Angelo no rechisto ni por un segundo la orden de Quiron, había aprendido por las malas que el no estaba preparado para enfrentarse al mundo que le rodeaba y que si lo intentaba pondría a otros en peligro. Lo mas rapido que pudo se dirigió al lago y sin quitarse los playeros, pero si el mp3 dió un salto para zambullirse. la bola de fuego por un momento le recordó a Apolo, pero de ser el no parecería tan amenazante ni pondría a quiron tan serio.
Desde el lago ya Angelo se atrevió a preguntar. ¿Que diablos pasa?
Quiron sacó un arco de la nada y lo apuntó a la bola de fuego, que cada vez estaba más y más cerca, pero de repente, cuando asomaste tu cabecita toda empapada en la superficie del lago, la bola se detuvo aumentando la temperatura varios grados centígrados en el ambiente.
Poco a poco, la bola ignea se fue disipando, quedando a la vista una Harley Davison completamente oscura, con los cromados correspondientes. A ambos lados del tanque de gasolina, había píntado dos cuervos con el pico abierto y sobre la moto, pudiste ver a un hombre que pisaba los treinta años. Vestía chupa de cuero, pantalones de cuero, botas de cuero y gabardina de cuero, completamente oscura.
Llevaba la cabeza rapada al cero y unas chulas gafas de sol cubrían sus ojos y por que no decirlo, su cara de mala leche.
Quiron, en ese momento, bajó su arco y caminó hacia ti negando con la cabeza, mientras que la moto se posaba sobre la hierba, quemando el pasto de su alrededor. El moreno conductor, apagó el motor y se bajó de un salto, y caminó a paso tranquilo hacia vosotros.
El hombre se quitó las gafas de sol para miraros a los ojos.
En sus ojos, podías ver dos llamas rojas, dos llamas que te dejan un poco hipnotizado por su belleza, pero aún así, te repones sin problemas.
- ¡Eh! ¿Te gustan mis ojos? Creo que juntarte con Apolo ha trastocado tus facultades o algo por el estilo... - El hombre se acerca a ti y sencillamente, te olfatea un poco de lejos. - Sí, eres tú. Tú olor se confundía cuando estabas junto al marica del otro. Rubio y el pelo largo... dios... ¡Vergüenza debería darle! -
Angelo se sintió furioso, le debía la vida a Apolo y no podía permitir que alguien le insultara así como asi. Pero por mucha ira que sintiera sabía que no era recomendable encararse a alguien que puede destruirte con su dedo meñique. Ademas estaba esos ojos, no sabía porque pero le resultaban misteriosos y llamativos. El joven se sacudió la cabeza para volvera centrarse, tratando de no fijarse en los ojos.
Angelo sabía que se estaba jugando el cuello pero dentro sentía que debía defender a su "tio". Asi desde el lago el mestizo comenzó a hablar.
Apolo no tiene que avergonzarse de nada. Es una persona valiente y un gran dios. Quien lo niegue es que no sabe nada.
tras decir sus ultimas palabras todo el valor abandonó a Angelo dejandolo acobardado sin atreverse a salir del agua.
- ¡Ja, ja, ja! Veo que dentro de ese caparazón late un corazón fuerte, muchacho. Eso me gusta, eso si que me gusta. - Dijo el hombre sin quitarse las gafas de sol. - La verdad es que creía que al juntarte con Apolo te iba a meter en la cabeza eso de la paz, las flores y el amor, pero dentro de ti corre sangre poderosa, muchacho, muy poderosa. -
El hombre se acercó hasta dónde estabas caminando sobre el agua, hasta que se colocó a tu lado.
Frunció el ceño por un segundo y después, miró a Quiron.
- ¿Y dices que ha luchado cara a cara con Espino? Bien, bien, bien. El olor de la Ira recorre su cuerpo, aunque creo que ahora está oculto tras su miedo. Pero no te preocupes muchacho, a todos le pasa lo mismo la primera vez que me ven. En tu caso, me seguirás viendo, los demás no han tenido tanta suerte. -
El hombre se giró y volvió a un lado de Quiron, para después, lanzarte una mirada que te heló la sangre.
- Anda, sal del agua y acércate, quiero ver si es verdad lo que he sentido hace unos momentos. -
Angelo tragó saliba, el tipo que tenía delante parecía muy peligroso. Y por lo visto sabía bastane de él. Reuniendo valor comenzó a salir del agua. Y con una voz que claramente indicaba que la parte que aun estaba bajo el lago temblaba de algo mas que de frio acertó a decir unas palabras.
No tengo por costumbre hacer caso a aquellos que no se presentan y mucho menos si lo unico que hacen es insultar a aquellos que aprecio. Pero espero que con esto te quedes contento y te vayas, Quiron y yo aun tenemos muchas cosas que hacer.
Angelo no paraba de desviar la mirada temerosamente hacia Quiron, sin duda el centauro no estaba al nivel de quien tenía delante pero una cara amiga era util para tranquilizarse en un momento de tension como este.
Quiron se encoge de hombros y te mira como no entendiendo mucho.
O tal vez si entiende lo que está pasando, pero es reacio a darte alguna pista.
El hombretón, te mira a los ojos helándote la sangre una vez más, y luego, habla con voz pausada.
