- Así como saber... bueno, el problema reside en que no sé dónde demonios está la puerta para que podáis pasar al Inframundo, ni tampoco el camino que tomar. - Dijo Quiron. - Supongo que tendréis que seguir vuestro instinto y para ayudaros un poco... -
Quiron metió la mano en el bolsillo y sacó unas llaves, que os arrojó sobre la mesa.
- Esa es una furgoneta, podéis llevarosla, y como ya os he dicho antes, tened cuidado. -
El centauro os sonrió a cada uno, y después, comenzó a caminar hacia fuera de la casa del Oráculo.
Alli fuera, el Señor D os estaba esperando, bebiendo un vaso de zumo de moras, apoyado en una de las paredes de la cabaña.
Dionisio os señaló con la mirada una caja de cartón y negó con la cabeza.
- Han dejado eso allí para vosotros. - Dijo Dionisio desganado.
La caja era una caja de cartón desvencijada en la cual había algo de ropa. Una camisa blanca algo desgastada, una gorra de baseball roja con una A en blanco, un par de guantes de cuero sin dedos y un reloj de bolsillo.
Angelo salió aun algo mosqueado de la cabaña, no quería decirlo pero la prediccion no le había sentado nada bien. Al salir se fijó en el señor D, el era un Dios y estaba ahi quieto tan tranquilo, encima su hija era una de las que tenía que viajar... Tomando aire trató de olvidarse del tema. Era mejor centrarse en la caja que tenía enfrente. Parecía más una caja de donativos como los que había visto en el orfanato que equipo para un grupo que se iba a adentrar en el inframundo.
La gorra es mia dijo con media sonrisa. Tiene mi inicial y como dudo bastante de su utilidad no creo que os importe que la coja ¿no?
No se porqué respondió Brianna algo más seria que antes pero creo que los guantes son para mí. La muchacha se miraba las manos, cerradas en puños crispados, mientras hablaba. Si lo hice una vez... supongo que saldrá de nuevo cuando haga falta...
Sin embargo, enseguida regresó a su sonrisa habitual, y echó a correr hacia la mesa
¡Me pido conducir! exclamó tomando de la misma las llaves de la furgoneta, y apresurándose a buscar con la mirada el vehículo Siempre he tenido ganas de hacerlo...
XD
- Ah, eres tú...
Grace se quedó de brazos cruzados mirando a su supuesto padre, mostrando la misma desgana que él, mientras Ángelo y Brianna cogían los guantes y la gorra. Una vez acabaron, Grace se acerca a la caja y aparta la mirada de Dionisio a regañadientes.
Era raro que alguien que siempre parecía estar de buen humor, como ella, pudiera llegar a pasarse toda la eternidad mirando mal a un Dios, pero Grace se sentía así en esos momentos.
Frustrada y de mala gana, coge la camisa con una mano y el reloj con la otra, ofreciéndoselos a Olivia.
- ¿Hay alguno que prefieras en especial? -Parecía que tanto Ángelo como Brianna habían sabido reconocer cuáles habían sido sus "regalos". Pero ella no reconocía nada de ninguno de los restantes.
Ya podían haberse estirado un poco... que se supone que son dioses...
Olivia se adelanta y observa los objetos. También ve como Brianna se le adelanta y coge los guantes. No dice nada, pero lo piensa. Pues yo creo que son para mí, pero bueno... Dice pensando en su habilidad con el arco, pero aún así, como tampoco llevaba su nombre lo deja pasar.
Finalmente mira a Grace y se encoge de hombros. Pues ni uno ni el otro, pero bueno... Dice sin mucho ánimo cogiendo la camisa.
- ¿Ya? ¿Ya os habéis equipado? - Dijo el Señor D con una sonrisa sarcástica. - Vamos, id a la armería y coged algo más contundente que una simple camisa o unos guantes. ¿Quién se puede creer que eso sirve para algo? -
Quiron, mientras tanto, sonreía a un lado.
- Así que, ya está. Podéis iros cuando queráis, no solemos despedir a la gente que se va de misión, pero si regresáis con vida, cosa que realmente dudo, el recibimiento será apoteosico. -
El centauro se adelantó un poco y os acompañó a la salida del lugar, mientras que Dionisio se quedó allí, cuchicheando con el Oráculo, al parecer. Por que allí no había más nadie... o eso creéis.
Tras salir de la cabaña, Quiron os guió hasta la armería.
En el Campamento no se veía ni un alma, nadie estaba por allí para desearos suerte, para despediros o simplemente, para ver como os marchabais. Ni siquiera la casa de Ares, que es una de las que disfruta más salir del campamento a patear traseros, se encuentra en la salida.
