Partida Rol por web

Tras pocos minutos de espera en las que el grupo conversó un poco para aliviar su nerviosismo, las puertas de la sala del consejo se abrieron al tiempo que uno de los guardias apostados allí les indicaba que debían pasar.

El consejo ya les esperaba dentro, solo cinco miembros se encontraban dentro en ese momento. En el centro estaba el comandante de la legión del trueno Sir Kennard Lanart; a su derecha se encontraba su mas fiel amigo, el viejo enano Balmung. Desperdigados en torno a la sala estaban los otros tres miembros; al mago Galahad ya le conocían de la pasada de la reunión, pero los otros dos les eran algo nuevos para ellos.

Uno de ellos era un hombre alto y fornido del que se decía era un salvaje montañés quien se había unido a la legión casi por casualidad. Su nombre era Shissmir y era famoso por estar siempre fuera en misión, se creía que su pasión por las batallas era su motivación real para pertenecer a la legión.

El otro era una elfa de aspecto muy estético y de figura atractiva, su nombre era Arsil. Poco se sabia de ella e incluso de pensaba que realmente no pertenecía al reino pues sus facciones eran muy finas y sus costumbres muy educadas, aun para ser parte del circulo de magos.

Los siete candidatos fueron invitados a sentarse en el centro de la sala en un conjunto de asientos colocados allí especialmente para aquel momento. Lo primero que notaron era que frente a ellos había una alfombra morada con un rayo azul bordado a lo largo de ella, lo segundo era que frente a Sir Kennard había un pequeño cofre bellamente ornamentado.

-Ya saben por que están aquí- dijo Sir Kennard rompiendo el silencio con su característica gruesa voz. –Si no lo saben, permítanme que se los recuerde.

El objetivo de la Legión del Trueno es servir al rey en las tareas que el se ve imposibilitado de cumplir debido a las reciente amenazas que asolan a Ferelden y que pronto asolaran a toda Thedas. Sin importar cuales son sus objetivos al entrar aquí: riqueza, seguridad, aventuras; estén seguros de que el objetivo de la Legión es uno y solo uno, “servir al rey” y eso lo haremos de un solo modo, limpiando al reino de todos los peligros que le aquejan.

Ustedes están aquí por que han presentado recientemente su prueba final para pertenecer a la legión del trueno. Y aunque han sobrevivido a la misma su admisión no esta garantizada. Como ustedes saben ya Sir Haguen nos ha informado de forma detallada de lo sucedido durante la misión y a si mismo nos ha remitido una evaluación del desempeño de cada uno. Antes de emitir nuestro juicio al respecto quisiera que me respondieran concretamente lo siguiente:

¿Qué aprendieron de su reciente mision?

¿Por qué creen que merecen ser parte de la legión del trueno?

 Y finalmente, ¿Por qué desean ingresar a la legion?-

Mientras asciendo por las escaleras que me conducen a la sexta planta, en la que se ubica el consejo, siento los nervios crecer en mi interior, llegando a los mismos extremos que en otras ocasiones, cuando tenía mucho en juego, como en los exámenes de El Círculo.

Aún seguía un poco molesto con Ciara, le había ofrecido mi amistad, el reconocimiento de El Círculo como maga cualificada, un lugar de honor y de hermandad conmigo, todo lo que podía ofrecerle. Y lo había rechazado sin más. Lo tenía bastante claro, algo oculta Ciara.

Ya ante el consejo comienzo a observar concienzudamente a sus miembros. Sir Kennard, Balmung, Galahad, Shissmir y la realmente atractiva Arsil.

Sin esperar demasiado Sir Kennard Lanart comienza a hablarnos y a hacernos tres preguntas. Demoro mis respuestas esperando a que Gareth sea el primero en hablar, pues es el líder. Sin embargo, al ver que no interviene, decido hacerlo yo.

La primera pregunta es difícil, pues ni aún ahora lo tengo claro, pero he de responder.

Mi señor, vuestra presencia es todo un honor para mi-comienzo, con las habituales muestras de cortesía- durante la misión he aprendido mucho, aunque aún me queda demasiado por aprender. Hemos organizado un grupo funcional y cooperativo, pese a nuestras grandes diferencias. Esta enseñanza ha sido una de las más preciadas. Hemos descubierto que nada es como parece y que las intrigas políticas, por el poder y la riqueza, se esconden tras muchas acciones. También sabemos algo más de las artes de negociar y encontrar información relevante. Nuestras habilidades son mejores que cuando nos fuimos. Yo he aprendido que es tener un hermano de la raza enana. También he conocido algo más sobre los mabari, sobre la muerte y sobre la tierra que habitamos.

Las palabras salen de mi boca sin preparar, por lo que no me explico demasiado bien y no me quedo contento con ellas. Aún así sigo procediendo, pues ese es mi deber -Creo que me merezco entrar en la Legión por dos simples razones, que creo que son de peso. Lo primero es que soy un hábil mago, conocedor de diversos temas y con algo de inteligencia. Lo segundo y más importante es que quiero entregar mi vida a la Legión, con todo lo que eso conlleva. Daré todo lo que está en mi mano para servirla, para cumplir sus propósitos, aunque me cueste la vida.

