El Largo viaje al Norte - Explicación del sistema de Viñetas:
El sistema de vietas supone una aceleración del tiempo de partida. Es un sistema ideado para narrar momentos en los que la trama debe avanzar rápidamente y sin dilación hacía un punto determinado (preludios, viajes, naación de una batalla definida mecánicamente...). El objetivo es hacer una crónica de lo que cada personaje vive y experimenta durante ese tiempo.
Esto funciona así, yo os doy el guión de los sucesos vitales y vosotros a partir de esas indicaciones redactais vuestras vivencias ¿Podeis añadir sucesos? Por supuesto, vuestro personaje puede cazar para alimentar al grupo, podeis hacer como que compráis, podéis hablar del paisaje y de las sensaciones que os produce. El sistema os da cierta libertad para narrar el viaje.
Sistema de entrenamiento:
* Los barbaros y ladrones no siguen este metodo para escalar, para ellos es una habilidad profesional
Un largo viaje al Norte
Al salir del poblado los restos de la escaramuza que enfrento a hombres y orcos es más evidente. Restos de un campemento oco humean a un centenar de metros al norte del poblado. Mientras vuestros rumbos os llevan al norte, entrando en la extensa llanura de Eltauro, divisais a lo lejos una masa oscura llena de briznas de humo y una actividad frenética construyendo empalizadas. Un analisis minucioso muestra una red de campamentos de orcos y trasgos.
Los caminos se empiezan a volver cada vez más peligrosos, los rastros de exploradores son evidentes como si los malditos no quisieran enterrar su rastro. Al llegar a cierto punto encontrais un sendero, marcado en el mapa dejado por Vingil de Cirinea, es un sendero rocoso y oculto de la vista. Desde el se puede avistar claramente la llanura, habrá unos cinco mil de esos inmundos seres con una actividad frenética. Es posible que a la larga del viaje veáis un grupillo de aquellas bestias obscenas realizando cacerías para obtener sustento. Contra más os acercais al norte más desolado parece todo, hay ruidas de aldeas abandonadas y los carroñeros merodean a sus anchas entre las chozas.
Poco a poco, día tras día os aproximais a vuestro destino. A lo lejos se vislumbra la hendedura del paso de montaña y os quedarán unos días de camino aún. Al alejaros de los campamentos observais como hay un transito de carromatos y carretas llevando suministros hacía la primera linea, esta vez los orcos parecen demasiado bien preparados. En el último día de viaje avistais un campamento, pequeño y reducido...quizás dos docenas de goblins guarnecen el paso de montaña. Mañana quizás os tengais que abrir paso por allí.
He aquí el guión de vuestro viaje. Podeis tener pequeños comnbates narrativos que no darán experiencia...aunque pensad que si hay pelea puede que alguien se entere de que hay espías en las montañas. La escena se corta el día antes de ver el campamento (ESE ES EL INICIO DEL CAPITULO 2B).
Los que lancen hechizos y tengan pergaminos podrán copiar los conjuros del pergamino gratuitamente a su libro de hechizos. A ver que con que me sorprendéis esta vez :D.
Máster, voy a hacer por aquí las tiradas para ver si mejoro o no:
- Entrenar habilidades complementarias: quiero entrenar trepar.
Bueno, pues como era previsible, me como una mierda. Creo que ya no tengo que tirar nada más, ¿no?.
Luego me pondré a narrar la tristeza de mi viaje, aunque no sé si me dará para más de una carilla.
Pd: pienso torturar de una forma muy gore a un goblin u orco que me encuentre, supongo que no tendrá información útil que dar, pero te lo aviso por si quieres decirme algo sobre ésto.
Motivo: Trepar (destreza)
Tirada: 1d20
Dificultad: 12-
Resultado: 15 (Fracaso)
El goblin solo sabe que van a arrasar los reinos humanos y que son ocho mil...poco más
Se añade un suceso a la cronología:
Svein agotado, con su medio siglos a cuestas pide un descanso cada poco tiempo, su cuerpo ya no es joven y está agotado. En cierto momento el grupo debe de esperar demasiado y el Guerrero, agotado decide retornar a Ungoloz y vivir en paz el tiempo que le reste.
