Partida Rol por web

Lo había visto muchas veces, gente que creía que la solución a sus problemas era erradicarlos de un plumazo y por eso pensaban que esta era la noche adecuada… Y esta chica estaba en esa línea, y no le cabía ninguna duda que nunca había matado a nadie. 

- No, no me interesa - por muy dolida que estuviera no consideraba que sus motivaciones fueran una justificación para matar a alguien. - Pasa página... No se acaba el mundo por eso.  Como dices, podrás encontrar a otro y rehacer tu vida, eres joven y guapa, no creo que te cueste mucho... Y no querrás  llevar esto sobre tu conciencia. Si encuentras a alguien más ¿También lo matarás cuando te surjan dudas o tengais problemas? - se dio dos toquecitos en la máscara a la altura de la sien - Piensalo bien -

Ya había perdido demasiado tiempo y, a parte de la localización del refugio de Jessie, estaba convencido de que allí no iba a sacar nada más.

- Lo mejor que puedes hacer es no salir de aquí e irte a casa cuando acabe la noche. Sigue con tu vida. - 

Miró su reloj, no quería hacer esperar más a Candy. Se giró hacia Jessie - Gracias por la info. Suerte. - 

Se volvió hacia la chica una última vez, inclinó la cabeza a modo de saludo y se dispuso a salir del local en busca de Candy.

La chica no era mala. Simplemente estaba dolida y eso le había llevado a tomar una decisión drástica y precipitada, aunque lo más probable era que, aunque encontrase al tal Tony, no fuera capaz de matarlo, y quizá ese tipejo no tuviera el mismo reparo que ella.

Pero ese no era su problema. Ya le había dicho lo que podía hacer, y visto lo visto, sabía que no iba a hacerle caso. Todo el mundo piensa que lo sabe todo, y cuando ha tomado una decisión, pocas veces son capaces de ver la realidad.

Tampoco merecía ser Purgada, ni humillada en la Feria de la Carne, aunque consiguiese eliminar al tal Tony, aunque considerase que sus motivos no eran suficientes, entendía que para ella pudiera estar justificado. Cada uno tenía una visión propia de la realidad.

Quizá podría ayudarle a buscar a Tony y ejecutar su venganza, pero entonces tendría que eliminar a media Nueva York sólo por haber sido infiel. Demasiado trabajo, y no disponía de tanta munición, y tampoco estaba dentro de su visión de la Purga.

Lo que sí tenía claro era que debía ser cuidadoso con su reacción. Una chica despechada, siendo rechazada de nuevo podría convertirse en un peligro.

Estaría en guardia al salir del local y, una vez recuperadas sus armas, con el machete rajaría las ruedas de su coche, tanto para intentar que se quedara en el bar de Jessie como para impedir que cometiera el error de seguirle.

Si el tipo de la máscara todavía rondaba por allí, apuntaría el número de su matrícula. Aquél si parecía merecerlo.

Bajo los labios en un gesto triste al ver que mi perseguidor no tiene ganas de seguir persiguiendome aunque luego levanto una ceja sorprendida al ver que tampoco se queda corto con halagos. Levanto la mirada y me doy unos toquecitos con el dedo en la barbilla, pensando. Mataría a otro que no fuera Tony solo por dejarme plantada? No, claro que no! Tendría que esperar a la Purga para hacerlo. Y además Tony es especial, no creo que encontrase a otro como él...

- Ya lo he pensado bien. - digo rapidamente, viendo que se va - No deberías decirle esas cosas a alguien cuando tu también vas a salir a purgar, sabes? Es un poco irónico. - sonrío, dejando en vaso en la mesa - Pero si tan preocupado estás, supongo que me puedo quedar aqui un ratito más. 

Me encojo de hombros y me siento en la barra, pensando en el siguiente coctel mientras miro como mi perseguidor se marcha...

Bueno, todo seguía tranquilo(pese al especto del gigante y la actitud de la señorita), la sorpresa de la mujer por la preocupación del hombretón fue también de Sommerfield. Aquel no era un mal consejo pero no parecía que fuera a hacerle caso, parecía presa de una obsesión como la del propio sommerfield, era fácil sentirse identificado con ella.
Sonrió cuando la jovencita señaló la ironía.
 "Quiere reclutar gente..."  Pensó al final comprendiendo el método de Wendy acompañado de una sonrisa al creer comprender lo que la joven hacía. Se acomodó en la silla y miró a esos dos.  "¿Pero sabe a quien está reclutando?"
Siguió atento al careo, mientras observaba a John. Quizá pudiera reclutarles ¿Pero el mismo tampoco sabía como de estables y fiables eran ellos?

