- Poca actividad imperial. Nada de qué preocuparse, soldado - te responde antes de que subas a la nave.
Cuando cruzas las puertas y pasas por debajo del arco detector suena un pitido agudo y se enciende una luz roja. Un guardia se acerca a ti:
- Disculpe señor. Debe dejar todos sus objetos de metal en esa bandeja.
Ves como a unos metros de distancia otro soldado tiene la mano en la culata de su pistola.
¡Vaya, olvidé el sable láser!
En mi empeño en conseguir el dinero e introducirme en el centro comercial no pensé en que detectarían el sable láser.
Evalúo las opciones. Retirarme despertaría sospechas, dejar el sable sería peor, a parte que me lo podrían requisar y a mi detenerme. No es como un bláster.
Tal vez pueda persuadirlo, convencerlo contándole alguna historia...
- Vaya, soldado. Eso que suena es un prótesis, me hirieron y llevo un hueso de metal. Siempre que paso por un cacharro de estos se pone a pitar.
Haz una tirada de timar a dificultad 18.
Creo que lo que le he contado no lo acaba de convencer...
- De verdad, yo también fui soldado y me hirieron. Después de eso me licenciaron, dejándome como recuerdo un aviso en todos los detectores de metales. Es un engorro, créeme.
Motivo: Timar
Tirada: 2d6
Dificultad: 18+
Resultado: 7(+2)=9 (Fracaso)
El guardia sonríe fugazmente.
- Claro claro, por supuesto - dice mientras se aproxima a ti con un detector portátil. - Ponga las manos en alto, por favor.
Creo que tengo que mejorar mis excusas...
- Esto... creo que mejor me voy, he dejado el deslizador mal aparcado... y ya saben como son las autoridades en esta ciudad, bueno, que les voy a contar, ustedes son las autoridades aquí... - poco a poco voy retrocediendo - La verdad, no se molesten, ya volveré en otro momento...
Me giro y empiezo a andar fuera de la cola de entrada, pendiente de la reacción de los guardas.
El guardia se acerca un par de pasos con la mano libre en la culata de la pistola.
- Por favor, quédese donde está y mantenga las manos en alto.
Por el rabillo del ojo ves como el otro guardia ha desenfundado y se lleva el comunicador a la boca.
Maldición, he sido muy descuidado, no puedo permitirme estos fallos.
No tengo muchas opciones, y no quiero que los guardas encuentren mi sable y me empiecen a hacer preguntas.
Toca ser todo lo rápido y ágil posible. Me lanzo a correr esperando poner distancia y despistarlos.
Con algo más que buena fortuna sales disparado calle abajo lo más rápido que te permiten tus piernas. A los diez segundos miras por encima del hombro y puedes ver a tus perseguidores bastantes más atrás ya que, al parecer, tropezaron con un señor algo mayor que aún sigue en el suelo vociferando improperios contra los guardias de seguridad.
¡Que suerte he tenido! pienso mientras sigo corriendo un poco más, es mejor poner más distancia entre los guardas y yo, es preferible despistarlos completamente.
Voy cambiando de calles al azar, esperando que eso haga que no puedan seguirme, y esperando que no hayan dado aviso y que la policía local no me busque. Y eso no ayuda en mi búsqueda de dinero, ahora además tengo que vigilar no tropezarme con las autoridades de la ciudad.
Pasados unos minutos te detienes a recuperar el aliento y no ves ningún soldado por las cercanías. Esperas un par de minutos más pero nada parece anormal y la gente continua caminando por la calle sin hacer caso de tu presencia.
De buena me he librado... Tengo que meditar mejor mis pasos, he perdido una buena oportunidad; de momento tengo que descartar el centro comercial.
Ando un poco por las calles, para recuperar la respiración y pensar mi siguiente acción. Mientras paseo busco una taberna o algo parecido, para tomar algo y descansar.