Partida Rol por web

Arrodiyandose apoyándose en una rodilla y usando la lanza de bastón, cogiendo la tierra con la mano para olfatearla. Oliendo, pudo detectar el olor del bosque, el olor de la podredumbre también y....¿Que es esto?

Asegurándose de que el equipo le escuchara, pero sin alzar en exceso la voz, se mantuvo arrodillado, manteniendo la vista al frente intentando imaginarse la dirección a la que se dirigía el rastro.

-Huelo al bosque. A mierda también. Supongo que eso será un zombie. Creo que con eso ya sería capaz de rastrearlos. Pero también hay...otra cosa. No consigo saber que es.

Dirigiendo esta vez una mirada a Marconi mientras se levantaba, fue dirigiéndose hacia la capitana con paso tranquilo.

-¿Cree que podría ser el intruso, capitana? No se si podría ser capaz de rastrearlo, pero creo que podría intentarlo. Cuando se acercó más a ella, se quedó con las manos en la espalda, esperando cuales iban a ser las ordenes: Seguir el nuevo rastro, o seguir los poderes menos elegantes de Sleut.

Je, tanto poder demoniaco, pero apuesto a que no se habría enterado del olor, incluso aunque estuviera en sus narices.... Y no solo porque sea humano. Mierda, antes de que lo pensase sonaba mejor

Marlene había permanecido callada durante el trayecto, de hecho durante la mayor parte del día, salvo al despedirse de la marine Calvados. Había incluso llegado a ponerle la mano en el hombro, un gesto extraño en la por lo habitual hosca cabo, y que solo tenía con sus instructores o con miembros de su antiguo escuadrón. Después de eso, se había dedicado a echar aceite en su arma y cadenas sin decir nada.

Estaba molesta. No con Xen, que había peleado de forma leal y según las reglas, sino consigo misma. Una  voz en su cabeza le decía que debería haber podido ganar esa pelea. Será mejor que en Nibana no se permita esos errores. Hay demasiado en juego.

Cuando llegan a la isla, Xen se pone inmediatamente a buscar el rastro. Tiene bastante senitdo dejarle eso a su nariz, de modo que Marlene se centra en observar los alrededores, sable en mano.  No tiene sentido pensar que quede nada en la isla salvo los zombies y los intrusos que abrieron el boquete, y no hay ningún motivo para considerarles aliados. Escoge una dirección en la que no vaya ninguno de los otros y escruta, cuidándose de no salirse del rango de visión del grupo.

Debió de ser un lugar con bastante gente en su día. Fijaos en los bancos y en toda la decoración. Tiene pinta de que la gente se reuniría aquí para celebrar cosas o para descansar. La verdad es que lo entiendo, esto debía ser precioso cuando no estaba... bueno, en la mierda como ahora, hablando claro. No debió ser bonito cuando la plaga de no-muertos llegó aquí.

Terminada la vuelta sin haber visto nada especial, la joven envaina su arma y se reune de nuevo con el grupo, a la espera de instrucciones. Ninguna de las dos opciones parece mala. Seguir un rastro es... bueno, algo que a Xen debería darsele bien. Y como usuaria ella misma, confía en la capacidad del elixir de Sleut. En el propio Sleut... bueno, ese es otro tema.

La capitana escuchó atentamente lo que Xen le había dicho. Tras unos segundos pensando miró al joven del pelo verde y volvió a preguntarle.

—¿Sleut?

Sleut que estaba rígido como un muerto, reaccionó instantáneamente a la petición de Lass. Repitiendo la misma pose, volvió a cerrar los ojos.

—Parece que está en el castillo capitana.

—No sé qué será ese tercer olor, pero el tiempo es oro. Pero ese olfato será útil cuando estemos llegando a Sir Igul. Tenemos que encontrarlo cuanto an...—Lass se interrumpió al ver como la expresión del fúrido había cambiado—¡Mierda!