Estoy más satisfecho con la segunda respuesta pero es la tercera la que de verdad me importa -Mi señor, mi deseo de ingresar en la Legión es simple. Por un lado no tolero el mal en ninguna de sus formas. Por otro, como elfo que soy, quiero hacer algo por mi pueblo y por el reino, quiero mejorar la vida de todos sus habitantes, hacerlas mas seguras y estables. Y solo podré conseguir eso sirviendo al rey en esta orden.

Tras hablar doy un par de pasos hacia atrás y vuelvo a mi posición, junto a mis compañeros.

La mayoría de mis palabras son ciertas, algunas incluso demasiado. No soporto el mal en ninguna de sus formas y, como mago que soy, se de donde viene todo mal, la fuente-pienso para mi, mientras lanzo una rápida mirada a Ciara y Amon -algún día morirán en una batalla contra las fuerzas que asolan Thedas y así conseguiré acabar de golpe con varios males.

Erackand se mesó la barba. Se había vuelto a bañar aquella mañana antes de acudir allí y vestía ropas sencillas. Verle sin armadura era algo extraño. Ni siquiera la noche anterior en el bar había cambiado de indumentaria. Se podían apreciar los músculos que querían explotar las costuras de la camisa, el amplio pecho que desmentía que su anchura fuese debida a la grasa y por primera vez se veía su barba peinada y perfumada. Llevaba un anillo en su mano izquierda, como suelen llevar los nobles enanos pero tenía el escudo oculto de modo que sólo se veía el aro.

He aprendido a volver a confiar en los demás. He de reconocer que al principio pensé que me juntaban con un grupo de niñatos pero poco a poco he aprendido a respetarles y a tener en consideración sus opiniones. He aprendido que las apariencias engañan. A combatir a cielo abierto. He aprendido que todavía tengo ganas de vivir y luchar, cosa que me ha sorprendido. He aprendido a tener un hermano y a saber que hay alguien que se preocupa por ti.

Erackand calló, aquello lo había dicho quizá sin pensar y pareció reflexionar sobre lo que había dicho, tanto que parecía que no iba a seguir hablando y luego volvió a hacerlo.

No sé si merezco pertenecer a la Legión. Cuando iniciamos la misión me prometí a mí mismo y proclamé orgulloso que les protegería. Les veía como niños imberbes que no podían andar sin mi ayuda y ahora volvemos siendo uno menos. Y estuvimos a punto de perder alguno más. Y no puedo evitar pensar que fue culpa mía.

Creo que si la Legión me acepta protegeré a mis compañeros sin fisuras. Dejaré de ser guerrero, de ser noble, de ser un vagabundo, de ser enano. Me transformaré en legionario y con el tiempo, si sobrevivo y consigo hacer que ellos lo hagan nos bruñiremos como las armas de buen metal. Brillaremos y podremos ser útiles una vez más, porque eso es lo que hacen los Legionarios. Creo que la pregunta no es si merezco ser parte de la Legión sino si la Legión quiere que sea parte de ella.

El enano había hablado desde el corazón y se le notaba

Cuando vine a la Legión estaba huyendo de mi pasado. No es un mal motivo aunque creo que los hay mejores. No soy bueno ni malo, reacciono a las cosas conforme vienen y dado el caso puedo ser bastante tozudo y violento. No me guían grandes ideales.

Pero tengo conciencia de grupo e imagino que lo que antes era mi familia ha sido sustituida de algún modo por otra distinta. Ahora quiero ser legionario porque si no me aceptan tendré que abandonar a varios hermanos y me daría miedo que fuesen por ahí a jugar con las espadas y no poder ayudarles.

Siempre dicen que cuando entras en Legión abandonas el pasado. Ahora quiero entrar en la legión para entrar en mi futuro, junto con mis hermanos. Por primera vez en mucho tiempo tengo esperanzas en el futuro.

Y se calló.

Mientras esperamos para ser recibidos en la sala del consejo, no puede evitar pensar con añoranza que aquel era el lugar donde nos  habíamos conocido. Trate de recordar los primeros acercamientos, las primeras palabras. Habían vivido muchas cosas juntos desde ese día, ojala esto no fuera una despedida.

Poco a poco fuimos entrando en la sala y casi sin darnos tiempo a acomodarnos,  Sir Kennard dejo tres preguntas en el aire. Vagard y luego Erackand rompieron el hielo siendo los primeros en contestar. Al ver que nadie daba un paso al frente me arme de coraje y me dispuse a ser yo la siguiente.

