Partida Rol por web

El campamento ungolita estaba dispuesto en el margen septentrional de la aldea, tenía forma circular y estaba rodeado por un cerco de estacas de apenas un metro de altura. Sobre un pequeño monticulo se alzaba una tienda ricamente engalanada con pieles curtidas y ricas armas se exhibían junto a la entrada de la misma, a su lado se alzaba el estandarte del Rey y otro compuesto por un fresno sobre fondo azul. Alrededor de este promontorio la actividad del campamento se desarrollaba con cierta paciencia y parsimonia.

Los hombres trabajaban con sus armas, cuidaban los caballos o se divertían jugando a los dados con jolgorio. Tenuemente se escuchaba el sonido de alguna disputa y como los aceros entrechocaban pero eran rápidamente apagados con el sonido de un cuerno y la llegada de los centinelas del campamento.

Después de ayudar con la precaria empalizada, deambulo por nuestro pequeño campamento. Observo a los hombres,< malditos Ungolitas, nos ordenan y nosotros les servimos como sus perros de caza. Algún día todo cambiará. Sólo me fío de la gente de mi tribu, excepto del canciller y sus hombre de confianza. Pero lo respeto, el es el jefe. Por el momento...>

Reviso mis armas y mi equipo, poco se puede hacer y no soy jugador. Dejo mi equipo al cuidado de mi cuñado, que se encuentra atareado con sus perros de caza._Khlond, cuida de mis cosas. Voy a presentar mis respetos a los dioses.

Sin mas palabras me dirijo al templo, el cual se encuentra al sur del campamento, pero una gran empalizada rodea la ciudadela.< Es hora de ejercitarse, no perderé el tiempo rodeando el poblado> Con solo una daga y su única moneda de plata, guardada en una bolsa de cuero, se prepara para escalar el parapeto y llegar lo antes posible al templo.

Una vez dentro, hace sus plegarias a cada uno de los dioses y deja como limosna, su única moneda.< Oh dioses de la luz, bien sabéis que no soy gran orador. Aceptar a vuestro hijo y darme la oportunidad de cumplir mis promesas, y proteged a mi familia en mi ausencia >

El elevado porte de Wulfbert le hacía sobresalir sobre las gentes de la aldea, la pequeña población bullía inundada de visitantes y comerciantes dispuestos a vender lo que fuera. Vió a Blur Ghun Dhur entrar en el templo y a la salida le espero junto a su escolta de apenas tres hombres.

-Blur Ghun Dhur, hijo de Dhur Ghun Khenix- dijo com formalidad- El cazador nomada...mucho se sabe de tí en la Ciudad de las Mil Torres y el Rey Uriens V está intrigado por saber mas de tus hechos...incluso por ayudarte en ellos.

Se puso a la par del Barbaro de la tundra, si sus informes eran ciertos, un desheredado que aspira a recobrar la tribu de sus ancestros...algo loable, pero peligroso sin la ayuda apropiada. Till Ghun Päerth no era del agrado del reino, especialmente por sus tratos comerciales con los señores de Kang.

Mas tranquilo al saber que los dioses velarían por su familia. Sale del templo para recorrer las bulliciosas calles, y curiosear por los puestos de los comerciantes.

Cuatro hombres con armadura esperaban a la salida, al mas alto y fornido de ellos se dirigió a Blür respetuosamente pero incorrecto.-Conocéis mi nombre y el de mis ancestros, incluso parece que conocéis mucho de mi. Pero no he escuchado vuestro nombre ni que es lo que queréis.-soltó sin miramientos-pero dejadme informaros bien, mi nombre se pronuncia Blür ghun Dhür y mi padre era Dhür ghun Khenix, de la Tundra de los ancestros. Con quien hablo y cuales son vuestras intenciones.

No se que querrá este Ungolita ni que querrá Uriens V ni la maldita Ciudad de las Mil Torres, seguro que dar órdenes, limpiar su mierda, siempre lo hacen... Los dioses lo han traído escuchémosle. 

Wulfbert se mantenía impasible, con la mano apoyada en el pomo de su espada.

-Ruego me disculpes-repuso con un gesto diplomático- Soy Wulfberg uth Crystalmir, hijo de Bulliwyf, barón del lago espejo y embajador del Rey en el concilio...he de reconocerte, que estamos muy interesados en tí pues eres hombre honorable como lo fue tu padre al que conocí y junto al que caze varias veces.

Tras una breve pausa continuó hablando

Durante muchos años fuí embajador ante las tribus leales, tu padre aceptaba al rey y el rey aceptaba la libertad de tu padre y muchas veces recibimos su ayuda y consejo- dijo con seriedad-Pero vuestro nuevo canciller os lleva al desastre, vuestras tierras de verano es donde comercia con la nación de Kang y tráfica con esclavos...nuestros espías hablan de que reconoce al Emperador Zheng Yuan como regente.

En ese momento se detuvo frente a frente, mirando a los ojos al barbaro

-Necesitamos un amigo fuerte, un señor amigo que sea fuerte y gobierne su pueblo- hizo un nuevo inciso- Ungoloz estaría dispuesto a devolverte tu lugar a cambio de que seas ese amigo leal, que reconozcas al Rey y ayudes a guardar la libertad de tu pueblo y la seguridad del mio...ese será vuestro único tributo y os concederemos honores de guerra a ti y tus guerreros si nos ayudais.

Si sacas la tirada sabras que sus intenciones parecen ser honestas ya que lo que cita es cierto, es dificil engañar a un nomada pues no suelen mentir y no son amigos de los engaños.