Xen no los había olido, pero tampoco le había hecho falta. Tanto la vista como el oído eran más efectivos para detectar la docena de zombis se acercaban a ellos corriendo. El cabo había sido el primero en detectarlos, pero no sería el único en hacerlo.

—¡PREPARÁOS!—ordenó la capitana.

¡ES LA HORA DE LAS TCOMS!

Sabía que hacía bien no despegandome de mi bate - el sargento dió un par de saltos para calentar y se puso en guardia - Pugpo! Atrás! -dijo mientras movía un brazo indicando la dirección a la que quería que el octoperro se dirigirse. Espero que no muerdan a nadie, por favor que no muerdan a nadie, madre mía, que no muerdan a nadie pensaba repetidamente y en bucle

La mirada de Xen, propia de un perro guardian que había escuchado a algún pobre desgraciado que acababa de pisar el terreno que se suponía que debía proteger a muerte se convino con su sardónica sonrisa, mientras su lanza agitaba su lanza con una sola mano. La diferencia es que esta vez lo hacía lentamente, más bien como si de repente la punta de su lanza pesará aún más de lo que aparentaba, mientras un suave sonido de olas se iba escuchando, bailando al vaivén de aquella arma.

-Vaya, vaya, si ya llego el comité de bienvenida. Y yo que ya me estaba aburriendo. Venga, venid aquí, que os tengo un regalito por aquí. ¿Que me dices, Savant? ¿Les ponemos algo de música para acompañar el momento?-Decía, mientras iba moviendo aquella arma de un brazo al otro, mientras el sonido de olas se iba acrecentando más y más a medida que poco a poco giraba más rápido.

Marlene se ha mantenido lanzando miradas alrededor mientras Marconi, Xen y Sleut discutian la localización de Ser Igul. Resulta que al final no hacía falta. Cuando el viento sopló en su dirección , los olió mucho antes de que estuviesen a una distancia a la que se los pudiese ver.

Una mirada rápida fue bastante para darse cuenta de que el resto de sus compañeros también lo había hecho. Todos se estaban preparando para la pelea. La cabo sonrió por lo bajo. Todo es mucho más fácil cuando la gente es profesional.

Marlene avanza para ponerse delante de Tunad, Savant y Sleut. El papel de la gente más diestra en el cuerpo a cuerpo en batallas como estas es frenar a los que vayan a por los especialistas en tiro a larga distancia o a los encargados de la logística. Lo ha hecho muchas veces en su aniguo pelotón, con la cabo Moskouri y la marine Calvados. En teoría también deberían servir de escudo a los oficiales, pero francamente duda que la capitana necesite ayuda de ninguno de ellos para protegerse. Los dos sargentos tinen suficiente puntería para no acabar pegándole un tiro por la espalda, al menos por lo que ha visto. Mira por última vez alrededor para asegurarse de tener espacio y transforma en cadena el brazo armado con el sable.

Con un tirón, Marlene empieza a hacer girar la cadena sobre su cabeza, despacio y torpemente al principio, luego cada vez más rápido a medida que el extremo coge inercia, hasta que gira como el aspa de un molino sobre ella, barriendo el aire con un silbido agudo a medida que la hoja del sable gira a toda velocidad, lista para hundirse en lo primero que entre en el perímetro de la cabo.

Con un poco de suerte, igual puedo intentar una decapitación o dos. Sería una forma interesante de ver si es un metodo efectivo de parar zombies.

Savant había pasado un rato tranquilo pensando en sus cosas. 

Si limpiamos esta ciudad de zombies... los terrenos tendrán que estar tirado de precio. La Corte Azul podría montar aquí su parque de atracciones. Tengo que hablarlo con Waltz. Espectáculos para pequeños y mayores, gente disfrazada por todas partes, restaurantes con gastronomía de todos los lugares, húmanidos, fúridos y píscidos pasándolo bien.

Su tren de pensamiento se interrumpió por el grito de la capitana. 

A matar zombies - dijo motivado - Hay sueños que construir. 

