Partida Rol por web

La brisa fría de la mañana consiguió despertarte, habias pasado la noche solo. La monotonia empezaba a hacer mella en ti, ¿cuando volverias a encontrar un buen trabajo? No importaba.

Miraste a tu alrededor, la habitación tal y como la habias dejado... eso estaba bien. Te encontrabas en una de las tabernas de la ciudad, la más cercana al puerto de Lucani y tu estomago te empujaba a bajar a desayunar algo.

Entre las sabanas se podía sentir el fresco de la mañana en la cara; Luca se levantó lleno de vitalidad, algo aburrido después de tantos días sin cambios pero con las esperanzas y sueños de un nuevo día.

Desnudo, se dirigió hacia la ventana para comprobar que tiempo hacía y si se veía el puerto animado. Cogió la botella de brandy medio llena que había olvidado abierta sobre la mesa la noche anterior y se lleno el culo de un baso.

El aire que se colaba por las juntas de la ventana le encogió el cuerpo y con un rápido movimiento hizo bajar el aguardiente garganta abajo para darse prisa en coger sus ropas.

Una vez vestido y con el estomago vacío se decidió a bajar a por algo de comer.

El puerto parecia especialmente animado, un nuevo barco habia llegado a primera hora de la mañana o durante la noche. Bajaste sin demora a la planta baja, donde el tabernero servia un conejo asado a una mesa en la se habian acomodado tres marineros.

El chico bajo deprisa las escaleras plantandose en el comedor casi de un salto

- Uhmm.. huele dolce este conejo!

Dijo pasando al lado del tabernero que atendia a los marineros y sentandose en alguna de las mesas libres. Esperaría a que el encargado estubiera libre para pedirle algo de desayuno.

Mientras aguardaba a la comida se quedó mirando curioso a los marineros pensando en sus cosas

"Quizas con el nuevo barco llegue al fin la mision que he estado esperando, acabé el último encargo hace cuanto? cuatro... cinco, seis días. Dos semanas y seis días. Nunca se habían demorado tanto en mandarme ordenes. A lo mejor ha pasado algo.."

Tras terminar de servir a los marineros, el tabernero se te acercó. Se limitó a pararse junto a tu mesa sin decir nada a la espera de que le dijeras que era lo que debia servirte, la noche en que te alojaste en la taberna fue su mujer la que te atendió y sin duda era más simpatica.

Luca levantó la mirada para ver al hombre, parecía ese tipo de personas a las que es mejor no incordiar demasiado.

“Ese parece tener un mal día”

- Pues emmm...- En realidad aún no había decidido que quería tomar - ¿Qué tenéis para desayunar?

Te señaló con firmeza un cartel a un lado de la barra. Un trozo pulido de madera con algunos dibujos que dejaban adivinar el significado a los que no supieran leer. Conejo, Huevos y Cerdo creiste adivinar, si, la colita enrrollada del ultimo no dejaba lugar a dudas.

Su rostro seguia siendo serio y todavia no habia pronunciado una sola palabra.

Luca mira el cartel con calma recostado en la silla

- Tomare unos huevos

“...después de comer quizás lo mejor será ir a dar un paseo por el puerto a ojear las novedades”

El tabernero se retiró a servirte los huevos, y amablemente te acercó tambien una jarra de agua y un vaso, así como un pezado de tela a modo de servilleta. Quizá no hablara, pero daba buen servicio. Volvió a mirarte, quizá esperando si querrias algo más o no.

Uno de los marineros os miro y sonrió divertido, a saber porque.

El chico se quedó un momento mirando al marinero extrañado y luego volvió otra vez la mirada al tabernero haciéndole un gesto afirmativo.

- Grazie.

Después cogió los cubiertos y se cortó un trozo. Levantando el tenedor hacia el marinero que les miraba divertido añadió:

- ...a tu salud pues!

Y se llevó el cacho a la boca, después hizo un trago de agua y se secó con el trozo de tela.

Todo estaba perfecto, el agua fresca y los huevos justo en su punto asi como el trapo limpio.

El tabernero se retiro al comprobar que todo era de tu agrado y el marinero te retiro la mirada cuando te dirigiste a él.

El chico terminó y dejó los cubiertos encima del plato; tras levantarse buscó en su cinturón algo de dinero que dejar sobre la mesa. Sus fondos estaban agotándose, a penas le quedaban unos pocos gremiales. Definitivamente si no le llegaba la nueva misión pronto tendría que empezar a buscar otra fuente de ingresos.

Después de pagar, el joven salió a la calle en dirección al puerto ...tenía un buen presentimiento aquella mañana.

No tardaste en llegar al puerto, apenas cruzar unas pocas calles. Era mucho el movimiento que habia esta mañana, incluso demasiado.

Casas de mujeres, Posadas, Navíos y barcazas de pescador llenaban a un lado y a otro el puerto.

Al fin en el puerto, Luca disfrutaba caminando entre la multitud. Con toda aquella gente, era un día perfecto para robar algunas carteras.

Aún así primero quería ir a echar un vistazo al nuevo navío que justo había amarrado. Si aún encontraba a alguien de su tripulación a por los alrededores intentaría indagar un poco a cerca de su procedencia y los asuntos que venían a tratar en la ciudad.

Te acercaste algo más al navío, a tu parecer no era más que un navío mercante y no viste en él tripulación alguna, quizá se encontraran descansando despues del bien seguro largo viaje.

Su mirada resiguió el perfil de la nave; no entendía demasiado de embarcaciones pero de repente se le ocurrió la idea de un botín mayor que las pobres carteras y trastos varios de los transeúntes. Miro a su alrededor buscando algún tipo de vigilancia que protegiera el barco, calculando cuan difícil seria esmuñirse dentro sin que nadie se diera cuenta.

No le gustaba tener que hacer aquello, su trabajo era cumplir encargos y no actuar como un burdo ladronzuelo pero la situación económica lo requería.

El chico se pasa unos minutos pensando frente al navío, y finalmente decide subir a la cubierta con disimulo. Luego busca la puerta hacia la bodega para abrirla descaradamente.

- Hola?? ¿Hay alguien ahi?

Un marinero bajo pero bien formado te miró con cara de pocos amigos

- ¿Que haces aquí? - bravucón, mientras llevaba la mano a la empuñadura de su cuchillo