-Es un honor conocerle Sir Kennard. Dije para empezar. ¿Que he aprendido? Es una buena pregunta... Reflexione durante unos segundos y luego comencé a hablar. Creo que siempre he dependido demasiado de las palabras y eso me ha hecho descuidar mi entrenamiento con las armas. En esta misión me he dado cuenta que hay muchas cosas que no pueden resolverse sin violencia y para ella tienes que prepararte mas de lo que yo lo estaba.

Después de responder pensé que quizá había dado la impresión de ser débil de modo que quise arreglarlo con mi siguiente respuesta.

-Creo que tengo mucho que aportar a la Legión, quizá no hoy, pero estoy segura que con el tiempo ustedes se sentirán complacidos de haberme admitido. Aprendo rápido  y soy exigente conmigo misma. Hice una pausa y continué. Hace unos años solo era la hija de un comerciante y ahora estoy aquí a un paso de entrar en la Legión del Trueno, creo que he aprovechado mi tiempo.

Complacida con mi ultima respuesta me prepare para contestar la ultima pregunta.

-Deseo entrar en la Legión porque no tengo nada mas. Nada me espera fuera de estos muros, ni familia, ni amigos. Todo que que tenia lo he perdido a manos de otros mas poderosos o mas fuertes que yo, estoy harta de perder cosas, quiero que me deis el poder para protegerlas. Yo a cambio os entrego mi sangre mi vida, todo.

Cuando acabe de hablar note que estaba algo agitada, quizá me había dejado llevar por las emociones, pero al menos creí haber contestado con sinceridad. Termine dando un paso atrás para volver a mi posición inicial.

Cuándo parecía que sólo quedaba esperar un veredicto Ciara ha de enfrentarse a una última prueba, debía elegir bien sus palabras si quería formar parte de la legión y tener que dejar de huir...

-Señor - hace una leve reverencia, nada pintoresco, pero si respetuosa - Aprender a cooperar y a recibir ayuda fue una de las mayores cosas que nuestra gesta me ha dejado. He aprendido a recibir los golpes, a levantarme y levantar a mis compañeros. He aprendido que siempre hay más de lo que ven los ojos, el mundo humano puede ser traicionero y hemos de sobrevivir en él.

- Las capacidades de un mago nunca deben ser menospreciadas. Cualquiera de sus compañías necesitará tarde o temprano de alguien que los mantenga vivos en combate y ponga la balanza a su favor. De todas las escuelas de magia, la de creación es la única que es necesaria en toda empresa. Asimismo daré mi vida para erradicar los males de esta tierra.

-  Los magos como nosotros somos perseguidos y aniquilados. Pertenecer a la legión me devolvería la condición de libertad que se me ha arrebatado.

Me despierto con una resaca terrible después de haber bebido tanto y, lo peor de todo, sin recordar si logré ver el cuerpo de la hermosa Cassandra o no. Me pongo de pie a duras penas mientras maldigo mi idiotez al sujetarme la cabeza y desear con sinceridad no tenerla:

"Bueno, por verla a ella me habría sacado un riñón de ser necesario así que supongo fue un precio pequeño si lo logré, lo que le preguntaré cuando pueda. No, no, no. Quedaré como un idiota si le digo: "Oye Cass, no recuerdo lo que pasó anoche al final". No es el camino indicado. Bueno, no es importante aunque mataría por recordarlo. Algo se me ocurrirá, ahora debo ir donde el consejo."

Busco entre mis materiales de curandero algún brebaje que me quite un poco el malestar, me aseo y me visto bien para presentarme ante el Consejo y ser evaluado finalmente. Es un gran día y si no fuera poco más que un niño no pensaría en nada más que eso.

Me reúno con mis compañeros con un rostro pétreo de seriedad que oculta todo lo que pienso y siento. Ingreso en el salón de la torre junto con ellos y escucho al Consejo hablar y preguntarnos acerca de las lecciones que creemos haber aprendido, así como nuestra utilidad y nuestros deseos. Mis compañeros comienzan a responder mientras yo me mantengo en absoluto silencio sin dejar de oír. Finalmente decido que es mi turno de hablar, lo que hago con una voz seria:

 - "Aprender no es tan fácil como la gente cree. Es un proceso complicado en el que no basta con oír lo que otros dicen o hacer cosas nuevas. Se debe producir la integración del conocimiento y aceptarle como tal al momento de valorarlo. Es por eso que a veces cuesta más aprender cuando uno tiene varios conocimientos, pues se sabe conocedor y tiene un orgullo que no le permite aprender con facilidad. Yo he aprendido justamente eso: Que no es tanto lo que sé, que puedo siempre seguir aprendiendo y que mientras más sé, más ignorante soy pues entiendo que hay mucho más afuera para ser entendido. Aprendí que si bien mi orgullo me motiva, es mi debilidad y debo manejarlo con cuidado para no dar un paso en falso que podría ser el último. Aprendí a apreciar el valor de un compañero a mi lado, pues he vivido una existencia de soledad y nunca había sabido lo que es luchar hombro con hombro y confiar en otros para vencer. Aprendí que diez perros matan a un león y que nunca es bueno subestimar a los oponentes. Aprendí que desenredar un misterio puede ser mucho más difícil y agotador que una batalla si no se tiene el actitud y la fortaleza mental para luchar contra la situación. Finalmente aprendí a confiar en mí mismo con mesura, confiar más en quienes me rodean, pensar como grupo y no como individuo y a trabajar en equipo."