Emmm... Máster recuerdas eso que te dije que no sé si iba a llegar a una carilla, pues creo que al final voy a tener que recortarlo para que me quede en 4 jajaja, me pongo a escribir y no paro, y ahora con la partida de Svein pues me enrollo como una persiana.
Abajo te he puesto lo que llevo, eso serían casi dos carillas, y aun me quedan dos partes, en la que narraré mis infructuosos intentos por aprender a trepar, y la tortura del goblin respectivamente.
¿Quieres que lo ponga para todos y que así los demás jugadores se vayan haciendo una idea, o mejor lo pongo cuando lo tenga acabado?
El largo viaje al Norte
-1ª parte, Un adiós muy amargo:
Tras abandonar el pueblo, sintiéndose renovado por haber cumplido satisfactoriamente su trabajo allí, salvando a muchos inocentes y encontrado una recompensa que compensaba con creces todas las heridas, parálisis, caídas, fallos y errores sufridos; el espíritu de Cáledan volvía a ser amigable y tranquilo. Atrás quedaban ahora sus arranques de ira y su frustración.
Si no fuera, porque aún estaba herido y el paisaje desolador entristecería a cualquiera, se podría decir que estaba feliz. Sus amigos distaban mucho de ser los más agradables compañeros de viaje, pero tras la experiencias compartidas, empezó a considerarlos como una familia (una familia bastante extraña a decir verdad). Reía abiertamente con Blür gun Dhür escuchando sus valerosas historias y compartiendo graciosas anécdotas bélicas (incluso había aprendido a decir correctamente el nombre entero del bárbaro). Le encantaba hablar de temas existenciales con Baern y debatir sobre las injusticias de la sociedad actual. Y con Svein, bueno …, con Svein no podía parar de divertirse, la aparente dualidad del hombre era tan real que a veces hasta el explorador se lo creía, era un tipo sincero que decía lo que pensaba y a pesar de su inherente locura, tenía muchas cosas importantes que decir. En fin, los primeros días fueron bastante agradables y la situación parecía acompañarles, dado que de momento no había señal de los enemigos. Hasta que un día la cosa empeoró…
El bravo guerrero pese a que aún estaba bastante débil, y no se recuperaba tan rápido como él, insistió en volver a montar y que dejaran de cuidarlo. El explorador entendía que necesitaba demostrar su autonomía, por lo que no se opuso ni tampoco el resto de sus amigos. Al principio no hubo problemas, pero era obvio que Svein sufría en la silla; Cáledan intentó ofrecerle el mando del carro (que era mucho más tranquilo), pero el norteño dijo que se lo quedara él, lo necesitaba más. Al día siguiente Svein pidió un descanso en el camino, y se lo ofrecieron sin problemas, intentaban no hacer mención al precario estado de salud del guerrero; pero conforme pasaban los días se volvía más evidente, y las pausas eran más largas. Nadie quería decir nada, pero Svein lo sabía, y al cuarto día de volver a la silla se plantó en el camino y dijo:
- Seguid sin mí muchachos, no hago más que entorpeceros, y estoy harto de escuchar los sermones de Sköll diciéndome que sólo soy una carga. Ha sido un honor compartir éste viaje con vosotros, pero éstos últimos días han servido para recordarme que ya no soy joven, y que deseo descansar tranquilo hasta que llegue mi fin. Pienso volver a mi tierra natal, ya nadie me recordará, pero no me faltará un techo y una cama en la que reposar … - dijo bastante alicaído dejando de piedra al resto de sus compañeros - cuando acabe todo esto, pasaros por allí, os recibiré con los brazos abiertos.
Cáledan no se podía creer lo que estaba oyendo, el anciano guerrero había sido como un ejemplo de valor y constancia para él, y ahora ¿abandonaba?, por primera vez, no sabía bien que decir, estaba deseando que Svein dijera que era una broma y se riera notoriamente como solía hacer porque se lo habían creído, pero no fue así … Y el explorador le respondió rápidamente:
- No digas eso Svein, tú eres el más duro de nosotros, no puedes abandonar, no… - dijo mientras notaba que sus ojos se empañaban al ver que el guerrero negaba con la cabeza con expresión seria y Cáledan entendía que decía la verdad – Pero, no estáis en condiciones de viajar sólo, no …, no puedes – dijo con un tono de voz que más parecía una súplica que una afirmación, notándose como se le quebraba la voz ante la separación de su amigo.