  No te fiabas. Punto. Cuando te disponias a salir al exterior, con tus armas intactas y sin pegas, otro tipo enmascarado entró y se detuvo a charlar con el portero mientras entregaba su rifle y su cuchillo de caza. No le diste mayor importancia y cruzaste la puerta. Desde luego, conocer aquel sitio era un buen adquisitivo para aquella noche, ya que te serviria para ésta y futuras purgas también.

 Miraste alrededor para asegurarte que todo estaba bien y que no había peligro.

Salvo aquellos tipos que estaban centrados en un coche a bastante metros de distancia, no había nadie en esa calle. Te encaminaste al coche de la rubia y con el machete rajaste las ruedas. Una vez montado en tu propio vehículo te preguntaste con quien estaría tu aliada. Pronto lo averiguarias, o eso pensaste. Arrancaste y te dirigiste a tu cita con Candy. Solo tenias que pensar por donde...

John sale del local al poco de haberlo hecho el otro enmascarado. Y a los pocos minutos entra otra tipo. LLeva una máscara metálica y un uniforme que parece de policia, pero Sommerfield sabe que no lo es.

Se acerca a la barra andando como si fuera un cowboy de los de antes y hace un barrido para poder interpelar a la camarera en caso de que el único tipo del local no se quien busca

- ¿Alguien buscaba al señor K? - Un denso silencio se instala mientras Jessie hace un gesto disimulado señalando a Sommerfield

No prestó más atención a la reacción de la “novia” y se dirigió al exterior. Una vez recogidas y comprobadas sus armas, vio que realmente el sitio era de fiar. Ya le pasó una vez que le “confiscaron” sus armas por las bravas. Había entrado en un sitio que no era realmente un refugio, por culpa de una información falsa. Aquella vez se vio obligado a retirarse y acabó la noche en casa.

Al año siguiente, el traicionero contacto lo pagó con su vida. En el fondo del río no podrá volver a engañar a la gente.

Otro enmascarado, entró en el bar de Jessie, uno más de tantos como él que rondaban la noche. Tambien había un grupo, como otros tantos vándalos que quemaban coches, contenedores o destrozaban escaparates y saqueaban tiendas solamente para satisfacerse, sin un motivo genuino, solamente porque podían hacerlo sin consecuencias… Les ignoró, aquellos asuntos no eran de su incumbencia. 

Rajó las cuatro ruedas del coche que había conducido la “novia”, sin duda eso solamente la retrasaría, seguramente intentaría saciar su obsesión contra el tal Tony y consiguiera contratar o embaucar a alguien para que la ayudara. Había mucha gente dispuesta durante la noche. Aunque el precio que tuviera que pagar no iba a gustarle.

Se dirigió al maletero, a comprobar el estado del chófer. Al acercarse no había escuchado ruido, así que podría ser que se hubiera comportado, tal y como le “sugirió”.

Comprobó rápidamente el estado de su todoterreno, una vez hecho, arrancó el motor. Antes de ponerse en camino, envió un mensaje de texto a Candy: “envíame ubicación, voy en camino.”

Durante un segundo le asaltó de nuevo la curiosidad. Cogió el móvil de Colton, desbloqueándolo con el dedo amputado que previamente había guardado en su guantera.

Buscó en la agenda si entre algunos de sus contactos se encontraba el tal Tony Jefferson.

Candy le había dicho de verse en Central Park, pero no era precisamente un sitio pequeño. De todas maneras, debía dirigirse al norte, por lo que el primer lugar que debía atravesar era Chelsea, luego se dejaría guiar por el GPS, dependiendo si tenía que ir al Este u Oeste del Parque.

Sommerfield se incorporó cuando apareció el enmascarado para acercarse.

- Yo - Le dijo incorporándose. - Bueno, hemos hablado poco antes por teléfono, pero tengo un problema con 4 tipos y querría que me ayudara. - Explicó - Son 3 hombres y una mujer, y esta noche se han ido de excursión. - Le explicó

- Me han dicho que usted puede ayudarme. - Concluyó esperando que dijera algo.

