Llevas ya seis semanas en este vertedero inmundo al que llaman Khanzar. Se trata de la tercera ciudad más importante del planeta Garlan IV, segundo mundo habitado del sistema Garlan. Vives alquilado en un pequeño almacén que te sirve de lugar de trabajo. Un jergón en una esquina, una palangana sobre una mesa y un viejo y oxidado compactador de desechos es lo único que necesitas. Eso y raciones espaciales que consumes ya con desgana. No te acuerdas de cuando tomaste comida decente por última vez. Y todo por no dejarte ver en lugares públicos.
Últimamente has tenido que bajar el listón y dedicarte a la reparación de material electrónico además de tus trabajos habituales. A pesar de que tienes una buena provisión de créditos nunca sabes cuándo la vas a necesitar, así que tragas y soportas a aquellos que te traen cosas que van entre comunicadores rotos a electroaspiradoras viejas que se caen a pedazos.
Es una calurosa noche y te encuentras de madrugada trabajando en tu pequeño taller bajo un par de luces halógenas. Acabas de terminar de reparar algo llamado tostadora (nunca habías visto ninguna pero no fue difícil sellar los cables sueltos) y contemplas tu última tarea. Jared, un joven twilek que conociste al poco de llegar, te trajo anoche un computador de bolsillo estropeado. Dice que se le cayó al suelo durante un forcejeo con un tipejo de un bar y que no funciona.
Debatiéndote entre echarte ya y continuar mañana o terminar el trabajo ahora te decides por lo segundo. Quizás sea por la disciplina que aún conservas de tus años como ingeniero imperial.
Con parsimonia abres el computador mientras echas mano de otra barrita energética. Nada, la batería está muerta y el procesador parece haber sido masticado por un rancor. Lo único salvable es el disco duro, seguramente infestado de fotos guarras de las chicas de Jared.
Pero algo llama tu atención, observando atentamente compruebas algo que se te había pasado por alto debido al cansancio. Observas las pocas partes del procesador que han sobrevivido y te das cuenta de que es un modelo imperial muy sofisticado, de lo último que ha salido al mercado. Y sabes que es rastreable.
Este no puede ser el computador de Jared. Más bien parece un sofisticado aparato de espionaje de la Inteligencia Imperial.
¡"Maldita sea, este calor me está matando"!. 6 malditas semanas en aquel lugar y sólo paara esas chapuzas que no generan beneficios sustanciosos pero eso es lo que hay. Estaba pensando en trasladarse otra vez, pero de momento era prudente quedarse en ese olvidado lugar donde estaba seguro de que los imperiales no meterían las narices. Ese era el precio de sobrevivir. Por fin acabó el trabajo de la tostadora, un trabajo fácil, echaba de menos épocas mejores pero debía de seguir viviendo adaptándose como podía.
Comenzó a lavarse las manos en una mugrienta jofaina cuando escucha ruido en el exterior. Alguien está entrando. A pesar del sueño sus sentidos se alertaron.
- Max, ¿Estás aquí?
LA tensión de que los imperiales fueran a buscarle siempre estaba ahí, de buena quinta sabía que el servicio de inteligencia imperial sabía dar con los traidores y rebeldes que, aun no siendo lo segundo, el Emperador no hacía distinciones.
Kellar suspiró. Era ese joven twilek que había conocido al llegar. Seguro que le traía otro trabajillo absurdo que deportaría poco beneficio aunque lo mantendría ocupado. frunció el ceño c uando Jared le entregó el computador de bolsillo. Parecía que un bantha le había pasado por encima. Dudaba mucho que un forcejeo deteriorada el aparato pero ni pedía explicaciones ni los daba, si quería ser discreto el hacer preguntas daba pie a la inversa y no quería dar explicaciones por razones obvias.
Cuando Jared se marcha se dispone a dedicar su tiempo en abrirlo, con una parsimonia casi ceremonial.
- Joder chico ¿dónde has robado esta computadora? - pregunta en voz baja con un lento cabeceo - mañana extraeré la información del disco duro a saber lo que este elemento almacena.
Volvió a su jergón, pero en la cabeza sólo había sitio para la computadora. Entonces decide seguir el trabajo, "ya dormiré cuando acabe".
Entonces cuando vuelve a mirar la computadora siento un escalofrío.
- ¡Seré estúpido! ¡Cómo no me he dado cuenta antes!
Mira a su alrededor y se asegura que la puerta corredera está bien cerrada y no había ojos y oídos sospechosos. No era el computador de Jared, había algo más detrás de aquello. Parece que va a ser un trabajo interesante, ya le hacía falta un trabajo de envergadura. Sonrió.
Aún estás absorto mirando el destrozado procesador cuando escuchas unos pasos resonando en el exterior. No han pasado ni dos segundos cuando escuchas unos golpes contra la puerta de tu taller.
- ¿Max? - pregunta, con un susurro apenas audible, una voz que no has escuchado en tu vida
Durante un instante vuelves a quedarte quieto, en guardia, mientras todos tus sentidos se ponen alerta. Antes de que puedas contestar o moverte escuchas un sonido que conoces bien.
