Partida Rol por web

El ascensor subió desde la planta 0 (el compartimento de carga) hasta la planta 1 (el área de descanso de la zona turista). Martin fue el primero en bajar, y miró hacia el pasillo estrecho en el que habían encontrado el cadáver del mecánico.

Snif, snif, snif...

¿Qué son esos gimoteos?

Se notaba que era escritor, porque otro tipo de persona menos formada habría hablado de "esos lloriqueos" o "esas mariconadas". Salían del ascensor opuesto al de Martin y los demás.

¿Hola? ¿Hay alguien ahí dentro?

Hola... zi. Al habla loz guardiaz del Olympic Carrier. Eztamoz atrapadoz en el azenzor. ¿Podéiz ayudarnoz?

Y tú, déjate de mariconadaz y lloriqueoz, eztúpido hincha de loz bucaneroz...

Ante ellos se abría un sin fin de posibilidades.

Podían intentar abrir la puerta del otro ascensor y liberar a los guardias...

Podían ir a por la urgente y necesaria tablet del taurano informático, metiéndose en uno de los baños del área de servicio...

Pero ni siquiera habían bajado todavía del ascensor. Al lado de Dido y Jonas aún relucía el botón para ir a la segunda planta, al área de descanso bussines. Quizás podrían intentar rescatar a Oyuyua de su secuestrador...

Al bajar del ascensor Jonas miró en la dirección de la que provenían los gimoteos, esperó a que el señor Martin desvelara el misterio y después intercambió miradas con Dido. Tenían justo ahí la puerta del ascensor y la posibilidad de rescatar a los guardias de seguridad, lo que podía ser una gran ayuda, por no mencionar al hincha de los Bucaneros al que ahora sabían inocente.

Y me parecía que era imposible que fuera el asesino, no hay más que verlo. ¡Además es hincha de los Bucaneros!

Se acercó a la puerta del ascensor estropeado y miró la manera de abrirla.

-Creo que si todos empujamos podremos abrir las puertas y liberarlos, no podemos dejarlos ahí. Tan solo será un momento, vamos.

Jonas agarró la puerta del ascensor y comenzó a tirar esperando recibir algo de ayuda por parte de Dido y Martin.

-¡Vamos a intentar abrir las puertas y sacaros! ¡Tirad desde dentro si podéis!

Dido empezó a hacer estiramientos sonriendo a Jonas, tomó aire, apretó los puños, cerró los ojos como para concentrarse y de pronto y agarró con fuerza el ascensor para abrir la puerta metiendo la mano y luego, si podía, el pié.

Apretando un poco los dientes por el esfuerzo habló entrecortadamente.

-Paciencia chicos…. que os sacamos en seguida.

Puede que Jonas solo estuviese intentando limpiar su conciencia tras no haber defendido al hincha de los bucaneros de Dido, pero se esforzaba de verdad en abrir aquella puerta. Mientras, la del ascensor por el que habían llegado se cerraba, y necesitaría de una tarjeta de empleado o de bussines para volver a abrirse.

Fue un trabajo en equipo. En cuanto lograron separar un poco las puertas del ascensor, Martin trajo una silla de jardín y la puso de tope impidiendo que se volviesen a cerrar. Habían abierto un hueco de cincuenta centímetros de ancho por dos metros de alto. Desde allí podían ver el hueco del ascensor, hacia abajo, ya que el suelo de la cabina estaba a la altura del pecho de los tres héroes.

Dentro del ascensor tenían sus propios problemas...

Hijjjjo de perrra... ¡Ábrete de una maldita vezzzz!

Aquella segunda puerta se desplazó hacia la derecha de Dido, Jonas y Martin. Solo un poquito, de modo que el hueco abierto a la izquierda desde dentro no coincidía con el que habían abierto en el centro desde fuera. Lo suficiente para poder ver un zapato y la pernera del pantalón de un uniforme de guardia. Stan metió su brazo regordete entre el espacio entre las dos puertas, pero no llegaba a la silla de jardín.

