Partida Rol por web

El pedal del acelerador iba suave como la seda, adaptandose a tu demanda. Tus manos se aferraban al volante con la excitación de quien sabe que está jugando al ratón y el gato, luchando por ver quien se comía a quien. El dolor ralentizaba los movimientos de K, pero eso no impidió que siguiera tu petición sin rechistar. Algo hizo click en tu cabeza de neurotico. ¿Porque colaboraba contigo? En una noche como aquella... si de verdad aquel tipo solo queria pasta ¿porque no ponia nunca una pega? ¿Porque te seguía a pesar de estar herido?

Mientras tu pensabas, él se asomó por la ventanilla y disparó el arma. Tus ojos ansiosos volvieron a clavarse en el retrovisor y viste claramente como a pesar de ganar muchisima distancia con el coche de tu enemigo, K acertó. Su bala atravesó la luna en el punto exacto para impactar de lleno en la cara de Holland. El vehículo perdió el control hasta estamparse.

Parecia que habias conseguido tu... ¿dulce venganza?

El coche se estampó tras el disparo.
- ¡Dios, te besaría solo por eso! - Exclamó a ver a ese cabrón estamparse al tiempo que frenaba y daba la vuelta al coche para acercarse al lugar del accidente.
Mientras se acercaba se sentía nervioso, miraba al coche con intensidad.
- ¿Qué pasó dentro del banco? - Le preguntaría a K - Estuve a punto de salir a buscar a las chicas del control de carretera a ver si me ayudaban a ir a buscarte, bueno les diría que se podían hacer con la pasta del banco, claro. - Explicó. 
Paró cerca y salió cubriendo ventanillas y puertas del coche preparado para desjarretar de un tiro a quien se moviera dentro o tratara de salir.
Aunque seguía hablando con K necesitaba comprobar que ese mamón estaba muerto.
- Primero comprobamos que esta muerto, luego comprobamos el autobús. - Se prometió. - Y cuando acabemos el banco... - Pensó.

A pesar del dolor, bajó del coche. Los hombros cuadrados, los andares pesados. No podias verle la cara, pero si escuchaste con nitida claridad el rechinar furioso de sus dientes.

Tu mientras habías asegurado la zona, cerciorandote de que no habia ningún peligro inminente. El tipo estaba dentro muerto sin duda alguna.

- Sacalo de ahí - casi parecia una orden ladrada como si fuera un perro rabioso. Si no le hacias caso lo haría él aunque le costara el doble. En cuanto tuvo su cara a mano, comenzó a golpearlo con saña. - ¡Devuelvenosla, cabroooooooooón! -

Se acercó como le habían enseñado en la academía, cubriendo al sospechoso y la línea de tiro a los asientos, se acercó para arrancarle la careta y confirmar su identidad.
K demando sacarle y Sommerfield no tuvo un apice de miramientos, se acercó a abrir la puerta y sacó a ese hijo de puta del asiento, poniéndole la pistola en la nuca y tirando de él para afuera con brusquedad, de modo que cayera sobre el asfalto(peso muerto), todavía no sabía que quería hacerle, si quería que respirara o no. Sintió un nudo en la garganta presa de la rabia y eso le hizo parpadear y en un abrir y cerrar de ojos vio como K se lanzaba sobre el cadáver con aquella furia que le sobresalto.
Le dejó desahogarse. Que se cansara, que quedara a gusto. Ese cabrón estaba muerto en el suelo
- ¿K... ? - Dijo confundido por sus palabras. "Devuelve nos la" - ¿Quién eres? - Le preguntó estrujándose los sesos.
Aún esgrimía el arma, pero la apuntaba al suelo, con una separación de un brazo de distancia, el entrenamiento no se olvidaba así como así. No obstante fuera quien fuera este tipo, le daba igual, solo le importaba que le había ayudado a quitarse unas cuantas piedras que llevaba acarreando muchísimo tiempo.

