El hombretón que tenías sentado en frente, simplemente te sonrió. No parecía querer hablar mucho, ya que simplemente, estaba allí sentado, mirándote fijamente sin decir una sola palabra. No hacía nada médicamente correcto... por que no hacía nada. Sin embargo, por lo menos sonreía.
El otro gigantón, el que iba conduciendo, iba dando volantazos de un lado a otro en la carretera como si fuera un rally. Cada dos por tres lo escuchabas gritas algo a otro conductor, soltar un improperio o simplemente, escuchabas el ruido que hace una palma de la mano sobre el pliegue del codo, clara señal de un corte de mangas enseñando al mismo tiempo el dedo mayor.
El que tenías a tu lado sacó una pequeña neverita de algún sitio y te ofreció uno de los bocadillos más grandes que jamás en tu vida habías visto.
Era una rebanada de pan de molde, jamón, pan de molde, queso, tomate, lechuga, pan de molde, hamburguesa, pan de molde, bacón con más queso del amarillo. No era muy grande si lo mirabas de arriba. El tamaño del pan de molde era normal, el problema era que tenía más de seis pisos con cosas de alto...
Problema para tí, por que el sacó uno igual o más grande que el primero y abriendo la boca enorme, le metió un mordizco, comiéndose medio bocadillo.
Y seguía callado.
Gra...gracias murmuró confundida la joven estudiante, que abrió mucho los ojos cuando vio al enfermero dar cuenta de aquel gigantesco sandwich. No creo que haya visto a nadie comerse un bocata así antes... pero Brianna no era de las que se amilanaban a la primera. La muchacha abrió la boca cuanto pudo, casi desencajándose la mandíbula, una sitación ridícula dentro de una ambulancia que más parecía un bólido de carreras.
Mpf... así es imposible... ¡pero no creas que me voy a rendir!
Brianna tomó el bocadillo entre sus dos manos, como si fuera un acordeón, pero en vertical, y aplastó el bocadillo cuanto pudo, procurando no mancharse con el jugo que rezumaba. Una vez comprimido, fue mucho más sencillo de morder.
Chomp Ñam Gromf ¿Vef? Afí fí...
El hombre que estaba a tu lado simplemente asintió y sonrió. Pero no dijo nada, ni siquiera cuando terminó el bocata y se comió* una lata entera de cocacola.
La ambulancia seguía con la sirena encendida, esquivando todo lo que se ponía en su camino, hasta que por un momento sentiste como flotabas en el aire... pero ha sido solo un segundo hasta que las ruedas volvieron a tocar el asfalto con un chirrido y la ambulancia salió despedida hacia delante.
En ese momento, decidiste sentarte en la camilla y mirar hacia delante... lo que viste por el cristal del parabrisas te dejó algo extrañada...
Los coches pasaban a mil por hora, y los que venían de frente lo hacían más rápido aún. La aguja del velocímetro de la ambulancia no paraba de girar a toda velocidad, como si fuera una especie de altímetro de un avión o algo parecido. La sensación de velocidad es la misma que cuando mirabas fijamente el protector de pantalla de windows... ese de las estrellas que pasaban rápido frente a la pantalla.
El conductor no dejaba de gritar e insultar a los demás conductores, pero realmente, creías que a duras penas lo escuchaban.
Joooder... exclamó sin darse cuenta la pequeña Brianna, casi atragantándosele el bocadillo ¿No... no crees que va un pelín rápido tu colega? le preguntó al camillero silencioso Vamos, que no es por nada, pero he visto cohetes de la NASA más lentos...
Vosotros... ¿para qué hospital trabajais? preguntó suspicaz
El enorme hombre que tenías conduciendo tu ambulancia te miró, conduciendo casi cien metros dando volantazos de un lado a otro sin mirar la carretera. Veías como los coches se apartaban a ambos lados, un poco por pericia del conductor o simplemente por pura suerte.
El otro tío, también tan enorme como el conductor, te señaló la pechera de su pijama de enfermero y allí pudiste ver el logotipo de a dónde pertenecían.
