Partida Rol por web

Tormenta Azul 2: En la oscuridad

Prólogo

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30/09/2008, 15:55
Director

Prólogo

Cuaderno de Bitácora de Tormenta Azul
Día 1 de la Oscuridad.

Aquel no era el salón de reuniones más amplio de la Estación. El más amplio tenía el tamaño de un pequeño estadio con capacidad para más de veinte mil almas, pero en esos momentos la estación estaba bajo mínimos. De las trescientas personas escasas que habían permanecido en la colosal estación espacial allí solo se encontraban unas cincuenta. Recorrían inquietas el patio central sin sentarse todavía en el anfiteatro, a la espera de que llegasen los dos individuos más importantes de Tormenta Azul: el Maestro Ingeniero Hammerdon y el Padre Kiros. Ambos representaban a las dos facciones que dirigían la estación. El Maestro Ingeniero Hammerdon representaba la tecnología, los intereses del Imperio. El padre Kiros hablaba en nombre del Pancreator, los intereses de la Iglesia. En una situación atípica como aquella habían forjado una singular alianza que se veía reflejada en el variopinto personal que daba vueltas por el salón. Hasta el observador más casual podría darse cuenta de que estaban representadas a partes iguales la Tecnología y la Fe. Cada grupo observaba al otro con una mal disimulada suspicacia.
Sí, durante el tiempo que habían permanecido en aquella estación ambas facciones habían aprendido a tolerarse e incluso se habían creado vínculos de amistad. Pero estos vínculos siempre se encontraban amenazados por la sombra del pasado. Los Ingenieros eran conscientes de que si Tormenta Azul seguía abierta era solo por la intercesión directa del Emperador. Y los sacerdotes sabían que eran solo tolerados en aquella estación espacial como un garante de que las cosas no se desmadraban. Y ahora se habían salido de todo cauce.
Nadie sabía a ciencia cierta por que se había evacuado la Estación ni cual había sido el protocolo de selección para la gente que había sido obligada - o había logrado - permanecer en la misma. Había una emergencia que ponía en peligro la misma continuidad de la estación, pero los datos concretos eran desconocidos. Desde luego el asunto no debía ser baladí cuando obligaba a colaborar a dos fuerzas tan enfrentadas como la Iglesia y los Ingenieros.
Los que estaban en aquella sala no eran técnicos imprescindibles. Se les había solicitado que permaneciesen en la base para resolver un problema que por el momento desconocían. Su labor no era mantener en funcionamiento los sistemas vitales del coloso - para eso ya estaban otros téncnicos cualificados - sino enfrentarse a lo que fuera que amenazaba el futuro de aquel lugar.
Y mientras esperaban a los máximos representantes podríamos pensar que ambas facciones contenían la respiración mal disimulando su tensión...

Notas de juego

Reglas de narración:

- usad la tercera persona del pasado para que haya continuidad en la lectura.

- NO uséis negritas y la cursiva solo para los pensamientos si lo creéis necesario. Prefiero que el conjunto se pueda leer como una novela normal, y en las novelas no hay ni negritas ni se abusa de las cursivas ;)

- Los que habéis venido en el Icaro os conocéis perfectamente. Los demás sabéis quienes son los que han venido en el Icaro y os han contado que en el follón actual que sucede en Tormenta Azul tienen algo que ver.

- Los personajes de los nuevos jugadores se conocen entre sí pero solo superficialmente. Amigos de amigos, ya me entendéis.

Y ahora la escena es toda vuestra...

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30/09/2008, 18:08
Ramveer al-Malik

    -No veo por qué no. Al fin y al cabo se trata de una evacuación.

    Aquella frase retumbaba en la cabeza de Ramveer, rebotando contra sus miedos y haciendo añicos la ilusión depositada tras tantos años de trabajo incesante en las entrañas de aquella inmensa maravilla arqueológica. Uno no 'entra' en Tormenta Azul: sube a bordo, le había dicho uno de los técnicos en aquel lejano primer día de estancia. Tantos secretos semiocultos, tantas revelaciones logradas en dura pugna con la ignorancia de la época que les había tocado vivir... Un puente entre el pasado y el futuro, tendido sólo para las mentes más audaces, para aquellos que como Ramveer sentían que las respuestas (fuesen cuales fuesen las preguntas) estaban más allá de las posibilidades de credos anticuados y prejuicios absurdos. Aunque quizás lo más importante de todo, y que quizás resulta lo más duro de reconocer, era que había aprendido a ser feliz 'a bordo' de aquel fascinante pedazo de chatarra centenaria...