Entonces sacó la porra y extendió de nuevo el brazo...

Martin cogió la punta de la porra y tiró de Stan, haciendo que el cuerpo del guardia empujase contra el canto de la puerta interior del ascensor. Tras un forcejeo, la porra se escurrió de la mano regordeta de Stan, y Martin cayó de culo sobre la moqueta con ella.

El mecanismo de la puerta de los guardias volvió a cerrarla, cogiendo el brazo de Stan.

¡Ay! ¡La madre que te parió, puerta estúpida! ¡Gilipuerta!

Está bien... Volveremos a intentarlo. Steve, dame tu porra...-dijo, para posteriormente volver a escurrir brazo y porra entre las puertas.

Martin agarró la punta del arma, e hizo un gesto a Dido y a Jonas señalando su cintura con el mentón, para que le sujetasen y tirasen de él.

Jonas miró como Dido estiraba y después comprobó con asombro la fuerza que la chica imprimía, le quedaba claro que estaba en forma y que además sabía lo que hacía. Entre todos consiguieron abrir la puerta, aunque la alegría duró poco.

-¡Ups! El ascensor quedó entre dos plantas...

Desde dentro consiguieron abrir la puerta interior y por fin podían ver parte de lo que sucedía dentro, al menos los pies y parte de la pierna de uno de los guardias. No sería fácil sacarlos por esa cavidad, pero iban a intentarlo. El primer esfuerzo acabó con una porra en el suelo. Jonas se despreocupó de ella y cogió a Martin de la cintura para hacer más fuerza, quizás entre todos podrían sacarlo.

-¡Venga chicos! ¡A la de tres! No os preocupéis, os vamos a sacar de ahí.

Hago fuerza con Jonas, los dos a una.

Una dos y ¡Vamos!

Y la porra sale disparada hasta caer en mi lado. Un premio inesperado.

Apoyo las manos en las rodillas, respiro hondo, he hecho un esfuerzo de los buenos.

-Mierda…-me imagino armada, con Jonas, ambos con una porra y se me escapa una risotada, le miro con malicia-Mira por donde ahora tenemos dos porras… una pena que no tengamos tu navaja multiusos, Jonas.

Jonas había hecho un gran esfuerzo para abrir la puerta, quería rescatar a los guardias y al hincha de los Bucaneros, sentía que se lo debía, pero al tirar por segunda vez tan solo consiguieron quedarse con una segunda porra pues no habían conseguido hacer la suficiente fuerza, o al menos Jonas no lo había hecho porque si sintió un poderoso tirón de Dido que lo arrastró hacia atrás y esto a su vez arrastró a Martin.
Con algo de fastidio recogió la segunda porra, al menos podría defenderse con ella.

Si que es fuerte esta chica. Nota mental, nada de peleas a porrazos con ella. Quizás no debí retarla a jugar pirámide.

Claro que la fuerza bruta nunca había sido el fuerte de Jonas en el juego, se consideraba más bien alguien ágil y capaz de esquivar a sus rivales.

-Dos porras sí... Algún día necesitaremos una navaja multiusos y entonces te recordare todas las veces que te has reído de mi.

Sonrió a Dido, en realidad sabía que ella estaba de broma y le seguía el juego, le gustaba que a pesar de la situación pudieran tener pequeñas bromas para romper la tensión.
Jonas se acercó al ascensor mientras dejaba que Martin descansara por el esfuerzo.

-¡Eh chicos, lo sentimos! ¡Hemos hecho todo lo que pudimos! ¡Volveremos a por vosotros en cuanto podamos o intentaremos reactivar los ascensores, estamos en ello! -Jonas hizo una pausa y añadió algo que era importante para él.- ¡Una cosa más! ¡Roddy, el hincha de los Bucaneros que está con vosotros, es inocente! ¡El verdadero culpable es otro y ahora tiene secuestrada a una chica, así que tratadlo bien!

