Partida Rol por web

Dejan detrás a los guardias apagando el fuego, sin darles muchas explicaciones. Mientras se adentran camino adentro en el bosque que rodea la cinta asfáltica, al trote sin siquiera cambiar la respiración, pronto oyen detrás de ustedes un rugido.

Al girarse, se ven rodeados de 5 motos negras, con vivos naranjas, altamente modificadas para mayor velocidad.

- Muchachos, arriba! les grita Cleptus reduciendo la marcha. Saltais detrás de los conductores y las motos aceleran a gran velocidad. Tenemos un Código Tetha en las coordenadas donde creemos que están los demás.

Se alejan por la carretara. En minutos encuentran el camino que se adentra en el bosque. Los 8 desmontan; las motos no pueden transitar por allí.

La expresión de Cleptus es seria, mientras baja de la moto y toma del arnés una estilizada escopeta de doble caño. Rápidamente se inclina y toma tierra suelta, usándola para manchar el arma y su armadura, como un camuflaje rápido.

Con gestos rápidos, indica a los demás exploradores que se abran en patrón de búsqueda. Luego les señala a ustedes y comienzan, a paso rápido, a peinar la espesura.

No tengo la habilidad... tiro percepción de todas maneras...

Bueh, horrible XD

El hermano Cleptus organiza rapidamente la escursión al campo, me alegro que tengamos entre nosotros mandos dignos y no cualquier niño de papa que esta apunto de llorar, aunque estoy mal herido aun tengo fuerza de ayudar a mis hermanos, ellos son lo primero junto al capitulo y si puedo evitarlo no dejare que un demonios les toque, al menos no tanto como a mi.

Con mi Bolter entre las manos, no veo nada fuera de lo común ni rastro alguno de mis hermanos, espero que la estupida decisión de Micah, no los haya llevado a una emboscada o algo peor. Sigo escrutinando toda la nueva zona, sigo sin ver nada y mis compañeros no parecen ni inmutarse, quizas no haya nada.

Empiezo a rezar unas letanias para concentrarme, mi pulso es normal y las heridas ya hacen rato que se cerraron y ya empezaron a cerrarse, la espera es larga hasta que ...

Rennard desciende de la moto, poco a poco se queda quieto recorriendo con su mirada en busca de una señal por pequeña que sea del camino que hayan podido dejar sus compañeros, así de pronto ve una leve marca de bota y una rama doblada formando un leve rastro.

¡Por aquí! - dice señalando a los demás las pistas encontradas.

Cleptus aprieta el hombro de Rennard con una torcida sonrisa, una sonrisa que los novatos aprenderían a apreciar en el futuro.

- Bien, hermano, pero baja la voz... los oidos del enemigo son largos... te guiña un ojo suavizando el reproche, y abarca a todos con la mano. Hace un corte rápido: avance, ahora. Apenas sienten a los demás exploradores batiendo la espesura a sus lados, cerrándose. Invisible y silencioso como el viento... les susurró, para adentrarse en la espesura.

Las grandes sombras se deslizan entre los árboles y los arbustos, silenciosos, cubiertos por la oscuridad y la lluvia que comienza a amainar. Algún relámpago perdido aún ilumina el lugar de vez en cuando, convirtiendo el rastro en un cuadro de duros bordes blancos y negros.

Luego de unos 10 minutos, la espesura se aclara y llegan a un claro. Frente a ustedes ven la entrada de lo que parece un antiguo bunker imperial. Una construcción chata de hormigón, robusta y apenas sobresaliente del suelo; evidentemente el espacio abierto se encuentra subterráneo.

La puerta es inexistente, y frente a ella la lluvia ha barrido la mayor cantidad de la sangre de varios cuerpos destrozados. Más allá un oscuro pasillo desciende hacia el interior.

Micah avanza al lado de Cleptus y su bota pisa algo duro. Lo toma, limpia y examina, mostrándolo al Hermano Explorador: un casquillo de bolter, Astartes por las marcas grabadas en él.

El hallazgo es como poco rutinario, si no fuera por evidentes marcas de sangre y por algo mas que veo en las manos del pelota de Micah, no tiene ni idea de mandar, pero parece que tiene ojos en todos lados, !vaya tio! pienso pausadamente.

Con la punta de mi Bolter por delante, escrutino toda la zona, el camino parece claro y la duda asombra, somos los Angeles del emperador que mas queremos, que mas necesitamos, armados y listos para lo que sea.

Mirando a Rennard, hago un asentimiento de cabeza, estamos preparados y lo sabemos solo necesitamos una chispa.

Posando las botas tranquilamente, espero a las ordenes, pero si no entramos con premura al lugar, se me va ha escapar algo y no quiero forzar un castigo por nada.

Rennard se mueve por la zona con seguridad, siguiendo con la vista donde estan situados Micha y Larks y usando sus sentidos desarrollados para percibir cualquier enemigo...

Micah había pasado los últimos minutos muy callado, observando y siguiendo las órdenes del hermano Cleptus. En cierta forma se sentía aliviado, con un peso nuevo. Por fin había alguien allí que sí sabía lo que era comandar una escuadra. Por otro, sentía en su interior el sabor del fracaso. No había sido capaz de definir acciones que permitieran acabar con la amenaza en forma rápida y sin que ninguno de ellos resultara herido, Para colmo, allí, en la entrada de ese extraño bunker, todo parecía indicar que sus hermanos habían presentado batalla pero no se veían rastros de ellos.

Miró a sus dos compañeros antes de seguir adelante, como pidiendo disculpas y luego volvió su mirada al frente, otra vez, atento a lo que allá adentro pudiera ocurrir.

Un disparo de bolter se dejo oir, claro y resonante, del interior. Rennard y Micah inmediatamente asienten, también: el aroma picante que se escapa más allá del pasillo es como que rodeaba al engendro ya enfrentado.

Cleptus parece sorprendido de no haberlo percibido antes. Se coloca de espaldas a la entrada, a la izquierda. Otro de sus hombres se coloca a la derecha.

- Adelante, Hermano Micah, dice con su voz grave. Por supuesto, entre los Dientes de Sable, es el privilegio y honor del líder encabezar un asalto...

-Si señor- su respuesta fue clara. Tal vez ahora pudiera redimirse y su papel en esta misión no fuera tan malo después de todo. Empuñó su bolter y agilmente encabezó la marcha, atento a lo que pudiera surgir en la oscuridad, aunque ya tenía bien en claro qué era lo que los aguardaba más adelante.