    El irritado noble aguardaba emperifollado el comienzo de la asamblea, sondeando en tono casual las reacciones del resto de los asistentes. Si había algo que él pudiera hacer para detener aquella locura, estaba resuelto a hacerlo. Los intereses de muchos otros residentes notables, como él mismo, estaban en juego. De hecho, todavía no podía creer que Hammerdon se hubiera dejado acorralar por el padre Kiros; la Iglesia nunca había dado demasiados problemas, al menos en sus áreas de trabajo. ¿O quizás se trataba de alguna otra cosa? Una locura, definitivamente. Eso es lo único seguro. Su habitual desenfado se apreciaba en estos momentos embotado por la inquietud que la coyuntura le producía. Y apenas se había disipado de las líneas de su rostro el calor de la ira que le sumió en la más profunda indignación al ser abofeteado con aquella respuesta acerca de la cancelación por tiempo indefinido del proyecto maestro IR-8:

    -No veo por qué no. Al fin y al cabo se trata de una evacuación.

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30/09/2008, 19:46
Seth Kell

Míralos, sonrió, con los ojos de negro estelar fijos en los dos altos representantes de sus respectivas "castas". Ambos danzan y juegan a su juego. Incluso tengo una melodía para ellos, pensó el ukar con sorna y un cierto rencor. A pesar de todo, debía reconocer que habían avivado su interés, e incluso, aunque no lo admitiera fácilmente, habían logrado asustarle. Pero aquello era parte de la excitación. Curiosamente, uno tiene mayor sensación de estar vivo cuanto más cerca se considera de la muerte.

Alrededor de los "bailarines", un corro de gente parecía observar aquella misma escena, inseguros de su papel. El ukar apostaba a que muchos de ellos desearían el puesto que correspondía a los protagonistas, mientras que otros, quizá más inteligentes, no lo aceptarían ni por todo el poder de la Galaxia...y quizá fuera ese el premio del día...o el castigo. Él los observó también, como si fuera un narrador ubicuo de una escena improbable. El murmullo sigiloso se había impuesto hasta hacerse casi un estruendo de pensamientos que pugnaban por salir, como una nube psíquica tóxica. Un veneno, como si no tuvieran ya suficiente con el "huésped" que alojaban...¿o debía decir anfitrión?

El ukar se rascó detrás de la oreja, como si estuviera aburrido, cuando realmente estaba expectante, deseando que llegara el momento en que la obertura diera paso al...¿cómo decían los humanos?... crescendo de la obra. Algo concreto, más cercano al meollo. Los humanos eran tan sutiles presentando las cosas que muchas veces llegaban a olvidar el tema mismo que les traía.

Pero esta vez no sería así, debía admitirlo, cuanto menos. Esto era superior a todos, a ellos mismos, aunque les pesara, y él, Seth Kell, estaba allí, sentado y listo para enfrentarse al enigma, analizarlo, beber su conocimiento y su entramado... y luego... lo que tuviera que ser, sería bienvenido.

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30/09/2008, 23:18
Elbrian Cournier

Elbrian se mantuvo algo apartado hasta que todos los presentes comenzaron a ocupar los diversos lugares, espectantes ante lo que tuvieran que decir Hammerdon y el viejo Kiros, a los cuales parecía hacerles gracia aumentar la tensión con su tardanza.....ciertamente era una buena forma de conseguir la atención de todo el mundo, pues cuando llegaran reinaría el silencio donde ahora sólo se escuchaban murmullos nerviosos.

Apenas un par de minutos despues, el carroñero localizó una figura que resaltaba entre los presentes, pues pese a que en Tormenta Azul había visto casi de todo, un Ukar no podía pasar desapercibido aunque lo hubiese querido, y aún más cuando era uno de los recién llegados en el Icaro.
Incluso pudo observar alguna que otra mirada que se dirigía hacia el alienígena, aunque era retirada pronto para evitar que el escrutinio fuese descubierto.