Al menos esperaba que la situación de Roddy mejorase con aquello, no era fácil estar encerrado en un ascensor, pero si al menos los guardias no te consideraban un asesino la cosa mejoraría.

-¿Que hacemos chicos? ¿Seguimos hacia la sección de pasajeros a por la tableta y a ver como siguen todos?

¿Zecueztrada? Ezo ez lo maz eztúpido que he oído nunca. Nadie zecueztraría a una perzona en pleno vuelo. El zecueztrador ze quedaría varado dentro de un cazcarón zin pozibilidadez de ezcapar.

Bueno... Haced lo que podaiz por eza chica.

¡Tranquilo! ¡Lo haremos!-gritó al hueco del ascensor.

Martin se alejó de las puertas entreabiertas y negó con la cabeza a los dos jóvenes. No iba a haber rescate de la chica. El escritor tenía otros planes: salvar a su propia familia. Y para ello necesitaba acceder al módulo N-1 desde la ventilación de los baños.

Fueron al retrete más próximo. Martin con determinación, los otros dos acompañándole hasta decidir qué hacer. Martin bajó la tapa y se subió encima, levantando los brazos para alcanzar la rejilla. Primer escollo... estaba atornillada. El hombre no se dió por vencido: vació el contenido de su cartera en el lavabo.

En mi libro "Sombras en el Callejón del Ruego", el detective Dubovsky desmontaba la cohartada de un sospechoso demostrando que era posible desatornillar una rejilla de ventilación sin tener un destornillador. Bastaba con usar el canto de un cubit. Gracias a eso, el asesino pudo abandonar el edificio sin salir por la misma puerta por la que cientos de testigos le vieron entrar.

Martin cogió una de las monedas rectangulares y encajó el borde en la ranura que coronaba la cabeza. Giró un poco, y la moneda se salió de la ranura. Volvió a intentarlo... Torpe y lentamente, iba consiguiéndolo. Cuando los tornillos se aflojaron un poco, siguió dándoles vueltas con la mano.

¡Ya está!-exclamó, retirando por fin la rejilla-¡Ayudadme a subir!

Se encaramó al hueco de ventilación metiendo la parte superior del torso dentro. Según se arrastraba por el conducto, les fue contando sus primeras impresiones...

Esto está oscuro... Y hay bifurcaciones. Es como un laberinto. Será difícil encontrar el camino hasta nuestro módulo.

No era el primer paso de su plan, pero Jonas esperaba que todo lo que estaban haciendo sirviera para detener al pirata y rescatar a la chica. Sentía tener que dejar allí a los guardias y al hincha de los bucaneros pero ya no podían hacer nada más por ellos así que sería mejor concentrarse en otra cosa.
En los baños observó como Martin intentaba descolocar una rejilla con el canto de las monedas.

-Es una gran idea señor Martin, lástima que no tengamos mi navaja multiusos, nos sería de gran utilidad... -Miró a Dido mientras hacía el comentario y luego sonrió, quizás no podrían vencer a los piratas con ella pero si destapar más rápido las rejillas, en todo caso tenían una alternativa.- Venga vamos a ayudarle a subir.

Entre él y Dido consiguieron que Martin subiera hasta el conducto, las noticias no eran muy buenas, pero Jonas estaba decidido a seguir adelante.

-Podemos usar las linternas de los teléfonos, eso nos ayudará a orientarnos y quizás usar un sistema para saber por donde vamos. Algo así como: girar siempre a la derecha o marcar con flechas las bifurcaciones para saber la dirección que tomamos, creo que podremos marcar el conducto con las monedas... ¿Alguno de vosotros se orienta bien? Yo estoy seguro que me perdería...

Orientarse no era lo suyo, supuso que él nunca podría ser uno de los protagonistas de las novelas que escribía el Señor Martin. Incluso cuando saliera de aquella su mejor oportunidad era que le cogieran los Bucaneros, o probablemente acabaría trabajando en los campos de agricultura.

Sonrío a Jonas. Creo que voy a pagar cara la broma de la navaja.