La armería estaba atiborrada de armas, escudos, cascos, cotas de malla y de todo lo que un guerrero pueda necesitar para ir a la guerra...
- Podéis coger lo que queráis, pero os recomiendo que viajéis ligeros. - Dijo el centauro.
Grace se encoge de hombros y guarda el reloj de bolsillo en... su bolsillo. ¿Para qué necesitarían todo esto? Eso es lo que alguien normal se preguntaría. Pero Grace no... Grace, su optimismo y sus neuronas hiperexcitadas sólo podían pensar en tres cosas: ¿Cómo sería su encuentro con su madre biológica y si sería tan brusco como el de su padre? ¿Qué cosas maravillosas podrían hacer estos objetos? Es decir, había visto unas zapatillas hacer volar a otra campista, literalmente. Y por último... ¿Cómo podían digerir el metal los súbditos de Dioniso? Debía recordar preguntárselo a alguno de los hombres cabra alguna vez... porque era alucinante. Eran como plantas de reciclaje con patas. Con 2 patas y 2 brazos.
Se pone en pie y se despide del señor D con una larga mirada.
- No te preocupes, papi... Ve preparando ese recibimiento.
No iba a darle el gusto de desaparecer de la faz de la tierra tan fácilmente...
Sigue a Quirón hasta la armería y asiente a su consejo. No podían llevar mucho peso, sobretodo sin saber con certeza cuánto rato iban a caminar. Así que se decide por tomar un bastón de madera la mar de sencillo, como el que había usado en sus entrenamientos.
Lo hace girar con ambas manos, pasándolo por detrás de su espalda y termina quedando en posición defensiva.
- Lista, no necesito nada más.
Afirma, satisfecha, apoyando su peso en el bastón.
Con paso firme y decidido, Angelo, siguió a Quiron, incluso paso por alto el comentario del Señor D. Su mente estaba centrada en el viaje y en estos mismos momentos nada más importaba. El inframundo, los dioses... todo le daba igual, simplemente tenía que salvar a Cherry. Al pisar la armería volvió en sí.
Sin duda un espadon sería ideal para él y de esos había de sobra en el campamento. La ropa que llevaba no era demasiado comoda ni seguramente le salvase la vida, pero no tenía ni tiempo ni ganas de encontrar una mejor. Se ajusto el arma a la espalda y miró a sus compañeras. En otra ocasion se hubiera sentido nervioso por empezar un viaje rodeado de chicas pero no tenía demasiado tiempo. Comprobó la batería de su mp4.
Dudo que me dure todo el viaje...pero algo es algo.
Tomó aire y lo expulso lentamente. Ya no había marcha atras.
Partamos, si va a ser un viaje largo mejor no entretenernos mas. Y colocandose la gorra en la cabeza, como gesto del inicio del trayecto, se apoyó con la mano en la puerta.
- Espero que a vosotros dos no se os ocurra coger un nunchaku y unos sais... - Dijo el Señor D con una sonrisa asomándose por una ventana.
Mientras tanto, Quiron esperaba que los que quedaban se decidieran a armarse para acompañarlos hasta la furgoneta.
Brianna se encogió de hombros, ya estaba dispuesta a partir cuando Dioni insistió en que acudierana ala armería.
Bueno, pues ya que se supone que soy la hija de Atenea, a ver qué tal me sientan sus ropitas. se dijo, animada.
La muchacha tomó entonces una coraza que reflejaba el busto femenino, y que casualmente se ajustaba a ella a la perfección. Caray, ni que la hubieran hecho para mí. Acto seguido tomó una espada corta, y su vaina, y las ajustó en su cinturón. El arma de filo salía con facilidad de la funda, yparecía estar muy bien equilibrada. Brianna completó el atuendo bélico con un escudo redondo que cubría la casi totalidad de su brazo y hombro izquierdos, y se colocó un casco con un penacho de plumas blancas que le confería el aspecto de ser una verdadera guerrera.
A ver lo que duro con esto puesto...
Ummm... pero espera un momento. Esto canta mucho... la muchacha se concentró entonces, extendió las manos, y dejó que su poder recorriese su cuerpo. En un instante, las armas y armaduras que había escogido parecieron fundirse con sus ropas, ocultándose de la vista de la gente normal, y adquiriendo ella la apariencia de vestir como lo hacía habitualmente.
Ea, mucho mejor sonrió Y no me habeis visto convertirme en centauro, ¡eso sí que mooola!
Ala, por no darme más poderes, pienso exprimir este hasta el infinito :P
¡Cambio de Escena!
Olivia, si coges algo, ya lo puedes postear en la otra escena.