-Yo llegué al almacén y vi el vinagre derramado, pero no vi nada más. -Alegó Niradân, que estaba junto a su compañero y tosía de vez en cuando llevándose la manga a la boca. -Yo atravesé la nieve para dejar el cántaro, es el camino más corto para llevar tan pesado cántaro, y luego volví a mi casa por el sendero de barro. -Explicó. -Si alguien huyó del almacén, no fue a través de la nieve: no creo que ninguno de los granjeros haya podido hacer tal cosa.
- Entiendo, no vieron a nadie merodeando... - dijo pensativo Nagredog. - Muchas gracias por su tiempo, y lamento haberos importunado, cuídense. - Después se despidió de ellos.
No olían mas que a animales y a mierda. Lo habitual teniendo en cuenta sus ocupaciones. Buiros no se hubiera enterado de nada aunque le hubiesen tirado la tinaja encima, y Niradân decía no haber visto nada. No dejaba de darle vueltas a algo el enano.
Niradân había ido por la nieve, y vuelto por el camino, por tanto las huellas en la nieve, eran suyas. Burios había hecho los dos viajes por el camino. Todo tuvo que ocurrir tras irse Buiros, pues el asegura no haber visto nada, y antes de que Niradân llegase, el decía no haber visto a nadie tampoco, aunque sí el vinagre ya derramado. Un corto espacio de tiempo entre uno y otro, solo le veía una explicación, o bien Buiros mentía y el mismo tiro la tinaja, cosa que cocinero negó, o lo hizo Niradân. No veía posible que nadie se acercara sin que alguno de los dos lo viera, eso culpaba a uno u a otro. Pero había algo mas, mientra uno negaba saber nada de lo que había ocurrido, Niradân asegurabaque el saboteador no huyo por la nieve ¿Cómo podía saber eso? Pudo hacerlo en otra dirección distinta de la que el granjero llego, tal vez lo dijo por decir...
La mente del enano hervía de pensamientos, Buiros o Niradân, Niradân o Buiros. Si era uno de los dos, casi apostaría a que era Niradân...
El cocinero les dijo que ambos habían venido con pocos minutos de separación, y que Buiros se fue antes del incidente. Tenia que ser Niradân, no cabia otra posibilidad. Una vez los granjeros se hubieron marchado, Nagredog hablo con Vârkim.
- Amigo, no me gusta ese Niradân, debemos seguirle, vigilarle, sin que nos descubra. No tenemos ninguna pista mas, es lo único que podemos hacer, cogerle en otra de sus fechorías. Si resulta no ser el, al menos lo habremos descartado...
Estoy de acuerdo contigo. Yo también sospecho más de Niradân. Burios no ha dicho nada del vinagre, simplemente ha comentado que llegó, dejó la leche y se fue. Pero Niradân ha hecho una referencia directa al vinagre. Nosotros no lo hemos mencionado y el ha respondido a tus preguntas mencionándolo directamente. Podía haber dicho que vió una tinaja de vinagre tirada en el suelo o que había una tinaja tirada, pero ha dicho de forma como más directa que vió la tinaja. Vârkim siguió andando un poco y volvió a hablar a su compañero. Si se encontró con el vinagre derramado, ¿porque no avisó a nadie?. No se, le veo más sospechoso que a Burios. Igual el enemigo le ha prometido una cura si les ayuda contra nosotros. Hablemos con el capitán y veamos is establecemos nosotros la vigilancia o se la encarga a otro para que sigamos investigando por otros lados.
Mientras dilucidaban que hacer con la guardia que querían poner a su ahora principal sospechoso, decidieron optar por seguir de momento a los ganaderos manteniendo las distancias. Por no perderles de vista mientras decidían si eran ellos mismos los que se encargaban de vigilarle, o si por el contrario dejaban esa tarea a otros guardias mientras ellos investigaban por otros lados.
Ambos llevaron a sus animales al corral de Niradân y los dejaron allí, después cada uno se fue a su casa. Espiaron a Niradân, a quien podían ver a través de una de las ventanas de la casa. Encendió un fuego y después se acostó en su cama.
- Nosotros lo vigilaremos Vârkim, esta noche no podremos investigar mucho mas aquí. ¿Acaso no te apetece pasar una noche a la intemperie? - rio en bajo el enano - Hay que asegurarse de que no hay mas salidas, no le perderemos de vista observándole por la ventana. Montaremos guardias si es necesario, yo hare la primera, descansaremos aquí mismo.- Dijo buscando un lugar desde donde pudieran ver al granjero, incluso cuando dormía, pero que le ofreciera una cierta seguridad frente a sus miradas y al frio. - Mañana hablaremos con Faramis para que le ponga un vigilante, ya es tarde para molestarle.