Svein pareció mostrar una sonrisa de compasión, algo que nunca le había visto hacer y le dijo en un tono alegre y cordial, como intentando no apenar más a sus amigos:
- ¡Ja! No estoy sólo, Sköll me acompaña. Y no temáis por mí, esto no es un adiós, es un hasta pronto. Cuidaros muchachos.
Finalmente se despidieron del anciano guerrero con muchos abrazos y alguna que otra lágrima se derramó por parte del explorador, le apenaba profundamente su partida, pero debía respetar su decisión. Así que entregándole su parte del botín que se había ganado con creces, levantaron al unísono la mano los tres compañeros, y gritándole a la lejana figura que se perdía por el horizonte le dijeron:
- ¡Hasta pronto!
Y como si Jimmy los entendiera, dirigió un aullido al cielo para cumplir con su parte de la despedida …
Lo dejo aquí tu elección, quizás sea positivo ponerlo público :)
El largo viaje al Norte
-1ª parte, Un adiós muy amargo:
Tras abandonar el pueblo, sintiéndose renovado por haber cumplido satisfactoriamente su trabajo allí, salvando a muchos inocentes y encontrado una recompensa que compensaba con creces todas las heridas, parálisis, caídas, fallos y errores sufridos; el espíritu de Cáledan volvía a ser amigable y tranquilo. Atrás quedaban ahora sus arranques de ira y su frustración.
Si no fuera, porque aún estaba herido y el paisaje desolador entristecería a cualquiera, se podría decir que estaba feliz. Sus amigos distaban mucho de ser los más agradables compañeros de viaje, pero tras la experiencias compartidas, empezó a considerarlos como una familia (una familia bastante extraña a decir verdad). Reía abiertamente con Blür gun Dhür escuchando sus valerosas historias y compartiendo graciosas anécdotas bélicas (incluso había aprendido a decir correctamente el nombre entero del bárbaro). Le encantaba hablar de temas existenciales con Baern y debatir sobre las injusticias de la sociedad actual. Y con Svein, bueno …, con Svein no podía parar de divertirse, la aparente dualidad del hombre era tan real que a veces hasta el explorador se lo creía, era un tipo sincero que decía lo que pensaba y a pesar de su inherente locura, tenía muchas cosas importantes que decir. En fin, los primeros días fueron bastante agradables y la situación parecía acompañarles, dado que de momento no había señal de los enemigos. Hasta que un día la cosa empeoró…
El bravo guerrero pese a que aún estaba bastante débil, y no se recuperaba tan rápido como él, insistió en volver a montar y que dejaran de cuidarlo. El explorador entendía que necesitaba demostrar su autonomía, por lo que no se opuso ni tampoco el resto de sus amigos. Al principio no hubo problemas, pero era obvio que Svein sufría en la silla; Cáledan intentó ofrecerle el mando del carro (que era mucho más tranquilo), pero el norteño dijo que se lo quedara él, lo necesitaba más. Al día siguiente Svein pidió un descanso en el camino, y se lo ofrecieron sin problemas, intentaban no hacer mención al precario estado de salud del guerrero; pero conforme pasaban los días se volvía más evidente, y las pausas eran más largas. Nadie quería decir nada, pero Svein lo sabía, y al cuarto día de volver a la silla se plantó en el camino y dijo:
- Seguid sin mí muchachos, no hago más que entorpeceros, y estoy harto de escuchar los sermones de Sköll diciéndome que sólo soy una carga. Ha sido un honor compartir éste viaje con vosotros, pero éstos últimos días han servido para recordarme que ya no soy joven, y que deseo descansar tranquilo hasta que llegue mi fin. Pienso volver a mi tierra natal, ya nadie me recordará, pero no me faltará un techo y una cama en la que reposar … - dijo bastante alicaído dejando de piedra al resto de sus compañeros - cuando acabe todo esto, pasaros por allí, os recibiré con los brazos abiertos.
