Partida Rol por web

Vaya, no es descabellado que el Marqués haya vinculado a sí a alguna persona -los vampiros siguen siendo personas... ¿no?- para cubrirse las espaldas en caso de necesidad y tener claro con quién contar. Pero dos no son suficientes para hacer frente a una traición. Eso está claro. 

No me sorprende que llamen a la puerta. Hemos pasado demasiado tiempo desaparecidas como para no llamar la atención, en caso de que alguien nos estuviese observando. Contemplo con tranquilidad como Smahane se arregla para hacer su aparición abajo. Siempre tan perfeccionista... Por lo menos sabe disimular su desesperación. Si apareciese con el ánimo con el que se nos ha mostrado hace un momento en la fiesta... Sería terrible. No hay nada peor para alguien con poder como dar muestra de debilidad. 

Asiento ante la gratitud de la Senecal y me quedo un poco rezagada. No tengo confianza con ninguna de las chicas y, además, estoy acostumbrada a trabajar en solitario. Se nota que hay varios grupitos ya formados. Realmente, no tengo ninguna necesidad de pertenecer a ellos. Salgo de la sala discretamente y bajo a la fiesta, con todos mis sentidos alerta, preparada para lo peor. 

   El abogado se queda espectante cuando dice estas palabras. Alexandrie, ves que ha hecho el amago de levantar la mano como si fuera a estrechártela pero la baja inmediatamente. Dirías que no tiene muy claro cómo saludarte.

Me sorprende ese gesto. ¿Acaso tiene miedo de que el mero contacto con él me pueda revelar algo? Tomo la iniciativa y le doy la mano. 

—Enchantée. ¿Qué le trae por aquí esta noche?