Partida Rol por web

Sus ojos te sondeaban, intentando leer o descubrir a saber que... Un quedo suspiro.

- Está bien - se volvió para coger un boli y un post it de un cajón de la mesa y anotó con rapidez un número de telefono. Te tendió el papel sostenido entre dos de sus dedos - Le dicen Señor K. Viene todo los años. Es muy bueno en lo suyo. O eso dicen todos. - se encogió de hombros levemente dando a entender que no podia decirte mucho más.

Escuchasteis ruido fuera. La gente ya comenzaba a llegar. El primero en ver cuando salisteis era un tio bastante corpulento

- Vamos Jessie. No tengo toda la noche - bromeó con ella cuando la vió detrás de ti - Me han dicho que hay un museo de tias buenas donde puedes sobarlas todo lo que quieras. Todas bien ataditas y calladitas. Que delicia - rió con fuerza mientras tomaba asiento en el taburete donde habias estado tú hacia un rato.

Por la puerta entra una chica rubia vestida de novia y parece asustada. 

Tú tenias la opción de llamar desde tu movil o desde una cabina que habia en una esquina, al lado de los aseos.

Wendy para el coche cerca del bar de Jessie, sale, cierra lo más rápido que puede y echa a correr hacia el interior del bar, por si acaso el que la sigue decide dispararla.

Sabias que te habia visto. La viste frenar de golpe con un chirriar de neumáticos. Se bajó cerrando con nerviosismo el coche antes de salir corriendo con una escopeta en la mano y a pesar de ir armada viste miedo en sus ojos cuando giró el rostro para ver si la seguías antes de meterse en un bar cuyo letrero decia

"El bar de Jessie"

No te parecia una encerrona. Pero a saber..

Cerca tuya viste pasar una especie de ambulancia, despacio, como si las dos personas que fueran dentro observaran todo. 

A pesar de mantenerse a distancia y haber circulado con las luces apagadas, el inexistente tráfico hacía imposible poder pasar desapercibido.

El brusco frenazo terminó de confirmárselo. Frenó y detuvo el todoterreno, sin apagar el motor, a distancia, con una mano sobre la escopeta por si acaso.

La chica, al bajar de su coche, mostraba una expresión totalmente distinta a minutos antes. Del descaro con el que le había lanzado aquél beso provocador había pasado a una expresión totalmente distinta.

Había visto esa mirada muchas veces, reconoció el miedo que asomaba en sus ojos… 

La observó más detenidamente, obviamente iba armada, pero trataba de dilucidar si había salido esa noche como Purgadora, como le pareció en un primer momento por aquella actitud descarada, o si por el contrario se trataba de una víctima que huía de alguien, tal y como parecía en esos momentos…

No obstante, vio que entraba en el bar de Jessie, seguramente buscando refugio…

Durante todos los años que había participado en La Purga, había visto y conocido lugares en los que uno podía refugiarse, donde no se permitían las armas y se podía pasar la noche tranquilamente.

Alguna vez había usado estos lugares, sobretodo como punto de reunión para formalizar algún contrato, alguna entrega… incluso en algunos se podían conseguir armas y mercadear…

En vista que Candy no contestaba, decidió dedicar unos instantes a evaluar la situación y ver cual sería su próximo paso… 

El comportamiento de la chica resultaba, cuanto menos, extraño, hasta errático, pero ¿Quién de los que salía aquella noche estaba en sus cabales?¿Sería una pérdida de tiempo y un riesgo innecesario?

Por otra parte, llevar al chófer toda la noche en el maletero no era una idea que le entusiasmara… quería deshacerse de él lo más rápido posible… pero dado el silencio de Candy, tendría que esperar…

En esto estaba cuando vio una ambulancia aparecer por la calle.

Estas ambulancias "patrullaban" las calles ofreciendo ayuda médica y había una "norma implícita" que las hacía un sitio seguro y no podían ser atacadas…

Aún así, había que tenerlos bien puestos, o estar rematadamente loco para hacer lo que hacían aquellas personas que, sin duda alguna, merecían su respeto por su valentía o temeridad. Aunque en ciertos casos, daba igual cómo se llamase…

Cuando pasaron por su lado, inclinó la cabeza a modo de saludo, y aprovechó tambien para evaluarlos… En esa noche no había reglas, y pudiera ser que algún "espabilado" hubiera querido aprovecharse del estatus de la ambulancia para hacer de las suyas… La cicatriz (una de tantas…) que tenía en el costado comenzó a picarle, recordándole lo que pasó una vez en Central Park… Desde entonces, había colocado a ese tipo de gentuza en un puesto muy alto en su ranking de objetivos.