Enfermería del Campamento Mestizo. Decía el logo, en el cual había un relampago, cruzado por un tridente y un ojo.
Nunca habías visto ese dibujo, ni escuchado ese nombre y por supuesto, ese no era un hospital de la zona.
¿A dónde demonios te ha metido tu amiga?
Y por sobre todas las cosas...
¿A dónde demonios se dirige esta ambulancia?
Vaaale, un logo chulísimo, te lo reconozco... ¡¡¡Y AHORA HAZ EL FAVOR DE MIRAR LA CARRETERA, COPON!!! gritó loca de nervios la joven estudiante, viendo que en cualquier momento se mataban.
Brianna no sabía qué podía hacer. Estaba claro que aquellos dos tipos podían llevarla a cualquier sitio, no importaba lo que hubiese dicho Anna.
No, lo mejor será esperar a que aminore un poco, tarde o temprano tendrán que hacerlo, y entonces me bajo echando leches de este manicomio móvil...
El gigante refunfuña y se gira para seguir conduciendo, y de paso, colocarse en el carril correcto para seguir esquivando coches, autobuses y camiones.
El enorme hombretón continuaba conduciendo como loco, cuando de repente, un coche último modelo, de esos deportivos tan chulos, se cruza de repente en su carril y el gigante uno, el conductor, da un volantazo para poder esquivarlo, con tal mala suerte que el coche comienza a derrapar de un lado a otro, chocando con los coches que llevabáis a vuestro lado.
Tras varios segundos de una seguidilla de choques, parece que todo vuelve a la normalidad...
- ¡Mi ojo! ¡Me has jodido el ojo! - Gritó el que iba contigo.
- ¿Cómo que te he jodido el ojo? - Dijo el otro. con el rostro desencajado y un colgajo de manzana colgando de un diente.
- ¡Sí! ¡Me ha entrado una mierdecilla! ¡Y no veo nada! - Gritó nuevamente.
Ay Dios... suspiró la estudiante, viendo que en breve se iba a reunir con él Valevalevale, ya me encargo yo, tú no quites los ojos de la carretera le dijo al conductor, aunque no pudo evitar una sonrisilla cuando se dio cuenta de lo que había dicho Ups, perdona, no quería mencionar los ojos...
A ver, que te sople, seguro que no es nada le dijo como a un niño pequeño al otro enorme enfermero
Y así, como si nada, te acercaste al rostro del que te acompañaba.
Y lo miraste a la cara fijamente, para poder soplarle en los ojos para quitarle la basurilla...
La cuestión es que cuando te has acercado y le has cogido las mejillas para ver mejor, sentiste como su rostro iba cambiando de a poco. Era como si la vista se te nublara y en vez de verle el rostro al enfermero, vieras otra cosa.
La otra cosa que estabas viendo era un hombre normal, con su boca, su nariz, sus dientes puntiagudos y su ojo, el cual mantenía cerrado...
¡Tenía un sólo ojo!
En ese momento lo soltaste y todo volvió a la normalidad.
- ¿No ibas a ayudarme? - Dijo el uniojo mientras se restregaba la cara con las manos. - Sigo sin ver nada. Sóplame, por favor. -
En ese momento, el conductor miró por el espejo retrovisor y vió tu cara de espanto.
- Tío, creo que está aprendiendo a ver tras la niebla. -
¿O... oye... de qué carajo va esto? preguntó asustada Brianna, retirándose al extremo de la camilla las piernas encogidas en actitud defensiva inconscientemente ¿qué eso de la niebla? ¿Y QUE DEMONIOS SOIS VOSOTROS?
Uno de los hombretones negó con la cabeza, el que conducía y se giró para seguir viendo la carretera, mientras que el otro, inclinó un poco la cabeza para verte mejor y se restregó el ojo quitándose lo que tenía en el. Lo habías visto sólo por un momento, pero sólo ese momento te bastó para atizbar un poco de la verdad.
El hombre que tenías a tu lado te habló.
