Partida Rol por web

Su pecho subía y baja con furia, al ritmo de su respiración antes de avalanzarse contra ti. Tú estabas preparada y eras menuda y ágil. Todos aquellos que te habían subestimado luego lo habían pagado caro. Tu espalda se arqueó hacia atrás esquivando aquellos dedos que buscaban rodear tu cuello y arrebatarte el aire que te permitia seguir respirando.

Pero cuando intentaste derribarle...tu pie resbaló con algo liquido derramado sobre el suelo y aunque no caiste, a él le permitió evitar tu embestida...

La rubia, que aun seguia sobre la camilla y detrás de él, parecia ir recobrando el color....

El estallido de fuego de tu arma resonó por toda la calle, paralizando los pasos de aquel tipo que iba hacia ti, y acallando las risotadas de los que estaban disfrutando de tu cebo. Casi podias sentir, aunque no los vieras, como los otros buscaban con frenesí el origen de aquel disparo. Él violador aún dentro de la pobre muchacha. Él otro dando un paso atrás, con su arma goteando sangre sobre la acera.

Pin...pin....pin...

Ahora solo habia silencio. Nadie se atrevía a moverse sin saber antes a que atenerse.... hasta que un restallido resonó. Alguien más habia disparado.

-Sí, tu espera que ahí me bajo en el departamento y te preparo una - Fue la respuesta sarcástica, seguida por una risa causada por el dramatismo de su compañero -Hombre que si vamos a hacer comparaciones al pie, yo me preocuparía mucho si brota sangre la próxima que abra la llave - 

Era increíble lo rápido que los humores cambiaban esa noche, podían pasar de estar riendo y bromeando como amigos que se juntan a comer y tomar un viernes por la noche. Ah una seriedad de muerte, conscientes de que los gritos que oían de pronto podían ser los últimos de esa persona. Tras su primer purga había pasado semanas escuchando esos gritos, pensando en toda la gente que había muerto sin que pudiera hacer nada, en sus familias, en niños, parejas, mascotas, padres, hermanos, amigos, gente que habría pasado la noche rogando no ver ningún nombre conocido en los diarios al día siguiente, y a quienes la verdad sentaba de una patada en el pecho, cambiando sus vidas para siempre. Gente como él. Una cachetada de humildad de uno de sus colegas le había quitado la culpa, esas vidas hubieran acabado con o sin su presencia en el mundo, pero cada vida salvada, esas si eran gracias al esfuerzo que ponían en ello. 

Se acomodó con la escopeta mirando por la ventanilla, buscando a los responsables. Dió una ligera sonrisa a Duke asintiendo suavemente. Por supuesto que no iba a quedarse de brazos cruzados, aunque a veces deseaba que no fuera tan testarudo, agradecía tenerlo al lado. 

La escena le tiñó la visión de rojo, fue completamente consciente de su dedo sobre el gatillo, y apunto al hijo de puta que estaba con los pantalones bajos y la escopeta. Sin embargo el tiro no salió antes de que degollaran a la chica. Trago el sabor de la bilis que la había invadido la boca, escuchando el detonar de la polvora, y esperando volarle la cabeza a ese cabrón. Las palabras de la megafonía quedaron totalmente ignoradas. 

En la furgoneta, la mayoría se quedan parados, algunos de ellos viendo el horror de la escena y sin ser capaces de moverse o reaccionar a tiempo, mientras que otros aún tienen que coger las armas y buscar otra ventanilla para disparar que no sea la que estás ocupando.* 

Antes de que tú dispares, otro balazo resuena en la calle, acabando con las risas y el pequeño paseo que se estaba dando el tercero. Ves cómo los otros buscaban con frenesí el origen de aquel disparo. El violador aún dentro de la pobre muchacha. El otro dando un paso atrás, con su arma goteando sangre sobre la acera. Tu disparo no llega a darle a ninguno, pero parece que rompe la tensión del momento para que los otros se preparen para actuar. 

Mientras accionaba la corredera de su escopeta para expulsar la vaina vacía e introducir un nuevo cartucho en la recámara, a punto estuvo de salir a la carrera para buscar una mejor posición, pero aquel inesperado disparo  le hizo pararse en seco y volver a la seguridad que le otorgaba tanto a la vista como a los disparos el bloque motor de aquel vehículo en el que se parapetaba.