Elbrian sonrió ampliamente al comprobar que uno de los asientos contiguos al Ukar se encontraba vacío, quizá porque había más sitios donde elegir, pero el piloto supuso que más de uno preferiría quedarse de pie antes de ocupar aquel lugar.
Pero ese no era su estilo, por lo que se dirigió con paso cadencioso hasta la que, por decisión propia, sería su ubicación durante aquel importante evento.

Podría haberse sentado y mirar hacia delante, como hacían los demás, pero aquella era una oportunidad que no pensaba desperdiciar.
Prácticamente se dejó caer en el asiento, y si algo evitó que pusiera uno de sus pies en el respaldo de la silla que se encontraba frente a él, fué que ya estaba ocupada y no quería armar demasiado barullo.

Parece mentira la que se ha montado ¿verdad? - le preguntó al Ukar mostrándole toda una hilera de blancos dientes. A ambos lados de la boca se marcaron, aún más, unas arrugas prácticamente perpetuas por el hábito de sonreir - Espera. ¿Tú no eres uno de los que llegaron en el Ícaro? Sí, claro que lo eres, porque sino recordaría tu cara de verla por aquí. La verdad es que no se ha hecho otra cosa que hablar de vosotros desde que llegásteis, e incluso se rumorea que todo esto - trazó un arco semicircular con la mano abarcando toda la sala - tiene que ver con vosotros.

Elbrian ya se encontraba ladeado en el asiento, mirando directamente al alienígena que tenía delante, jovial como aquel que habla con un amigo de toda la vida, sin darle ninguna importancia a la reacción que pudiera tener su interlocutor ante el monólogo que estaba surgiendo de sus labios como un torrente continuo - No es que me importe, entiendeme, porque nunca está de más algo de acción, pero vaya la que se ha armado. ¿Qué habéis hecho? ¿Algún descubrimiento importante? ¿Tal vez traéis alguna información que haya provocado el desalojo?

Las preguntas parecían surgir con la misma velocidad que los disparos de una blaster de repetición, lanzadas sin descanso hacia el ocupante del asiento de al lado.

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01/10/2008, 09:09
Vicent Nascaar

La pesadilla de Vincent seguía su avance inexorable hacia el desenlace . El sueño de muchos Nascaar antes que él se derrumbaba de manera inevitable o … ¿tal vez no? . La única esperanza que le quedaba al joven es que de esta reunión surgiese una débil luz que le permitiera seguir viviendo el sueño y apartar la pesadilla . Un leve impulso que le animase a seguir luchando por el sueño de su familia y el suyo propio .

El joven se sentó sin mirar a nadie , la mirada centrada en el ingeniero jefe , deseoso de que este empezase a hablar y las palabras que deseaba escuchar el joven salieran de la boca y llegasen a sus oídos … buscar el fallo , arreglar , revivir , volver a poner en marcha , el futuro … El resto de la sala desapareció para Vincent , no vio a los recién llegados que tanto revuelo habían levantado , ni a las pocas caras conocidas que todavía seguían allí , no veía nada mas que al ingeniero jefe y estaba deseoso de oírle hablar .

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01/10/2008, 13:01
Valkian Kadish

Por el lugar paseaba un sacerdote, túnica y bastón que sonaba con cada golpeteo en el suelo y a cada paso que avanzaba. A su lado un hombre fuerte que parece conocer de tiempo a Valkian... La reunión que estaba apunto de dar comienzo seguramente tendría más repercusión de lo que ninguno de los presentes pudiera imaginarse...

Valkian dio un vistazo a la situación general de la sala, reconociendo a varias personas, a algunas de charlas de ascensor a otras de cafetería y a algunas de poco más, lo cierto es que su relación con el resto de la tripulación del lugar no había sido demasiado llamativa. Encontró un sitio en donde poder sentarse cerca de Ramveer al-Malik... una de esas personas de charla de ascensor.

