Anochece en Bureos como cualquier otra noche. Al despertar, notas que el hambre te asalta, como cada una de las noches desde tu abrazo. Sobre las paredes de tu cuarto resaltan los glifos del ritual de protección contra la luz del sol. Siempre has creído que es exagerado y demasiado fácil de descubrir. Llevas tiempo barajando la posibilidad de crear un ritual mucho menos llamativo. Tal vez que pueda escribirse solo en los marcos de las ventanas o que pueda cubrirse con pintura sin perder su efecto. Mientras sigues el hilo de tu pensamiento te notas somnolienta y no entiendes qué te ha despertado antes de tiempo, pero entonces escuchas el sonido del timbre. Te pones una bata fina sobre el pijama y caminas en silencio hasta la puerta.
La cámara del portero automático revela la presencia de un joven en la puerta que sostiene una carta entre las manos. Ves un redondel de lacre que la cierra pero la calidad de la imagen no te permite distinguir el sello. Abres la puerta para que entre y esperas a que suba. No pasa mucho tiempo hasta que escuchas el sonido del ascensor y los pasos sobre la alfombra del rellano. Unos segundos después, el timbre de tu casa suena.
Tus sospechas se confirman al abrir la puerta. Es uno de los correos de Smahane (llevas unos meses observando sus idas y venidas). Este, si no te falla la memoria, debe de ser Samael Bertot, un muchacho que estudia Económicas en la Universidad de Burdeos y por las noches se saca un buen sueldo trabajando para la senescal. Ahora que lo tienes tan cerca, no puedes evitar echar un vistazo disimulado a su aura [Auspex 2, Percepción + Empatía]. Tenías la firme sospecha de que era un góhul, pero no. Su aura es completamente humana.
El joven te tiende la carta sin decir nada y compruebas que el sello es el del Marquesado, un escudo de armas con una banda horizontal y tres merletas en la parte superior. Rodeando el escudo se puede leer un lema escrito en una elegante caligrafía: Autre ne sers.
Querida Bianca:
Espero que la llegada de esta carta no te haya despertado. Te escribo para evitarte la molestia de acudir esta noche a mi hogar como ha venido siendo tu costumbre estos últimos meses, puesto que ni yo me hallaré en ella ni encontrarás la puerta abierta. Ha surgido algo que ha llevado al Marqués a acudir a la tertulia de Madame Lafont y debo acompañarlo por su seguridad. Sin embargo, y en parte para compensar el agravio que supone privarte de una noche de diversión, le he pedido a Madame Lafont que te invite para que te unas a nosotros. Confieso que no es una invitación desinteresada por mi parte puesto que quiero tratar contigo un asunto urgente. Espero que ello no te cause un problema. Te ruego confirmes tu asistencia con la mayor prontitud posible entregándole una misiva al señorito Bertot.
Quedando a tu entera disposición,
Smahane Yora
Senescal del Marquesado de Burdeos
Disimulas lo mejor que puedes tu entusiasmo. Podría ser la oportunidad que estabas esperando. Sospechabas desde hace tiempo que el interés de la senescal por los recién llegados no era altruista, sino que buscaba su complicidad para utilizarlos en su plan contra el Marqués; aunque también podría resultar que estuvieras completamente equivocada y Smahane resultara trigo limpio. La cuestión es que es una ocasión perfecta para comprobarlo. El joven te observa desde la puerta.
Motivo: Auspex 2 [Percepción + Empatía]
Dificultad: 8
Tirada (5 dados): 3, 1, 4, 2, 6
Éxitos: -1 Pifia
Mi sueño estaba siendo de lo más plácido cuando algo me despertó. Desubicada, a pesar de la agudeza de mis sentidos no tenía nada claro qué es lo que estaba pasando. Hasta que me di cuenta de que era el timbre. Mi mal humor bullía debajo de mi piel hasta el extremo de tener la sensación de que se me estaba erizando el vello de todo el cuerpo.
Salí a abrir para encontrarme con un un joven. Un joven conocido. ¿Malas noticias, quizás?
Con la cercanía pude "olfatear" el aura del chico. Mis sospechas fueron totalmente cortadas de raíz. El chaval no era más que un humano. ¿En qué más me estaré equivocando con todo esto? Por una fracción de segundo, casi imperceptiblemente, mi boca se convirtió en una fina línea. A pesar de estar convencida de que había gato encerrado, mi naturaleza me hacía dudar continuamente de todo. Pero sabía que a pesar de todo, seguiría adelante.
El muchacho me entregó una carta. Impaciente por saber qué ponía, me di la vuelta para coger un bonito abridor que tenía encima del mueble de la entrada, y, con un movimiento rápido, abrí la carta. Buenas. Muy buenas noticias. Me costó bastante controlar mis emociones, pero al estar de espaldas tampoco me preocupé. Rápidamente, con caligrafía pulcra y estilizada, redacté mi confirmación al requerimiento de asistencia. De buena gana, de hecho, asistiría. Pero eso ellos no tenían por qué saberlo.
Al darme la vuelta ya había controlado totalmente los movimientos de mis rasgos, haciendo que mi cara se volviese impenetrable.
-El señor senescal espera recibir cuanto antes mi respuesta. Gracias. - Sin más, cerré la puerta. ¡Cuánto tiempo llevo esperando esto! La fortuna por fin me sonríe. Sí, seguro que esta es mi oportunidad para desentrañar todo esto.
El post que hice el otro día era mucho mejor, pero bueno. A lo hecho... pecho.