Partida Rol por web

- Cierto, creo que lo mejor sería que me fuera.

Dijo sin retirarse un palmo y mirandola aún a los ojos, entonces los del chico se desviaron bruscamente para mirar por encima del hombro de la mujer, justo detras de esta; y con un tono mas relajado añadió:

- Teneis suerte, esta ventana debe tener una de las mejores vistas del edificio...

En cuanto la mujer se hubo distraido para ver de qué estaba hablando Luca, este la asaltó con un apasionado beso robado.

Tu beso la cogió por sorpresa, sus labios tardaron en corresponderte pero finalmente lo hicieron. No gritó para que nadie la socorriera, no te golpeó... solo te miro a los ojos y te susurró.

- No sabeis quien soy, no sois prudente... marchaos ahora que aún podeis.

En sus ojos creiste ver la llama de la lujuria que tu mismo habias prendido con tus labios.

- Solo me marcharé si vos me echáis.

Tras dejar claro que no tenía intención de marcharse, el chico dio media vuelta sobre si mismo cogiendo a la mujer por las caderas, haciendo que esta quedara de espaldas a la puerta, dentro de la habitación.

Con una de sus manos contra la puerta cerrada y la otra en la cintura de la desconocida, Luca empezó a besar su cuello y sus cálidos labios.

- No mereceis morir joven...

Una de sus manos reposaba contra la puerta, como si quisiera asegurarse de que se mantenia cerrada mientras que la otra acariciaba tu cuello y se colaba bajo tu camisa ligeramente para acariciar su pecho. La suavidad de sus manos y el perfume de sus ropas te dejaba más claro a cada momento que no trabajaba allí y que desde luego no le faltaba dinero para comer.

Sus palabras cortaron un poco al chico que se detuvo nada más que un segundo para continuar haciendo como si no la hubiera oído; no se trataba de la primer mujer casada que se llevaba a la cama y no esperaba que fuera la última, así que no quiso hacer preguntas al respecto.

Entre tanto, el chico le acariciaba el pelo mientras con la otra mano le desabrochaba la camisa y sus besos buscaban nerviosamente su pecho al mismo tiempo que se deleitaba con su perfume.

Un par de golpecito en la puerta, la respiración de ella se agitó y posó un dedo en tus labios, implorandote silencio con la mirada.

- Mi señora ¿estais ahi?

N: - Si - respondio con elegancia 

- Mi señora, el duque os pide disculpas por su comportamiento y me envia a pediros que regreseis junto a él. Le placeria partir de inmediato y no le tranquiliza que os alojeis en una casa de... en taberna alguna.

N: - Pues decidle que no estoy en disposición de contentarle, que deberá viajar solo

- Mi señora, esta dispuesto a obligaros... si os negais, precisa de vuestra compañia en su destino y exige que se cumpla el contrato que vuestro padre firmó con él al autorizar vuestra unión.

La mujer cerró los ojos un momento cuando el criado habló del contrato, toda alegria se habia desvanecido de su rostro.

N: - Necesito descansar un poco, estaré antes del atardecer en el patio junto a los carruajes.

- Sois prudente mi señora.

El criado se retiró.

Los golpes en la puerta no solo agitaron a la mujer, el chico se aseguró de que tenía el cuchillo cerca, preparado para lo peor. Pero al fin todo se resolvió gracias a la astucia de ella.

Luca se dejo caer sobre la mujer para susurrarle cerca del oído

-No se preocupe per questo ahora.

Sus cuerpos aún estaban calientes así que el chico se dispuso a hacerle el amor tan bien como supo antes de que se desvaneciera la pasión.

Después, atándose otra vez el cinturón y vistiéndose de nuevo.

-Y bien... ¿duquesa? Por qué no me contáis lo que ocurrió con il tuo marido?

No perdisteis demasiada ropa, vuestra pasión se sacio alli mismo, en pie contra la puerta. Su pasión llegó a soprenderte, sin duda alguna te alegraste de haberla seguido.

- No nos llevamos demasiado bien... nunca le amé, esas cosas deben notarse...

Seguia mirandote con cierto deseo que no podia ocultar.

- E esas cosas se pueden arreglar sabéis...? No deberíais dejar que os trataran en questo modo.

El chico soltó la frase con un aire siniestro, estaba seguro de que entendería lo que le estaba proponiendo, lo mas probable era que ya le hubiera pasado la idea por la cabeza en mas de una ocasión si tan mal se llevaban.