- Buenos días

Saludó de forma cortés, mientras Valkian y su acompañante tomaban asiento entre las filas de oyentes. Lo cierto es que la curiosidad de ver que es lo que podría surgir de ahí lo intrigaba bastante.

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01/10/2008, 14:01
Sacerdote Meixar Corvinius

Su rostro reflejaba años y años de dolor acumulado, ni tan siquiera un alma en pena tenia tal angustia en su expresión, el sacerdote Meixar, cada día más conocido en aquella estación en la que cada minuto que pasaba, más le pesaba en su alma. El dolor de las experiencias pasadas le marcan su rostro con el signo de la sabiduria y la angustia motivo por el cual su presencia resulta altamente inquietante.

Se encontraba cercano al Padre Kiros, su principal vínculo ahora en aquella estación. A pesar de la cantidad de gente que allí se encontraba pareciese que Meixar Corvinius no estuviese en aquella sala, si no que inmerso en una gran oscuridad perturbadora. Solo quedaba esperar que comenzase lo que ha de comenzar.

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01/10/2008, 16:07
Justin

Justin entró en la habitación con paso cansino, como si llevara caminando 10 kilómetros y aún le quedaran otros 10 por caminar hasta su silla. Se detuvo un momento para mirar al resto de los ocupantes de la sala y tan solo acertó a pronunciar un tímido "buenas tardes" a modo de saludo.

Estaba cansado, muy cansado.

Finalmente se sentó al lado de Seth. No es que tuviera mucho trato con el Ukar, pero en medio de tanto burócrata y de tanta gente que no conocía de nada, era lo más parecido que tenía a un amigo.

No es que fuera un paleto. Justin no se identificaba con el típico auriga pasado de vueltas, al que lo único que le preocupaba es hacer filigranas con su nave, pero lo cierto es que al auriga nunca le habían gustado esas reuniones en las que la gente se dedicaba a soltar datos y predicciones que al final nunca se cumplían, en un esfuerzo por obtener la razón y que, por lo menos por lo que él había podido comprobar, rara vez tenía que ver con tomar la decisión más acertada para tratar un problema.

Se movió en su silla intentando acomodarse.

"La silla no tiene nada, hombre...deja de moverte"

No, la silla estaba bien, era él el que estaba mal. Todo lo sucedido durante los últimos días había sido demasiado para él y parecía que todo esto no había sido más que el principio. Estaba inquieto; la incertidumbre de la espera y el cansancio le resultaban odiosos. Le habría encantado decir que no, pasar de todo, tirar la toalla y continuar con su vida, pero no podía. Tenía sus razones.

"Razones de peso".

"¡Callate!".

Esbozó una mueca de descontento. Hoy no, hoy no tenía fuerzas para pelear con nadie.

"Y si no tienes fuerzas para pelear ¿como nos vas a sacar de esta, ¿eh?".

"Déjalo en paz".

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01/10/2008, 21:05
Seth Kell

Seth notó cómo algunos músculos de su oído se activaban mecánicamente al oír la voz del desconocido. Ocurría a menudo en los que eran como él, y había leído por ahí que también lo experimentaban los humanos cuando, en medio de un silencio prolongado, un sonido cercano brotaba de repente.

La melodía que sonaba en su interior era más interesante que aquel ladrido monótono. Por lo poco que atendió, semejante sucesión de preguntas ni siquiera denotaba verdadero interés por las respuestas. Un curioso sin paciencia.

No movió más músculos que los que habían saltado por sí mismos con la voz. Ignoró la presencia a su lado como se ignora una mosca que se empeña en posarse sobre uno. Al otro lado se había sentado Justin, un poco antes. El humano había tenido al menos el buen tino de permanecer callado, quizá no muy quieto, pero sí callado. Había que concederle eso, al menos. El piloto parecía nervioso a su lado, lo sentía como los ukar sienten muchas cosas, por la vibración de la silla, seguramente desapercibida para los demás, pero no para él. El tacto era un sentido desaprovechado por las demás razas. Dos metros de superficie corporal repletos de sensores y lo relegan por otros sentidos que, además, habían probado ser más engañosos e infieles que los demás. Uno podía fiarse del gusto y del tacto, eso estaba claro. Y los humanos los ignoraban, claro. Así les iba.