Su prioridad acababa de cambiar de golpe, puesto que la presencia de un tirador oculto era incluso más peligrosa que la cercanía de los tres purgadores del grupo que se había estado divirtiendo con su cebo.

Por suerte o por desgracia para William, debido tanto a su trabajo como a anteriores purgas no era la primera vez que se enfrentaba a un tirador, por lo que se concentró en tratar de localizar de donde había surgido el disparo, para poder tomar decisiones sensatas. Sensatas dentro del marco de La Purga, claro.

Había conseguido esquivar al hombre en su intento de estrangulamiento, pero no se engañaba a sí misma, había sido cuestión de suerte y de partir de una posición ventajosa. Por eso cuando también la suerte sonrió al agresor, Sandy no pudo sino aceptarlo con deportividad. Había sido un resbalón poco oportuno.

Pero aun así, Sandy había mantenido su posición ventajosa. Al fin y al cabo, ella era la que hostigaba y él el que se defendía. Y no solo eso, ella estaba armada con dos cuchillos y él no tenía ningún arma. Todo eso eran ventajas que debía seguir manteniendo, porque podían significar la diferencia entre vivir o morir.

Reposicionó sus pies ganando tracción y evitando el charco para volver a la carga, pero esta vez, no podía aprovechar la inercia del movimiento de él para conseguir derribarle de espaldas en el suelo como había pretendido antes, ahora ella debía ser más rápida y atacar antes de que él se recuperase y hubiese aprendido una valiosa lección de su anterior intento de ataque. Por eso Sandy cambió de estrategia e intentó un ataque mucho más letal. O al menos, que le incapacitase. Y también que doliese. Así aprendería las consecuencias de abusar de una mujer.

Cargó contra él por su costado, el movimiento era sencillo y efectivo: consistía en dar una estocada vertical ascendente con el cuchillo directamente en su entrepierna y, si clavaba, utilizar el otro brazo para ponerlo en su espalda y así poder hacer más fuerza en clavar bien hondo la estocada. Aquel miserable iba a aprender una lección y recordarla de por vida.

Por un segundo se cuestionó lo rápido que había reaccionado. La escena lo había estremecido pero no había podido detener la asociación lógica de que disparando al tipo, aquello se acababa. Quizás se estaba haciendo insensible a todo aquello, ¿acabaría viendo a esos tipos de la misma manera que ellos veían a todos? Peor aún, realmente, ¿le importaba? El otro disparó lo sacudió y miró hacia los lados intentando distinguir al dueño del arma, aunque sin perder posición, si estaba con esos tres podían estar jodidos, pero no parecía porque de pronto habían vuelto a ser esos cobardes que solo tenían problema con el asesinato cuando su vida estaba en la línea. Como fuera apuntó nuevamente, no había tiempo para replanteos morales cuando tenía tres cabrones queriendo tapizar sus asientos con tu piel. 

Te habían jodido muchas veces, y quizás por eso, habías aprendido cosas. Demasiadas, para tu juventud, pero así eran las cosas. Lo pillaste desprevenido. Sus ojos se abrieron por la sorpresa y boqueó de dolor. Te cogió de los pelos y tiró con rabiosa fuerza, pero tu seguiste en un intento de clavarlo más hondo. Tus ojos lagrimeaban porque realmente dolía y tu cuello sufría hasta que esa tensión cedió de golpe.

La otra chica habia rodeado el cuello del tipo con su brazo y apretaba mientras las lágrimas empapaban sus mejillas y la de él

- Cabrón... cabrón... cabrón... - lloraba en su oido como un mantra hasta que alguien más corrió el biombo dejando expuesta la escena que solo vosotros tres entendiais. La gente comenzó a gritar con histeria al veros a las dos matando a otra persona y pidiendo ayuda. Si girabas el rostro, te toparias con la mirada fija e inmóvil de X que tenia la mano sobre su arma pero dudaba si desenfundar o no.

Una furgoneta y a un chico asomado con un arma de fuego en sus manos           

No estaba en el lado del conductor por lo que se podía deducir que al menos habría alguien más con él.

Un encapuchado escondido tras uno de los coches aparcados en la acera y algo alejado de la "acción" pero cerca suya estaba uno de los enmascarados tirado en el suelo y muerto.

