Partida Rol por web

- Bien hallada fue la intervención de aqueste caballero, maese Benvido - le contesto al carretero - fue providencial su llegada en la batalla. Alegrome que vos impidiera acercaros et vos encontredes a salvo -

Asiento agradecido ante su ofrecimiento.

Cuando la carreta por fin vuelve a estar en pie, ayudo a subir a Fray Tomás y luego subo yo, tumbándome de cualquier manera y cerrando los ojos para descansar un poco. Espero que lleguemos pronto a la casa de la "Vieja".

-¡Señor, señor! ¿Un noble como vos non necessita de un criado..?
-Mi familia non puede mantenerme et la paga del Timoteo non es buena et nada le debo...!et yo non temo de lobos puesto que son como perros et se usar la honda.-
 

Ja,ja,ja.....te creo muchacho. Et quizás vinerame un ayudante. Aunque el tipo de vida que llevo non se si es buena para un mozo tan joven. Hagamos una cosa....vayamos do la tuya madre et que ella decida. Si ella quiere vendrás conmigo. Pero te advierto, dura es la vida del ayudante.-et dicho esto, esperé a que el mozo me llevara a la suya casa.

Non se si la vida conmigo sería mejor o pero que ahora, pero a fe mia que sería más interesante, aunque puede que más corta.

Ja,ja,ja.....te creo muchacho. Et quizás vinerame un ayudante. Aunque el tipo de vida que llevo non se si es buena para un mozo tan joven. Hagamos una cosa....vayamos do la tuya madre et que ella decida. Si ella quiere vendrás conmigo. Pero te advierto, dura es la vida del ayudante.-et dicho esto, esperé a que el mozo me llevara a la suya casa.

Non se si la vida conmigo sería mejor o pero que ahora, pero a fe mia que sería más interesante, aunque puede que más corta.

La casa del mozo está en tras el patio de una de las casas del arrabal, al lado de la venta donde te tendieron la emboscada. Un chamizo de barro construído contra la tapia, guardada por unas veinte gallinas. Dentro hay una mujer que hace una mueca cuando te ve, pues está tan famélica que enseña sus dientes y esbozar una sonrisa le supone un esfuerzo para enseñarlos aún. Pero ha arqueado las cejas, que tenía fruncidas al ver al Pablo en casa cuando debiera estar trabajando, y eso confirma el gesto amistoso. Sostiene un bebé en los brazos, que llora, mientras otro niño, que ya camina se le agarra al verte. Al preguntarle si Pablo puede estar a tu servicio, asiente mansamente, sin decir palabra y manteniendo la mueca que pretende ser sonrisa. Poco más hay que decir y comprendes que sois libres para partir.

No se te ocurre preguntarle a Pablo por su padre, del que no hay rastro.