Cáledan no se podía creer lo que estaba oyendo, el anciano guerrero había sido como un ejemplo de valor y constancia para él, y ahora ¿abandonaba?, por primera vez, no sabía bien que decir, estaba deseando que Svein dijera que era una broma y se riera notoriamente como solía hacer porque se lo habían creído, pero no fue así … Y el explorador le respondió rápidamente:
- No digas eso Svein, tú eres el más duro de nosotros, no puedes abandonar, no… - dijo mientras notaba que sus ojos se empañaban al ver que el guerrero negaba con la cabeza con expresión seria y Cáledan entendía que decía la verdad – Pero, no estáis en condiciones de viajar sólo, no …, no puedes – dijo con un tono de voz que más parecía una súplica que una afirmación, notándose como se le quebraba la voz ante la separación de su amigo.
Svein pareció mostrar una sonrisa de compasión, algo que nunca le había visto hacer y le dijo en un tono alegre y cordial, como intentando no apenar más a sus amigos:
- ¡Ja! No estoy sólo, Sköll me acompaña. Y no temáis por mí, esto no es un adiós, es un hasta pronto. Cuidaros muchachos.
Finalmente se despidieron del anciano guerrero con muchos abrazos y alguna que otra lágrima se derramó por parte del explorador, le apenaba profundamente su partida, pero debía respetar su decisión. Así que entregándole su parte del botín que se había ganado con creces, levantaron al unísono la mano los tres compañeros, y gritándole a la lejana figura que se perdía por el horizonte le dijeron:
- ¡Hasta pronto!
Y como si Jimmy los entendiera, dirigió un aullido al cielo para cumplir con su parte de la despedida …
Bueno, aunque parezca una parrafada inmensa, es sólo la mitad de lo que tengo preparado XD. Aún me quedan la segunda parte y la tercera, que narraran otros acontecimientos diferentes.
Lo he puesto en público (con el permiso del máster), para que todos narremos más o menos lo mismo, y por si a alguien le falta inspiración en éste momento, pues que se copietee un poco de mí jeje. Esta noche añadiré la siguiente parte y puede que la tecerra también, Un saludo.
- 2ª parte, El escalador del fracaso.
Tras la partida de Svein, el grupo perdió parte de su espíritu de compañerismo y animosidad. Pasaron gran parte del trayecto en silencio, recordando internamente los buenos momentos que habían compartido con el guerrero y no podían evitar sentir como la pena los embargaba. Cada miembro sobrellevó aquella situación como buenamente pudo.
La mayor cercanía del enemigo, como podía ver a lo lejos y por los rastros que encontraban sin dificultad; los obligaba a mantener silencio y eso aumentaba el distanciamiento entre sus amigos. No obstante a cada paso que daban se preocupaban más ante el peligro que se cernía ante ellos, y de pronto lo vieron:
¡Una cantidad ingente de campamentos!, debía haber unos cinco mil de aquellos asquerosos orcos y goblins; y el empeño que ponían en la fortificación de los mismos era admirable. Definitivamente la guerra iba a ser muy dura, y el peligro era aún mayor del que Vingil les había dicho.
Afortunadamente contaban con el mapa del Duque de la Montaña de los Cirineos, y con aquel sendero oculto. Pudieron cruzar todas aquellas tierras con algo menos de riesgo. Pero el terreno era peligroso, y para cumplir sus labores como explorador, ahora que gozaba de mejor salud, tenía que escalar grandes laderas empinadas hasta poder gozar de una vista que le revelara parte del entorno y la proximidad o no del enemigo. Pero desafortunadamente sus habilidades para trepar eran escasas y pese a que lo intentó más de una vez, siempre se caía; y aunque se conocía bastante bien y siempre lo hizo con la seguridad de su cuerda, eso no servía para ocultar su patente fracaso.
- 3ª parte, El cazador cazado.
Cuando finalmente desistió en sus intentos para aprender a trepar, uno de los días en los que cabalgaban por el risco, cerca de un frondoso bosque que crecía en la ladera, escucharon los pasos de alguien que se acercaba desde el bosque hacia el camino…
No era la primera vez que tenían un encuentro con el enemigo; pero la mayoría de las otras veces conseguían esconderse a tiempo, dado que los pieles verdes ni consideraban la posibilidad de que hubiera algún espía humano tan cerca de su base, y por lo tanto no se esforzaban ni en fijarse en su entorno ni en los rastros que la compañía no podían evitar dejar.