"También aprendí a no beber en exceso si debo hacer algo importante al otro día."

Luego continuo con mi discurso, pasando a la segunda pregunta:

 - "Creo que la Legión del Trueno podría usar mis poderes, mis conocimientos y mis habilidades. Soy un mago muy talentoso y algún día seré muy poderoso si tengo el tiempo de vida para desarrollarme completamente. Soy inteligente y después de esta misión creo saber usar ese rasgo de manera más útil y menos mordaz que la última vez que estuve aquí. Tengo habilidades muy útiles para un grupo, casi indispensables para los combatientes, que me hacen de gran valor en el campo de acción. Finalmente, tengo la experiencia que todas las pruebas me han dado, con la que puedo decir que sigo con la voluntad de ingresar en este grupo a pesar de saber lo que me espera y sigo deseándolo con todas mis fuerzas, por lo que daré mi vida y mi devoción a la causa , así como la Legión me dará lo que yo necesito para servirle."

Luego continuo con mi discurso, pasando a la segunda pregunta:

 - "Deseo ingresar a ser un miembro de la Legión del Trueno porque deseo ser libre. Hay miembros de mi círculo que a pesar de entender la opresión que significa ser un mago, apreciar y valoran los barrotes que les mantienen a salvo pero que en realidad fueron puestas para mentenernos encerrados y alejados. No me avergüenzo de lo que soy y no me avergüenzo de lo que hago. Soy un mago y soy capaz de canalizar poderosas energías como otros solo pueden hacerlo en sueños. Eso no me hace malvado. No me considero un tipo malvado, aunque sé que tengo defectos, grandes defectos, pero no viviré dejándome someter para aplacar el miedo de los ignorantes. Deseo hacer lo correcto y que ello me de el respeto y el poder social para vivir libre, sin miedos y sin vergüenza. La diferencia entre los magos del círculo y los apóstatas es que ellos han decidido no arrodillarse como nosotros, pero fuera de estos muros y de los muros del Círculo, todos somos temidos por igual. Yo deseo ser mirado con respeto, no con desconfianza y planeo ganarme eso sirviendo al Rey al interior de la Legión del Trueno."

Luego guardo silencio. He sido más sincero de lo que me gusta ser de costumbre, pero siento que era necesario decir cada una de las palabras pronunciadas. Tampoco me arrepiento de decirlas, pues recuerdo la sensación de la reunión anterior de que no solo lo dicho era lo que el consejo termina sabiendo, por lo que no vale la pena ocultar las cosas que siento y creo. Finalmente, ya no estoy con ganas de decir cosas solo para quedar. Ahora soy simplemente yo y si merezco pertenecer, lo haré. Si no lo merezco, nada de lo que diga hará que pase lo contrario.

Cuando desperté, me encontraba en la cama acostado, con los recuerdos de lo que paso durante el resto de la noche, ocultos bajo una espesa niebla y con lo que sentía que era el propio infierno desatado dentro de mi cabeza.

Es la última vez que bebo- me dije mientras me levantaba. Si por mi hubiese sido, hubiese intentado seguir durmiendo, pero por desgracia, debía ir a presentarme ante el consejo... lo cual no iba a ser nada fácil en ese estado. Por suerte, tras meter varias veces la cabeza en un barril de agua, y con ayudad de una horrible, repugnante y asquerosa infusión cortesía del tabernero, pude recuperarme lo suficiente como para reunirme con el resto de mis compañeros, aunque aun notaba ciertos pinchazos en la cabeza a causa de la noche anterior.

Ha faltado poco- pensé, pues poco después de llegar las puertas de la sala del consejo se abrieron y uno de los guardias apostados nos indicó que debíamos pasar. Dentro de la sala, esperaban cinco de los miembros del consejo, incluyendo a dos que no había visto antes, pero mi atención se centró en Sir Kennard, que fue el que nos habló. Las preguntas que nos hizo eran de esperar, pero una así no estaba precisamente deseoso de responderlas, pues me harían pensar de nuevo en la misión... por desgracia no tenía muchas alternativas.

¿Qué que he aprendido? He aprendido no hay que dejarse engañar por las apariencias y que debo tener en cuenta los consejos y opiniones de mis compañeros- empecé diciendo, mientras empezaba a recordar todo de nuevo, y como algo obvio para los demás como era la implicación del bann, a mí se me había escapado -He aprendido que cuando se toma una decisión hay que ser firme y seguir adelante con ella, pues dudar constantemente de mis propias decisiones solo empeora las cosas. Y si resultan ser malas decisiones, cargaré con la responsabilidad- continué diciendo, mientras recordaba por enésima vez desde que volvimos la muerte de Magányos -Pero sobretodo he aprendido que aun tengo mucho que aprender si quiero poder ayudar a mis compañeros en el futuro- concluí.