Permaneció tan pétreo acompañado como cuando estaba solo, inmóvil y paciente. Sólo le interesaba el final de la Obertura y el comienzo del primer acto. Usando una comparación muy humana, ¿qué clase de tonto atiende a los espectadores cuando el espectáculo está a punto de comenzar?

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02/10/2008, 00:20
Ramveer al-Malik

     La aparición de un joven religioso con quien había coincidido alguna que otra vez en ciertas zonas de paso de la estación que ambos solían transitar le recordó inopinadamente a Ramveer que precisamente dos de aquellos misteriosos pasajeros del Icaro resultaban ser también siervos del Pancreator. Un augurio nada prometedor, teniendo en cuenta que se encontraban de algún modo relacionados con la causa de toda esta locura, de no ser porque otro miembro de la cuadrilla era, al parecer, un alienígena ukar. Un grupo realmente peculiar... Pero más les vale contar con algo más que una estampa pintoresca si pretenden justificar la decisión de sacarnos a todos de Tormenta.

    - Buenos días... padre. ¿Vakan? ¿Vaki? ¿O era Valkan? Me lo dijo, me lo dijo, estoy seguro.

    Ramveer sonrió instintivamente mientras trataba de responder de la manera más educada que su memoria le permitía al saludo del sacerdote. La presencia de aquella cara semidesconocida produjo una tregua en la agitación de su ánimo. Era impropio de él dejarse llevar por una cólera tan vulgar; y por mucho que la situación fuese a su vez impropia - E improcedente, e inadmisible, e intolerable, e... ¡Y mil 'ines' más! - ésa no era razón para comportarse como un bárbaro. No le pareció mala idea unirse a la procesión de paz que el amalteano, perpetuamente a remolque de su bastón, encabezaba con ese humilde sosiego (¿Piedad o hastío?) que la memoria de Ramveer esta vez sí podía asociar claramente como disposición característica del religioso.

    - Me alegra ver caras conocidas por aquí, padre - explotó efusivamente el noble. Espero que su asistencia al acto se deba, como reconozco que a mí mismo me ocurre, a protestar contra el cierre de las instalaciones. Si no me equivoco no lleva usted demasiado tiempo 'a bordo', pero no hace falta ser ningún genio para ver que todo este alarmismo no es más que un sinsentido. No se ofenda, pero diría que Kiros está sacando los pies del tiesto. Todavía no puedo creer que se aspire a hacernos abandonar nuestro querido Satélite Índigo.

    Curioso, pare quien lo escuchara por primera vez, el apodo con el que Ramveer había rebautizado hacía ya tiempo a Tormenta Azul; pero para curiosidad la del al-Malik, desorientado por la presencia de aquel 'guardaespaldas' junto al muchacho. Si alguien me preguntaran, diría que está con él para que no le falten paciente...

 

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02/10/2008, 10:39
Valkian Kadish

Sonrió a las palabras de saludo de Ramveer, para poco más tarde poder escuchar su pequeña disertación sobre la situación actual en la que nos encontrábamos. Colocó su bastón entre medio de las piernas apoyando la parte de arriba en el hombro derecho y dió un pequeño suspiro...

- Los intereses de la iglesia no son sino los de todo el pueblo, además no creo que sean esas las intenciones del padre Kiros - el tono es serio pero desenfadado, mostrando una sonrisa expectante por las palabras de los que verdaderamente sabían el motivo por el que estábamos allí reunidos - No obstante y como bien a dicho, no me agradaría el cierre del Tormenta azul... aunque sin duda será lo que Amáltea disponga que sea, y así lo deberemos de aceptar.

Con su mano daba algunas vueltas al bastón, sin dejar de mirar al hombre con el que hablaba.

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02/10/2008, 13:24
Vicent Nascaar

El joven Vincent dejó su mirada recorrer la sala , en ella vio rostros conocidos , con la mayoría no había hablado todavía en su estancia en la estación , lo conocía y de algunos sabía su nombre por los comentarios de sus compañeros .Vio al siempre dicharachero Ramveer hablar con joven sacerdote que le había curado días antes , cuando un tubo de refrigeración se desprendió de sus desgastados y mal cuidados anclajes , todavía le dolía el hombro pero gracias a los cuidados del sacerdote lo podía mover .

