Sir Igul se agachó frente a Tunad. En su cadavérico rostro estaba dibujada una expresión grave.
—Si yo hubiera sido más fuerte, si no me hubiera dejado corromper por el elixir, nada de esto habría pasado. Mi reino todavía existiría. La culpa es mía—el zombi hizo una pausa y la gravedad dio paso a la amargura—. Sé que es injusto. Arriesgar las vidas de los marines para rescatar a una única persona.Si al menos fuera alguien digno… Pero estoy convencido de que tus superiores tendrán sus motivos para haber lanzado esta misión.
El caballero caído se levantó.
—No te culpes sargento—dijo tendiéndole la mano para ayudarle a levantarse—. Deja que esa carga recaiga sobre el responsable. Quédate con su recuerdo, el recuerdo de un héroe.
El sargento aceptó el brazo de Igul y se levantó con su ayuda - Espero que se le recuerde siempre como un héroe - Dijo de una manera seca, aún afectado - Pero la culpa tampoco es tuya, sino de ese elixir y la corrupción que propaga, por eso está misión es importante, tú eres la única solución para encontrar una manera de enmendar está situación - Miró a Sir Igul y le dió una sonrisa que se notaba forzada, Tunad siempre quería ser el alma positiva del grupo, no se podía permitir derrumbarse más - Chicos, debemos seguir, a partir de ahora esta misión la hacemos en memoria de Sleuth, no podemos permitirnos más errores - Con una expresión corporal seria, cogió su bate y se lo puso al hombro, al avanzar hacia su destino, la capa de sargento que seguía teniendo encima de el uniforme antizombies empezó a ondear.
Con paso firme, Tunad inició la marcha escoltado por Savant y Sir Igul. Los marines continuaron ascendiendo por las entrañas del castillo mientras el suelo todavía seguía temblando. De hecho, incluso tenían la sensación de estar escuchando alguna especie de ruido parecido al del tambor en la lejanía. Hasta que finalmente volvieron a la sala del trono.
Como era de esperar, el suelo de la mayor parte de ésta estaba hundido, sólo se había librado el trono real. El tejado también se había venido abajo y toda la zona estaba llena de cascotes. Era bastante llamativo, pero había algo aun más impresionante. Del agujero que había en el techo colgaba algo, parecía un trozo del casco de un barco: Esos listones de madera, los remaches y los cabos, incluso parecía mojado... ¿Cómo había llegado esa cosa hasta ahí? ¿Era el responsable de que el techo se hubiera hundido?
Tunad se quedó mirando esa estructura parecida a un barco - Yo juraría que efectivamente es un barco - Decía de manera escueta - Algo tan extraño deberíamos revisarlo, sobre todo si aún sigue mojado, Sir Igul ¿Puede guiarnos a un sitio donde poder verlo mejor? - Le dijo con un tono bastante respetuoso, se notaba que no estaba de humor para sus típicas chorras.
Cómo si el destino no quisiera que el sargento Williams y los demás investigasen algo, un temblor más fuerte de lo normal sacudió el castillo. Como consecuencia, el casc se desprendió de aquello que lo sujetaba y se precipitó por el agujero que había en la sala del trono y por el que los marines ya habían caído.
—Pues va a ser que no—dijo Savant un poco alterado—Porque no tendrás intención de bajar ahí de nuevo, ¿verdad? ¿Verdad?
No creo que sea tan importante como para jugarnos la vida por ello, como mucho nos asomamos - Hizo el amago con mucho cuidado de mirar por el agujero - Mira que me da miedo asomarme no vaya a ser que se derrumba el suelo - Miró agarrándose donde podía con cautela - A ver si con suerte la luz del techo alumbra algo.
En lo profundo del agujero, lo único que Tunad fue polvo y oscuridad. Así que teniendo en cuenta que no iban a bajar a investigar cómo había llegado el casco del barco ahí, el trío decidió salir del castillo.
Tenían a Sir Igul, ya sólo tenían que reunirse con el resto de la tropa. Tarea por cierto que sin Sleut se antojaba complicada. Pero al menos lo intentarían mientras la cosa no se complicase.
Los dos sargentos y el caballero caído avanzaron por el pasillo que los llevaría a la puerta trasera del castillo y entonces… ¡sorpresa! Como un regalo del destino Marlene, Xen y el pequeño Lianid estaban allí. ¿Acaso los estaban buscando?
Savant y Tunad continúan aquí.