K tardó un buen rato en quedarse a gusto, golpeando la cara de ese hijo de puta entre crujidos y chapoteos hasta que no quedó más que un amasijo irreconocible. Después, K siguió encima de él, temblando ligeramente hasta que le hablaste. En ese momento se levantó torpemente, dejando caer el cuerpo de Holland con algo de asco. Se giró hacia ti, al principio sin decir nada y todavía temblando.

- Hijo...

Su voz sonaba mucho más distinta de lo habitual. Se había vuelto más suave, algo frágil y muy familiar. La habías escuchado en cenas navideñas, en vacaciones, visitas, y podrías reconocerle perfectamente si te lo encontraras por la calle en un día normal. Era la voz del padre de tu amor, del mismo que te había aceptado en su familia y que os había dado su bendición en la boda. Se llevó la mano a la máscara, pero negó con la cabeza y no llegó a quitársela. 

- Esta noche no somos nosotros mismos. Y espero que no tenga que repetirlo nunca más. - volvió a hablar con la voz del K de siempre, mirando al cadáver de Holland - Pero veo que los dos necesitábamos esto... 

Sommerfield contagiado por el sentimiento de K, por como había explotado le había puesto tenso, luego cuando K se volvió hacia él, con aquella voz. El nudo en la garganta le hizo asentir mudo. Y tras un rato abrió la boca para hablar pero no le salió nada la primera vez. A la segunda, con la voz partida, acertó a decir.
- Creí que sería una locura. Me lo dije un par de veces. - Le dijo. - Pero la locura hubiera sido no hacer nada... - Añadió en un susurro cargado de emoción y algunas lágrimas en los ojos que se sacó con el dorso de la mano, no sentirse solo en aquello era tan liberador como que hubiera acabado. Fue un momento de catarsis intenso en el que le estaba inmensamente agradecido a aquel hombre por no haberle dejado solo en aquello.

Sommerfield miró dentro del coche y en el maletero( igual ese cabrón llevaba algo útil, como algo con más calibre o el material que habían usado en el banco o lo que hubiera robado)
Al acabar de registrar el vehículo, momento que aprovechó para recomponerse le haría un gesto a su compañero para que se encaminaran
- Si estás bien ¿vemos que ha ocurrido con los del autobús? - Miró más allá de donde estaban hacia el autobús. - Me pareció ver que había pasajeros, pero no salió nadie. Y luego al bar donde comenzamos la noche a verla acabar.

K también terminó por asentir en silencio, mirando al hombre que yacía en el suelo con el cráneo destrozado. En el coche conseguiste encontrar unos 200 dólares de lo que parecía que había conseguido llevarse. El arma no era mucho mejor que la tuya, pero tenía una caja más de munición y una mirilla que podrías quitar perfectamente de su pistola para equiparla en la tuya. 

- Me parece... bien. - asintió, como si esa palabra hubiera tomado otro nuevo sentido después de lo ocurrido esa noche. 

Al acercaros al bus, viste que el humo que salía del capó era cada vez más denso. Lo más probable era que explotara de un momento a otro. Se oían gritos y golpes en el interior y de pronto la puerta del conductor se abrió, dejando salir a una mujer herida y algo tambaleante que aún no os había visto.

Sommerfield se acercó con la pistola orientada a la entrada del autobús, cubierto unos metros atrás por K, ya que no se podía mover con fluidez por su pierna, quedaría a cubierto a unos metros, buscando todavía a los que quedaban de los 5, esperaba encontrar a otro muerto en el asiento del conductor, pero en tensión, por eso ver bajar a alguien cuando dentro parecía haber gente atrapada le hizo saltar como un resorte.
Se movió rápido para colocarse detrás de la mujer, si resultaba ser Ching(la única mujer del grupo que era su objetivo), dispararía sin más en su nuca(lamentaría no poder mirarle a los ojos, pero la situación parecía crítica) y se cubriría por si alguien devolvía el fuego desde las ventanillas.
Si no era Ching, sin fiarse de su reacción y alerta sobre lo que pudiera hacer la interrogaría a punta de pistola sin más sobre el estado del interior con preguntas escuetas:

“Siento los modales, pero es la noche que es.”, “¿Cuantos hay dentro?”  “¿Alguno armado?”, “¿Por que no salen?”, “¿Donde y en que estado?”, para hacerse una idea de lo que iba encontrar dentro y poder reaccionar más rápido al saber que buscar.