-De todas formas creo que recuperar la tableta del señor Danaón es fundamental. Sin ella quizá todo el resto de esfuerzos sean inútiles. Y dicho esto… Yo no me separaría… -carraspeo- yo me pierdo en mi pueblo, que son cuatro calles.

Me río.

-En serio.

Así que… Vamos con usted ¿Deacuerdo? -Miro hacia arriba, quiero que me escuche bien el señor Zemus -Busque señales de paso de gente. Los ha recorrido gente y aunque haya pasado mucho tiempo aquí no se limpia así que quizá dejaron marcas, o huellas.

Martin también se rió brevemente, aunque no de lo mismo que Dido. La idea de que "Danaón tuviese que recuperar su tableta" e imaginárselo haciendo abdominales con esas gafitas era bastante peculiar.

Vale. No creo que tengamos suficiente dinero para marcar el camino. ¿Puede alguno de vosotros ir a una de las máquinas expendedoras a coger unos caramelos?

Con los elementos necesarios para marcar el camino, Martin les guió. Quedó Dido en la retaguardia, encargada de poner los caramelos, con todo el peligro que aquel tentador material tenía. Se arrastraron por el conducto, torcieron y requebraron.

La cosa no fue muy bien. Por lo menos, estaban tardando demasiado en llegar a un módulo a dos de distancia de los baños del área de descanso.

¡PLAF!

Una placa cuadrada en el suelo del conducto, de un palmo de lado, cedió por el peso de Jonas cuando apoyó su rodilla. La placa cayó por otro conducto perpendicular, a modo de chimenea. Abajo de todo, una rejilla dejaba pasar la luz.

¿Oigan?

La voz venía de la estrecha chimenea que había quedado entre los dos estudiantes, tan pequeña que Dido podría seguir su camino sin problemas. La voz les sonaba de haberla escuchado en la fila para entrar en el Olympic Carrier.

¿Hay alguien ahí?

Dios, tenían que ser estos caramelos.

Voy marcando el camino gastando primero los de un mismo color ¿Qué pasaría si me comiera alguno? ¡Hay muchos!... Pero el camino puede ser largo… Uf… ¿Y si faltan? Aguanto un cruce, y otro y otro, pero una no es de piedra y al fin me decido a comerme uno. Disimulando abro mi bocaza y caen dos... entonces la placa cae.

Trato de que no se note que tengo dos caramelos en la boca. Saludo con la mano al hombre que habla desde abajo y miro a Jonas señalando hacia abajo, levantando una ceja, para que hable él.

Todos estaban de acuerdo en seguir unidos y además al Señor Martin se le ocurrió una genial idea para marcar el camino con caramelos, por fortuna para el grupo la encargada de hacerlo sería Dido, ya que a Jonas le chiflaban.

-¡Eh Dido! Si cuando lleguemos te sobran caramelos... ¿Los compartimos?

Su primera idea fue pedirlos todos, pero lo consideró poco caballeroso, la opción de compartirlos era mejor.
El muchacho seguía al escritor por los conductos y lo hacía cada vez más nervioso.

Estamos perdidos, me parece como si lleváramos aquí siglos.

No dijo nada en voz alta, no quería desmoralizar a nadie o ponerlos más nerviosos aún y que perdieran definitivamente el camino, a esas alturas casi le daba igual donde salieran de allí mientras encontraran una salida. Fue entonces cuando el suelo cedió ante sus rodillas y aceleró para no quedar atrapado en el agujero que había provocado con su peso.

-¡Estoy bien! ¡Estoy bien! -Dijo para tranquilizar al resto, aunque estaba claro que no le había pasado nada, tan solo el susto. Miró hacia abajo y vio luz.- ¡Ahí hay luz!

Y no solo había luz, de repente también se escuchó una voz, Jonas juraría que le sonaba, aunque en aquellos momentos no sabía muy bien de que. Miró a Martin y a Dido sin saber muy bien que hacer.