Pero ese día sí que los vieron … Del bosque salió un cervatillo herido por una flecha y asustado, que al encontrarse con el grupo cambió rápidamente de dirección; pero tras él venía un grupo de tres goblins que esperaban encontrarse a su presa ya abatida por la carrera y la herida, y la sorpresa que se llevaron al verlos casi les mata del susto.
Afortunadamente en cuanto vieron al ciervo huir se hicieron una idea correcta de lo que les esperaba, y cuando los goblins llegaron, fueron recibidos por el grupo completamente preparado para el combate. Baern lanzó un proyectil ígneo que carbonizó la garganta de uno de ellos en cuestión de segundos, Cáledan acertó a otro en la cabeza, que cayó desplomado; y el tercero al ver como Blür cargaba contra él corrió como si hubiera visto al mismísimo demonio. Pero el explorador tenía otros planes para él, por lo que le dijo rápidamente al bárbaro:
- No lo mates Blür, nos servirá mejor vivo.
Al parecer su amigo lo oyó a tiempo, porque sólo le dio un soberano gancho con su puño cuando lo tuvo a su alcance, dejándolo inconsciente en el acto. Cáledan volvió a dirigirse a sus amigos:
- Enterrad a esos dos, éste hijo de puta es mío – dijo con una sonrisa sádica -, tened por seguro que nos contará todo lo que tiene en la cabeza, yo sé como se hacen éstas cosas.
Y mientras sus amigos se ponían con la tarea, él se llevó al goblin a una zona más apartada, lo ató fuertemente a un árbol, lo amordazó, y se puso a calentar la hoja de su espada hasta ponerla al rojo, la iba a necesitar para cortar las innumerables hemorragias que sufriría …
En cuanto despertó, el explorador se deleitó con la mirada de miedo que tenían siempre sus víctimas en aquellas situaciones, tenía que admitir que le gustaba hacer aquello, por lo que se dispuso a narrarle lo que le iba a hacer y disfrutar aún más ante la sensación de poder que lo embargaba:
- Me temo que hoy es tu peor día amigo, tengo que decirte que vas a morir, como comprenderás no puedo dejar rastro de nuestro paso por aquí, y lo peor es que lo harás tras haber sufrido más dolor de lo que la mayoría de las personas sufren en toda su vida, pero así son las cosas, que le vamos a hacer … - dijo con una voz tranquila y casi dulce, que contrastaba bastante con todo aquello, cuando repentinamente le cortó una mano con su espada y la cauterizaba con la otra – shhhh, shhhh, la primera mano no se negocia, así son las reglas; y ahora dime lo que quiero saber, y quizás sea más rápido de lo que tenía pensado – decía mientras mantenía una expresión que rayaba la locura, una mezcla entre alegría y preocupación.
Cáledan le cortó cada uno de sus dedos y extremidades, le desgarró la piel, hurgó entre sus heridas sin compasión, le sacó los ojos, le cortó sus partes, etc. Aquel pobre desgraciado había sufrido de lo lindo, se desmayó varias veces, pero él sabía como despertarlo. Cuando acabó, le resultó fácil enterrar los cachos de su cuerpo, y tras ello volvió con sus amigos con una expresión algo abatida pero tranquilo:
- Dice que son unos 8000 pieles verdes y que hay un puesto de avanzada allí mismo, serán unos 20 goblins. Nada más relevante. Sigamos nuestro camino y pensemos como sobrepasamos esa fortificación – dijo con un semblante serio y algo trastornado por la sangría que había realizado.
Máster, la historia de mi personaje ya está completa para este trayecto.
Por si el explorador no tuviera suficientes problemas hay que añadir que es un sádico incorregible. No sean muy duros con el pobre Cáledan, a él sólo le gusta torturar a quienes cree que se lo merecen XD.
Un saludo y espero que les haya "gustado" jaja.
Blür no entendía porque Erik, sentía la necesidad de acompañar a esas mujeres. En su tribu las mujeres participan en las luchas, las mujeres son fuertes, rápidas y ágiles. Además, están mas acostumbradas a ver sangre.
Pero sabía que era inútil intentar convencerle de lo contrario, así que una vez que recogieron todas las cosas se pusieron en camino.