Al acercarte mejor, ves que más que una mujer adulta es una chica joven, vestida con un largo vestido azul, más parecido a una túnica digna de una secta. La chica te mira a ti y a K confundida y vuelve la mirada hacia el interior, donde aún se oyen gritos. 

- ¿Cuántos... veinte? ¡S-solo hay uno armado! ¡Por favor, tenéis que sacarlos de allí! ¡Nos equivocamos! ¡Todos nos equivocamos! - chilla la joven, agarrándose el pelo por la desesperación. 

- Esto puede explotar de un momento a otro... - gruñe K, tirando de la chica para apartarla de ahí y mirándote a través de su máscara. Por un momento podrías decir que parece preocupado, pero lo único que hace es preparar su arma - Pero si vas a entrar, hagámoslo rápido.

Sommerfield se preparó para buscar a la persona armada en cuanto subiera y abatirle de un tiro, inspiro y usando los primeros asientos y la escalera por al que se subía al autobús de cobertura se fue para adentro.

Al entrar en el bus, te encuentras con varios cuerpos dentro, todos de chicos jóvenes y todos vistiendo las túnicas azules que lleva la chica que ha salido. Un hombre, sin máscara y con un hacha de incendios, está encargándose de acabar uno a uno con los chicos que se encogen en sus asientos aterrorizados ointentan escapar de él sin éxito.

- No lloréis, esto es lo mejor para vosotros... Pronto llegaremos... - va diciendo el hombre en un tono tranquilizador, a pesar de estar destrozando huesos y carne sin prisa pero sin pausa.

Al fondo del bus, donde todavía no ha llegado el hombre, hay una mujer más adulta, con los ojos cerrados y rezando, rodeada por varios jóvenes que le tiran del brazo para que haga algo. El hombre del hacha se gira al verte y alza su arma hacia ti.

- ¡No vendrás a quitarnos la iluminación!

No dudo en disparar pero el espectáculo dantesco de dentro le hizo dudar, el arma se fue ligeramente  hacia arriba  y dios sabe donde acabaría la bala, probablemente atravesara la chapa del techo, pero antes de que pudiera darse cuenta tenía a ese tipo encima el hacha hizo un arco extrañamente corto para el poco espacio que tenía pero le golpeó en el abdomen haciendo que cayera escaleras abajo. Sommerfield hizo por tal cosa, para que K desde fuera le pudiera cubrir.
- Hmmph. - El golpe en caliente no dolió tanto como dolería después.
Rodó para quedar de espaldas apuntando a la entrada del autobús a la espera de que ese cabrón saliera con si hacha a acabar el trabajo. Notaba la herida y el calor de la sangre  empapando la ropa, el chaleco no había resultado demasiado efectivo. Lucho por mantenerse consciente a al espera de que ese cabrón se asomara para dispararle.

El sonido de la bala perdida rebota por todo el bus, provocando una nueva oleada de gritos y que la mujer del fondo abra los ojos, sorprendida. Pero más importante es el hacha del hombre, que impacta contra tu cuerpo con un siseo metálico. Detrás de ti, notas cómo tu suegro te sujeta y oyes disparos, pero te cuesta ver la escena. La vista se te oscurece cada vez más mientras te atragantas con la sangre que te inunda la garganta. El tajo parece que ha sido más profundo de lo que esperabas y lo más seguro es que no puedas disparar por segunda vez... nunca más. Lo último que oyes es la voz de tu suegro y sabes perfectamente que cuando habla, no se refiere a la chica del bus.

- ¡Tenemos que salvarla, Ludge! ¡Ni se te ocurra caer aquí... aún tenemos que salvarla...! 

Pero ya es demasiado tarde para ti.