El entrenamiento de armas y de combate al parecer, había pasado a un segundo plano.
Te manejabas bien con tu arma, y eso te llenaba de satisfacción. Aunque en realidad, no sabías si en algún momento la usarías, pero ya te habías convertido en toda una experta en su manejo.
Sin embargo, ahora estabas sola frente a Quiron.
El centauro te miraba con una sonrisa pícara mientras caminaba a tu alrededor, como estudiándote...
- Has luchado bien estos días, Olivia. Pero aún falta que domines lo que realmente te hace especial. - Dijo con una sonrisa sin dejar de darte vueltas. - Cualquiera puede empuñar un arma o manejar un arco con soltura, pero la sangre de un Olímpico corre por tus venas, así que, vamos a hacer que aflore esa parte Divina que llevas dentro. Normalmente, para que eso suceda, tendrías que estar en un serio aprieto, pero creo que ya lo has tenido justo antes de entrar al campamento. -
El hombre caballo frunció un poco el ceño y volvió a sonreir.
- Muéstrame que sabes hacer. -
Olivia miraba a Quirón con una ceja levantada, entre confusa y extrañada, mientras él se dedicaba a mirarla caminando a su alrededor. Estos días con el entrenamiento con armas habían sido fructíferos, pero no sabía porqué ahora querían dedicarse a otra cosa. Por ejemplo, ahora mismo le pedía que hiciese algo, que no tenía ni idea de como hacer que sucediese.
Esto... ¿cómo? Pregunta simplemente resumiendo todas sus preguntas. ¿Qué debía hacer? ¿Cerrar los ojos y concentrarse? ¿Como en las películas?
Quiron pestañeo un par de veces.
Pero allí no sucedió nada.
- A ver, supuse que teniáis una idea de vuestros poderes. ¿No os enseñan nada en la escuela? - Dijo sin enfadarse, simplemente, con tranquilidad. - Veamos, para hacer que la sangre Olímpica de un Mestizo reaccione, como ya te podrás haber dado cuenta, necesitas no un recuerdo bonito, ni uno triste, simplemente, estar en peligro. Es como un sistema de autodefensa, por lo menos al principio, después ya lo podrás utilizar a voluntad. -
El centauro se acercó a tu oído y susurró entre dientes.
- Piensa... piensa en ese momento en el que pensabas que ibas a palmarla, en esa sensación de opresión... en ese momento en el cual estabas a punto de morir... -
Fue en ese momento cuando cerraste los ojos y te concentraste a fondo...
Al principio no sentías nada, era todo extraño para ti... pero una mente pasó fugazmente por tu cabeza... después otra más... y otra... pero no eran mentes humanas, no... eran... ¿Animales?
Abriste los ojos mientras notabas como un aire extraño comenzaba a rodearte... tres lobos estaban sentados delante de ti, como esperándote o aguardando una orden tuya... En el cielo, cinco águilas volaban a pocos metros de dónde te encontrabas, en círculos, esperando seguramente lo mismo que los lobos...
Sentías como las mentes de los animales crecían en tu interior mientras te concentrabas, que podías dominarles, o darles órdenes, o simplemente llamarlos a placer... después, la mano de Quiron en tu hombro, que invitaba a relajarte.
Cuando abriste los ojos, Quiron sonreía.
- Eso es la Sangre Olímpica. -
Olivia abre los ojos y dentro de ella, además de las personalidades de los animales que preveía que podría controlar, notaba un torrencial de sensaciones alucinantes. ¿En serio podía "hablar" con los animales? Bueno, más bien hacerles sus esclavos... pero eso sonaba bastante mal. Decide llamarlo pedirles favores.
Mira a los lobos algo confusa y sorprendida, temiendo que en cualquier momento salten hacia ella, pero no es así, se mantienen sentados esperando órdenes. Las aves del cielo hacen lo mismo.
¿Esto lo he hecho yo? Pregunta sin querer respuesta. Era obvio. Le mira con una enorme sonrisa. ¡Es una pasada! Exclama ilusionada. Se le ocurrían miles de ideas en las que poder utilizar este poder en un combate, e incluso en situaciones normales.
- Pasada o no, tienes que aprender a controlarlo en tres días o sino lo vais a pasar muy mal dónde quiera que vayáis. - Dijo con una sonrisa mientras acariciaba la cabeza de uno de los lobos. - Está claro que la sangre de Apolo corre por tus venas. Los animales eran sus amigos y siempre iba rodeado de Lobos y águilas allí dónde iba. Como ya sabes, el arco es su arma preferida. La única diferencia con el tuyo es que el suyo nunca falla, pero bueno, con práctica tal vez aprendas a disparar sin fallar ningún disparo. -
El centauro sonrió y caminó alrededor tuyo.
- Ahora, tendrás que aprender a controlar a estos animales. ¿Por qué no intentas pedirles algo? -
Olivia perdió su sonrisa, pero no por tristeza si no por la pequeña "lección" que le estaba dando. No debía desmadrarse y debía concentrarse y esa era su expresión ahora mismo. Ladea la cabeza momentaneamente con cara de fastidio cuando menciona a Apolo, pero no dice nada. Tampoco estaba diciendo ninguna mentira.
