Partida Rol por web

Afirmó a las palabras de Jisoo con la cabeza hasta que su amiga se puso hablar de la placa de metacrilato. Entonces sonrió con malicica y saltó.

¿Por qué? Porque creyó que podría. Que actuar tan rápido y sin contar con el resto fuera una idea estúpida era algo que sabía, y peor todavía, exponerse sin cebo, pero no quería poner en peligro a nadie y creía que sólo una saltadora de Piramide como ella podría subir sobre el scorpion.

Se lo veía hecho. No era la primera vez que se subía a un trasto en marcha. En su granja tenían una cosechadora que se volvía loca y sólo Dido era capaz de dominarla.

El dolor de la herida en la carrera previa al salto ya le hizo saber que iba a fallar. Ese cacharro era mucho más rápido que una cosechadora, su aspecto amenazante y su abdomen, escurridizo. Se escurrió sobre él tratando de rodar y girar dispuesta a esquivar el disparo y volver a saltar.

Ayudó a la muchacha a ponerse el traje y se preparó ella misma para salir al exterior de nuevo. No era lo suyo, pero había que salir de allí.

No acababan de salir al exterior cuando un grito de advertencia de Ragger hizo que todos se escondieran tras unas rocas. Cuando levantó la vista por encima de las que la parapetaban, vio aquella cosa.

-Joder, ¿que mierda es esa? Está fuera de control…¿o buscándonos? ¡EH!¡EH!¡EH! -dijo, advirtiendo del movimiento de Dido al saltar hacia aquella cosa. Alargó la mano intentando pararla, pero el traje se escurrió de entre sus dedos casi in ofrecer ninguna resistencia al salto de la muchacha. Vio con horror como fallaba en su intento de saltar sobre aquella máquina y caía al suelo. Su mente visualizó el impacto en la herida. Aquello le tenía que haber dolido una barbaridad. Y lo peor es que se acababa de descubrir ante una máquina que, muy probablemente, era capaz de matarla con aquel láser que disparaba aleatoriamente. Intentó pensar rápido pero ¿qué podía hacer ella? Intentar algo, lo que fuera. Y lo único que tenía a mano eran... ¡piedras!

Agarró una piedra grande pero que podía lanzar lejos. Tomó impulso, apuntó intentando prever la trayectoria de la máquina y la lanzó con todas las fuerzas que le permitía el traje.

Para gustos colores. Hay mujeres que no creen que Rudi Bianti sea un hombre tan guapo. Pero claro, la fama también imprime una dosis adicional de atracción. Además, es un muy mal actor, y casi todas sus películas son de acción.

Boomer le dió la pistola de bengalas a Gaheris, y creo que ya usó los dos cartuchos-se lamentó Jake a Jisoo.

Todo se precipitó. La culpa fue de Dido. La agerrida granjera saltó sobre el skorpion con tanta fuerza que rebotó en su lomo acorazado, y se pasó de frenada dando con sus huesos en el suelo de la mina. Karen llamó la atención del robot minero, pero su cola seguía disparando sin ton ni son, como si estuviese "ciego" y no pudiese ver lo que pasaba a su alrededor. Jisoo en lugar de ciego diría con un lenguaje más técnico que los ensamblajes de su programación habían entrado en un bucle de instrucciones del que no podía salir.

Al haberse acercado tanto, cuando la barrena avanzó veinticinco pulgadas desde el soporte de la pinza, Dido estaba en medio. La varilla atravesó el traje de Dido (¡y van tres!), y se clavó en su muslo muy dolorosamente. Entonces, la otra pinza, la del taladro, se acercó muy lentamente a la chica para darle el golpe de gracia...

¡Clonch!

La piedra lanzada por Karen se interpuso entre el taladro y Dido, y con solo el contacto de la broca girando a tropecientas revoluciones la piedra se volatilizó. Habían ganado el tiempo justo, porque el robot empezaba de nuevo con el bucle de comandos, moviéndose y alejándose de Dido.

¡Ragger! ¡Ayúdame a volcarlo!

Los dos hombres optaron por la fuerza bruta. Ragger embistió como un toro, y elevó el flanco derecho del armatoste haciendo que tres de sus patitas se moviesen en el aire. Jake también intentó poner su granito de arena, pero la pifió bien pifiada al rasgarse el traje de manera estúpida con una de esas patas cuando se aproximó. El piloto miró la abertura en la tela, que escupía aire al exterior, como si no se pudiera creer que iba a morir así.