En cuanto a lo que puedo aportar a la Legión, es algo más complicado de explicar- les dije -Yo no tengo grandes poderes con los que ayudar, ni tampoco soy bueno con las intrigas de aquellos que abusan de su posición, pero mi brazo es fuerte y mi escudo resistente- continué diciéndoles -Además, seguiré entrenando y aprendiendo, superaré mis carencias, haré lo que sea necesario para poder ayudar, e iré donde sea preciso para defender a los que lo necesiten- añadí, con cierto fervor inconsciente.

El por qué quiero entrar en la Legión, en cambio, es algo bastante más sencillo- les dije, más calmado ahora -Yo no estaría aquí, si de pequeño mi padre no me hubiese recogido y criado cuando me encontró entre los restos de una caravana- les expliqué -El me enseño que hay que ayudar a los demás siempre que te sea posible, y con los problemas que hay en el reino, el mejor sitio desde donde puedo ayudar a la gente, es aquí, en la Legión del Trueno- les dije, completamente seguro de mis palabras.

Sir Kennard y todos los allí presentes escucharon con atención las palabras de los candidatos a legionarios intercambiando susurros de aprobación o negación de ves en cuando.

Cuando el último de los candidatos expuso su postura, Sir Kennard tomó de nuevo la palabra. –Ha sido una misión exitosa y me alegra que la hayan logrado de ese modo. En general no esperábamos que lo hicieran, simplemente queríamos evaluar sus capacidades; por ello, ese simple hecho es un motivo suficiente para considerar que deberían ser admitidos. Por otra parte, tras el informe de Sir Haguen hemos coincidido en que su desempeño ha sido elogiable y que la prueba final ha sido aprobada exitosamente.

Sin embargo no es el pasar la prueba lo que hará que se uno mas de nosotros, sino la aprobación de todos los miembros del consejo. He de reconocer que aun antes de escucharles yo ya estaba convencido de que ustedes era de lo mejor que podría haber dentro de las filas de la legión del trueno, y por ello todos tienen mi aprobación.

Se que hay muchas cosas que han salido mal, muchos errores que han cometido; pero se también que han aprendido de ello y que un futuro no solo no cometerán esos mismos errores sino que sabrán como preverlos-.

El silencio se hizo de nuevo al tiempo que Sir Kennard deliberaba  con Balmung en susurros para luego volver a tomar las palabras tras asentir a algo que el enano le había dicho. –Antes de decidir, los demás miembros del consejo deseen estar completamente seguros de su decisión y por ello necesitan que les respondan a sus preguntas-.

La dama Arsil, mago del círculo, fue la primera en tomar la palabra. –Tu no eres un mago Ciara, tu eres una bruja, una apostata. Y no me mal interpretes, no te estoy juzgando, lo estoy afirmando. Dices que no tienes libertad?, acaso vives en una torre vigilada día y noche por templarios?, no lo creo. Tu eres libre, tu has elegido tu camino. Esa es tu motivo para querer pertenecer a la legión?, el poder profesar tu magia sin que nadie te persiga?

Mas importante aun, eres frágil, eres poco habilidosa. Aquí hay muchos magos, y los magos del circulo están controlados; que te hace pensar que te necesitamos?, no crees que corremos riesgos y pones a todos en peligro?-.

-La legión quiere que seas parte de nosotros Erackand- afirmó Balmung al enano Erackand. –Estoy orgulloso de tu desempeño, Sir Haguen ha hablado muy bien de ti y sus palabras positivas son algo que no me habría esperado. Sin embargo hay dos cosas que me preocupan; fuiste antes alguien importante, con grandes conocimientos de estrategia y combate. No dudo que el combate se te siga dando muy bien, pero me preocupa que la estrategia la hayas perdido. Veía en ti aun líder nato cuando ingresaste aquí y esperaba que tras la prueba demostraras tu capacidad y sin embargo no ha sido así. Dime Erackand, te consideras realmente capaz de tomar el papel de comandante de un grupo de legionarios? O consideras que tu papel esta detrás, recibiendo ordenes y defendiendo a tus compañeros?

Lo otro que me preocupa es tu pasado. Que pasara cuando tengas que regresar por algún motivo?. A quien le serás fiel?, a tu familia real o a tu nueva familia?, serás capaz de tomar las decisiones con la frialdad necesaria?

-Amon, entiendo tus puntos de vista y los comparto en cierta medida, pero no crees que tus pensamientos y tu pasado pueden controlarte?- Preguntó el mago del circulo Galahad al humano. -El desprecio que sientes por las normas del circulo puede nublar tu razón?, estas seguro de que ante una circunstancia extrema podrás mantener la cordura y actuar así de forma correcta?