Alguien está intentando acceder desde fuera al panel de apertura de tu puerta.
La alerta hace que ponga en pie cada músculo de mi cuerpo. Busco en los cajones de herramientas mi blaster oculto bajo uno de los cajones. Me acerco lentamente ocultando el blaster.
- ¿Quién anda por ahí? - grito tras aclararme la voz.
No tenía sentido jugar al gato y al ratón. Prefería enfrentarme a la amenaza directamente y que pase lo que pase.
- Es una propiedad privada ¿Quién vive?
"Este trabajo me traerá problemas". Lentamente me coloco oculto tras las cajas buscando una buena cobertura con una clara visión de la entrada. Debía volver a mudarse de lugar antes de lo que esperaba. Suspiró y centró su atención.
Cambio registro prefiero narrar en presente en primera persona. Al fin y al cabo es mi avatar en el mundo del juego por lo que soy yo en el juego.
Escuchas como la manipulación del panel de control se detiene. Tras unos angustiosos segundos escuchas una voz con tono autoritario.
- ¡Inteligencia imperial, abra la puerta!
Miras a tu alrededor acorralado como una rata wompa en un desfiladero. Tus ojos escudriñan metódicamente la habitación buscando opciones.
Además de la puerta principal, puedes observar una toma de aire en la esquina sur del taller y un desagüe en la zona del lavadero.
La toma de aire tiene una rejilla atornillada que te tomaría por lo menos un minuto retirar. Puedes observar que el hueco que deja es bastante angosto y no sabes qué te encontrarías en su interior (bifurcaciones, más rejillas, ventiladores, etc.).
El desagüe tiene una rejilla pero sin atornillar. También es bastante estrecha y, a diferencia de la otra, ésta sí sabes dónde te va a llevar, y la perspectiva no es agradable.
Claro que el resto de tus opciones tampoco.
Un súbito calor arrasa mi piel húmeda por el sudor. "Maldición". Su sentido de la alarma se dispara, no puedo permitir que lo atrapen. Ya estoy acostumbrado a estas circunstancias. Si más, me ajusto en el cinto mi blaster, tomo mis herramientas donde también guardo el disco duro y me dispongo a saltar por la rejilla desatornillada, yo mismo lo hice por si acaso; no es agradable ir a donde voy, pero no queda más remedio.
- Un momento, ya voy -respondo mientras quito la rejilla - Espera que me ponga los pantalones
No espera respuesta. Rápido como un felino bajo por la rejilla procurando dejar la rejilla bien colocada. Tarde o temprano descubrirían el camino que había tomado, pero el tiempo es oro y si dejo la rejilla quitada localizarían mi vía de escape "ipso facto" y todo el tiempo que pueda ganar...tanto mejor
Pues ala, "cagando leches" Uken. Supongo que tendré que ir a cuatro patas y por un lugar "limpio" y "saneado" ;)
Como puedes, aguantas la respiración mientras caminas por unos túneles de alcantarillado con las piernas metidas hasta las rodillas en... bueno, mejor no saberlo.
Ante ti surgen multitud de ramificaciones, que vas tomando al principio al azar debido a las prisas y después buscando la mayor lógica posible. Tras ocho minutos que deseas no volver a repetir en tu vida llegas a una pequeña subestación de bombeo que se encuentra averiada. Mientras sopesas tus posibilidades ves una puerta de metal al fondo que probablemente no se haya abierto en años, ya que la apertura manual está bastante oxidada. Y, además, en un rincón encuentras unas escaleras que suben verticalmente hacia lo que parece ser una tapa de alcantarilla.
Maldiciendo en voz baja me arrastro lo más rápido que me permite mi físico. Con mi mochila bien asegurada en mi espalda y palpando de vez en cuando mi cinto para asegurarme de que el blaster sigue ahí, no pierdo el tiempo más de lo indispensable para elegir un camino asequible. Durante poco menos de diez minutos, que me parecen horas voy ganando terreno confiando que la búsqueda de mi hipotética vía de escape le lleve un tiempo precioso y que lo inaccesibilidad al túnel les dificulte el acceso una vez descubran el camino y vayan tras él. Conociendo a esos elementos del servicio de inteligencia, su tenacidad les llevara tras él con seguridad, debía abandonar el sistema, se estaban acercando demasiado, probablemente no siguieran su rastro y el disco duro sea el motivo de su visita, de todas formas si llegaban hasta él no quiere ni pensar que pasaría...
Con mis pensamientos en la cabeza y la acción en mis piernas y manos, por fin vislumbro una salida y tal es mi decepción cuando la puerta de metal delata su inaccesibilidad, no pierdo instante alguno cuando por el rabillo del ojo diviso otra posible salida y no pierdo tiempo en subir las escaleras hasta la tapa de la alcantarilla.
Levanto la tapa pero me asomo con cuidado.
Te asomas y, afortunadamente, no ves a nadie, ya que es un excusado. Sales por el retrete a duras penas y abres la única puerta que ves.
Cierro la escena. Continua en la nueva escena: "El wookie llameante."