Tirada oculta
Motivo: Percepcion
Tirada: 1d100
Resultado: 73(+49)=122
Tirada oculta
Motivo: Percepcion (tirada abierta??)
Tirada: 1d100
Resultado: 73
El cansancio comenzaba a pesar en los enanos y el sueño provocaba que sus parpados se pegaran con mayor frecuencia en sus parpadeos de lo que ellos hubieran deseado. La noche fue aburrida y larga, y sin mucha novedad en cuanto a lo que de la casa de Niradan se refería. No le volvieron a ver pasar por aquella ventana y todo parecía en calma.
Tan monótono aburrimiento les estaba resultando insufrible. Además el fuerte viento soplaba demasiado gélido para pasar la noche a la intemperie. Afortunadamente, al final el esfuerzo de los enanos tuvo recompensa. Hacía las tres de la madrugada, vieron como la silueta de Niradän salía de su casa y se abría paso por el camino cubierta en pieles para vencer el frío de la noche.
Si le seguís, tirada de acechar/esconderse.
El frío hacía complicado descansar y entumecía el cuerpo del enano. Aunque la noche se estaba haciendo larga y pesada parecía que estaba punto de cambiar cuando Niradan asomó por la puerta de su casa y se dirigió al camino. Démosle un poco de distancia y sigámosle. Si sale en plena noche y con este tiempo no es para hacer algo bueno. El enano se ajustó lo poco que llevaba para que no hiciera mucho ruido al moverse y se dispuso a seguir al granjero cuando su amigo estuviera listo
Motivo: Acechar/esconderse
Tirada: 1d100
Resultado: 55(+25)=80
Niradân salió de su casa y los enanos le siguieron intentando hacer el menor ruido posible, caminaba en dirección a la tienda de la tienda donde se cuidaba de los enfermos. Era fácil saber donde quedaba dicha tienda pues los terribles aullidos se escuchaban incluso a través del ulular feroz del viento.
Intentaban mantener la distancia con él, pero por cosa del azar o tal vez de que no caminaron con tanto sigilo como pretendían, Niradân se giró y les descubrió. Hizo un gesto con la cabeza a modo de saludo y se quedó en el camino a esperarlos arrebujado entre sus ropajes.
-Una noche muy fría esta. -Comentó de forma amable, por sacar algo de conversación, una larga bocanada de vaho salió de su boca mientras hablaba. Después, un ataque de tos le obligó a inclinarse hacía un lado.
Tirada oculta
Motivo: Percepción
Tirada: 1d100
Resultado: 83
Maldición, Niradân les había descubierto. Ya no podían hacer otra cosa. El enano se acercó hacia el humano mientras tosía de forma cautelosa y manteniendo una distancia de seguridad. No se fiaba del hombre y quería tener el suficiente espacio para poder reaccionar si intentaba hacer algo.
- Demasiado fría para salir a dar un paseo, ¿no crees?. Y más con esa tos. Dijo mientras apoyaba la mano de forma sutil sobre su martillo. Si intentaba algo estaría presto para contraatacar. ¿A donde te lleva tu paseo?
Niradân continuaba tosiendo mientras los dos enanos le interrogaban. Aprovechó una pequeña tregua que la tos le dio para responder a Vârkim.
-No voy de paseo, voy a la tienda de los curanderos para pedir un remedio para mi catarro. -Se fijaron en que las manchas rojas sacudían por completo su rostro. -No me dejaba dormir...
Joer! no me había llegado aviso de tu mensaje!
Entonces no tendrás ningún inconveniente en que te acompañe. El camino no es corto y puede que necesites ayuda si te encuentras tan mal. El enano hizo un seña al hombre para que siguiera caminado por el camino. Puede que no consiguieran saber si Niradân se dirigía a otro sitio o de verdad iba a la tienda de los curanderos, pero por lo menos se aseguraría de que no iría a ningún otro lado.
-Os lo agradecería. -Contestó Niradân y se puso en marcha de nuevo hacía la tiendas de los curanderos.
Por el camino fue tosiendo continuamente y dio muestras de encontrarse muy debilitado. En la tienda de los enfermos los gritos eran continuos. Niradân comentó su caso con uno de los sanadores y este dijo que iría a prepararle un remedio. Niradâm se tumbó en una cama y esperó.
El enano fue siguiendo al humano, intentando que fuera el que abriera siempre el camino. Si no estuviera tan cerca, le diría Nagredog que fuera a investigar a la casa de Niradân mientras el lo entretenía en la enfermería. Quizás en la casa pudieran encontrar algo. Esperaría a llegar a la enfermería para comentarle su plan a su compañero y empezar a vigilar o distraer a Niradân.
Una vez en la enfermería, Niradân fue atendido por uno de los enfermeros y mientras preparaban un remedio para su catarro el ganadero se tumbó en una cama a esperar. El enfermero se dirigió entonces hacía los dos enanos para preguntarles que deseaban.
