Partida Rol por web

—Tranquilo, no habrá que escalar. El derrumbe no ha afectado a las escaleras. Aunque quizás tú puedas hacer algo con ese bloqueo. Venid—Sir Igul comenzó a andar—. Las salidas subterráneas de los castillos siempre se han construido a modo de desagüe. Y como tal necesitan un mantenimiento. El problema es que después de cinco años en desuso y con más de alguna estructura colapsada...

Poco después llegaron a una sala inundada. Eso no sería un problema para Tunad, ¿no? O quizás sí. Las aguas eran de color marrón verdoso y tenía una capa de suciedad y verdina por encima. Esas aguas eran para un píscido como respirar el humo de un incendio. Y eso sin saber lo que le esperaba bajo el agua.

Pugpo se acercó y olfateó el agua.

—¿Wof...? Woooof—terminó mostrando su desagrado.

Una cara de asco surgió de la cara del piscido - Vale, eh.. - Una arcada se notó en el ambiente - Debería... - Tunad se dió con ambas manos en la cara dejándosela como si fuese un atún rojo - Pues habrá que ver qué tal la cosa aquí debajo, aunque no me gusta mucho la idea - Tunad empezó a hacer estiramientos mientras miraba el fango - Ay madre mía... - Tomó una gran bocanada de aire porque no tenía pensado respirar ahí debajo y de un salto se zambulló en el agua, no sin antes notar el olorcillo a putrefacción que está producía, le echaba ganas, pero joder, que puto asco.

Tunad me parece muy bien la valentía y todo eso - dijo Savant antes de que el píscido se tirara a la piscina - Pero prueba primero a buscar a ver si puedes usar algo como pajita para respirar desde lo profundo. Lo mismo nos sirve un tubo de plástico viejo o algo...

Aunque - y entonces se dirigió a Sir Igul - Vos no tenéis pulmones, o al menos no funcionales, oh noble caballero ¿Podríais echarle una mano al noble, joven y apuesto píscido? 

El zombie pareció cansarse del noble caballero de Savant.

—Llámame Igul y deja de hacer el bufón—le espetó—. No tengo la fuerza de un píscido bajo el agua ni puedo ver bajo ésta. No puedo hacer nada.

Sin embargo Tunad no estuvo mucho tiempo bajo el agua, a la primera bocanada de agua que dio bajo el agua la sensación fue terrible. Ese agua que era como una sopa verde vitaminada de microbios no tenía oxígeno y además su sabor era terrible. Peor aún para filtrarlo a través de sus branquias. El sargento no tardó en salir violentamente a la superficie tosiendo hasta acabar vomitando lo poco que le quedaba en el estómago. Una y no más.

No se puede evitar una pifia con un PEP. Como efecto negativo de la pifia, Tunad sufre el daño de haber sufrido una amenaza fácil (2d6). Tunad recibe 11 puntos de daño, reduce en 6 y recibe 5 puntos de daño.

ESTADO - FÍSICO
Sleut - 19 puntos de daño - GRAVE.
Jester - 10 puntos de daño.
Tunad - 9 puntos de daño.

ESTADO - MENTAL
Jester - 17 puntos de daño - GRAVE
Sleut - 8 puntos de daño
Tunad - 7 puntos de daño..

Sleut fue al encuentro de Tunad metiéndose en esas asquerosas aguas.

—¡Sargento!—exclamó llamándolo—¿Se encuentra bien?

Tras acabar de vomitar dió una bocanada de aire de nuevo - Esa... - Tosió aún restos de agua - Agua... Ah... Es imposible respirar ahí, está totalmente contaminada - Se sentó y miró a Sleut - Estoy bien Cabo, solo me he quemado las branquias un poco GROGROGRO - Dijo quitando hierro al asunto, luego se puso a pensar mientras se levantaba aceptando la ayuda del peli-verde - Si no puedo bucear en estas aguas... Habrá que pensar en una solución...

Sir Igul alzó la cabeza, el suelo tembló una vez más.

—En ese caso, parece que sólo nos queda subir y atravesar las hordas de muertos vivientes—dijo con amargura—. ¿Preparados?

Tunad suspiró y levantó su bate - Pues habrá que romper unas cuantas cabezas más - Miró ahora a Sleut - Cabo, detrás mío, estás demasiado herido, no podemos permitir que te alcancen - La idea de volver por donde habían llegado no le agradaba, pero siendo esta la única manera plausible no quedaba otra, además, cuantos más zombies eliminasen, mejor, supongo, menos posibles amenazas para una futura purga después de la extracción de la causa, así, dentro de unos años esta tierra podría ser habitable de nuevo... Con suerte.

Savant alzó una ceja e iba a responderle malamente a Igul, pero Tunad salió antes de que pudiera decir sus primeras palabras. 

Pues descartando el subir por donde hemos bajado, parece que nos vuelve a tocar a matar más zombies, a ver si tenemos suerte y nos encontramos con alguien de la tropa que nos ayude. 

