Partida Rol por web

El precario puente siempre ha significado para ti el paso a tu mundo, donde nadie te molesta ni juzga. Los niños del pueblo no lo cruzan y allí estás a salvo de sus burlas y ocasionales pedrardas. Pero desde la Natividad, has notado algo que te deja intranquila. Ahora notas una soledad que antes no sentías y que se va volviendo opresiva. En todo este tiempo, no has visto un solo lobo. Día tras día, pones las trampas más lejos para alargar los paseos, pero no consigues ver ninguno, ni de la manada habitual, ni de otras. Tampoco rastros nuevos, y eso si es preocupante. Se fueron.  

Tras andar por el bosque recogiendo los animales de las trampas en esta ocasión. Un animal en cada trampa, es un verdadero botín, regresas despacio al pueblo, sentandote aunque no estás cansada, con la esperanza de oir un aullido. 

Nada. Comienzas el regreso. Vuelves a ver el puente que lleva al "otro mundo", te paras, suspiras, y algo en tu interior te hace volver la cabeza hacía atrás. Un impulso que tienes durante dias, pero que nunca descubre nada. Como si trataras de forzar el destino con tu voluntad. 

A unas cien varas, desdibujado entre ramas, arbustos, dos ojos te miran. 

Un lobo. 

Me siento sola sin ellos, desde que padre y madre se fueron ellos han sido mi familia. Cazo con ellos, como con ellos cuando me visitan y buscan mi cariño como yo lo busco en ellos. Algo debe haber ocurrido para que de un tiempo a esta parte hayan abandonado estos bosques. Siempre han sido su casa, la casa de la manada. Y, de repente, ninguno. No lo entiendo. 

Voy pensando mientras cargo con las presas del dia de hoy. Ha sido un dia provechoso. Otro dia cualquiera estaria satisfecha. Con esto tendré para pasar unos dias y lo podre cambiar por verduras en el pueblo. Sin embargo la preocupacion me asola y no disfruto de provecho dia de caza. Al llegar al puente lo noto. Giro la cabeza y veo como me mira. Por fin, sabia que volverian. 

Me acerco sigilosa hacia el y mientras me concentro recito las palabras que de forma casi innata salen de mi. -Usaré su lengua, como hago siempre- pienso. Cuando llego a una distancia prudencial a la cual me pueda oir le hablo -Lobo, ven con tu hermana, no huyas!. Dime que os aflige, donde esta la manada?. Os echo de menos, sabes que un lobo sin la manada no es nadie y a mi me habeis dejado sola, aqui atras-

Ves al lobo agitarse, moverse inquieto hacía un lado y luego hacia el otro, mientras se queja y ladra. Tu le oyes decir. -Todos...An de partir...llaman... 

Se da la vuelta y se pierde entre los ramajes. Y cuando el lobo desaparece, parece que despertaras de un sueño, y todo volviera a tener la pesada sustancia de lo real. 

Oyes un crujido detrás de tí. No puede ser, nunca cruzan el arroyo. Piensas, mientras te vuelves, y ves uno de los críos mayores del pueblo, el más felón, mirándote con los ojos bien abiertos, como la boca. Frunce el ceño y la boca se cierra en mueca, y sale corriendo seguido por otros dos mocosos que le flanqueaban en dirección contraria, hacía el puente. 

-Mocosos!! Que hacíais ahí?- les grito mientras salgo corriendo detrás de ellos, más que nada para asustarles y que no vuelvan a atreverse a cruzar el puente. Esta es zona peligrosa para ellos y lo mejor es que cada uno este en su sitio y las cosas no se mezclen. Los niños en la aldea y mis hermanos los lobos en su tierra. Que si algún lobo acabará comiendose a uno de estos mocosos seguro que toda la manada sufriría la ira de los hombres, el mas cruel de los asesinos.

Pero, a donde ha de partir la manada? Qué diantres estará ocurriendo? Quién llamará?- Voy pensando mientras sigo a los niños con la vista mientras corren por el bosque

Los niños van corriendo hacía la pasarela del río. El mayor de ellos va gritando a los otros dos -¡Corred, meones!-.

Veo como los niños huyen. No les persigo. Espero que se hayan asustado suficiente para no volver. Supongo que les habrá asustado ver al lobo o..... quizás verme a mi en mitad del bosque. Bueno, me da igual, no son mas que mocosos que quieren jugar a ser aventureros. Mas les vale que aprendan pronto que esas aventuras les podrán costar la vida cuando crezcan. 

Me dirijo hacia mi choza a preparar las piezas que me he cobrado hoy. Asaré alguna y el resto las llevare a cambiar en la aldea. No me puedo quitar de la cabeza a los lobos. Que habrá pasado? No pueden haberme dejado sola aquí! Quizás mañana vuelvan, si no los llamaré. Si, si los llamo vendrán a mi llamada, siempre lo han hecho. O en unos días, cuando haya llevado las piezas a la aldea y se me haya ido el hediondo olor a humano que pegan los aldeanos. Si, eso será lo mejor 

Te diriges de vuelta a la cabaña, pero al llegar a los troncos que hacían de puente descubres que los han empujado hasta echarlos abajo. Los malditos crios. Piensas en dos opciones, cruzar el riachuelo de aguas heladas allí mismo,para no perder tiempo o dirigirte río arriba para vadearlo, con lo que llegarás a tu cabaña mucho más tarde y no te dará tiempo a llegar al pueblo. 

