedo servirle?
Contesto en un susurro, manteniendome calmo. Sabedor de que Lord Darth Larius bien podría precentir cualquier cambio de ánimo, y evaluarlo como debilidad o signo de amenaza.
;)
-Hace poco he tenido una reunión con varios de mis antiguos compañeros de estudios, y estamos diseñando una galaxia mejor- dice esto distraídamente, atento al cristal -para ello necesitamos varios elementos, entre ellos créditos, naves, siervos... bueno, ese tipo de cosas tan poco interesantes-.
-Creo, aprendiz Lazzo, que empezaste tu aprendizaje muy bien a mi servicio hace unos años, pero últimamente tus progresos se han detenido, como es lógico ya que aquí encerrado apenas tienes retos, y yo no estoy habitualmente para dedicarte el tiempo que te hace falta.-
-Por tanto probarás tu valía y mejorarás tus habilidades junto con los aprendices de mis compañeros, en una misión que realizarás con ellos; si me demuestraslo que vales cumpliendo esta misión, no me quedará más remedio que dedicarte el tiempo suficiente como recompensa... y hasta te enseñaré algunas de estas pequeñas maravillas.- levanta el cristal y éste brilla con una luz azul que rápidamente se desvanece.
Tu maestro está al parecer absorto en sus objetos, pero más de una vez le has visto darse la vuelta para castigar a un aprendiz insolente o que no presta la debida atención.
Sólo hay un castigo.
He vivido al borde de la muerte durante mucho tiempo, y, no es eso lo que me altera... No. Siento mi corazón palpitar a mayor velocidad, y es por la posibilidad de dar el salto.
Debe estar arengandome... Sì. Pienso cuando habla de mi escazo crecimiento.
No... Tiene razòn. Y me da las herramientas para continuar en mi ascenso! Maestro...
Como usted ordene maestro, como siempre, estoy a su disposición. Digo secamente. Si bien con esto me ha puesto en medio de algo mucho mayor a mi mismo... Una reorganización... Y yo como brazo armado aportando mi cuota. Conque más aprendices... Hum... Habrá que ver si el maestro quiere que coopere abiertamente o que haga lo posible para eliminarlos... Habrà que ver.
Sin embrago, aunque desearía hacer mil preguntas... Espero en silencio. Nadie màs que mi maestro puede tener en claro cuando y què debo saber.
-Viajarás a Bandomeer, un planeta situado en la Ruta Comercial Hyndiana, donde te reunirás con los otros 5 aprendices, allí un contacto os dará más detalles de lo que esperamos de vosotros-
-Respecto a los demás aprendices no quiero que se los devuelvas a sus maestros en varios pedazos, todos deberían ser valiosos miembros de nuestra alianza, así que intenta llevar sus mentes y sus objetivos hacia el cumplimiento de la misión-
-Toma este holotransmisor, así podrás hablar conmigo cuando tengas acceso a la holored y sea necesario, o cuando tengas dudas sobre que hacer a continuación-
Asiento en silencio. Se me cruza por la cabeza el agradecerle... No. No debo agradecer esto con palabras... La forma de hacerlo es con hechos. Cumpliendo con el mandamiento de mi maestro.
Asì lo haré maestro. Digo al tomar el artefacto que ha de tenernos comunicados.
Cuando lo ordene comenzaré con los preparativos maestro.
-Parte en cuanto estés listo, mi piloto personal te llevará en mi lanzadera hasta el puerto espacial más cercano, allí encontrarás pasaje sin problemas para Bandomeer, ya que el planeta está en plena Ruta Hyndiana-
No muchas naves paran en ese planeta en concreto pero sí muchas pasan así que es fácil que alguna te deje.
Ponte 7 puntos de personaje y 3 del lado oscuro (los del personaje puedes gastártelos en subir cosas)
Puedes hacer la subida aquí pero voy poniendo tu entrada a Bandomeer.