Has luchado en conflictos de medio mundo como soldado oculto, moviéndote entre las sombras, independiente y letal.
Entonces lo dejaste, o no te permitieron continuar, o quizás te quemaste. Pero no te lo pusieron fácil. En lugar de eso, encontraste tus propias formas de acceder a las redes clandestinas de poder y crimen de Europa. Participaste en unas pocas operaciones, e hiciste incluso menos preguntas. ¿Quién te ofreció aquel trabajo en Praga? ¿Quién pagó por tu silencio con aquella cuenta en Suiza? Te dijiste a ti mismo que no importaba.
Pero resulta que importa, y mucho. Porque al parecer estabas trabajando para cazadores de vampiros.
Sí, los vampiros existen. ¿Qué pueden hacer? ¿Quiénes les pertenecen? ¿Dónde se está seguro? Aún no conoces las respuestas. Quizá sea mejor empezar a hacer preguntas. Hay que rastrear las operaciones de los chupasangres, penetrar en sus redes, seguir su rastro y atacar sus puntos débiles. Porque si no les das caza, te cazarán ellos a ti. Y te matarán.
O algo peor.
-Es difícil decidir qué es más satisfactorio: la búsqueda de la pieza que falta, o colocar esa pieza en su lugar-