A la par tu mentalidad te esta llevando a la brutalidad y el caos, puedo sentirlo. Tu poco aprecio por lo que te rodea es algo que te puede llevar por un camino oscuro; recuerda siempre cual es la meta de la legión del trueno y no pierdas el camino-.

-Eres un hombre de principios Gareth- dijo Balmung a Gareth – y esos principios son de los que mas pueden causar admiración. No me esperaba que llegases a demostrar tantas virtudes e incluso no creí que fueras a pasar la prueba. Y aun que me has hecho retirar mis pensamientos, los motivos que me llevaron antes a esa idea aun siguen vigentes.
 

Dime, consideras que tu pasión por el bien del prójimo te permitirá actuar con mano dura y crueldad cuando un fin mayor así lo requiera? Eres un gran líder, nadie durará de eso, pero sabes bien que tu afán de querer salvar a todos casi te cuesta la vida y la de tus compañeros. Temo que tus deseos de hacer el bien superen a tu lógica y que con ello tarde o temprano cometas un error garrafal. Estas seguro de que llegado el momento podrás elegir lo correcto aun cuando esa decisión no te guste e implique un mal para alguien querido por ti?-.

La dama Arsil miró fijamente a Sondra antes de dirigirle la palabra. –En la misma situación estas tu extranjera- le dijo, -esperas que la legión te de cobijo y trabajo? No somos mercenarios, no trabajamos por dinero y no es nuestro deber ayudarte a encontrar tu camino. Dices que no tienes nada mas que hacer? Y por eso arriesgaras tu vida por algo que no conoces?

Eres una mujer de tierras muy lejanas, con diferentes costumbres y quizá incluso creencias. Que haces aquí? Por que pelear por un reino que no conoces?, al que no perteneces. Por que unirte a nosotros?, por que arriesgar tu vida por un rey que no te ha dado nada y por cuyas venas no corre tu misma sangre?-.

-Vargad- clamo Galahad, -gran parte del peso de la misión cayo en tus manos, si tu inteligencia y tus conocimientos las cosas hubieran sido mucho mas difíciles para todos. Ceo que todos los miembros del concejo coincidirán en que eres un hombre que promete mucho como miembro de la legión.

No obstante hay ciertas dudas en tu conducta que me preocupan. Tu desprecio amplio, sobre todo al inicio de la misión hacia las figuras de Amon y Ciara puede ser algo que a la larga nos cause a todos problemas. No somos templarios, no casamos magos con malos pensamientos o con el mal uso de la magia. No creemos en nada de eso. Mas aun, Amon tiene algo de razón al juzgarte, entiendo que seas uno con el círculo pero no que seas uno con los templarios y quienes están arriba de estos. El papel de un buen mago es el hacer el buen uso de la magia, pero nada tiene eso que ver con vivir encerrado desde la niñez en una torre y estar siempre bajo vigilancia.

Por otro lado, a pesar de que tus acciones han sido inteligentes a lo largo de la misión que desempeñaron en mas de un momento tuviste la oportunidad de tomar las riendas de la situación. Dime Vargad, como te ves como un líder?, crees que puedas controlar todo lo que he dicho? Crees que tu personalidad e impulsos pueden permitirte no arriesgar a tus subordinados?

No cometiste ningún error así, pero en ciertos momentos pudiste haber puesto en entre dicho los planes y la seguridad de todos tus compañeros. Y es allí donde Gareth mostró su capacidad como un buen líder; no solo porque tomo buenas decisiones, sino por que en los momentos de riesgo casi siempre eligió ser prudente.

Que pasaría si tu misión te llevará a tener que hacer mancuerna con un apostata? Podrías hacerlo? Por el contrario a lo que dijo Balmung de Gareth, temo que tu en un momento de crucial decisión dejes completamente de lado todo y tomes la decisión que consideras correcta a pesar del alto costo-.

No es malo estar detrás y recibir órdenes. El mozo lo hizo perfectamente sin mi ayuda. Pero puedo darlas también. Y puedo enseñar a otros a pelear en grupos, tácticas de campo, disciplina, camaradería ... esas cosas no tienen secretos para mi. Respecto a lo otro ...

Erackand calló. Levantó su mano izquierda y sacó el anillo. Miró el emblema de la familia Goldhammer y ... lo retiró del dedo. Con furia lo lanzó al suelo. El enano soltaba definitivamente amarras de su vida anterior.

No tengo familia en Orzammar. Es un camino que no volveré a recorrer. No soy enano, no soy un Goldhammer, soy legionario. La legión me ha tratado mucho mejor que los Goldhammer. Es momento de crecer y dar a cada quien lo suyo. Si ese anillo de algún modo puede beneficiar a la legión usadlo y sino fundidlo y haced unos pendientes. Que tenga la oportunidad de adornar a una dama. No me lo volveré a poner en el dedo a no ser que la Legión me lo ordene y si voy a Orzammar por algún motivo no pienso inclinar mi cabeza ante nadie.