¡Dido!-dijo cogiendo la mano de la otra gafe del grupo para tirar de ella y echar a correr-¡Tenemos que volver al compartimento estanco antes de que se nos acabe el aire!

Boomer se movió un poco en su silla, desviando la mirada a un lado.

Eaaahmmm... Sí, claro. Estooo... Era una pregunta retórica. Yo sé a dónde llevaros. Es solo que me preguntaba sí era la opción más inteligente. Como los cylons nos sigan, pondremos en peligro a toda la gente que ya está allí. Desatadme rápido para que podamos irnos.

Al parecer, la falsa Boomer había agotado su paciencia: en ninguno de los intentos para conseguir información había logrado ningún hilo del que tirar. Para ella, ni Danaón ni Gaheris tenían la información que estaba buscando, por tanto prolongar el interrogatorio era innecesario.

 - Si, claro, ya casi estoy... - Entonces hice como si acabara de soltarme y luego hice lo mismo con Káleros. Finalmente fui también a liberar a Boomer, ya que, con suerte, nos mostraría como salir de aquí. - ... Bien, ¿alguien sabe donde estamos y por donde podemos escapar?.

No tenían pistola, era una pena, con tanto jaleo Jisoo ya no recordaba que la tenía Gaheris y no Jake, aunque tampoco le dio mucho tiempo para lamentarse porque Dido se soltó de su mano y salió disparada hacia el skorpion. Se quedó tan sorprendida que apenas pudo abrir la boca y mirar a los otros con estupefacción. Su cara cambió a horror cuando el salto de Dido se quedó corto y la máquina atravesó su traje, a Jisoo no le importaba que fuera el tercero que rompía ya si no la nueva herida que se había hecho y además el peligro que corría su vida.
Karen intentó algo tirando una piedra, quizás había sido lo suficiente para salvar a su amiga pero la programación volvía a comenzar y su amiga correría de nuevo la misma suerte. Jake y Ragger intentaron a la desesperada volcar al skorpion, lo que solo consiguieron a medias y a costa del traje del piloto, él y Dido tenían que ponerse a salvo y cambiarse los trajes o se quedarían si aire. La chica seguía atónita hasta que se dio cuenta que si no intentaba hacer algo, lo que fuera, no podría vivir sabiendo que Dido había muerto por su culpa. Pero estaba tan bloqueada que cualquier conocimiento tecnológico que tuviera se había ocultado de su mente y no sería útil, así que solo quedaba una opción. Se levantó y salió corriendo en un intento insensato y desesperado de volcar la máquina.
Pero Jisoo no era una de esas heroínas que salían en las películas de Rudi Biante, ni siquiera se parecía a Dido y su esfuerzo fue totalmente en vano.

- Lo siento, sargento - la voz de Danaón estaba cargada de frustración - pero no tengo ni idea. 

Empezó a mover sus dedos, como tecleando en el aire, como forma para desentumecer músculos y huesos.

- Debemos salir lo antes posible, ¿no cree, teniente Valerii? Supongo que usted es quien está al mando ahora, ¿verdad?

Eahm... Sí, estoy al mando. Dadme un segundo para pensar.

Una vez que Gaheris la desató, la Teniente Valerii fue hasta el ventanal. Desde allí se podía ver el hangar sobresaliendo de la falda de la montaña, unas cuantas docenas de yardas más abajo. El raider pesado aún atravesaba el techo abatible del hangar, seguía allí... como recordándoles que los cylons seguían presentes.

Bajaremos al hangar, cogeremos un shuttle y nos iremos de aquí.

Sí les hacía esa propuesta, significaba que la falsa Boomer no sabía nada del raptor. Por la mente se les pasó la idea de decírselo a la Teniente Valerii. Decirle que había un raptor aparcado encima de la sala de la fotocopiadora. Estaba en sus manos redirigir los pasos de Boomer hacia el tejado o hacia el shuttle de la planta baja.

Danaón se acercó a la cámara que les estaba grabando sobre una de las mesas. Rebobinó lo suficiente para ver el principio de la cinta y se la mostró a Gaheris mientras la falsa Boomer estaba en el ventanal mirando al hangar. Una figura con ropa se interponía delante del objetivo al principio de la grabación, y cuando salía de plano ya se veían a los prisioneros atados a sus sillas, inconscientes. Sabían que alguien había tenido que atar a Boomer al respaldo, pero no sabían si con forma de cafetera o con forma humana... hasta ver el video. En cualquier caso, solo se veía un primer plano de un jersey negro, así que no sabían ni el sexo, ni la edad, ni la raza del cómplice de la falsa Boomer.