Comenzaba a inquietarse un poco. Era extraño no tener noticias de Candy todavía… En cuanto la ambulancia pasara de largo, volvería a llamarla a ver qué pasaba...

Me deshago de la escopeta rapidamente y entro trotando al bar de Jessie. Me paro en la entrada al escuchar a un burro hablar de un museo de tías buenas y todo eso, sin tener claro cómo reaccionar a eso. Perdona??? Vale, si, es la Purga, que hagan lo que quieran... Pero no aquí. Esquivandole todo lo que puedo, me acerco a la barra donde está Jessie, quedandome lejos de él. 

- Oh, atiéndele a él primero, no pasa nada, no es como si hubeira venido corriendo por un loco que intenta matarme. En qué mundo vivimos, eh? De verdad... - suelto una risita nerviosa dando golpecitos con los dedos en la mesa. 

Echo un vistazo al bar, no parece haber mucha gente aparte de un tipo guapo* al que saludo con un guiño y una sonrisita, antes de volver a mi cara triste y asustada para mirar a Jessie. 

- Creo que está enfadado por haberle robado su coche, asi que con un poco de suerte se lo lleva y se marcha de aqui... - sigo hablando, sin importarme si me hace caso o no - Pero a lo que iba, ya sabes por qué estoy aqui. ¿Sabes algo de mi mar... ex...? - trago saliva, con la bilis a punto de salirseme por la boca - De Tony, cariño. - termino por decir, mas tranquila.

Claramente la rubia estaba buscando refugio. Y si habia algo abierto aquella noche de sangre y destrucción sería un sitio donde no permitirian las armas y el segurata de la puerta le requisaria aquella escopeta que llevaba la mujer. O eso era lo normal.

  Aquella ambulancia seguía circulando despacio, y al pasar a tu vera, ambos pasajeros te miraron. El conductor  te miró de forma analitica, casi con indiferencia, y no llevaba máscara ni disfraz alguno. Se notaba cada músculo de sus enormes brazos remarcarse contra la camiseta de lycra que llevaba debajo del chaleco antibalas. Una sobaquera le cruzaba el pecho y podias ver la culata de su arma asomar.

 De copiloto, habia una chica menuda, con otro chaleco antibalas y una cruz roja bordada en un lado, ella te miraba con cautela, como si temiera que fueras a saltarle encima en cualquier momento. Contuvo la respiración cuando cruzó sus ojos con los tuyos mientras que él tipo que iba al volante te devolvia el saludo sin detener el vehículo en ningún momento.

- Gracias... - Dijo Kevin a Jessie. "Si sobrevivo a esta noche buscare un modo de compensarte" quiso decir, pero le pareció una promesa demasiado grande.

Aquella mujer le desconcertaba, el momento de las preguntas pasó rápidamente, si había hecho pocas preguntas o por el contrario, las preguntas equivocadas, era ya tarde, fuera el bar comenzaba a llenarse de gente, a cobrar vida, el primero en llegar fue un maromo que parecía conocerla. Un cliente habitual de todos los años, quizá.

- Iré a llamar - Dijo sin más tras la interrupción del mamotreto.

Se dirigió a las cabinas telefónicas cuando entró aquella mujer exigiendo atención. Y preguntando por su ex. Que curioso... parece que la gente venía aquí a buscar a sus victimas. La pregunta de la mujer provocó que dedicara una mirada mas curiosa que otra cosa a Jessie nuevamente.
- Buenas, señora - Dijo a la mujer alterada conforme asaba a su lado rumbo a las cabinas y marcar.

En la cabina se limito a echar monedas, y marcar. El tono comenzó a sonar enlatado en el auricular. Y los nervios de Ludge fueron en aumento. ¿De verdad a quien estaba llamando? ¿Con quien se estaba mezclando? ¿Merecía la pena?

Mientras Sommerfield iba a llamar, la mujer inspiró despacio mientras escuchaba las palabras de aquel enmascarado salido. Su bar en un lugar seguro y tenia que aceptar a todo aquel que entrara y siguiera sus reglas aunque no le gustara lo que escuchara. Y allí escuchaba de todo, eso desde luego.

