Partida Rol por web

No tenía intención de pasar allí más del tiempo necesario. No le agradaba aquél lugar, y los gritos procedentes del interior no ayudaban. No dudaba de que muchos de los que recibían allí dentro su castigo lo merecieran, pero los que se beneficiaban de eso, ya fuera para enriquecerse o para saciar su sed no eran menos…

Asintió con la cabeza ante la respuesta de Sommerfield y no dijo nada más. Por lo que sabía de su presa, era totalmente merecedor de acabar allí dentro. Aunque no le había recordado hasta verlo allí. De haberlo hecho, seguramente hubiera estado en su lista.

Ignoró los comentarios de Wendy, que seguía viéndolo todo como si fuera una novedad, igual que un niño se sorprende al descubrir las cosas nuevas del mundo que le rodea.

Pero la realidad era lo que se imponía. Habían hecho un trato y tenían un objetivo. Al notar el contacto con Candy, le sobrevinieron varios recuerdos de otras noches como aquella, sangrando y matando juntos… Habían sido buenos tiempos, y le alegraba que les acompañase… Además, se le veía motivada, y decidió que, a parte de Tony, cazaría a todos los posibles de aquella fiesta para ella. -En cuanto cobres lo tuyo, nos ponemos en marcha.-

Cuando el Profesor escucha la protesta de Quinn de que aún quedaba un minuto, no puede evitar reírse por lo bajo y decir:

— Ya ve, Sr. Quinn, debe ser que tiene usted la hora atrasada. ¿Por eso llega siempre tarde, supongo?

El Profesor decide no cortar la llamada mientras se aleja rápidamente del lugar de la explosión, luchando contra la tentación de comprobar si Mendels ha sobrevivido o no... aunque, debería ser imposible haber escapado de las bridas y salir de la casa en tan pocos minutos, con una pierna presumiblemente rota...

"Debería haberme traído el bate" se lamenta el Profesor. "Bueno, supongo que una pistola y un cuchillo serán más que suficientes... por ahora."

— ¿Disculpe? —dice el Profesor, deteniendo un poco el ritmo para que no le escuchen correr. — Por supuesto, el Señor Mendels sigue atado y esperando porque vayan a salvarlo, señor Quinn. Lástima que ahora no pueda ponerse... supongo que el dolor de romperle la rodilla ha sido demasiado para el señor Mendels... y yo que creía que sería más duro de pelar... qué decepción, señor Quinn. En fin, lamento tener que cortar esta interesante llamada, pero soy una persona ocupada. Tiene cinco minutos más. ¡Adiós!

Cuelga y vuelve a echar a correr, por Gramercy Park.

Suelto un suspiro triste al escuchar que el guapo no va a venir con nosotros pero que se le va a hacer.Todos tenemos cositas que hacer esta noche, es normal. 

- Pues yo voy en la dirección contraria asi que nos veremos poquito hoy. Pasalo bien y a ver si te da tiempo a hacerles una visita a todos tus "amigos". - le sonrío, mirando luego a mis acompañantes - Cuando queráis, a mí por aquí no se me ha perdido nada mas. Aunque luego me gustaría volver, si que parece divertido.

Echo un vistazo a la feria de nuevo antes de ir al coche o esperar a que Candy deje a sus presas. Iba a decir que huele bien... Y si no fuera por el olor a pelo quemado seguiría oliendo bien. Debería traer a Tony aquí. Seguro que nos lo pasamos bien. 

- Pasadlo bien, una pena...- Le dijo amable cuando dijeron que se iban. - Suerte con tu búsqueda. - Le deseó con una sonrisa traviesa a la joven.

Los seguratas recibieron todas las mercancias, metiéndolos sin miramientos tras una puerta enrejada donde deberían hacer cola como si estuvieran en la fila de una atraccion de un parque temático. Para aquellos hombres de polo rojo, no eran personas, solo mercancia donde ni siquiera las mujeres hermosas recibian una mirada lascia o un tocamiento inapropiado por su parte. Solo fría indiferencia y desdén.

Todos recibieron sus pagos, tanto el grupo de Candy como el de Sommerfield. Y si hubiera alguna queja, sería desechada de malas formas. Aquello era lo que había.

Candy guió a su grupo hasta el coche que hubieran decidido tomar* mientras que K siguió los pasos de Sommerfiel a donde él quisiera**

El joven no responde inmediatamente pero puedes oír un suspiro. Por lo demás, de fondo se oyen aún algunas risas y los quejidos de su otro compañero. 

- Digo que si son unas viejas con muñecas que explotan... - repite Abed tras la explosión. Por lo demás se mantiene en silencio y de vez en cuando le oyes algún gruñido o jadeo, mientras el otro chico sigue lloriqueando de fondo, seguido de algún comentario de "es que eres gilipollas", que por suerte no parece dirigido hacia el Profesor - Ya, bueno, es lo que hay... Espere, ¿solo cin...? - cortas la llamada y por el momento no parece que vaya a llamar de nuevo.

La megafonía volvió a abrirse para dejar de nuevo aquel ruido de estática, una risa algo desquiciada que duró algunos segundos de más y luego un carraspeo

"Perdón, pero es que nos lo estamos pasando tan bien...(se escucha un suspiro exagerado) Solo queríamos avisar de que ya son las 2 de la madrugada. Así que ir dandoos prisita en hacer vuestra cosas, ya sabeis... destripar, violar, torturar...."