Lo que al principio pareció la visión de un grupo de personas corriendo hacia ellos a lo lejos, acabó convirtiéndose en la horrenda visión de una docena de muertos vivientes acercándose a los marines de forma desesperada. La piel estaba seca, incluso colgando con algunos desgarros, igual que los ropajes totalmente harapientos. Por mucho que pudieran esperarse a un zombi por lo que la sabiduría popular les había enseñado... ver uno de ellos era completamente distinto. Daban ganas de salir corriendo. No era natural. Nadie podía estar preparado para algo así.

Eran peor que animales salvajes, porque estos aun cuando están desesperados, tenían algo de raciocinio. Aquí eran movido por un instinto loco, tan loco que parecía que incluso se estorbaban entre ellos, pues uno cayó al suelo y el resto pasó por encima como si no les importara nada.

Sin duda, lo que iban a vivir en esta isla iba a ser una de las experiencias más aterradoras de sus vidas. Sobretodo si tenían en cuenta que esto sólo era el principio.

Los Zombis INSPIRAR TERROR. Provoca una amenaza psicológica de dificultad 18. Tenéis que hacer una tirada VOL + DTEC,  aunque podemos discutir el uso de otros dominios si tenéis alguna esencia adecuada, uso DTEC porque en la mayoría de las Eminencias del manual se usa este dominio para la Resistencia Mental. Tiene cierto  sentido porque el DTEC marca la "profesionalidad" del personaje y en cierto modo a qué cosas está acostumbrado. En próximos encuentros está dificultad irá variando en función de los encuentros en sí. También se ponderará  el "acostumbraros" a lidiar con los muertos vivientes. En función de vuestra tirada:
   - Si falláis sufriréis 10 - Resistencia Mental a la Salud Mental.
   - Si la pasáis sufriréis 5 - Resistencia Mental a la Salud Mental.

Algunas consideraciones:
   - Por su pifia, el Zombi1 pierde este turno.
   - Los zombis no van a hacer ataques combinados, EXCEPTO, cuando con la misma iniciativa ataquen al mismo objetivo. No es un recurso del que vaya a abusar, pero si viene bien meterle un poquito de picante al combate.
   - Sleut es pacifista y todos sus ataques son no-letales. En el caso de los zombis esto es difícil de gestionar. ¿Cómo intentas no matar a algo que ya está muerto? Creo que una buena manera de gestionarlo es hacer que sus ataques hagan la mitad de daño ya que ataca puntos no-vitales.
   - Ahora que tenemos un combate grupal, yo juego con turno en bloque. Hago un bloque con los jugadores que van en iniciativas adyacentes, hago un bloque con PNJs... y así sucesivamente. Eso implica que cuando os toque en vuestro bloque, podéis postear y hacer vuestro ataque cuando mejor os venga sin pensar si vais antes o después. La cosa cambia evidentemente en un ataque combinado en el que si tenéis que organizaros.

¡Es el turno de Tunad, Marlene y Savant!

Iniciativa: [18] Tunad [17] Marlene Savant [16] Lass Sleut [14] Zombi2 Xen [12] Zombi7 Zombi9 [11] Zombi4 Zombi5 Zombi8 Zombi11 Zombi12 [10] Zombi3 Zombi6 [9] Zombi10  [6] Zombi1

La hostia puta que mal rollo dan, quita, quita - Tunad se puso en posición de bateo- PUGPO! LANZAME UNA OLEADA -​​​​​​El octoperro obedeció sin rechistar y se puso a escupir bolas como loco, esto le recordaba a las sesiones de entrenamiento antes de cada partido en la Liga Pescadores, dónde se dejaba las escamas para ganar cada partido, reflejándose eso en sus entrenamientos. Miró a cada uno de esos zombies y empezó a tirar a diestro y siniestro bolas como loco, eso parecía casi un grupo de abuelas en el portal de su casa en verano, todas con su respectivo abanico.