“Asesinar a un duque puede ser un trabajo complicado; pero la recompensa bien se lo merecería y la verdad es que no vendrían mal unos ingresos de mas.”

- Yo no puedo hacerle mal alguno, pero... - no teminó la frase, pero sin duda era una invitación, aunque discreta... por quien pudieras ser - ¿os placeria acompañarnos como escolta en este viaje? os recompensaré bien por todos vuestros servicios...

Sin duda era una mujer sugerente

Luca sonrió al escuchar la turbia propuesta de tan educada mujer, se paseo por la habitación mirándola; realmente lo dijo tan rápido y tan fríamente que debía estar dispuesta a hacerlo a la fuerza.

El chico se dejó caer sobre la cama juguetón.

- Oh... me encantaría. Ma nunca ofrezco ese tipo de “servicios” por mi cuenta, así que creo que lo justo sería cobrar un piccolo adelanto, ¿non creéis?

Aquello era muy arriesgado, era fácil para la mujer deshacerse del chico una vez hubiera echo el trabajo sucio, tenía que asegurarse de que no se la jugaría. Tubo una idea y se fijó en las manos de la duquesa; preguntando-se cual sería el mejor modo de robarle la alianza.

-De todos modos, ¿con que pretesto tenéis pensado introducirme en vuestra campaña?

Aquello parecía realmente divertido, solo de pensar en la excitación del riesgo le hervía la sangre; a la vez pero, le preocupaba no estar en Lucani para cuando llegara su siguiente misión, si es que finalmente llegaba.

- Una mujer como yo y un hombre como él... necesitan de hombres diestros con la espada para que les protejan durante los viajes, vos os ocupariais de esa honorable misión. Os ganariais una buena manutencion y un corcel envidiable, junto mismo sueldo que el resto de nuestros hombres.

La propuesta no sonaba del todo mal.

Sus modales a la hora de hablar y aquel aire de superioridad de buena casa hacían que la idea de tirársela cuando quisiera a las espaldas del duque fuese de lo mas tentadora y encima cobrando por ello. El chico esperó unos segundos antes de responder.

- Non os voy a librar de il vuostro marido por el sueldo de un guardaespaldas. Si quisiera questo me habría alistado.

Dicho eso y fingiendo la mayor seguridad posible, Luca se levantó de la cama, esa pretendía ser su peculiar forma de regatear en aquella ocasión, de bien seguro que una mujer de clase alta no estaría acostumbrada a aquel tipo de negociaciones e incluso podía ser que consiguiera algo mas con ello

- Nadie os ha pedido que le hicierais daño y mucho menos yo, no podria ya os lo he dicho, es mi marido... solo he solicitado vuestra compañia en este viaje para guardeis mi vida y a vuestra elección queda, me hagais más cortas las noches cuando el señor duque deba salir.

Volvio a mirarte mientras se acercaba

- Sin embargo, todo favor que me hagais más allá de eso seria debidamente recompensado con lo que vos solicitarais. Siempre que seais discreto en vuestro trabajo.

El chico se adelanto unos pasos hasta poder tocar suavemente con los dedos la comisura de los labios de la duquesa.

- En questo caso, solicito un anticipo.

Si algo le había enseñado la experiencia era que ante su sonrisa y cara de buen chico las mujeres solían rendirse a sus deseos, ¿funcionaría también con ella?

- Si os lo diera el duque podria sospechar, me vigila constantemente para que no confabule en su contra.

Notabas como se estremecia ante tus caricias, tan joven, tan bella... y casada con un hombre que ni podia satisfacerla ni permitiria que otros lo hicieran. La idea de que alguien de su grandeza y su linaje se rindiera a tus caricias no podia hacer otra cosa que excitarte.

- Allora, ¿Como vamos a hacerlo?

Sus cuerpos volvían a estar tan cerca que era difícil saber si le estaba hablando de la propuesta que le acababa de hacer o de otra cosa...

Sabía que debía resistir sus ansias entonces, los negocios siempre tenían preferencia y si se lo daba todo de entrada, ella perdería interés. Pero el chico nunca había destacado por su templanza en ese tipo de asuntos.

- Os ofrezco trabajo guardando mi vida y si teneis el valor necesario para prestarme otros servicios, os lo recompensaré con gusto. Vos poneis el precio, en eso no entraré.

- Pues come il vuestro guarda personal, credo que merezco saber el nombre de mi señora ¿no?

Los labios del chico rozaban por milímetros los de la mujer mientras hablaba

- Alesia Giordanno... - te reveló