-¿Qué puedo hacer por ustedes?.
Mientras tanto la gente enferma continuaba gritando y aullando hasta desgarrarse las gargantas y esos gritos se metían en los oídos y llegaban a taladrar el cerebro con una tétrica intensidad.
- Nada, muchas gracias - dijo el enano agradecido.
- Vamos Vârkim, veamos si podemos conseguir algo de vino caliente para recuperar el calor - dijo bien alto para que todos lo oyesen, pero no era su intencion, volveria a intentar seguir a Niradân, aquel hombre tramaba algo, nadie salia en mitad de la noche a por un remedio.
Nagredog se alejo junto a su amigo, y cuando estuvo lo suficientemente lejos, le conto lo que pensaba hacer a su compañero.
- Vigilemos la entrada, sigamosle de lejos, solo queremos ver donde va - comenzo a susurrar - nos esconderemos y cuando se marche veremos a donde se dirige, aunque me gustaria echar un vistazo a la tienda despues de que el salga, no vaya a ser que haya envenenado tambien el agua que guardan alli dentro...
Vârkim siguió a su compañero y escucho su plan. Estoy de acuerdo compañero. Cuando nos ha descubierto antes Niradan te iba a proponer que, mientras yo le distraía acompañandole, fueras a investigar a su casa. El enano pensó en el plan para después volver a hablar.
-Es posible que mientras comprobamos el agua le perdamos la pista. Hablemos rápidamente con el capitán y que uno de sus hombres de confianza compruebe el agua mientras nosotros seguimos al humano.
Niradân salió de la tienda unos quince minutos después de que ellos lo hubiesen hecho y encaminó sus pasos por el sendero por el que había llegado. No tuvieron tiempo de avisar a nadie y decidieron dividirse para comprobar la tienda y a la vez poder seguir a sus sospechoso.
Nagredog entró en la tienda y el mismo enfermero que les había recibido antes le miró extrañado. El enano comprobó que todo seguía con normalidad. Preguntó por el agua pero le informaron de que allí no había ninguna tinaja, puesto que todas se guardaban en la bodega y aquella era la tienda donde se cuidaba de los enfermos afectados por la plaga del aullido. Después de esto corrió a alcanzar a Varkim.
Éste había seguido a Niradân de vuelta a su casa. Fue directo, siguiendo el mismo camino que había llevado a la ida y sin entretenerse por el camino. Iba abrigándose hasta el cuello y paraba unicamente para toser cuando los ataques eran suficientemente fuertes para evitar que pudiera seguir andando.
Los enanos estaban frente a su casa de nuevo, cansados después de no haber dormido casi nada en las últimas noches: la emboscada a la caravana y la dura lucha con orcos y trolls de las nieves, los gritos del primer afectado por la plaga y aquella noche en la que no habían descansado todavía después de un duro día de investigaciones.
Vârkim, tras seguir a Niradân todo este tiempo se sintió decepcionado con lo que habían conseguido esa noche de estar en vela. Nada. Habían esperado por la noche con todo el frío para ser descubiertos por Niradân cuando este salió de su casa. ¿Se dirigía realmente a la cabaña de los curanderos o iba a otro sitio? Por el momento no lo iban a averiguar.
- Otra vez delante de esta casa compañero. No creo que hoy haga nada ya a no ser que esté muy desesperado. Sabe que lo vigilamos y se volverá más prudente. Deberíamos descansar y continuar mañana, no creo que saquemos nada. El cansancio se notaba en las palabras del enano. ¿Conseguiste averiguar algo sobre el agua?
Finalmente el cansancio se apoderó de ellos y decidieron ir a descansar después de una larga y dura noche de vigilancia e improductivas pesquisas. En su mente quedaba la duda de qué habría hecho Niradân si no se hubiera percatado de que los enanos le seguían. Lamentaron su suerte y su poco sigilo.
Regresaron al barracón de los soldados para echar una cabezada y dormir unas pocas horas antes de que saliera el sol de nuevo y el día llegara con más tareas. La hora de derribar el puente era inminente, y después llegaría otro viaje hacía Annuminas, tal y como era el plan del príncipe.
En efecto la mañana llegó demasiado pronto para los cansados enanos que fueron despertados por uno de los ragger.
-Ey. Faramis os ha hecho llamar. Creo que vuestros amigos han regresado de Fornost.
Al enano le costó abrir los ojos y levantarse. Llevaban unos días duros y habían dormido muy poco. La noticia de la vuelta de sus compañeros lo animó un poco. Ellos también podrían ayudarles a encontrar al espía. Se levantó con ese pensamiento en la y se vistió lo más rápido que pudo. Cuando estuvo listo se encaminó junto con Nagredog a la cabaña de Faramis.