Su sonrisa y el apretón de manos parecían sinceros. Y lo eran. Pero las causas distaban mucho de las apariencias. No me sonrió porque se alegrara de tener un nuevo socio. Reía porque había convertido a su peón en un alfil. No soy un ingenuo, lo sé, sigo siendo su instrumento y siento cierta resignación al respecto, pero acepto mi lugar. Al fin y al cabo... así me aseguro seguir con vida en esta ciudad.
No, no voy a matarte por ahroa. Joven aprendiz, serás mi peón y, quien sabe. Quizá algún día llegas a ser el rey de este tablero... pero no será hoy. Corre a cumplir tu cometido... y procura que no te sigan.
¿Qué puedo contarte? A priemra vista vivimos en un mundo en el que reina la explotación y la violencia impredecible. Pero eso es sólo la superficie. En esta ciudad, el campo donde se ganan y pierden auténticas batallas no es la calle. No es la campiña. Algunos lo consideran un tribunal de honor en el que puede oírse la más elevada alabanza o la condena más dura, todo mentiras. Subterfugios que buscan el control para sobrevivir, para mantener su posición en este mundo. Sí, sé que no tienes nada. Pero siempre habrá alguien que tiene menos que tú y, para empezar, desea tu puesto...
Sumérgete en un juego de rol narrativo que requiere planificación estratégica, una cuidosa distribución del poder y la diplomacia más exquisita.