Grace no podía dar crédito a lo que estaba pasando. Primero los gigantes. Luego su redescubierto amigo Tyson, con la espada y las bolas de fuego. Luego ella misma consigue volatilizar a uno de esos gigantes. Ni sangre, ni tripas, ni nada de nada. Cenizas. Lo único normal de toda aquella situación, es que la bronca fuera a llevársela ella misma. Como siempre. Pero no había acabado todo ahí... Ahora, su redescubierto amigo Tyson también atraviesa paredes de ladrillo.
Entre sorprendida y atontada, se deja arrastrar por él mirando hacia delante y hacia atrás, sin poderse creer el castañazo del que se ha librado. Se había imaginado a si misma sin dientes, clavados todos ellos en la pared que acababan de atravesar. Pero no había sido así. En un momento dado, Grace parece reaccionar y empieza a tirar en la dirección contraria a la que corre Tyson.
Oye, oye, oye, Grandullón... ¿Puedes esperar un momento? ¿Me explicas qué ha pasado ahí? Y bueno... dime también qué te has metido para poder hacer TODO eso...
Remarca la palabra "TODO" para englobar los hechos del gimnasio. No había una palabra mejor para ello.
Tyson se sorprende al sentir que tú tiras hacia el otro lado, pero no se detiene. Tira un poco más fuerte y tú no puedes hacer más que resistirte.
Tu amigo niega con la cabeza y con un grácil movimiento, te coge de la cintura y te sube a su hombro. Por un momento has pensado de que Tyson medía algo asi como dos metros y medio, pero cuando lo miras a la cara te das cuenta que sigue siendo el mismo. Algo más fuerte, pero el mismo.
El chico comenzó a correr hacia una de las calles laterales del colegio, pero mientras corría, te iba hablando en su media lengua.
- ¿Meterme? ¿Qué es eso? - Dijo Tyson con una media sonrisa algo tonta. - Monstuos malos vienen a por Grace y a por Tyson y Tyson salva a Grace. Salir corriendo. -
El muchacho corría muy deprisa y tú ibas dando botes sobre su espalda. Por lo menos, iba hablando mientras corría.
- Muchos bichos malos ahora. Tenemos que buscar lugar bueno. Campamento. -
Au, au, au, au...
A cada bote, un nuevo "au" ocasionado por notar cómo el hombro de Tyson se clavaba en su abdomen.
¿Monstruos? ¿Qué monstruos?
Bueno... ella lo había visto con sus propios ojos... aquellos monstruos no podían ser personas. Y el hecho de que se convirtieran en ceniza tampoco ayudaba. Y si aquellos monstruos existían, su "pequeño" amigo bien podía ser más fuerte de lo que ella había imaginado.
A ver, a ver, Tai... Correr a un lugar seguro, lo he entendido... si me bajas podemos ir más rápido... En serio, es molesto.
Explica con calma, apartándose el pelo de la cara con la mano que no sujeta la espada. Cualquiera que los viera así, podría pensar cualquier cosa... Cómo que alguien estaba secuestrando a la hija de los Kelly. Y aquello tampoco era una buena idea.
- No. Así más rápido. - Dijo Tyson mientras corría por las calles hasta llegar a la calle principal.
En ese momento, cuando parecía que todo había pasado, Tyson te colocó a su lado pero aún seguía mirando hacia todos lados, buscando si os habían seguido.
Todo parecía tranquilo y sólo en ese momento, el muchacho soltó un bufido, quitándose un poco de frustración.
- Necesitamos un taxi. - Dijo.
Y algo sucedió.
Sonaban sirenas por todas partes y supusiste que no tardarían en pasar por delante vuestro, en busca de dos jóvenes delincuentes especializados en bombardear gimnasios. Seguramente, Sloan ya les había hecho una descripción detallada de todo lo ocurrido, dejando como culpables a ti y a tu amigo.
Pero eso no era lo extraño.
En el medio de la calle, el asfalto se oscureció y fue derritiéndose hacia abajo hasta convertirse en un charco del tamaño de una plaza de parking... un charco lleno de un líquido burbujeante y rojo como la sangre. De allí emergió un coche.
Era un taxi, en eso estabas de acuerdo, pero no era amarillo, sino de un gris ahumado. Parecía como si estuviese formado por humo, como si pudieras atravezarlo. Tenía unas palabras escritas en la puerta, algo asi como HREMNAS SIGRS, pero tu dislexia te impedia descisfrarlas.
El cristal de la ventanilla del copiloto se bajó y una vieja sacó la cabeza. Unas greñas grisáceas le cubrían los ojos, hablaba raro, farfulleando entre dientes, como si acabara de meterse un chute de novocaína.
- ¿Cuantos pasajeros? - Preguntó la vieja.
- Dos. - Dijo Tyson. - ¿Lugar seguro? -
- Cambiamos de Capítulo -
Puedes postear una vez más si quieres.
Vale, hasta ahora las cosas habían sido lo menos... extrañas. Pero nunca en su vida había confiado en los taxistas de Nueva York, utilizando este medio de transporte sólo cuando era estrictamente necesario. Y ahora no iba a ser diferente.
¿Taxi? ¿Seguro, Tai...? Yo preferiría... -Pero sus palabras se atascan en su boca, desencajada ante el panorama que tenía delante y su posible visión de un futuro cercano.
El hecho de que el coche acabara de salir de la tierra y fuera como de humo, no eran el problema. Había visto tantas cosas raras en el día de hoy, que aquello no iba a echarla para atrás. Pero subirse en un vehículo con una yonki colocada al volante... eso ya era otra cosa. Jugarse su vida contra gigantes salidos de vete tú a saber dónde era una cosa... pero meterse en la boca del lobo de aquella manera, era otra muy diferente.
No, no, no... Lo siento, señora, ha sido un error, nosotros no vamos a...
Ahora sí estaba acojonada. Se había escapado de unos gigantes que lanzaban bolas de fuego e iba a morir en un accidente de tráfico. Porque claro... si se la pegaban, aquí tampoco había carrocería que absorviera el impacto...
Joder, Grandullón... Luego me tienes que explicar a qué viene todo esto...
Dada por vencida y procurando sentarse muy cerquita de Tyson (para ver si éste hacía de carrocería...), Grace entra en el coche.
¿Qué más nos espera ahora? Me siento como Harry Potter...
Una leve sonrisa se dibuja en sus labios tras este pensamiento. Quizá estuviera ahora a punto de descubrir un mundo totalmente distinto al que había visto hasta ahora.