Malditos crios!!. Con que eso tramaban. Ya les cogeré, ya. Y les daré un buen escarmiento. Ni de broma me tiro a la aguas del rio, con este frio, puedo cogerme una pulmonia de aupa. No, intentare vadear el rio. Ire rio arriba, ni no recuerdo mal alli está el viejo vado. Alli podré cruzarlo sin mojarme. Si, tendré que dar un gran rodeo para llegar a mi cabaña pero mejor eso que llegar aterida de frio. Ya ire mañana al pueblo, que de allí no se va a mover y nadie me espera. En la cabaña tengo fuego y carne para comer, que bien me cuelgan las piezas del cinto

El rodeo te supone perder el día. Llegar hasta tu cabaña te deja exhausta y al verla, notas algo extraño. Aunque nada ha cambiado por fuera, sientes como si en realidad todo hubiera cambiado. Parte de tus herramientas, utensilios y ropas están esparcidas en la entrada, y al acercarte al  umbral de la cabaña, ves como hay grabada una cruz en los tableros que hacen de puerta. 

-¡Orosia! - La voz de tu señor, que proviene del interior, te sobresalta. Jamás le habrías imaginado saliendo por la puerta de tu cabaña.

- ¡Gracias al Señor!  Le preguntas que hace allí, pero intuyes ya lo que te va a contar.

- Supongo que tu retraso evito que non te vidieran cuando se son acercádos a buscarte. -

- El felón anda deciendo que tienes negocios con lobos, et que eres bruja... Aquesta vez, los hijos de la Manuela, lo han atestiguan también, et todos los mozos del pueblo son venidos, con el sacerdote a la cabeza a sumergiros en el río.- 

- Oresia, havéis de partir, pues non he podido interponerme a tiempo esta vez... et yo también se de tus comercios con las bestias.-  Eso no te lo esperabas. 

-Si, acaso credíes que non sabría... Poco importa, Orosia. Habéis de partir et non regresar hasta que no ser bendecida et haber expiado vuestros pecados.- 

Tu señor parece también saber exactamente como debes hacerlo, pues hace poco tiempo, un antiguo compañero de armas, señor de Ucero, pidióle su ayuda. Quería librarse de una plaga de lobos de su región, y al haberse jactado tu señor de como no había visto ninguno desde hace años, quiso saber como lo había hecho. Al pensar que eres una guardabosques con un secreto para ahuyentarlos, rogóle a tu señor que fueras a su servicio durante una temporada. 

Tu señor te da un rollo sellado que debes dar al señor de Ucero en Burgo de Osma dentro de dos días , domingo, para que te lleve con él. Dentro está escrito tu destino.. 

-Señor, muchas gracias, señor. Vos sabeis bien que nada malo me traigo entre manos y que nunca he fecho mal a nadie. Si, se tratar con los animales, mas es un don que ningun maldad encarna. Acaso el pastor que trata toda su vida con ovejas y las entiende y sabe como tratarlas tiene algo de malo?. Non, nada tiene. Pues asi hago yo con las bestias del bosque con las que me he criado y las que entiendo- Digo mientras voy recogiendo las pocas pertnencias que han quedado esparcidas por los alrededores de mi cabaña

-Pero las gentes no comprenden. Gracias al señor que vos cree en mi y me ha ayudado a non sufrir felonias por las gentes simples. Estoy en deudo con vos y espero poder algún día devolver las mercedes que vos me otorga-

Tomo el legajo para el señor de Ucero y repito en voz alta para memorizar- Al señor de Ucero en Burgo de Osma, si señor. Cogeré mis cuatro pertenencias y marcharé ahora mismo antes de que vuelvan por aquí las gentes del pueblo. Serviré al señor de Ucero tan bien como pueda, non tema, que me esforzaré en non dejar mal su nombre por haberme recomendado.

Me despido de mi señor y marcho cuanto antes en dirección al Burgo de Osma (da igual la hora que sea*). Non quiero arriesgar ni un momento mas en estos parajes. Si me cogieran las gentes del pueblo quien sabe lo que me harian

La noche se va cerrando a mi paso. No me preocupa podre usar mi ungüento como he hecho tantas veces, pero.... un momento. Al echar mano al zurrón no tengo el frasquito donde suelo guardarlo. Maldición!!. Con las prisas lo dejé en la cabaña, mas no puedo volver, es peligroso. Ademas, quien sabe si estuviese allí. Con el destrozo que han causado las gentes puede que ni lo encontrase.

Intento orientarme en la oscuridad de la noche, pero acostumbrada a usar el ungüento se me hace muy dificil y vago toda la noche sin saber muy bien donde voy. El frío se va calando en mis huesos e intento cobijarme en el recodo de un árbol muerto. No debe quedar mucho de noche ya. Con las claras del dia acabare lo que me resta de camino

Es a mitad de la noche cuando más frio hace y no reconoces el camino, cuando la inquietud te hace volver a mirar dentro del zurrón. El frasquito estaba allí desde el principio.

Gracias al cielo!! rebuscando el el zurrón encuentro las dosis del ungüento que antes buscaba. Lo extiendo sobre la palma de la mano y noto su fuerte fragancia. Me lo aplico en los ojos y recito la suave letanía que mi madre me enseñó, casi como una nana, una dulce cancion. 

Abro los ojos y todo comienza a aclararse, veo los arboles, el camino casi como si se hubiera hecho de día. Ahora si, sin pararme a descansar huyo hacia mi nuevo destino y dejo atrás los problemas que me ha acarreado la ignorancia de las gentes. Espero volver a ver a mi señor, pues siempre fue bueno conmigo. Espero que el señor de Ucero sea al menos la mitad de bueno