Algo mas alejados vio algo que le sorprendió , era un ser extraño , uno de los nuevos decían los rumores , un Ur Ukar o algo así le había dicho Peter , un alienígena y de eso Vincent no sabia nada , jamás hasta hoy había visto uno y no podía evitar dejar de mirarlo .

Un golpe en el costado le devolvió a la realidad , era el viejo Josep …

- ¿Qué pasa muchacho nunca has visto uno? – Le pregunto en voz baja
- No , la verdad es que nunca he visto nada parecido – contestó Vincent
- Bah no es mas que uno de esos alienígenas , nada interesante . Y esta reunión ¿para que será? . Espero que para dar una nueva lista de evacuación , a ver si en esta me toca ya – Apostilló un viejo Josep
- Pues espero que sea eso y que estés en ella – respondió el joven sin ganas de mantener una intrascendente charla .

La consiguiente respuesta del viejo se perdió en el aire ya que Vincent continuaba recorriendo la sala observando al resto de convocados .

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02/10/2008, 18:46
Elgast Beck

Elgast Beck entró en la enorme sala con paso regio y el semblante serio. La situación lo requería, o eso suponía dada la poca información que había conseguido obtener al respecto, y si una cosa se le daba bien a Elgast era aparentar.

Pese a llegar tarde, anduvo tranquilamente hasta una silla ligeramente apartada del centro de atención pero lo suficientemente cerca como para no perder detalle. Miró a lado y lado, cortés, saludando a las caras conocidas y desconocidas por igual, con una silenciosa inclinación de cabeza. Era poco probable que los demás le encontraran entrañable pero le importaba un bledo.

Con un movimiento cuidadosamente estudiado apartó su capa, en la que se veía claramente el símbolo de su casa, los Decados, y tomó asiento. La espada que colgaba del cinto tintineó levemente al golpear el suelo y Elgast ajustó la posición para que no resultara molesta. Le intrigaba el motivo de la reunión, o más bien la razón por la que se había mantenido todo en secreto, pero estaba seguro de que, fuera lo que fuera, habría valido la pena quedarse en la estación. Quién no arriesga nada no gana nada, solía decirle su abuelo, y tenía toda la razón.

Cruzando los brazos sobre el pecho, en una muestra más de arrogancia, se dispuso a esperar pacientemente a que Hammerdon y Kiros se dignaran a empezar. No tenía ninguna prisa.

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02/10/2008, 22:34
Ramveer al-Malik

    - Sí, sí, desde luego, no era mi intención menospreciar la buena fe (Nunca mejor dicho...) del padre Kiros. Pero, ya sabe usted, a veces el pueblo no tiene muy claro qué es lo mejor para él mismo.

    Ramveer realizó una pequeña pausa, tratando de escudriñar la reacción a sus palabras de aquel rostro cuya mirada se mantenía fija en el suyo propio, sin darle pábulo más que a seguir interpelando al dócil oyente en que se había erigido su dueño. Por mucho que lo hubiese presenciado en el pasado, no dejaba de chocarle el complacido sometimiento a los designios divinos del que todos los religiosos aparentaban hacer gala. Sin embargo, por alguna razón este chico le transmitía más confianza que la mayoría de los insidiosos pastores que pululaban por el Satélite Índigo sin más oficio que obstaculizar el trabajo de los demás; se le ocurrió que cosas como el tratamiento que hace poco le había administrado al bueno de Vicent tras el incidente de los anclajes bien podrían ser la causa de esa mejor consideración: no había duda de que se hallaba ante un constructor (Bueno, un 'reparador' al menos), como él mismo, y no ante un destructor, como se trataba por lo general en el caso de los esbirros de Kiros.

    - Yo seré el primero en respetar las decisiones de la compasiva Amáltea; pero antes me gustaría, cómo podría decirle, ya sabe usted -Ramveer gesticulaba ostentosamente durante la salva de muletillas, tratando de ganar algo de tiempo mientras pensaba en una forma delicada de decirle al chico que seguir los dictados de una difunta no estaba en los primeros puestos de su lista de prioridades-, intentar dar unos pequeños empujoncitos aquí en el mundo material en la dirección que a usted, a mí, y a muchos otros nos interesa.