- ¿Lo de siempre entonces? - no esperó respuesta, pues enseguida se volvió para coger un vaso y llenarlo de hielo. Cuando estaba cogiendo el Whisky, apareció aquella chica rubia salida de la nada. La miró con una ceja alzada mientras abría la botella.

-Cielo ¿quien te crees que soy? - devolvió la mirada a Sommerfield con cierto tono divertido pues no era la primera vez que le pasaba - No soy un gps. Y me temo que no se quien es ese Tony o como encontrarlo - deslizó la bebida hasta colocarla delante del hombre enmascarado.

- Pero no te preocupes que aquí ese tio no te tocará. Dime que te pongo... - le sonrió con simpatia esperando su respuesta

Llamaste y al tercer tono te lo cogieron. Se escuchaba ruido de motor de fondo, por lo que deducias que el tipo iba dentro de un vehículo.

Intercambiasteis algunos datos. Él pedia mucho dinero, pero era asumible. Él te preguntó si habia alguien más que echara una mano, pues ellos eran 5 y vosotros solo 2. Acordasteis un sitio y una hora. No había mucho más que añadir....

Poca pinta de sanitario tenía aquél tipo… Aunque no había ninguna ley que les prohibiera ir al gimnasio. 

Pero no, su actitud y la calma que mostraba, comparado con la chica, demostraba que era un tipo duro, quizá exmilitar, puesto allí para proteger a la ambulancia.

Intentó, sin éxito, buscar algún tatuaje que le diera alguna pista… marine, ranger… a saber. Pero le agradó la idea de que alguien pusiera protección a las ambulancias, tanto el chaleco como un gorila, en este caso casi literalmente, y que esa gente pudiera ayudar a los demás durante esa noche.

Meditó unos instantes, mientras observaba al vehículo alejarse… Quizá podría hacer lo mismo el próximo año, dedicarse a proteger pero… no… alguien debía hacer limpieza, y tenía todavía muchos asuntos pendientes. 

Además, necesitaba saciar su espíritu con la sangre de la escoria.

Candy seguía sin contestar. Dejó un mensaje en su buzón de voz y envió un whatsapp: "llámame cuando puedas"

Era hora de seguir avanzando, no iba a estar toda la noche esperándola. 

"El bar de Jessie"... Observó el cartel unos instantes, evaluando el lugar y esperando ver si aparecía alguien que persiguiera a la chica.

Dejaría el todoterreno cerca de la puerta, encarado hacia una vía de escape despejada por si hiciera falta.

Investigaría aquél garito, a ver qué era lo que se cocía allí dentro… Si era un refugio seguro, si se podía encontrar algún tipo de trato y ver quien era la tal Jessie y cómo era que regentaba un sitio así…

Comprobó las ataduras y mordazas de su huésped del maletero. Todavía viviría algo más… Con tono calmado, le dijo-- Si montas jaleo, piensa que yo puedo hacer más ruido que el que tú puedas hacer -- le mostró el cañón de la escopeta para mostrarle la metáfora. Cerró el vehículo y manteniendose alerta, se dirigió a la entrada del bar de Jessie.

Le dedico una sonrisita al tipo guapo que me saluda y luego me fijo en Jessie, sin entender muy bien que quiere decir. Si es lo que pregunta todo el mundo, algo deberia saber. Al menos no me atacará el loco del coche. 

- Ponme un Sex on the beach, cariño. - respondo mientras me coloco bien el vestido de novia y me siento en un taburete - Me dijeron que aqui podría encontrar información. Y hablo de Tony Jefferson, por supuesto. Antes vivía en Stuyvesant Town pero creo que se ha mudado este año... - suspiro - Un hombre alto, guapo, de mediana edad, con la cara algo cuadrada, alto cargo de American Express, sin muchos escrúpulos... ¡Ya sabes, Tony! - repito. Como es que no se entera?? No debería ser muy dificil encontrarle, no?