¿Qué estáis mirando? Dejadme ver...

Mierdamierdamierdamierda...-se lamentó Ragger, mientras el lateral del skorpion se le escurría de los guantes.

El skorpion cayó a cámara lenta, debido a la menor gravedad de Minos. Las patas del flanco izquierdo del engendro mecánico picaron la tierra a la vez, y una pequeña nube de polvo se levantó en el impacto. En cuanto recuperó la estabilidad, la máquina volvió a corretear en círculos, disparando sus láseres a ninguna parte.

Dido miró su traje alucinada. No se lo podia creer. Había fallado y había roto el traje. Miró confusa a su alrededor sin saber qué hacer.

—Mierda. ¡Lo siento!

Decidió llevarse a Jake con ella para buscar un nuevo traje. Lo agarró con fuerza del brazo y trató de llevárselo pero de pronto sintió como se nublaba su vista, tratabilló y cayó de bruces en el suelo, sin conocimiento.

El primer instinto de Jisoo fue dar la vuelta para salir corriendo. Lo habían intentado y habían fallado, no podían hacer más, era mejor salir de allí y dejar a aquella máquina loca que siguiera en su bucle, si todo salía bien pronto cualquier humano de la luna se habría marchado y no podría hacer daño, seguiría dando vueltas hasta que se le acabara la energía.
Pero cuando se dio la vuelta vio algo que hasta entonces creía imposible: a su amiga Dido tropezando y cayendo al suelo inerte o bien por el golpe o por la falta de oxígeno de su nuevo traje roto o quizás por la combinación de ambas.

-¡Noooo Dido! -No podían dejarla allí a merced de otro disparo, las garras o la trituradora de rocas del Skorpion. Se dio la vuelta y corrió hacia la máquina.- ¡Ragger, ayúdame, tenemos que volcarlo! ¡Jake, Karen, ayudad a Dido!

Esperaba que si al menos no conseguían volcarlo en aquel nuevo intento hicieran de pantalla protectora para su amiga. La adrenalina estaba haciendo que la pequeña informática hiciera cosas inimaginables, claro que tampoco se había visto nunca en ese tipo de situaciones. Por desgracia para ella y sus compañeros eso no era suficiente y de nuevo su intento volvió a ser ridículo.

 Le enseñé el vídeo a Boomer, con un suspiro de desilusión, tras haberlo ojeado:

 - Estábamos observando quien nos había atado, pero no se ve nada. Supongo que los Cylons son tímidos ante las cámaras. Me pregunto porque querrían grabarnos. ¿Tal vez por si decíamos algo importante a nivel estratégico para ellos?.

La explicación de Gaheris sobre los motivos de la filmación no convencieron a Danaón ''Un robot no debería olvidar''; al fin y al cabo, eran impresionantes computadores metidos en un cuerpo mecánico autómata. Por supuesto, se guardó sus pensamientos sin expresarlos.

- Vayamonos lo antes posible ... salvo que crean que hay alguna otra ... hummm ... misión ... sí, eso ... alguna otra misión que pudieramos hacer acá.

-¿Qué? ¿Que ha pasad...? ¡Mierda! ¡El traje!

Karen habia seguido la mirada de Jisoo y habia visto lo mismo que ella. La raja en el traje de la otra muchacha no era muy grande, pero era mortal de necesidad si no paraban la salida de aire.

-¡Voy! Ocupate de esa cosa, que no se nos acerque-le indicó a Jisoo, aún sabiendo que era casi imposible. Pero por lo menos se imaginaba que podía tener las espaldas cubiertas. Saltó, saliendo de detrás de las rocas, y se acercó lo más rápido que pudo a una Jisoo que acababa de caer al suelo, muy probablemente, a causa de la poca concentración de oxigeno dentro del traje. Abrió su pequeño maletín en busca de una solución.

Una tirita... quizás de resultado...

Sacó una de las que tenía he intentó pegarla en el traje. Pero el aire seguía saliendo, no conseguía cerrar la raja del todo.