Inclino la cabeza ante Galahad, prácticamente el hombre al que mas respeto de la Legión por su buen corazón-Mi señor, muchas gracias por sus palabras, me enorgullecen y me hacen reflexionar. Siendo sincero, creo que el papel de líder podría encajar conmigo, soy bueno escuchando y reorganizando todas las ideas en mi cabeza, logrando en la mayoría de las ocasiones escoger una de las acciones correctas. Durante la misión mi elección fue confiar el mando a Gareth y apoyarlo en todo momento y no me arrepiento para nada de los resultados.

Mi mano juguetéa con el pequeño libro que guardo bajo mi túnica, tratando de escoger las mejores palabras -Respecto al otro asunto, mi señor, he de decir que en parte estoy de acuerdo con vuestra sabia valoración pero en otra parte discrepo. Un hacha puede ser mortal en manos de un hombre poco entrenado o de escasos valores, acabando con la vida de amigos por su mala habilidad o de buenos hombres por su maldad. Sin embargo el hacha es solo un arma, sin vida, no podrá corromper a su poseedor. La magia si puede corromper a sus manipuladores y El Círculo solo busca forjar la voluntad de los magos para evitarlos. Por eso son peligrosos los apóstatas, no porque sean malvados sino porque su arma puede volverse en su contra y en la de sus amigos.

Miro a Ciara un leve instante, de arriba a abajo, volviendo de nuevo mi cara a Galahad -Desconfié de Ciara pues pensé que podría ser un peligro para todo el grupo y no me arrepiento de ello. En la misión mi desconfianza me hizo ser mas prudente, solo eso, sin perjudicarla. Creeame que nunca he visto a Ciara con odio, sino con miedo, temor de lo que pudiera ser capaz con su magia y para su magia. Por eso, al ver que escondía un corazón realmente bondadoso y amable, traté de firmar una hermandad con ella y que, algún día, fuera reconocida por El Círculo como maga prácticante, tras enseñarle yo los mecanismos básicos para no dejarse llevar por el poder de la magia y la voz de los demonios que pueden emerger de su uso. Sin embargo su miedo hacia le ha hecho rechazar mi proposición, algo que entiendo perfectamente y que espero que con el paso del tiempo deje lugar a una buena amistad y a una confianza que me permita enseñarle lo más básico sobre la magia. No hablo desde la ignorancia, mi señor, he visto con mis propios ojos lo que hace la magia con los débiles y los que desean poder por encima de todo.

Mi mirada se torna ahora hacia Amon, dejando claro mis pensamientos -Mi señor tiene toda la razón, no soy un templario y por ello no persigo a los apóstatas por miedo o desconocimiento. Soy cauto pues se que, al igual que un hacha es peligrosa en malas manos, la magia puede ser mucho peor, mucho más devastadora. Pero no haré nunca daño a nadie por ese desconocimiento, sino que vigilará y reflexionaré. Mi señor, por el informe usted habrá visto que reflexiono antes de actuar, no me dejo llevar por los sentimientos de ira o miedo. Es por ello que estaría encantado de compartir misión con Ciara e, incluso, de tenerla bajo mi mando, al igual que de otros apóstatas. Pero, al igual que veo las cosas buenas de algunos hechiceros no reconocidos por El Círculo, soy capaz de ver las cosas malas de otros magos, incluso de aquellos que son bien vistos por El Círculo. Y por ello os digo que, aunque lo haría sin dudarlo si esas fueran las órdenes, no estaría cómodo compartiendo misión con Amon. En él he visto esas ansias de poder de las que he hablado y no podría poner la mano en el fuego por él, confiarle la vida, si se cruzara en nuestra misión algún artefacto de poder o secretos sobre la magia. Creo que sería muy capaz de sacrificar a todo su grupo por conseguir ese poder-se que estas palabras puede costarme el ingreso a la Legión pero prefiero ser sincero.

Respecto a su pregunta de hacer mancuerna con un apóstata, tenga claro que lo haría y, al igual que con cualquier compañero del grupo, evaluaría sus actos para ver si bajo sus acciones se esconde un mal corazón, unos objetivos perversos o una gran ignorancia que pueda causarnos daño. Creo que ser precavidos es de sabios y que en ningún momento esta vigilanza es negativa. E incluso digo más, puede fortalecer los lazos que tenga respecto a las personas que he evaluado. Conforme lo hacía de Ciara he visto, como ya he dicho, un corazón noble, bondadoso, inocente, un alma que debo proteger, guiar y que me gustaría que estuviese a mi lado. Puedo decir sin temor a equivocarme que, de los compañeros aquí presentes, tengo más confianza y cariño de mi hermano, Erackand, y de Ciara.

Mis sentimientos respecto a la elfa son un caos pero lo que tengo claro es que mi corazón se acelera cuando la tengo cerca y parece salirse de mi pecho cuando intercambio una conversación con ella, pese a mi temple y fuerza de voluntad.

