Un mendigo entró al bar, pese a la mala mirada del tabernero, era un hombre mayor.
M: - Una ayuda por favor... - pedia en al primera mesa
- Largo de aqui - le contestaron
M: - Una ayuda por favor... - pidió en al segunda
Ni siquiera le contestaron
M: - Buen hombre, una ayuda por favor... - te pidió a ti, que te habias sentado en la tercera mesa
Pese a ser un asesino y ahora, un espia o similar, Dante se sentía bien ayudando a la gente siempre que podía. Sacó de su bolsa una moneda pequeña y la depositó en la mano del mendigo.
-Toma, buen hombre.
Dijo amable, sin mostrar sonrisa alguna.
Le dejó cerca de las 300 coronas, no llevaba el dinero total.
- Le dejo esta cantidad, mañana en cuanto le vea para contarle como resultó el collar, le traigo el resto. Ha sido todo un placer hacer negocios con vos.
Sonrie al hombre y beben vino y comen mientras charlan sobre otros temas, en Vodacce las mujeres más cultas son las cortesanas. Despues de haber pasado un buen rato charlando, ambos se marchan a sus respectivas casas.
M: - Sois bueno mi señor... sois un buen hombre...
Puso una mano en tu hombro y la otra en tu pierna, echandose encima, pareciera que se habia tropezado. Su mirada se topó con la tuya por un momento de manera seria, esa no era la mirada de un mendigo. Bajo la mirada a tu pierna de manera fugaz, hiciste lo mismo, habia dejado un sobre que llevaba escondido en la manga entre tus piernas
M: - Disculpad mi torpeza buen hombre... os ruego que no me castigueis por ello... - sumiso
Habias conseguido una pieza preciosa, digna de una dama... sin duda alguna, pero de nuevo volvias a encontrarte en lo monotono de tu hogar.
Dante hizo ademan de ayudar al hombre, pensando que estaba un poco borracho, pero nada más lejos de la realidad: aquel hombre estaba más que despejado, y le había dejado una nota. Se sorprendió con la rapidez con la que fue encontrado.
Ayudó al hombre a "ponerse en pie".
-Nadie te castigará. Ve a llenarte el estomago.
Dijo. Esperó unos instantes por si había mirones, y luego cogió la nota y la leyó, discreto.
Guardó la nota en lugar seguro. Muy listo, el tal Marco, contratando a un analfabeto para recogerle las notas, de la cual, no sabía el contenido tal vez ponía: "Mata al fulano que te ha dado la nota"
Y ahora ya no podía fiarse de nadie. Se puso en pie y salió de la posada. Buscó con la mirada al mendigo.
¡¡Hostia es verdad!! ¡ibas a pillarme!! ehhh
Para cuando saliste, se habia esfumado. Miraste a todos lados y no le viste.
Llega a su casa y pone a buen recaudo su joya. De nuevo en casa.. suspira, encerrarse de nuevo en su casa estando asi no la beneficia para nada, lo mejor será salir a dar un paseo y de paso si hace falta comprar algo.
Se cambia de ropa poniendose algo más discreto y se disponea salir a pasear por el mercado para distraerse, y de paso pensar que hacer y como hacerlo.
Saliste al mercado, el hombre que traia la seda te saludó, no seria la primera vez que le compraras algun rollo para llevarlo al sastre. Luego las frutas y verduras, y al final la carne, aunque nunca podias ignorar una pequeña tienda que vendia todo tipo de cosas extrañas, incluso algunos libros.
Ahora no podía darle la carta a cualquiera para que la leyera por lo que no sabía que hacer ni a quien acudir. Pasó de nuevo a la taberna y se quedó sentado alli. Bebiendo vino para aclararse las ideas, meditabundo.
El tiempo pasaba y quizá apremiara, debias desentrañar los misterios de aquella misiva fuera como fuera.
Dante dio un golpe en la mesa, y con la firme decisión, se fue a una iglesia cercana, allí, bajo secreto de confesión, le daría a leer la carta al cura.
En realidad estaba sin idea, esperaba que me guiaras un poco, pero bueno, a ver que tal.
No te fue dificil encontrar una iglesia, entraste y encontraste un sacerdote prendiendo las velas que se habian apagado con las corrientes de aire.
No, la ayuda del narrador esta bien en la primera escena... pero vete olvidando. Os toca sacaros las castañas del fuego :)
Dante se quitó el sombrero al atravesar las puertas del sagrado edificio. Se acercó al cura.
-Saludos, padre. ¿podría atenderme un momento y darme confesión?
Bueno, no comparto esa forma de mastear pero en fin.
Saludó con una sonrisa al mercader de telas al que varias veces había comprado, pero esta vez no necesitaba nada. Estaba todo demasiado tranquilo y no tenía muchos asuntos que atender, no le merecía la pena otro vestido nuevo que no fuera a ponerse en poco tiempo.
Fue de puesto en puesto, cogiendo algo de fruta y verdura, incluso carne, aunque para ella sola comía de tarde en tarde, esas cosas comenzaban a parecerle algo triste, quizás estaba echando en falta un hombre en su vida, alguien serio, pero eso era dificil con su trabajo, pocos hombres confiaban en ellas a la hora de contraer matrimonio, a parte de que los celos los corroen.
Pensando en sus cosas, llegó a una tienda que le parecía muy exótica por los artículos que vendía. No pudo resistirse a entrar.
- Buenos días
Dijo saludando al tendero y empezó a observar que es lo que tenía de nuevo por alli.
- Por supuesto, hijo mio... - te acompañó al confesionario - ¿que os turba?
No te lo tomes a mal, me refiero a que no me gusta guiar en exceso a los jugadores, sino terminais con la sensación de que estais jugando una aventura demasiado encaminada en la que no podeis decidir nada en absoluto.
- Buenos dias señorita... - te dedicó una sonrisa cuando te acercaste - ¿puedo ayudarla en algo?
Todo te llamaba la atención, figurines de madera tallados, libros, colgantes de metales viejos, herramientas que no tenias ni idea de para que valdrian y cosas que ni siquiera estaban a la vista de los visitantes y solo se mostraban a los clientes más selectos.
El espadachín camina junto al sacerdote, sacó la hoja y se la ofreció.
-¿Podría leermela ahora que estamos en confesión? Por supuesto, esto no podrá decirselo a nadie y dios nos está escuchando para evitar que nos digamos mentiras.
Dijo el espadachín, un tanto cinico, pero sin que se llegara a notar demasiado.
No me lo tomaba a mal, hay formas de rolear distintas y las respeto. Pero ahora comprendo mejor tu punto de vista, muchas gracias por explicarte.