-¿Qué hacemos? ¿Nos podemos fiar de él? -Jonas estaba un poco paranoico con el asunto de los piratas y fuera del grupo con el que había estado todo el rato le costaba no sospechar. Tendió la mano a Dido salvando la distancia del hueco que había abierto.- Te ayudo a pasar si quieres.

En realidad no hacía falta ninguna ayuda, Dido podía pasar perfectamente sola, pero era lo menos que podía hacer después de haber abierto el agujero.
Cuando vio a su amiga saludando hacia abajo supuso que sí podían fiarse de aquel tipo, además le estaba haciendo gestos para que dijera algo.

-¡Eh...! ¡Hola! Creo que nos vimos en la fila de entrada. ¿Está usted bien? ¿Donde se supone que estamos?

No sabía si podrían bajar por allí, pero al menos hablar con el hombre podría servir como referencia para ver donde narices estaban.

Puede... No... No sabría decir...-el Doctor Amarak cambió el ángulo para tratar de ver mejor la pierna que iluminaba el móvil de Jonas-Bueno, claro. Quiero decir... Por la voz no me viene a la memoria nadie. Si nos vimos en la cola, supongo que hicisteis cola. Si hicisteis cola, supongo que seréis pasajeros. Y si sois pasajeros, ¿qué diantres hacéis ahí dentro?

Aquí dentro, las temperaturas han bajado un poco. Los que no traíamos jersey hemos empezado a andar alrededor de las filas de asientos para entrar en calor. Por "aquí dentro" me refiero al módulo L-1.

No puedo creer que esté hablando através de un respiradero entre el plasma y la pared delantera de mi módulo...-dijo para sí.

Módulo L-1. Eso estaba en dirección contraria. Y han tenido que dar un rodeo si no han pasado por delante de los respiraderos grandes de los baños de la parte trasera del módulo, si es que este módulo L-1 tenía la misma distribución que el N-1.

¿Qué...? ¿Qué tal vosotros por ahí? ¿Estáis bien? ¿Puedo hacer algo por vosotros?

El hombre no les recordaba, aunque claro, tampoco es que los estuviera viendo con una gran claridad, en todo caso aquello no importaba en esos momentos.

-Nos atacaron los piratas, la nave consiguió huir pero parece que hay uno dentro y nos ha saboteado. -Jonas describió al tipo al que habían identificado como pirata y le dijo que iba con un mono de mecánico.- Por eso algunos sistemas no están funcionando del todo bien. Estamos intentando arreglarlo, íbamos de regreso a nuestro módulo para conseguir la tableta de un amigo pero...

En ese momento Jonas miró a Dido y a Martin, se habían equivocado de dirección y ahora estaban en dirección contraria. No dijo nada, esperando que a alguno de ellos se le ocurriera una idea, aunque quizás lo más sensato era volver por donde habían llegado hasta allí recogiendo los caramelos y probar con otra bifurcación.

-Nos hemos desviado. Pues... De momento estamos bien, gracias, alguna magulladura porque el salto y el sabotaje nos pillaron en mitad de una escalera mecánica, pero nada importante. Creo que lo mejor es que sigan ahí, nosotros ayudaremos al personal de la nave a restaurar la normalidad.

Omitió la parte en la que el pirata había cogido a una chica de rehén y ahora la tenía retenida, no quería alarmar aún más a aquel hombre, suponía que las cosas ya estaban suficientemente confusas por el momento.

Sonrío a Jonas, me hecho los caramelos a un lado con la lengua y meto baza.

-¡Oigaz! Noz ha llegado una comunicación de que algo está pazando en Taugron. Como deztellos de esxplosionex. La cosa ez que podría ser algo más… -respiro hondo, no quiero tragarme los caramelos. Ya se están deshaciendo, puedo hablar mejor. -...complicado que el zecuestro por unos piratas. Traten de racionar la comida o lo que tengan y estén preparados para lo que pueda pasar, esto podría ser el comienzo de algo gordo.

Doctor Amarak... ¿Qué está haciendo?

Un segundo rostro se dejó ver en la rejilla de ventilación.