Los primeros días la marcha fue lenta y tranquila, la mitad del grupo estaba herido y necesitaban descansar, sobretodo Svein. El guerrero además de sus heridas físicas estaba sufriendo otro tipo de mal, Blür ya lo había presenciado otras veces, algo extraño había en su mirada. Se empeñó en seguir a caballo, aún cuando sus heridas no estaban sanadas. El grupo tuvo que realizar numerosas paradas para retomar fuerzas, estaba claro que Svein no estaba bien.
Y al final, llegó el día. Como un viejo guerrero que sabe que no puede proteger a sus familia, Svein tomó la decisión de regresar a su hogar.
Blür no dijo palabra alguna, solamente le estrechó el brazo y nada mas. El resto tuvo palabras emotivas, abrazos y despedidas. Blür no comprendía todas estas ceremonias surenses. Si los dioses lo veían apropiado, sus caminos se cruzarían de nuevo. Además, eran ellos los que partían a una misión peligrosa y el grupo era cada vez mas pequeño.
Una vez mas el grupo se puso en marcha. Baern, centraba su mirada en libros y hojas de papel, una vez mas, Blür no comprendía la utilidad de pasarse horas mirando aquellos papeles. Cáledan, parecía recuperarse bastante bien y junto al bárbaro, se adelantaban en busca de huellas del enemigo. Pero la primera etapa del viaje resultó ser pacífica, en comparación a lo vivido hasta el momento. El bárbaro norteño, dedicaba una hora en las mañanas, para honrar a los dioses como le había enseñado su padre. Practicando con la espada a dos manos. Ésta apareció en el momento mas oportuno y tenía claro que no había sido una casualidad. Así que, mientras el resto se preparaba para la marcha matutina, el imaginaba combates ante enemigos invisibles. Y hasta llegó el día en el que Baern le pidió que le enseñara a usar su cayado. No confiaba en el, aún después de todo lo pasado, nunca se fiaría en alguien que usa el arte de la magia. Pero sin Erik, sin Svein, la compañía necesitaría de todo lo que estuviese en sus manos para hacer frente a las adversidades.
A regañadientes aceptó. Todas las noches practicaban juntos, otras solo le daba consejos. Y así transcurrió la marcha hasta llegar al desvió que les mostraba el mapa.
El camino era pedregoso, angosto y empinado. A menudo se encontraban con huellas y marcas del goblins y orcos. Estando el explorador debilitado, era en Blür en quien recaía la responsabilidad de adelantarse y observar lo que se les presentaría por el camino. Siempre silencioso, siempre oculto.
Aún con todas las debilidades que tenían, Blür se encontraba animado, despierto y jovial. Estaba en su ambiente, montañas, caminos y enemigos al acecho. Además, Jimmy siempre lo acompañaba. El perro se había convertido en una parte importante del grupo. Con su oído y olfato agudizados, ayudaba en la caza y el rastreo. Siempre y cuando Blür no pisara una rama o pateara alguna roca.
En mas de una ocasión, cuando estaban a punto de cazar algún conejo, el crujido de un palo bajo las botas del bárbaro hacían que la ocasión se esfumase. El perro siempre se lo reprendía, quizás no hablase pero el lenguaje corporal era claro. Desde entonces, Blür observa a jimmy cuando acechaba a las presa e intentaba imitarle.
A menudo debían parar, momento que aprovechaban para escalar rocosas y escarpadas laderas, para saber que se les presentaría mas allá. Cáledan insistía en acompañarle, pero estaba claro que aún no se encontraba bien del todo, pues rara vez consiguió subir hasta arriba. Blür, estaba mas acostumbrado a ello.
Por fin lo vieron, un enorme campamento de orcos y goblins, preparados para la guerra. Blür no sabía decir cuantos habría, nunca se le dio bien contar. Pero allí se encontraban reunidos mas criaturas que la mayor de las manadas de uros que jamás ningún norteño haya visto.
Un día, en el ocaso, Jimmy se puso nervioso y no dejaba de olfatear y gruñir. Tras dejar el carro y los animales apartados, silenciosos y ocultos por las sombras se encontraron con un pequeño grupo de goblins. Sería fácil acabar con ellos, pero hacerlo podría traer exploradores en su busca, y era lo último que necesitaban. Baern, no lo pensó dos veces, levantó una de sus manos y comenzó a pronunciar extrañas palabras en un aún mas extraño lenguaje. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Blür, que estrechó con fuerza los amuletos que llevaba colgados al cuello. Una etérea neblina se posó sobre las criaturas y súbitamente cayeron en un profundo sueño.