NO PIENSO DEJAR QUE SE ACERQUEN... Que asquito dan - Decía mientras bateaba como un energúmeno del Baseball.

Ahí venían. Marlene empezo a hacer girar la cadena a más velocidad a medida que empezaban a ser visibles, mientras oía detrás la orden de Tunad y un par de bolas de agua pasaban a toda velocidad por su lado, alborotandole el pelo. Siguiendo su rumbo, se fijó en los oponentes que cargaban hacia ellos con más detenimiento.

Ese fue su error.

Marlene había visto la muerte antes, claro. Pero la había visto en el momento. El momento en el que la vida cruza al otro lado, cuando el calor corporal apenas se ha extinguido y podría incluso parecer que la persona está viva. No... así.

A medida que se van acercando, la cabo siente que el cuerpo se le enfría y se le calienta en oleadas alternas. El sudor empieza a correr por sus sienes y entre sus hombros, mientras escucha un tintineo en el aire. Constata con sorpresa que es el ruido que hace su cadena al agitarse, y que el motivo lo puede sentir en las piernas y el otro brazo. Está... ¿temblando?

*SWISH*

Una bola pasa disparada junto a su cabeza, y eso la saca de sus pensamientos justo a tiempo. Tragando saliva con dificultad, Marlene empieza a respirar hondo con el diafragma tratando de frenar un poco los latidos de su corazón. No lo consigue del todo, pero al menos logra recomponer una imagen de relativa firmeza mientras los tranquilanosonmasquemuertos ... enmigos se empizan a acercar. tranquilatieneslaventaja. Puedes hacer esto. Puedes hacer esto.

Mientras Xen tranquilamente iba acercándose a aquellas criaturas, poco a poco, manteniendo su media sonrisa de siempre al menos al principio, se fue fijando seriamente en el aspecto de aquellas criaturas: sus andares erráticos, su carne colgando de forma antinatural, aquellos músculos que parecian asomarse en una piel en la que no podían coincidir, como si esta no fuera un envoltorio de costra seca y podrida que apenas podía contener su podrido contenido. 

Joder, estas cosas... Si las golpeo lo suficientemente tienen que reventar de lo lindo, ¿no?. Fue pensando, al mismo tiempo que su sonrisa volvía pareciendise más a la de un demonio, mientras la lanza se agitaba más rápido, al mismo tiempo que el sonido de olas se embravecia. Esta iba ensanchandose hasta que, de pronto, una pelota a gran velocidad pasó como un relámpago justo al lado de su cara.

Aunque de lejos no parecían tan feos, en cuanto se acercaron Savant observó lo feos que eran esos bichos. Ni maquillajes ni pelucas parecían ser capaces de captar todos esos matices que daba la realidad y en especial aquel olor repulsivo a piel seca y pura mugre. 

¡BWURF! - dijo conteniendo una arcada - Puto asco.  

Tunad bateó la ráfaga de bolas, una tras otra, con una potencia y velocidad tremenda. Las bolas, fueron impactando en la caterva de muertos vivientes, como si de un rifle de repetición y alto calibre se tratara. Antes de que nadie más pudiera hacer nada, uno a uno los muertos vivientes fueron cayendo hasta acabar totalmente aniquilados.

—Buen trabajo sargento—le felicitó la capitana sonriendo mientras soltaba la empuñadura de su espalda—. Y Pugpo, claro.

—¡Wof, wof!—ladró orgulloso el octoperro.

—Bien, deberíamos seg…

—¡AHÍ VA!—se escuchó un grito agudo e infantil a espaldas de ellos—¡SOIS LA LECHE DE FUERTES!

Sorprendidos, todos se giraron para encontrarse a… ¿UN NIÑO? Un momento, ¿qué hace un niño aquí? ¿Estamos en una isla de muertos vivientes? ¿A quién se le ha ocurrido que éste era un buen lugar para un niño? ¡No se puede exponer a un menor a una situación así! ¿Cómo dices? ¿A los productores? ¡Pues se van a enterar!

Narrador ausente.