Los tros dos parecian estar acojonandose por momentos, sin saber muy bien como reaccionar. Quizás correr era la mejor opción y eso es lo que hicieron después de que el violador se subiera apresurado los pantalones y dejara resbalar el cuerpo inerte de aquella joven degollada y medio desnuda dejando una escena bastante macabra.

En el momento en el que ves al encapuchado, escuchas ruido de la radio de la furgoneta, bastante entrecortado. 

- Nos ha lle- aviso de- -groso. ¿Est-? - Mike intenta sintonizar mejor la radio pero lo único que os llegan son cada vez más gritos entrecortados - ¡¿A q- esperando?! ¡Sal- ya de- goneta! - en cuanto se hace el silencio durante unos instantes, Duke se levanta de golpe con gesto preocupado y abre las puertas traseras.

- ¡Vamos, todos fuera! ¡Ya, ya, YA! - grita con urgencia.

Cuando el hombre por fin la soltó pudo hacerse una composición del lugar. 

La víctima había acabado ahogando al agresor hasta la muerte y la herida que ella había planeado como algo duradero pero no irreversible, se había convertido en parte de un ataque mortal.

Se levantó torpemente recuperando el apoyo y la respiración.

Vamos... vamos a necesitar un policía, un médico y, probablemente, ayuda psicológica especializada en tratar a víctimas de agresión.

Dijo en voz alta a la repentina audiencia señalando a la chica en la última parte de su frase.

No hizo ningún movimiento que pareciese mínimamente amenazador.

-Tsk- No le había dado, pero los desgraciados estaban huyendo. Dio una mirada al cuerpo de la chica, murmurando una disculpa de todos modos, le hubiera gustado haber llegado antes. Al fin entre las sombras pudo distinguir al dueño del disparo anterior. No tenía idea quien era, y por regla de la purga tendría que considerarlo un enemigo, pero había ayudado con esos cabrones y seriamente esperaba que no lo fuera. Siempre venían bien nuevos aliados. No tuvo demasiado tiempo para pensar al respecto, apenas sabía lo que estaba pasando cuando Duke le gritó que saliera, y el obedeció por reflejo. 

Aquella nueva situación bien podía ser una bendición o una sentencia de muerte. Todo dependía de como la solventase.

Tras dudar un instante, el encapuchado decidió por saltar hacia el lado del coche que le ofrecería cobertura hacia los recién llegados. Si tenía suerte, el grupito de violadores no cambiarían de opinión con respecto a su "pies para que os quiero" y aquella cobertura le serviría para poder afrontar el nuevo encuentro.

Se sabía en desventaja numérica, por lo que prefirió esperar a ver la actitud de los recién llegados antes de actuar

A pesar de tus palabras, la mayoria de los observadores se apartaron asustados, cuchicheando entre ellos. X simplemente apartó su mano del arma enfundada en sus vaqueros y te sostuvo la mirada.

- Son solo las dos, así que de momento solo podemos contar con algún médico de aquí - Era la Purga y todos los servicios de emergencia estaban cancelados hasta las seis de la mañana. Por eso se había habilitado aquel "hospital" en la sinagoga.

Justo en ese momento aparece el doctor que viste en la entrada. - ¿Que pasa aquí? - pregunta confuso sin esperar que aquella zona segura, de repente ya no parece tan segura. Su mirada recorre la escena intentando analizarla. Aquella chica aun aferrada al cuello del tipo sin percatarse de que ya está muerto murmurando su repetitivo mantra y tu delante con un cuchillo en la mano y llena de sangre.

- La gente está asustada y no eso no es bueno. No aquí. Este lugar en un rincón de alivio y consuelo para los que creían que no verían otro dia esta maldita noche - El médico había seguido hablando mientras X se aproximaba a la chica para intentar separarla con suavidad pero ésta se apretó más contra aquel cuerpo en un evidente gesto de que no pensaba hacerlo

- Que alguien me ayude. Así podremos trasladar el cuerpo a un sitio más.... seguro. Doc. Usted dirá -

Mike lo había tenido fácil para salir: Era el conductor y no necesitaba abrir ninguna puerta más que la suya ni esperar a nadie. Al estar más cerca de ventana y más preparado que los otros, tú también habías tenido suerte. Y a pesar de haber sido el primero en darse cuenta, Duke se había empezado a quedar atrás por la herida en la pierna. Uno de los chicos de la banda, no lo dudó un instante y volvió a entrar dentro de la furgoneta, empujándole fuera y quedándose él para ayudar a los otros dos que todavía estaban intentando salir.