- Somos Cíclopes. ¿Sabes lo que son esas criaturas? - Dijo con total tranquilidad. - No te preocupes, estamos aquí para protegerte y para llevarte a un lugar seguro. Como supuesta hija de un Olímpico, comienzas a estar en peligro cuando te das cuenta de que lo eres, por lo que ahora te llevamos a un sitio guay y seguro dónde nadie podrá atacarte. -
El hombretón pareció sonreir, pero después, frunció el ceño al ver tu rostro algo desencajado.
- ¿Sabes lo que es un Olímpico, no? -
¿Eh? respondió incrédula la joven estudiante ¿Ci...cíclopes? ¿eso no es un personaje de comic? Venga, dejad de tomarme el pelo protestó algo asustada, aunque sin duda alguna la curiosidad podía con ella Yo... lo de Olímpicos tiene que ver con los deportes ¿no? Mirad, os estais equivocando, mis padres no han competido en las olimpiadas en su vida...
Mientras hablaba, Brianna procuraba acercarse lentamente a la portezuela trasera de la ambulancia, dispuesta a saltar en cuanto el vehículo redujera la velocidad...
- Tenemos un problema. - Dijo el conductor señalando con su mirada el retrovisor.
Lo único que pudiste ver era un autobús escolar. Un gran autobús escolar amarillo, que iba dando bandazos a un lado y al otro, como la ambulancia, adelantando coches a diestra y siniestra.
Por lo menos, al ser más pesado, no tenía la velocidad de tu vehículo, sin embargo, os iba dando caza poco a poco.
El cíclope continuaba esquivando coches mientras que el autobús hacía lo mismo, ganando más y más terreno a medida que pasaba el tiempo pero tu estabas estupidizada mirando ese autobús.
El cíclope que estaba contigo, te codeó un par de veces y te señaló con el dedo hacia delante.
Escuchas al conductor murmurar entre dientes: - Mierda. -
Y sí. Mierda.
Delante, a unos ochocientos metros, aparecían un montón de coches en una larga retención...
Genial... murmuró Brianna al darse cuenta de que estaban atrapados entre la espada y la pared vale, supongamos que me creo que sois... cíclopes, y que quereis ayudarme. ¿Quién coñ...demonios viene en ese autobus? ¿Y porqué es un problema? Sois fuertes ¿no? Seguro que podeis con lo que sea...
Sin embargo la mirada de aquellos dos enfermeros decía a las claras que no era así. Siguiendo un impulso, Brianna se decidió a intervenir.
Vale, si no podemos escapar de ellos quizá podamos escondernos hasata que se vayan... pero no dentro de una ambulancia que viaja a 300 por hora, eso canta un poco, ¿no os parece?
- No, primero debemos perderlas o intentarlo. Después, cuando yo os diga, sal de aquí y corre con todas tus fuerzas. - Dijo el conductor mientras pegaba un volantazo y se salía de la carretera hacia el campo, en dónde la ambulancia comenzó a saltar de un lado a otro mientras el cíclope aceleraba al máximo.
El vehículo que os seguía, también sale de la carretera y comienza a perseguiros.
Allí, en la tierra, el vehículo pierde algo de velocidad y así vosotros ganáis terreno.
Avanzáis por la tierra hasta que aparecen algunos árboles en ella. El hombretón los esquiva con certeza sin embargo, poco a poco van apareciendo más y los que eran un par de árboles ahora parecía ser el comienzo de un bosque.
- ¡Ahora! ¡Sal de aquí! Corre en esa dirección... - Te señala los árboles. - Y no mires hacia atrás. Cuando llegues al campamento, entra en él sin decir ni mú. Simplemente, ¡corre por tu vida!
Un post más tuyo y cambiamos de escena.
Pero... ¿y vosotros? preguntó Brianna mientras abría la puerta trasera de la ambulancia y saltaba al exterior. Sin embargo, no había tiempo. Los cíclopes habían dejado claro que debía correr sólo en una determinada dirección, y la inercia de la ambluancia les alejaba de la misma.
Yo... no olvidaré esto... susurró mientras echaba a correr a toda velocidad, con lágrimas en los ojos, abandonando a su suerte a los dos extraños individuos.