A Vuestra llegada a la Aldea encontrais una empalizada que rodea el poblado. En su elevación mas alta, sobre un promontorio de roca caliza, se alza un torreón blanco sobre el que vigilan algunos centinelas. A los pies encontrais unas casas decentemente arregladas alrededor de una fuente, es la plaza del mercado donde los comerciantes montan sus tenderetes con toda clase de mercancías. En el lado oriental de la plaza distinguís un templo de mamposteria y estilo románico con figuras en bronce de los dioses de la luz ( Velex, Valión, Rivulus, Orión y Legis), es el llamado Santuario de la Luz.
Hacía el sur del Santuario se alza una posada de aspecto limpio, pero pequeña, llamada el Lobo Sediento. En su portada podeis ver una réplica de uno de los estandartes de los Princeps del ejercito del Reino Bosque compuesto por un Lobo Plateado que aulla sobre paño carmesí. (la organización del Ejercito del Reino Bosque y su equipo es similar al de la antigua Roma). La puerta está decorada con una piel de lobo blanco, el interior parece caldeado y se escucha tenuemente el sonido de los dados sobre alguna mesa.
En la planicie occidental, a los pies de la roca blanca del torreón, encontrais un descampado llano y aplanado. Son los llamados Campos de Velex. Es el lugar donde se organizan los duelos, torneos y luchas. Es frecuente ver como se organizan torneos de boxeo o batallas con espadas de torneo por dinero en el campo dedicado al Dios de la guerra y la rectitud. En este momento se escucha vocear sobre una competición especial de boxeo donde hay 300 Monedos de Oro como premio.
Al acercaros más al torreón veis como ondean los pendones de las tres naciones: Reino Bosque, Ungoloz y Visirtan. Es el Torreon de los Embajadores de la Roca Blanca, donde se celebran los concilios sobre los asuntos que conciernen gravemente a los tres reinos y donde se alojaran los embajadores junto a su sequito. Cuenta la tradición que el crónista, archimago y Sumo Pontifice de Nebula; Decimo Tario Gallo, depositó su biblioteca de conocimiento humano, divino y arcano en el torreón para difundir su conocimiento a los hombres que acudiesen allí.
Tras una travesía sin interrupciones, Cáledan y el resto del variopinto grupo llegaron a La Aldea de la Roca Blanca. Era ya de noche y el mejor sitio al que podía dirigirse era la posada. Allí esperaba averiguar todo lo que pudiese sobre la zona, el gobernante, si había necesidad de tropas y sobre todo, que gran amenaza había provocado la gran reunión del concilio.
Hablando al resto de viajeros les dijo:
-Al fin llegamos, ahora sí puedo confirmar que mis sospechas sobre los viajeros, en éste caso, eran incorrectas. Perdonad si he sido distante durante la travesía, pero no puedo evitar ser precavido. Por ello a modo de disculpa permitidme que os invite a una ronda en la posada, no tengo mucho dinero, pero es lo menos que puedo hacer. No aceptaré un "no" por respuesta, así que vamos, estoy deseando conoceros debidamente. Dijo dándoles la espalda y sonriendo como último gesto.
Quiero ir al Lobo sediento para invitar a mis compañeros y hablar con el tabernero.
Bueno, supongo que entonces no podemos rechazar esa oferta. Digo mientras me encamino hacia la taberna.
Ustedes también quereis venir? Les pregunto al resto del grupo.
No me gustaba la actitud del mago y su anterior comportamiento solo dejó un gusto amargo. Dado que el Sr. Cáledan había hecho una invitación cordial al grupo y el mago estaba de acuerdo, lo mejor era mantenerse cerca de este último, no sea cosa que incendiara la taberna con alguno de sus conjuros. "De buen agrado acepto vuestra invitación, además tengo otras urgencias que me gustaría concretar. Entre ellas, un baño relajante, una rica comida y un buen vino para poder disfrutar. Y desde luego, averiguar qué es lo que sucede por estos lugares."
Demetrios se despidió el grupo con formalidad. Antes de marcharse les dirigió unas ultimas palabras
Por si os interesa, tengo armas y armaduras a la venta...no podemos cargar con ellas y siempre necesitamos cubrir algún gasto extra- dijo con seriedad- Acamparemos en el Campo de Velex, preguntad allí por Demetrios.
Dicho esto se separó del grupo con tranquilidad.