Dirige su mirada a los lobos, que parecían inofensivos cachorritos y piensa en algo para ordenarles.
Cazar... es lo primero que se le ocurre. Además, llevaría la cena al campamento. Seguidamente, y si no le pone objeciones, Olivia vuelve a repetir la misma acción, concentrándose en enviarles ese mensaje.
Los lobos parecían dudar.
En un primer momento se giraron, dispuestos a salir corriendo hacia el bosque, sin embargo, en ese momento algo los detuvo.
Puedes llamarle instinto animal, ya que sentiste sus mentes en cuando la órden fue rechazada, aunque eso sí, con cierta tristeza.
Eran animales salvajes y seguramente, les encantaba cazar.
Pero aún así, pese a que parecía que iban a hacerlo, se negaron al poco tiempo.
Una voz resonó en tu cabeza, como un gruñido, pero hablaba tu idioma.
- ¿Cazarrrr en los bosques de alrrrededorrr del Campamento Mestizo? - Dijo la voz. - Como no quierrrras que trraiga elfos o ninfas para la cena, mal empezamos, ¿eh? -
Otra voz apareció en escena.
- Calla, Rudolf. ¿No ves que está aprendiendo? - Esta era femenina y parecía más dulce que la anterior.
- ¡No me llames Rudolf! ¡Me llamo Rolf! - Respondió la primera.
Olivia no pudo evitar reír. Este don era más alucinante de lo que creía. No pensaba que les entendería con tanta claridad.
Ahora ¿qué? Debía hablar en voz alta y la entenderían, o con solo pensarlo e intentar transmitírselo valdría. Prueba lo segundo, para no quedar como una tonta.
Vale, vale.. Intenta parar la disputa. Así que Rolf, ¿eh? ¿Y tú? Le pregunta a la hembra. Es lo primero que se me ha ocurrido, era eso o haceros darme la patita. No sé que hubieses preferido... Piensa sonriendo.
- Soy Sarah. El callado es Mik. - Dijo la hembra moviendo la cola.
Aunque después, te diste cuenta que tras tus palabras, los tres inclinaron la cabeza, clara señal de que te estaban escuchando...
Sin embargo, no estabas segura de que les había gustado tu comentario.
- ¿La patita? A qué te rrrompo la cara a puñetazos. ¿Pero llamas a los tres Canes del Sol para que te demos la patita? Mik, cógeme o la mato... ¡que me cojas te digo! - Exclamó Rolf.
En ese momento, la dulce voz de Sarah acalló al otro chucho colocándose entre Rolf y tú.
- Bueno, Rolf, tranquilo. Supongo que será su primera vez. Mira... Olivia, no solemos ser llamados para dar la patita y esas cosas, normalmente lo hacen para que luchemos o cosas variadas. Verás, si quieres que te hagamos caso lo primero es adivinar que hace cada uno. Ya te podrás dar una idea de que se puede dedicar cada uno por nuestras acciones, pero no podemos decirte nada. Tienes que adivinarlo por ti misma. -
Una voz ronca apareció en escena, era Mik.
- Sólo podemos responder Si o No. -
Puedes lanzar todas las preguntas que quieras, asi no vamos una a una y hacemos esto eterno :D
Olivia hizo un movimiento de cejas. ¿Y ella que sabía? Sólo sabía que esos animales habían aparecido ahí de la nada... ¿que Canes del Sol ni que niño muerto? Pero entiende las instrucciones y asiente.
A ver... tú eres el agresivo... Dijo dirigiéndose a Rolf. ¿Eres el que ataca? Pregunta. Luego mira a Sarah. ¿Tú eres la que defiende o hace de diplomática? Y finalmente a Mik. Era el más callado y tranquilo, no sabía adivinar muy bien a qué se dedicaba con solo mirarle. ¿Espía? Le pregunta por intentarlo.
- Te ha clavado. - Dijo la perra intentando contener una carcajada.
Por el otro lado, Rolf parecía algo más tranquilo, y sólo mascullaba cosas entre dientes.
- Pues a ti también te ha clavado, y al mudito. - Dijo Rolf dejando claro que habías acertado. - Y lo ha hecho a la primera. Tal vez la hemos subestimado. -
El mudo, que no había dicho nada hasta el momento, asintió con la cabeza y comenzó a retirarse.
- Debemos irnos. Ha sido un encuentro fructífero, señorita. Nos veremos pronto, o esperemos que no tan pronto. - Dijo la hembra, para después, salir corriendo hacia el bosque, desapareciendo.
Quiron sonrió.
- Ahora toca seguir entrenando. - Dijo sin más...
...
Y así, los días restantes pasaron rápido.
Continuaste con el entrenamiento de tus poderes, para poder controlarlos mejor y para poder utilizarlos en cualquier situación, sin que nada te distraíga.
Quiron te atacaba mientras intentabas usarlos, también te intentaba asustar o distraerte con miles de cosas, sólo para que el entrenamiento sea efectivo.
Tras esos tres días, habías dominado casi a la perfección tus poderes...
[ Volvemos a la otra escena cuando los demás terminen también con sus Flashback ]