—Seguidme—rezongó Sir Igul.

Siguiendo al caballero caído, los marines volvieron al lugar del que habían caído y luego se metieron por un portón medio derruido entrando en un pasillo con celdas. Mientras tanto el suelo continuaba temblando. ¿Todavía habría derrumbes por encima de sus cabezas?

—Esto no es normal—dijo el no-muerto.

Normal o no, tenían que salir de allí y sólo había un único camino. El grupo enfilo unas estrechas y empinadas escaleras para comenzar un penoso ascenso (unos por sus heridas y Tunad por su barriga). Así lo hicieron durante un par de pisos hasta que se encontraron una puerta enrejada.

—¿Listos?—preguntó una última vez Sir Igul—Una vez que la puerta esté abierta sólo nos quedará luchar contra los muertos.

Si estáis dispuestos a abrir la puerta, hora de tirar TCOMs.

El agente se posicionó de manera defensiva, esta vez iba a hacer bien su función, era un sargento y tenía que defender a su tropa- Listo -se mantuvo así hasta que Sir Igul abriese la puerta

Pues claro que no es normal tanto derrumbe - respondió Savant al caballero - La gravedad no suele tomarse descansos intermitentes. Posiblemente sea alguien con unos gases muy fuertes. 

Bueno, ya habían llegado hasta la puerta ¿y ahora qué? pues a lo de siempre. 

Cuando quieras Igul 

—Listo—dijo Sleut imitando a Tunad y agarrando sus palos de eskirma.

—¡Wof wof!—ladró enérgicamente Pugpo mostrando que estaba preparado para afrontar lo que fuera.

Sir Igul desenvainó su espada (en no muy buen estado por el desuso). Al otro lado de la puerta se colocó el joven cabo. Tenía en su rostro la determinación de seguir peleando, aunque su estado físico no era el mejor. Como tampoco estaba del todo bien el sargento Jester. Los horrores de la isla le habían pasado más factura de la que estaba dispuesto a reconocer, quizás de ahí su errático comportamiento. Aunque la verdad, apuntaba a estar grillao' desde antes de llegar a Nibana.

El caballero zombi abrió la cancela y se internó en el pasillo con celdas a izquierda y derecha. Contrastando con su armadura medieval, estaban los tres marines con sus avanzados uniformes y sus variopintas armas. Y por último nuestro octocánido amigo, el rojo y azul Pugpo. Con decisión, el quinteto avanzó en busca de una salida, pero el ruido de muchos pasos empezó a llegar a sus oídos. De las celdas y del fondo del pasillo comenzaron a aparecer zombis, muchos zombis. 

Una auténtica horda de zombis.

¡Es vuestro turno chicos!

Iniciativa: [14] Tunad[11] Savant Horda zombi [10] Sir Igul [8] Sleut 

Savant, no sé porque te has puesto un -2 a los penalizadores. Deberías tener un -3 a no ser que haya pasado por alto algo.

Os enfrentáis a un enemigo tipo horda, que es mi solución a la regla de caterva que nunca me ha gustado mucho. Computa como un único enemigo que dispone del siguiente efecto especial:
   Miscelánea - Daño de horda. Puede hacer daño a todos en los enemigos contra los que luche, viéndose este reducido en 3/4 del daño que marque su tirada.

La madre que los parió, son demasiados - Dijo el piscido mientras se adentraba el primero a dar con el bate, oscilaba entre bolas de agua y bateos puros y duros contra la horda de zombies - Chicos, tenemos que intentar avanzar entre está horda y quitarnosla de encima, no podemos quedarnos aquí - Tunad no estaba seguro de que pudiésemos salir todos intactos de esta, para él la única solución era huir de ellos abriéndose camino fuese como fuese.

Necesitaba fuego rápido, así que Savant desenvainó sus dos revólveres y comenzó a disparar a diestro y siniestro contra la horda de no muertos. La parte buena es que era divertido. La parte mala es que aunque llevaba MUCHA munición, también había muchos zombis. Esperaba tener suficiente.

La horda se abalanzó sobre el primero que se había plantado frente a ellos, el sargento Tunad Williams. La verdad es que eran muchos zombis y el sargento tenía que esforzarse en golpear con su bate a izquierda y derecha para mantenerlos a raya. Los no muertos intentaban golpearle, arañarle, morderle... aunque eran tantos que incluso se estorbaban entre ellos.

Afortunadamente, al ser el primero en dar un paso para contener el avance de los zombis, por el momento todos los ataques se concentraron en él. Sin embargo con tantos muertos vivientes y tan pocas presas, no tardarían en dirigir su atención en los demás.

Un poco más rezagado, Sir Igul no tardó en colocarse junto a Tunad para comenzar a repartir mandoblazos a diestro y siniestro. La verdad es que conformaban una pareja peculiar. Un píscido y un no muerto. Un marine y un caballero. Uno con un bate y otro con un mandoble cochambroso. Pero pese a las diferencias, había cierta belleza en ver como reventaban cabezas a izquierda y derecha.