    Bueno, lo había hecho lo mejor que había podido... Ahora sólo restaba comprobar cómo habrían caído sus palabras en las convicciones de Valk... de Vik... ¡Simbiontres! Me he vuelto a olvidar de preguntárselo.

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02/10/2008, 23:54
Elbrian Cournier

El sonriente Elbrian observó atentamente al Ukar, que no parecía haberle escuchado lo más mínimo de todo cuanto le había preguntado, pero el piloto no se dió por vencido, puesto que no sabía mucho acerca de aquella raza de alienígenas.....¿sería posible que los Ukar pudieran caer tambien aquejados de sordera?...No, aquello no tenía ninguna lógica, puesto que estaba allí para escuchar lo que tuvieran a bien comunicarles en la reunión.

Claro que, por lo que sabía el joven Cournier, era posible que no entendiera el terrano....poco probable, pero no imposible.
Así pues, hizo lo que le pareció más lógico en aquel momento, que no era otra cosa que encarar al alienígena y gesticular al tiempo que hablaba....así seguro que le entendía.

Se incorporó un poco en su asiento, con el tintineo lógico al entrar en contacto con la silla las armas que portaba, y se dispuso a repetir las preguntas, pero esta vez acompañadas de una gesticulación que no dejara lugar a dudas.
Y entonces fué cuando vió a la persona que estaba sentada al otro lado del Ukar. El porte y la forma de vestir eran inconfundibles, y con mayor motivo para él. ¡Un auriga! Y no uno cualquiera. Conocía su rostro de haberlo visto durante los último días.
Era otro de los pasajeros del Ícaro, y este seguro que podía entenderle.

Oye, perdona - le habló al otro piloto, dejando que sus palabras sobrevolaran justo por delante del rostro del Ukar - tú tambien venías en el Ícaro ¿verdad? Le estaba preguntando a tu compañero aquí presente, pero no parece entender lo que le digo, así que quizá tú puedas aclarar mis dudas.

Desde el mismo momento en que había visto al auriga, practicamente parecía que había olvidado al ser que se encontraba sentado entre ambos pilotos, casi como si fuese un objeto inanimado que era obligado a ser testigo de una conversación que no le incumbía - ¿Sabes de qué va todo esto? ¿Acaso es debido a algún tipo de información que hayais traído con vosotros?

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03/10/2008, 00:27
Seth Kell

Seth parpadeó apesadumbrado. Entre todos los idiotas que podía encontrarse aún en la semidesierta estación, le había tocado en suerte el más histriónico payaso.

Su cara reflejó su pesar, acentuado cuando el hombre decidió hacer saltar sus inquietudes a Justin, a su otro lado. En momentos como esos, el ukar mataría porque comenzara el meollo... es más, sí, posiblemente mataría de todos modos si aquel tipejo no dejaba de pedirle a gritos que le arrancara la nuez de la garganta, aunque sólo fuera para ver si era capaz de seguir escupiendo idioteces sin ella.

Seguro que lo sería, se convenció. Hay quien nace para ser así. Curiosamente, algunos incluso llegan a adultos.

Pero no en su tierra. En su planeta...o mejor dicho, bajo él, nadie sobrevivía haciendo ruidos inútiles. Seguro que allí hubiera aprendido el valor del silencio y la calma. O eso, o no hubiera durado mucho, y en cualquiera de los casos, habría sido un favor para la Galaxia.

Decidió esperar unos momentos antes de intervenir en semejante idiotez. Con suerte, se aburriría y se largaría... o los dos bailarines empezarían con su número y dejaría de tocar las gónadas... o eso esperaba... para escuchar de una vez.

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03/10/2008, 10:09
Sacerdote Meixar Corvinius

Meixar ya casi no podía soportar el constante murmullo que se escuchaba en la sala, ese horrible sonido le estaba torturando y además evitaba que comenzase aquella reunión por la que todos estabamos allí. Le recordaba al demoniaco sonido de aquella nube negra

Así pues no dudó un instanta en levantarse y de manera repentina anunciar con voz gélida

-Por favor!! damas y caballeros, mantengan silencio en la sala! en caso contrario no podremos comenzar. 