Las palabras de Vargad no reflejaban aquella mirada asesina con la que Ciara se encontró el primer día. Sin embargo ese no era momento de ponerse a pensar en las palabras del elfo. La mujer había puesto a Ciara en una situación incómoda, entre la espada y la pared. - Otra fanática del círculo - Si no he sido vigilada es porque he sabido pasar mi vida en los bosques, lejos de las ciudades y otros pueblos. Me he debido de esconder pues he sido perseguida. - Mira a los ojos a la mujer cuándo dice la próxima frase. -Usted mejor que yo sabe lo que le pasa a los apóstatas que son capturados por los templarios. Yo tengo mi derecho a elegir no ser presa del círculo y no ser perseguida por ello. Lamentablemente ante los templarios no tengo derechos, pues para ellos somos, y nos nos mintamos, tu y yo, monstruos. En la legión puedo desarrollar mis habilidades, no preocuparme por estúpidos fanáticos y todo bajo las alas de una asociación que se mueve por causa justa. - Ahora ya con el tono de vos más alto pero sin llegar a gritar o montar una escena - Lamento que sea alguien del círculo quién me juzgue. Pero en caso de que su decisión no sea positiva volveré a buscar mi camino en el bosque, lejos de templarios y gente del círculo.

Al oír las preguntas dirigidas a mi me prepare para sincerarme del todo, no quería cargar con eso mas en mi conciencia.

-Desde pequeña siempre soñé con vivir aventuras, conocer las maravillas de este mundo. El  comercio de trigo no era para mi, pero era realista y sabia que cuando tuviera la edad suficiente tendría que ayudar a mis padres y enterrar mis sueños bajo la cruda realidad. Parece una broma macabra que gracias a los esclavistas todo cambiara. Se llevaron a mis padres y  yo fui rescatada por el campeón de Kirkwall, Arraman. El cambio mi mundo e hizo que mis sueños estuvieran mas cerca que nunca. Me acogió y me enseño  todo lo que se. Cuando me creyó preparada me dejo ver el mundo por mi misma.

Con gran pesar de mi corazón. Pensé.

Cogí algo de aire y me dispuse seguir respondiendo sus preguntas.

-Mi señora lo único que espero de la  Legión es que se convierta en mi hogar, en una familia que me ayude a  crecer y que me enseñe las maravillas de este mundo. El dinero es secundario para mi. Si antes comerciaba con la información era solo para sobrevivir y ganarme mi sitio en una tierra que no es la mía.

Me detuve un momento para ordenar mis pensamientos y continué.

-Es cierto nada me aguarda hay fuera, solo el castigo por un crimen del que solo soy culpable a medias. Es cierto que mate a aquel hombre, pero solo porque el atento antes contra mi vida... que debía hacer... simplemente me defendí.

Mis ultimas palabras salieron con trabajo de mi boca, al recordar la escena en aquel callejón, pero trate de recomponerme y seguir hablando.

-He estado aquí el tiempo suficiente para saber que el reino esta sufriendo y si arriesgando mi vida puedo ayudar a vuestra gente y con ello quizá algún día ver mi nombre limpiado, el riesgo merecerá la pena.

Termine de hablar con miedo, temía las reacciones de mis compañeros al conocer aquel suceso oscuro. Esperaba que confieran en mi, y me conocieran lo suficiente para saber que si lo hice fue porque no me quedo mas opción.

Las palabras de Balmung me golpearon con fuerza, pues realmente nunca había llegado a pensar en la posibilidad de que se diesen ese tipo de situaciones, y la verdad es que me tomo unos instantes asimilar todo lo que me había dicho.

Sinceramente, tal vez sea por mi inexperiencia o tal vez es que sea algo idealista, no lo sé, pero la verdad es que nunca me había planteado que una situación como esa pudiese ocurrir... y tal vez suene demasiado inocente si digo que espero que nunca llegue a encontrarme en ese tipo de situación- les dije -Pero usted tiene mucha más experiencia que yo, así que si se diese el caso, supongo que intentaría buscar alguna otra solución... pero...- continué diciendo, parando un momento para tomar aire.

No quiero admitirlo, pero ha visto mucho más que yo, si me lo ha dicho es porque algo como eso puede pasar- pensé, desanimado por las perspectiva -Y si pasa... si pasa tendré que actuar en consecuencia- me dije, muy a mi pesar.

Pero, si no hubiese otra opción, si realmente fuese necesario actuar así, quiero creer que haría lo que fuese preciso aunque no me guste incluso aunque conlleve hacer daño a alguien a quien quiera... y luego asumiría la responsabilidad por ello- les dije -Tal vez parezca no parezca mucho, demasiados “supongo”, demasiada poca certeza seguramente, pero sin haberlo vivido, es lo maximo que puedo decir- concluí, no tan seguro como antes, pero si todo lo seguro que podía estar sobre ello. No sabía si les gustaría lo que les había dicho, si estarían de acuerdo o si tan siquiera lo aceptarían, pero realmente no había nada más que pudiese añadir.