Después de curiosear por los puestos del mercado, doy de bruces con la taberna y la observo como un perro ante el festín de su amo. Tanteo en mis bolsillos en busca de algo que no hay, resignado tomó una gran bocanada de aire mirando al cielo y continúo mi camino hacia el Campo de Velex.
En fin, si los dioses me querían en esa taberna, me hubieran previsto de ellas...pero ya se sabe lo que dicen los hombres de fe, "los dioses nos muestran el camino, es deber del hombre saber cuando recorrerlo". Así que, veamos que competiciones hay, quizás no me hayan abandonado todavía y pueda ganar alguna.
Cuando llego allí, pregunto a los lugareños quien es el encargado para obtener información de los torneos que se van a celebrar. Después me reuno con mi cuñado en al campamento, a menos que algo me lo impida.
Cuando paso por la taberna debe ser pasado el mediodía, si no me equivoco.
-Aceptaremos gustosos tu invitación a bebida Cáledan!-dijo alegremente Svein, acompañando sus palabras con un animado, incluso desmesurado, golpe al hombro del explorador- Pero debo advertiros que Sköll tiene muy mal beber. Cuando empina demasiado el codo, siempre acabamos metidos en problemas...ha, ha, ha!
Justo despues se acercó a sir Erik y, bajando la voz, le comentó de forma inquietante:
-No es bueno bañarse demasiado. Conocemos a gente que de tanto bañarse... se convirtió en rana!-y acto seguido, arreó otro animado golpe al paladín, riendo a carcajada limpia- Un baño relajante, dice...ha, ha, ha, ha! Qué Sköll? Noooo, si quieres decirle que si también quiere un masaje en los pies, se lo dices tu!
Y sin perder más tiempo, comenzó a dirigirse a la posada. Era momento de saciar la sed del camino.
Portando su esplendorosa armadura, cubiertos los hombros con una piel de lobo blanco, asomó de la taberna.
-Eh, nomada...entra a mi taberna- dijo con un potente vozarrón- Entra en mi taberna, eres un huesped en mi casa y hoy invito yo.
En verdad, los dioses me sonríen...pues no sale el mismísimo dueño de la taberna a recibirme e incluso ha invitarme...
Que los dioses iluminen tu casa amigo!!_dijo a la vez que golpeaba el hombro del tabernero, a modo de saludo. pero he de serle sincero, no tengo ni un cobre. Pero si aceptas de buen grado, buenas historias a cambio de la bebida, te contaré como pase de ir a cazar lobos, a ser la presa de un oso de las cavernas._termina, cambiando el semblante por la más sería de las miradas.
Bueno, si algo merece la pena de ser sabido, en el tabernero tendré al mejor informador. Así qque, podré matar dos perdices niveles de un flechazo.
Adelante pues, enseñarle vuestra parroquia y servidme lo que gustéis, no tengo paladar fino. Y cuando resulta de una invitaciacion, todo mejora en calidad.
El bárbaro, acompaña a su benefactor, bebió y alabó, lo que allí le dieron. Narró su historia, lo mejor que pudo pero la oratoria nunca fue su fuerte. Aunque si la escenografía, apuntó estuvo de destrozar varias mesas, simulando ser lobos. Y asi, continuó hasta que su anfitrión le rogó calma. Cuando terminó su relato le preguntó_Por Velex!! Que no vuelvan a cazar si esta historia no merece otra ronda._dijo golpeando el pecho del dueño, con efusiva animosidad. _Pero ya basta de hablar de mi, ya debes estar cansado de escucharme. Que podéis decirme de los torneos que aquí se organizan? Y sobretodo, conocéis a quien deba tener especial cuidado? Pues tengo intención de participar en ellas. No conozco mejor manera de ganarme una bolsa de monedas, para poder gastarlas en tu local.
Quinto se sentó a escuchar al nomada con calma, la historia le pareció buena y bien contada a pesar de la ruda expresión de los barbaros.
-Vale, vale...-rió con ganas complacido- Hay ahora una especie de reto, pagan trescientas monedas a quien sea capaz de aguantar tres asaltos de cuerpo a cuerpo, sin armas contra un semiorco y el día del concilio habrá un torneo de armas en honor a Velex...ahora debo marchar, todo lo que tomes hoy, esta pagado por los lobos que cazaste y el oso del que te salvaste.
Quedas libre para deambular por la taberna.