Un calambrazo recorre su espalda hasta llegar a su cabeza, decenas de historia junto al fuego narradas por su padre... y como protagonista el hombre que tiene en frente.

Te pido disculpas Wulfberg uth Crystalmir, hijo de Bulliwyf, barón del lago espejo y embajador del Rey. Hace una pausa y devolviendo la mirada a Wulfberg, extiende el brazo para saludarlo como a aún amigo.

-No te había reconocido, tan solo era un crío cuando tu y mi padre os reuníais. Mi padre... Blür se cuadra, poniéndose recto, mostrando su envergadura. Como si el mismísimo Dhür ghun Khenix fuese el hombre que le estrecha el brazo.... confiaba en ti y se os refería como su amigo. Podéis considerarme como tal.

En verdad los dioses me sonríen. Ahora en momentos sombrios, un antiguo amigo aparece, alguien en quien confiar de entre toda esta chusma. Gracias Valion, gracias Velex vuestros favores no serán en vano.

Así pues, no busques mas. Aquí tienes tu amigo fuerte. No soy muy listo, no tengo tierras ni títulos, ni bellas armaduras. Lo único que tengo es mi acero y mi palabra, antes me dejaría devorar por hormigas de fuego que deshonrar el nombre de mi familia.

Tienes la palabra de Blür ghun Dhür en lo que necesites, en lo que pueda ayudar... lo haré. Pero solo responderé ante ti. De pronto su tono de voz cambia, mas amable casi familiar-y en cuanto a devolverme a mi lugar, mi padre se revolvería en su tumba, si se enterara.  El semblante le cambia de repente, estallando en fuertes y sonoras carcajadas.

Dejémonos de tantas formalidades, si no te importa. Till...aparta la cabeza y escupe al suelo- nunca dejaba que le acompañara en sus transacciones y menos aún en sus concilios, si ahora me ha traído con el, es porque necesita de mi acero o incluso por oscuras motivaciones, hacia mi persona. Pero lo que me cuentas es grave y no se si éste es el mejor sitio para hablarlo. 

Puedes contar conmigo y con mis leales, así que dime; Cómo lo manejaremos? 

Sonrió ante las respuestas del Barbaro, el Rey necesitaba aliados en el este para sostener sus fronteras y seguir acosando a sus enemigos. Mantenerse firmes era una necesidad.

-Te encomendamos una tarea de heroe- dijo con solemnidad- Si un hombre común pudiera hacerla, la pediriamos a cualquier de nuestros guerreros.

Guiando al guerrero nomada se encaminaron a una zona apartada de la plaza.

- Lo que vas a saber es el motivo del concilio- dijo seriamente- y nadie debe saber lo que sabes...

-Pues hablad entonces, en mi tenéis a vuestro hombre. Podéis confiar en que realizaré la tarea, y de mi boca no saldrá nada de lo que aquí se diga.- Nunca fui paciente, y si a el le parecía un buen lugar para hablar yo no diría lo contrario.<Cual será el motivo del concilio, que tanta intriga se monte al respecto? Espero estar a la altura del menester...>

-Pero seré sincero con vos, ando escaso de armas y no poseo armadura.-Por Valion!! mi última moneda la di como dádiva. Los últimos inviernos fueron duros y la caza fue pobre, y me vi obligado a vender mi espadón y mi armadura para alimentar a mi familia. Pero si los dioses son generosos en los torneos que se celebrarán en breve conseguiré suficiente para proporcionar el equipo que requiera la empresa.  

-Por Velex!! desembuchad estoy mas nervioso que una doncella en su noche de bodas- Digo precedido de una sonora risotada.

Wulfbert se sentó en una banca apostada en el lateral de una casa.

-Hace siglos existian pueblos que habitaban nuestras tierras altas y estos cayeron bajo el influjo de un poder diabólico- continuó haciendo una pausa- Aunque se haga un acto oficial, todo esta ya decidido...los paises mantendremos una actitud y solo acordaremos contratar mercenarios para que limpien las montañas, un tal Tarlo...un incompetente venido de la Isla de Dormundër será el contratante y esto es lo que el Rey quiere...Iras en esa compañía y controlaras que la misión se cumpla o al menos se desentrañe el origen del mal.

Sonrió con tristeza, era un trabajo de heroes ciertamente.

-A cambio el Rey pondrá bajo tu mando doscientos jinetes pesados, te dará el control de la zona oriental de la Llanura y te liberará de impuestos, siempre que aceptes tener tus guerreros dispuestos a seguir al Rey cuando este pida que cumplais con vuestra alianza de amistad.- en un tono mas animoso le réplico- Podemos hacer algo respecto a tu arsenal...cuando empieze el concilio busca a un mercenario cirineo llamado Demetrios, dile que te envío yo y quizás pueda darte algo...aunque sea poco.
 

-Así lo haré, Wulfbert uth Crystalmir. Llegado el momento me uniré como mercenario, no será dificil, Till nunca gusto de mi compañía.- Ahora he de irme, no quisiera que alguno de los hombres de Till nos vieran hablando, además ya me he retrasado suficiente.

Me despido afectuosamente de el, y de sus hombres con un gesto con la cabeza. Vuelvo al campamento, deambulando primero por el mercado, incluso me acerco a los tabloides en busca de información de los torneos.

Bien padre, parece ser que mis propósitos pueden ser alcanzados, e incluso mas. No estoy seguro de si es lo que querías. Pero lo que me depare el destino lo enfrentaré con honor y valentía.