- ¿Lo dices por este semental? - Dice señalando a Quiron. - ¿O hablas de tu amiguito Apolo? Por todos los Dioses del Olimpo, si que eres un hueso duro de roer. Verás, no es que me lleve mal con Apolo, pero su forma de ser... ese pelo tan largo de niña, bueno, no va conmigo. Por eso me preocupa que uno de mis vástagos se preocupe más por él que por la visita de su padre, que, si lo piensas, en estos momentos tiene mucho que hacer y ha sacado un tiempo entre las luchas para darte la bienvenida. -
El hombre sonrió por primera vez.
Aunque no parecía una sonrisa sincera, era algo más... maliciosa.
- ¿Todavía no sabes quién soy? Ángelo, mi nombre es Ares... - Pone voz gutural. - Yo-soy-tu-padre. -
Angelo se quedó petrificado y a ponto estuvo de caerse de culo... Hacía apenas un día que sabía que era, llevaba solo unas horas en el campamento mestizo y de pronto ¡zas! conocía a su padre, por supuesto no se parecía a lo que él esperaba. Angelo se esperaba a alguien mas como Apolo o con la personalidad de Quiron, pero su padre era Ares, el señor de la guerra.
Mi.. padre. Pero no lo entiendo... por que apareces ahora de repente. Los dioses no reconocen sin motivo a sus hijos, y ademas seguro que podías haberlo hecho antes... ¿Por que ahora? Donde estabas cuando me enfrente a Espino, donde cuando he tenido problemas... ¿te parece normal aparecer asi de pronto?
Angelo estaba empezando a sentirse furioso, siempre pensó que reunirse con su padre o su madre sería un momento alegre lleno de emocion, pero ahora solo podía sentirse frustrado...
- ¿Motivos? Bueno, no hay motivos por los que te tenga que reconocer... tal vez haya uno, pero eso no es algo que yo pueda conocer. Es más, si lo supiera, tal vez no podría decírtelo. Así que, perdona por aparecerme de repente, pero si te ha molestado... -
Ares carraspea un par de veces.
- Pues mira, es lo que hay, muchacho. -
El Dios de la Guerra se giró para subirse otra vez a su transporte y se colocó las gafas de sol en su sitio.
- Ángelo, tal vez nos volvamos a ver, o tal vez no. Pero recuerda mis palabras: el destino, por más que todos digan que está escrito, no lo conoce ni el mismísimo Zeus. Sigue tu camino, sigue tu instinto, es lo mejor que tendrás para sobrevivir. -
Y diciendo esto, salió disparado de allí tal y como ha entrado.
En pocos segundos, te quedas junto a Quiron, que te coloca la mano sobre el hombro.
- ¿Estás bien? -
Angelo tomó aire, aun no estaba recuperado del encuentro, su corazon latía a mil pulsaciones por segundo y respiraba agitado.
Levanto la vista hacia Quiron, casi esperaba que nada de aqullo hubiera pasado, pero sus ropas empapadas y la mirada del centauro confirmaban que todo había sido real. Poco a poco Angelo recuperó la calma y tragó saliba.
Sí, todo esta bien, terminemos con la visita, asi no te robaré mas tiempo.
Angelo ya no prestaba apenas atencion a lo que le rodeaba, todo había sido muy complicado en el día de hoy.
Quiron asintió y te llevó a lo que sería tu nuevo hogar mientras estés allí.
La casa estaba completamente vacía, aún así, Quiron te invitó a entrar en ella para que la conozcas...
La casa estaba inmaculada, adornada con estatuas y armas y escudos y cascos de diferentes tamaños y materiales, armaduras de todo tipo, armas y herramientas de distintas partes del mundo y de distintos tiempos. La casa era como un museo... un museo de la guerra...
Las camas estaban hechas a la perfección, sin una arruga, al mejor estilo militar.
Ni una mota de polvo.
Nada.
Allí estaba todo más limpio que un quirófano de hospital... y eso era mucho decir...
Pero no parecía haber nadie por allí, ni siquiera en los servicios...
Una de esas camas, tenías tu "equipaje" sobre un arcón a los pies de la misma. Camisetas y pantalones con el logo del campamento, calcetines y zapatillas, de todo para pasar el verano sin problemas...
El Centauro te miró con una sonrisa y te señaló la cama.
- Creo que esa es tú cama. - Dijo señalando algo obvio. - Te recomiendo que descanses, por la noche será la presentación y ahora, tengo que ir a atender a otra recién llegada. -
Y por un momento, iba a negarte a descansar... pero la cama era tan cómoda... y tú estabas tan cansado...
Un post más tuyo, o dos, y nos juntamos toditos :D
Angelo contempló lo que le rodeaba, la verdad no se le hacía demasiado extraño, había vivido toda su vida en un orfanato por lo que estaba acostumbrado a habitaciones comunales, aun asi el silencio y la quietud de la sala le hacían sentirse algo solo. Si Cherry hubiera estado allí podría haber hablado con ella, o al menos haber estado en compañía de una cara amiga, pero sin ella todo era demasiado solitario.
Adios Quiron, y gracias por todo. Dijo Angelo al tiempo que Quiron salía de la cabaña.
Inmediatamente Angelo siguió el consejo de Quiron, se acosto en la cama y encendió su mp3, por primera vez en mucho tiempo, hasta quedarse dormido. El día había sido demasiado para el y aun le quedaba la presentación. Carlitos le había advertido sobre la casa de Ares, y ahora el formaba parte de ella.
Seguro que ya no volveremos a hablar mas... que lastima.
Ángelo se durmió tranquilo.
Y en esas horas que pasó descansando, no soñó.
La verdad, es que durmió tranquilo...
Hasta que comenzó a escuchar bullício cercano...
Cambiamos de escena en breve.