Entraste y el lugar estaba iluminado en rojo. Un hombre te pidió tus armas. Podias ver como tenia ya algunas en el armero que acaba de abrir para guardar la tuya y poder darte el nº correspondiente. Luego te señaló una puerta que te condujo al interior del local propiamente dicho. Tras la barra habia una chica

Dandote la espalda dos personas. Una chica vestida de novia, la cual reconociste, y un tipo enmascarado que parecia escuchar la conversación de las dos féminas

(Wendy) - Me dijeron que aqui podría encontrar información. Y hablo de Tony Jefferson, por supuesto. Antes vivía en Stuyvesant Town pero creo que se ha mudado este año... - suspiro - Un hombre alto, guapo, de mediana edad, con la cara algo cuadrada, alto cargo de American Express, sin muchos escrúpulos... ¡Ya sabes, Tony! -

(Chica de la barra) -Te lo repito otra vez, cielo. No se de que coño me hablas - apoyó con algo de fuerza la botella con la que habia servido al otro tipo sobre la barra. Suspiró antes de volverse para preparar el cóctel que se le habia pedido.

Otro tipo al fondo estaba usando el teléfono del bar y parecia hablar con alguien

Todavía con la ceja levantada, Jessie respondió a la rubia sin llegar a mirarla.

-Te lo repito otra vez, cielo. No se de que coño me hablas - apoyó con algo de fuerza la botella con la que habia servido al otro tipo sobre la barra. Suspiró antes de volverse para preparar el cóctel que se le habia pedido.

Viendo que no tienes nada más que decirle, el tipo te cuelga rápidamente. 

Con calma entregó la escopeta y el machete al "armero" tras saludarle. Hasta el momento todo parecía como cualquier otro "refugio" que uno podía encontrar por la ciudad.

Había conocido varios, unos se mantenían, otros lamentablemente, no habían sobrevivido a la voracidad de las bestias que salían a repartir muerte durante la noche.

No todo el mundo respeta las normas excusándose en que "no hay normas"...

Debes tener cierta reputación para conseguir mantener un refugio y que la escoria lo respete… A ver si la tal Jessie tenía lo necesario...

Al traspasar la puerta decidió no quitarse la máscara por el momento, y durante esos instantes en que permaneció en pie frente a la puerta mostrando su envergadura. (1,85 cm - 100 kgs) aprovechó para evaluar rápidamente la estancia, la disposición de barra y mesas, posibles salidas y entradas alternativas… Toda la experiencia acumulada con el paso de los años le hacían realizar aquél "ritual" de manera casi automática.

La chica con el vestido de novia parecía la única fuera de lugar allí. El enmascarado y el tipo del fondo que hablaba por teléfono no desentonaban tanto.

Tras la barra, la camarera parecía importunada por las constantes preguntas de la "novia", quien no podía haber elegido un atuendo menos práctico ni apropiado para aquella noche.

Daba una descripción, nada concreta, de un tipo… alto, guapo, ejecutivo… Lo que le llevó a pensar fugazmente en Colton… Le había quedado una sensación agridulce, no salió como tenía planeado, pero la vida tiene esas cosas.

No se había molestado siquiera en quitar la sangre que había salpicado el chaleco táctico y parte de la guerrera de camuflaje… Seguramente tuviera algún chorretón corriendo por su máscara también… Dejaría que cada cual juzgase su aspecto como quisiera.

Localizó un lugar en la barra donde dispusiera de buena línea de visión de la entrada. Si alguien había estado persiguiendo a la novia lo más probable era que entrase allí también.

Se sentó en un taburete e hizo un gesto con la mano para llamar la atención de la camarera. Tenía curiosidad por saber qué se cocía allí dentro.

Mientras esperaba que se acercara, echó un vistazo a su móvil… El silencio de Candy comenzaba a tornar su impaciencia en preocupación...

- Ahora voy, guapo - dijo con simpatia a John. Indudablemente era la misma fórmula que usaba con todos, pues su rostro seguía cubierto con la máscara. Siguió preparando el cóctel con maestria tras la barra. Habia una pequeña puerta en un costado de la misma, donde seguramente tendría un pequeño almacén. Al otro lado de la barra pero más alejado habia otra puerta, por la que podria pasar cualquiera sino fuera por el cartel de "solo personal autorizado" y el dibujo de una mano enseñando el dedo corazón.

Cerca de la cabina de teléfono estaba lo que parecian los aseos. Habia un par de extintores repartidos pero no sistema anti incendio, seguramente porque si habia ceniceros por las mesas es porque se permitia fumar. No habia ventanas pero si un buen sistema de ventilación en el techo.

