Partida Rol por web

Ah, genial, qué hija de puta... exclamó aún en voz baja la joven estudiante. Será mejor que me sigas el juego, Anna... susurró a su amigo, guiñándole un ojo.

Brianna aprovechó que estaba aún oculta parcialmente para los invitados por la mesa, para comenzar su actuación.

La joven comenzó a temblar espasmódicamente, imitando a la perfección un ataque de epilepsia, con convulsiones, los ojos casi desencajados, y los brazos y piernas moviendose aleatoriamente.

Si conseguía hacerse pasar por una epiléptica, y Anna lograba convencer a su padre, eso explicaría el desastre en que la zorra de Kelli había sumido el aula, y quizá no la expulsaran... aún...

Pero ésta me la pagas, maldito engendro...

Anna no se sorprendió al verte utilizar el truco de la epilepsia, y te siguió el juego sin problemas. Gritó un par de veces a su padre que llamara a los bomberos, mientras ella cogía su movil y llamaba a la ambulancia. Desde dónde temblabas, ahora con la mano de Anna en tu hombro para "que no te hagas daño", escuchabas como hablaba por teléfono con los servicios de emergencia.

- Sí, es una emergencia. Sí, en la escuela. Sí, empusas. Rápido. - Dijo al auricular mientras intentaba que no temblaras tanto.

- Estás sobreactuando. - Susurró en el oido de la "epiléptica" mientras guardaba su móvil en el bolsillo.

- Aguanta, que ya vienen. En cinco minutos estarán aquí. -

La gente comenzó a salir de la sala, ya que esta se estaba incendiando lentamente, salvo el padre de Anna. Él se quedó allí sacando todo lo que podía sacar mientras las sirenas de los bomberos se escuchaban a la lejanía.

Con cada sacudida exagerada, Brianna echaba una mirada de reojo hacia el director de la escuela, el padre de Anna, que aún seguía ag¡fanándose por sacar objetos de aquella aula.

bien podría sacarnos a nosotras, caray...

Sin embargo, la joven estudiante se quedaba sin tiempo y lo sabía. En cuanto la ambulancia llegara, se darían cuenta de que estaba fingiendo, de modo que poco a poco, Brianna ralentizó sus actuaciones, para por fin, una vez detenidas las convulsiones, abrir los ojjos lentamente.

Ooohhh...  gimió medio incorporándose ¿Dónde... estoy? ¿Qué ha pasado?

En ese momento, dos paramédicos enormes entran a la sala con una camilla. Anna parece sonreír y te empuja hacia el suelo para que te quedes allí tirada durante un rato más. Los ambulancieros, ponen la camilla a un lado de tu cuerpo y casi sin hacer fuerza, te das cuenta como te alzan casi medio metro del suelo y te dejan en la camilla, para después, levantarla y salir de allí a una velocidad espantosa.

Anna te mira a los ojos y te acompaña hasta la puerta de entrada del colegio, dónde puedes ver una ambulancia colocada de culo con las puertas traseras abiertas. Los ambulancieros te meten dentro y mientras uno se queda contigo detrás, el otro se sube a la ambulancia y la arranca.

Eran dos tíos enormes, mucho más grande que la media y con unos brazos tan grandes como tu torso. Parecian más culturistas que otra cosa, pero allí estaba Anna, en la puerta, sin subir todavía mirándote sonriente.

Detrás de ella podías ver a las animadoras que te miraban con furia, con una ira indescriptuble. Sus ojos brillaban rojos y no apartaban su vista de tí.

Anna se giró un momento y después, volvió a mirarte.

- Hazles caso. Te llevarán a un lugar seguro. - Dijo y cerró las puertas.

Brianna enarcó las cejas confundida. Esperaba que su amiga la acompañara, dentro de la ambulancia, al menos aunque fuera para guardar las apariencias delante de los demás. Quizá su padre no la había dejado. Aunque esas palabras de despedida, y el hecho de que Anna ni se hubiera inmutado al ver las transformaciones tanto de las animadoras como de la propia Brianna. Algo raro estaba pasando.

En todo caso, la ambulancia ya estaba en marcha, de modo que Brianna se relajó.

Caray... le dijo al enfermero que viajaba con ella Vaya cacho brazos que tienes, ¿haces mucho ecerjicio?

Tan entusiasmada estaba con la posibilidad de ligarse al enfermero que ni se daba cuenta de que nuevamente su dislexia aparecía...