De esta forma, sobrepasaron el peligro sin tener que derramar sangre. Blür no estaba de acuerdo, pero quizás tuvieran razón y fuese lo mejor.
Blür se tomaba la parte del rastreo muy en serio, y dedicaba mas tiempo cuando se adelantaba al grupo. Quería asegurarse que nada ni nadie lo pudiera ver y escuchar. Así que avanzaba despacio, poniendo especial atención en la forma de caminar, intentando imitar a los pumas cuando cazan. Cada vez hacían menos hogueras para no dejar constancia de su paso, y que el humo no revelara su presencia.
El nerviosismo estaba muy presente, casi no hablaban entre ellos. Todos sabían el peligro que les rodeaba y debían ser cuidadosos.
Una mañana algo salió del bosque, y esta vez no hubo tiempo de esconderse. El enfrentamiento fue inevitable, y cuando estuvo apunto de partir el cuello de uno de esos hombrecillos verdes, Cáledan le refrenó, orden fue clara. _ Déjalo vivo, Blür!!
Así lo hizo, pero para aquél su final fue muchísimo peor. Cáledan demostró ser experto en obtener información. El norteño no sintió lástima por el. Pero se mostraba inquieto e intranquilo. Demasiados gritos, demasiado humo y un fuerte olor a carne quemada, era lo último que necesitaban.
Ocultaron los cuerpos y taparon sus huellas, y siguieron su camino.
El explorador expuso la información, mas de 8000 guerreros y justo en mitad del camino que debían seguir, se encontraba una fortificación defendida por 20 goblins. La fiesta estaba asegurada.
Motivo: Entrenamiento-moverse sigilosamente
Tirada: 1d20
Dificultad: 10-
Resultado: 1 (Exito)
Motivo: Entrenamiento-moverse sigilosamente
Tirada: 1d20
Dificultad: 10-
Resultado: 15 (Fracaso)
Bueno aquí está. No estoy contento con la narración y pido disculpar por ello. Espero estar mas descansado estos días, porque con la fundida de cerebro y cuerpo me resulta difícil hacer volar mi imaginación. Y me fastidia, porque me alegró saber que íbamos a tener libertad narrativa para esta parte de la historia.
Así pues, aquí tenéis mi parte que dista mucho de asemejarse a la genial narración de Cáledan.
P.D: Existen los críticos en los entrenamientos? XD
Durante el viaje, veía cómo Cáledan, Blür, y el resto estaban entrenando en sus habilidades, y yo no iba a ser menos. Práctico con mis conjuros a diario, para poder lanzarlos más rápido y más poderosos. Leo libros de texto para adquirir conocimientos de todo tipo de materias, leo pergaminos para que en un combate no me demore demasiado, etc. También le pido a Cáledan que me enseñe a rastrear, al ser el un experto rastreador, espero poder aprender rápidamente. Y así trancurrieron los primeros dias del viaje, cuanto más pasaba el tiempo, más rápidos y mortíferos eran mis hechizos, leía más rápido y empezaba a ser capaz de distinguir unas pocas huellas. Pero notaba que algo se me escapaba, hasta que, una noche, viendo a Blür entrenar, caí en la cuenta. Y si me quedo sin hechizos para poder dañar a mis oponentes? Como voy a ser capaz de ayudar a mis compañeros? Tras intentar hallar la respuesta en libros de texto, que fue básicamente una pérdida de tiempo, le pregunté a Blür a ver si me ayudaba a practicar el arte de la guerra. Pasada otra semana, nos encontramos con un numeroso grupo de goblins, pero gracias a que lancé el hechizo de dormir rápidamente, pudimos ganar esa pelea. Pero no estaba conforme del todo, veía como mis hechizos prosperaban, pero no mi habilidad con el bastón, desde entones, a diario, practico con mi bastón, empezando a tener callos en las manos por agarrar fuertemente a vara en vez de en el culo por estar sentado en una silla
Motivo: Solo con unos
Tirada: 1d6
Resultado: 6
Perdón, se me olvidó copiarlo aquí