Habia algo en la forma en que se movia la chica que llamaba la atención. Femenina pero algo ruda a la vez. Confiada incluso con dos tipos enmascarados en su local. Se notaba que hacia ejercicio y no solamente cardiovascular.

- A ésta te invito yo. Por el disgusto de tu novio - le guiñó un ojo a la rubia antes de acercarse a Doe y apoyar una mano en la barra mientras la otra lo hacia en su cintura - Ahora si. Dime que te pongo -

Dejo caer la cabeza sobre la barra enfurruñada. Quién iba a decirme que encontrar a alguien durante la Purga iba a ser tan complicado?? Vale que fuera de la Purga tampoco le he encontrado pero vaya.

- Y no se te ocurre algún sitio donde vaya... Gente de su calibre? Ya sabes, gente adinerada, pero no lo suficiente como para poder unirse a las fiestas de los Nuevos Padres Fundadores. Alguna otra fiesta menos rica. - me encojo de hombros, sin saber muy bien si existe algo asi. Entonces es cuando llega cierto tipo* por la puerta. Casi doy un respingo en el asiento al levantarme y sonreirle casi emocionada, dando golpecitos con la mano sobre la mesa - Pero bueno, mira quien ha llegado! Ya me has encontrado, contento? Tienes algo importante que decirme??

No sabiendo a donde se dirigían sus presas todavía y a falta de un lugar mejor donde encontrarse, Sommerfield le indicó que estaba en el local de Jessie para que se reuniera allí con él. Tras colgar el teléfono quedó en silencio un instante, quieto ene l sitio ¿Qué estaba haciendo? Preguntaba un rincón de su mente.

Volvió hacia el interior del bar a esperar al tipo mientras observaba la fauna que se iba reuniendo allí. La mujer quería encontrar a alguien y otro hombre también enorme entraba por la puerta, a quien la primera parecía conocer de acuerdo a como se saludaron entre si. Sommerfield se volvió a acercar a la barra.

- Es un tipo de pocas palabras... me ha dejado un poco descolocado... - Reconoció al volver a la barra a Jessie cuando le dieron un respiro, no era una recriminación, no era una queja, sencillamente por rellenar el silencio.

Se sentó a esperar en un taburete. Y por un instante se preguntó si tendría problemas al salir de allí o no. Igual alguno de estos le seguía para celebrar la fiesta como merecía.

- Ahora voy, guapo - dijo con simpatia a John. Indudablemente era la misma fórmula que usaba con todos, pues su rostro seguía cubierto con la máscara. Siguió preparando el cóctel con maestria tras la barra. Habia una pequeña puerta en un costado de la misma, donde seguramente tendría un pequeño almacén. Al otro lado de la barra pero más alejado habia otra puerta, por la que podria pasar cualquiera sino fuera por el cartel de "solo personal autorizado" y el dibujo de una mano enseñando el dedo corazón.

Cerca de la cabina de teléfono estaba lo que parecian los aseos. Habia un par de extintores repartidos pero no sistema anti incendio, seguramente porque si habia ceniceros por las mesas es porque se permitia fumar. No habia ventanas pero si un buen sistema de ventilación en el techo.

Habia algo en la forma en que se movia la chica que llamaba la atención. Femenina pero algo ruda a la vez. Confiada incluso con dos tipos enmascarados en su local. Se notaba que hacia ejercicio y no solamente cardiovascular.

La mujer se quedó mirando a Wendy como si la estuviera calibrando.... - Solo he oido hablar de una... "caceria" cerca de Central Park, pero creo que si que acuden altos cargos... - puso la copa delante de la rubia - A ésta te invito yo. Por el disgusto de tu novio - le guiñó un ojo antes de acercarse a Doe y apoyar una mano en la barra mientras la otra lo hacia en su cintura - Ahora si. Dime que te pongo -

El tipo de la mascara se volvió hacia Wendy en actitud socarrona. Quizás intentando ligar - Yo conozco un sitio donde un tio expone verdaderas obras de arte - rió con ganas - el tipo maneja una gran empresa y todos los años monta un museo con mujeres muy muy bellas - se levantó para acercarse más y mirarla desde su altura mientras acariciaba su brazo con el envés de uno de sus dedos enguantados

- ¿Quieres acompañarme, preciosa? Quizás tu ex esté allí... -

En ese mismo momento sonaba el teléfono de John Doe.