- ¡NO! - gritó Duke. Y entonces explotó.

A los pocos segundos, el chico que había disparado de la furgoneta salió de la misma corriendo, junto con el conductor y otro hombre negro con la pierna vendada. Apenas se habían apartado unos metros de la furgoneta, cuando esta estalló por los aires en una explosión de fuego, metal y la carne de los que hubieran quedado dentro, volando varios metros hasta caer algo más lejos en la calle.

Los enmascarados siguieron corriendo. La explosión no dejaba lugar a dudas que aquel sitio no era seguro.

¿Alivio y consuelo?... - Preguntó Sandy empezando a sentirse molesta -  ...¿Y qué tal seguridad? Pregúntale a esta chica cuanto alivio y consuelo ha encontrado en que abusen de ella mientras la estrangulan en lo que creía un refugio seguro. 

Limpió la hoja del cuchillo en su pantalón, lo guardó y se acercó a la chica posando con suavidad una mano en su brazo donde ella pudiera verla.

Ya está, cariño. Ya puedes soltarlo.

Le susurró intentando persuadirla para que lo soltara y ayudando a retirarle los brazos suavemente.

William estuvo verdaderamente tentado a aprovechar la situación para soltar un par de disparos a los que habían bajado de la furgoneta. Estaban en clara desventaja posicional y eso le daba opciones al encapuchado a poder liquidarlos.

Pero no dejaban de estar en ventaja numérica. Y por si fuera poco, aquella explosión iba a atraer a los purgadores curiosos en un Kilómetro a la redonda y aquel tipo de atención no interesaba lo más mínimo a William. Al fin y al cabo había salido airoso de tantas purgas gracias a mantenerse siempre cauteloso y a evitar riesgos innecesarios.

Por eso mismo decidió centrarse en fijarse en su alrededor y, en cuanto estuviese seguro que tenía vía libre, abandonar el lugar aprovechando calles secundarias y callejuelas para poder alejarse lo máximo de la forma más segura. Siempre antento a cualquier presa asequible que pudiese cruzarse en su camino, claro

El hombre que sujetaba a la chica se apartó con suavidad cediendote a ti el puesto, sin responder a tus palabras cargadas de enojo, como si casi entendiera lo que pudieras estar sintiendo. Observó el gesto que desfiguró el rostro del doctor, mezcla de vergüenza y sentimientos dolidos

(Médico)- Esta noche es muy dura. Intento ayudar todo lo que puedo, pero la Purga saca lo peor de nuestro interior - la voz del médico era baja y grave a la par, sin saber muy bien como disculparse o como podría haber enmendado aquel error.

La chica por su parte no te prestaba atención, con la vista fija hacia un punto concreto del suelo que tenia en frente, pero si notaste que ante la presión de tus manos sobre ella iba aflojando y relajando sus brazos.

(X)- Doc, atienda a las chicas. Ella tiene una herida de bala en el hombro aunque no lo parezca - un leve brillo divertido en los ojos del hombre apareció cuando te señaló con un movimiento de cabeza - Yo me ocuparé de esta escoria - se habia vuelto a acercar a vosotros esperando el momento en que el cuerpo del cadaver fuera liberado para sostenerlo sin mucho esfuerzo y dejarlo sin miramientos en la otra cama , la cual tenia ruedas.

Sin añadir nada más, salió de allí, apartando a los pocos que todavia miraban y recolocando el biombo desde el otro lado para ofreceros de nuevo intimidad. Te quedaste entonces con la chica ahora aferrada a sus rodillas y  el médico esperando que le dejaras examinar tu herida. Te indicó que necesitaba que te quitaras la parte de arriba pero que podias quedarte donde estabas.

Se asomó para pedir algunas cosas que no entendias. Material quirurjico podías suponer. Luego aproximó una mesa cigueña que habia a un lado y de un cajoncito lateral comenzó a preparar unas gasas y un desinfectante.