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03/10/2008, 11:01
Justin

Después del momento inicial, Justin había tenido tiempo de tranquilizarse y tomar confianza. Mirando a cada uno de sus compañeros de mesa, tuvo ocasión de formarse una primera impresión de cada uno de ellos. Fué cuando miró hacia Elbrian que las preguntas entusiastas del joven lo desbordaron. Como toda respuesta a todas ellas, Justin señaló a Meixar y con tono condescendiente contestó:

-Ya has oido al sacerdote. Será mejor hacerle caso. Hablaremos más tarde.

 

 

 

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03/10/2008, 12:50
Director

Los murmullos cesaron de pronto, más por la sorpresa que por el respeto. Meixar se daba cuenta de ello al mirar a su alrededor. Lo examinaban con una curiosidad carente de todo protocolo. Era el sacerdote que había llegado en el Icaro, del cual se murmuraba que había realizado increíbles proezas en los campos de batalla de Backnoburn, enfrentándose a los simbiontes, y ahora había tomado el relevo del desaparecido padre Teodhor Sartriani en el enfrentamiento con los demonios. El rostro torturado de aquel hombre, con una cicatriz que le corría de un lado a otro del rostro, imponía un respeto que no se atevían a discutir ni siquiera algunos asistentes de mayor rango eclesiástico.

Por un momento todo fue silencio en la sala. Un silencio desconcertante. El anfiteatro al completo miraba al sacerdote.

Hasta que este silencio se vio interrumpido por el sonido de una válvula iris al abrirse. El Maestro Ingeniero Hammerdon y el Padre Kiros habían aparecido al fin y se dirigían hacia el estrado desde el cual harían la exposición de lo que estaba pasando. La atención global se desplazó del solitario sacerdote hacia los recién llegados quienes, ignorando el escrutinio al que estaban siendo sometidos, se dirigieron con paso seguro hacia la tarima frente a la enorme pantalla de proyecciones. La luz se atenuó en el recinto y tras los dos hombres se pudo ver una imagen de Tormenta Azul tomada desde una nave que se aproximaba.

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03/10/2008, 13:03
Maestro Ingeniero Hammerdon

El Maestro Ingeniero parecía soportar el peso de la Estación Orbital sobre sus espaldas. Su pelo canoso y sus marcadas arrugas le daban ese aspecto serio que tienen las personas que no suelen bromear ni siquiera cuando están en privado. Vestía el uniforme oficial de Tormenta Azul y llevaba las insignias relativas a su cargo sin llegar a caer en la ostentación. Miró a los asistentes como si comprobase que nadie faltaba y luego comenzó a hablar con su tono tranquilo, mesurado. Su voz era firme y grave, adecuada para la ocasión:

- Señores, señoras. Supongo que todos ustedes estarán preguntándose el por qué de la evacucación y, sobre todo, por qué se encuentran aquí. Las razones son realmente graves y atañen a más aspectos que el meramente tecnológico.

Cuando dice estas palabras su mirada se desliza hacia el Padre Kiros, que se escucha desde el atril de su lado aunque parece perdido en sus propios pensamientos.

- Como muchos de ustedes saben en Tormenta Azul existe una zona de alta seguridad denominada la Zona Oscura. Es un área restringida a la que solo tiene acceso el personal de más alto nivel. Muchos de ustedes se encuentran dentro de ese rango. Otros van a escuchar esto por primera vez.

Un sinfin de murmullos recorre el anfiteatro nuevamente, como una leve ola. El maestro Ingeniero levanta su mano:

- Por favor caballeros. Todos han sido seleccionados por sus cualidades personales dentro de unos baremos que hemos establecido en al comisión de emergencia. Podrán comprobar que existe una paridad entre representantes del ámbito tecnológico o nobiliario y el ámbito eclesiástico. No es una casualidad, como comprenderán. No podemos ocultar que hemos tenido nuestros roces y enfrentamientos pero, por primera vez, nos enfrentamos a algo que requiere de nuestra actuación conjunta.