Viendo que me iba a perder parte de la diversión, dejo la copa sobre la barra con un par de billetes para pagar el precio habitual de una bebida. No se como de inflado estará durante esta noche, pero al menos pago una parte. Le dedico una sonrisa a Jessie y me despido con la mano del chico guapo, viendo que está también ocupado.

- Gracias por la información, cariño. No me gusta dejar deudas sin saldar pero puede que vuelva esta noche. - me despido de la camarera y salgo por la puerta. Como que se va a ir sin mí...

Wendy salió y Jessie parecia atenta a sus cosas, quedandoos dentro de cierta intimidad. El hombre no tomo asiento, solo se quedó de pie, enfrente tuya, con una mano apoyada sobre la barra. Su respiración reverberaba contra la máscara de metal mientras no decia nada. Así un minuto, más o menos.

- Puedo ayudarte - Fue su escueta respuesta - ¿Los quieres muertos? Yo necesito ganado para venderlo en la feria. Más un plus. Por el riesgo que conlleva - su voz estaba carente de emoción alguna. No habia risa, ni comentario jocoso. 

- ¿Vamos? Tengo la furgoneta fuera -

El hombre del maletero no se movía y estaba vuelto hacia el interior, por lo que no le veias la cara, pero respiraba tensamente. Los pantalones mostraban humedad en cierta zona.

Tu coche estaba bien y subiste en él. Cuando cogiste el móvil y buscaste en la agenda de Colton, viste un tal Tony (Broker), pero ¿sería el mismo? Era dificil de saber en una ciudad tan grande como era Nueva York.

Candy no parecia haber leido tu mensaje de momento, pero aún te quedaba algo de tiempo antes de llegar a Central Park. Arrancaste e iniciaste camino por Chelsea

Wendy sale por la puerta justo cuando John arranca su vehículo. Parece ser que va dirección Chelsea

El tipo parecía venir a saco(que raro que no preguntara más, eso le puso en guardia). Quería salir de allí ya tras sus presas.

- El pago no será problema. - Le aseguró - Pero no sé donde han ido, van en una furgoneta del departamento de policía, en uno de sus laterales han uesto con spray  "Murder INC." - Explicó

- Pero no sé a donde se han dirigido, parece que van a hacer varias paradas a lo largo de la noche e imagino que sea en las cercanías del barrio, pues operan aquí. - Explicó. - Un instante.

Levantó el dedo pidiéndole un segundo y se acercó a Jessie.

- ¿Me ayudas a encontrar a mis amigos? - Dijo escribiendo su Nº de teléfono en la servilleta para darselo. - No sé como te lo podría pagar, pero lo haré. - Dijo muy serio.

El tipo te miraba sin inmutarse, sin decir nada. Te acercaste a Jessie y te miró sorprendida pero recogió el número que le tendías - Está bien, si los veo te llamo - asintió con suavidad para enfatizar sus palabras y se guardó el papel en el bolsillo trasero de sus jeans.

Luego saliste junto al señor K del local. Te devolvieron tus armas y justo al salir al exterior algo se enrrolló en tu tobillo con fuerza, tirando de ti y logrando que cayeras al suelo para arrastrarte por la acera primero, y luego por el asfalto. Parecia que ibas directo a una alcantarilla camuflada con hojas y porqueria variada.

Con la sorpresa de aquello no le dio tiempo a ver donde estaba el señor K o que había alrededor(le paso por la cabeza de que K era el responsable y de que Jessie le había vendido, pero no era el momento para aquello) No quería averiguar que había en aquella alcantarilla. Ciertamente si caía de aquella manera no solo lo averiguaría, sino que no podría reaccionar a ello.

Sacó el cuchillo y trató de cortar aquello que se enrollaba al rededor de su tobillo.

El avance no era muy rápido pero si inexorable, como si algo mecánico tirara de ti sin pausa pero sin prisa. El golpe de la caida te había cortado el resuello por unos momentos, pero estabas entrenado y echaste mano a tu cuchillo. Tusa trabajados abdominales lograron que a pesar del tirón de la trampa pudieras doblarte para semincorporarte y acceder a la cuerda.

Lo malo, que ya estabas cerca de la alcantarilla. La cuerda cedía bajo tu filo, pero más lento de lo que desabas. Entonces el señor K se colocó a tu lado y pegó un tiro a la cuerda, la cual acabó quedando en dos pedazos. Uno de ellos acabó perdido en donde deberia estar oculto el motor.