Jisoo y Ragger están más cansados que en el primer intento, así que esta vez no consiguen ni levantar al Skorpion del suelo. En un giro inesperado de la máquina hacia la izquierda, el Skorpion arrincona al minero contra la pared, y descarga contra él toda su capacidad letal. Ragger grita de pánico, pero cuando abre los ojos y palpa su cuerpo, no encuentra ningún agujero adicional: dos disparos de la cola hicieron humear la roca a la izquierda y a la derecha del minero; el taladro rompió el suelo rocoso a dos pulgadas de uno de los pies de Ragger; y la barrena se hundió en la pared, justo por debajo de su entrepierna.

En el interior del Skorpion, los sensores detectan que la barrena está demasiado desgastada como para seguir taladrando bien. La pinza de la barrena se abre, dejando caer la varilla inservible al suelo. Pero la basura de uno puede ser el tesoro de otro: Ragger cogió del suelo la varilla para usarla de palanca. El próximo intento por volcar la máquina tenía que ser el definitivo, y esta vez contarían con la fuerza bruta de Karen para empujar.

Jake y Dido inician su retirada, mientras los daños de sus trajes empiezan a acarrear la pérdida de oxígeno. A medio camino, Dido se desploma boqueando como un pez fuera del agua. Por suerte, Jake está ahí y podría cargar con ella las yardas que faltan.

Lo siento, pequeña. Cada uno tiene que mirar por lo suyo.

El piloto pasó de largo, abandonando a Dido a su suerte. Dido se sobrepuso, algo mareada, y logró ponerse en pie. El agujero de su traje seguía soltando aire, haciendo ondear la tirita que le puso Karen. Dido siguió caminando, apoyándose en el muro... Finalmente llegó al compartimento estanco, justo cuando Jake se metío en el segundo cubículo y cerró la segunda puerta.

La primera puerta no se abría: el compartimento estanco acababa de ser insuflado con aire mediante bombeo, con lo cual el acceso estaba bloqueado por los protocolos de seguridad. Durante interminables segundos, los ventiladores empezaron a recoger el aire del compartimento.

La puerta de Dido se abrió, pero eso no bastaba. La granjera Cabalgadora de Tractores y Rompedora de Trajes, volvió a caer al suelo por falta de aire. Del otro lado del metacrilato, Jake se posicionó junto a los controles que permitían expulsar oxígeno al compartimento estanco.

Dido... Oh, Atenea, cuánto lo siento. No te desmayes ahora. Puedo darle al botón del aire desde aquí, pero necesito que cierres la puerta. ¡Dido, levántate! ¡Tienes que cerrar la puerta! ¡DIDOOO!

No más misiones. Nos vamos. Pero antes... Dadme la tarjeta de memoria de la cámara-dijo, poniendo la palma de la mano boca arriba.

En cierto modo, la grabación de alguien vestido antes de un interrogatorio cylon era lo más parecido a una prueba que tenían para demostrar la existencia de "humanos" traidores colaborando con las cafeteras. Boomer trataba de enmendar aquel error recuperando la grabación.

Dijisteis que estaba al mando, ¿no es cierto? Pues os ordeno que me deis la tarjeta de memoria.

Hay ocasiones en las que el tiempo parece que pasa muy lentamente, el ataque del skorpion a Ragger tras su fallido intento de volcarlo fue una de ellas. Jisoo soltó el aire que había retenido en un suspiro de alivio al comprobar que seguía de una pieza. Además había conseguido un arma, o una palanca. Miró atrás, ya solo estaba Karen lo que significaba que Dido y Jake estarían poniéndose a salvo y eso la tranquilizó. Pero el skorpión seguía suelto y era un peligro y o bien se largaban todos de allí y lo dejaban, lo cual a la larga podría resultarles contraproducente, o lo intentaban todos juntos de nuevo.

-¡Karen, Ragger! ¡Otra vez!

No tenía aliento para más palabras así que se mostró concisa. Sin saber si la seguirían cogió impulso y se dirigió de nuevo contra la máquina.

La dichosa tirita se agarró un poco al material del traje, el aire que salía del traje no le permitía mucho más y no duraría mucho allí. Le hizo una señal a Dido para que echara a correr hacia el compartimento estanco de nuevo e intentara salvar la vida.

Iba a echar a correr junto a ella cuando su nombre resonó en el intercomunicador. Se volvió para ver como Jisoo cogía de nuevo carrerilla y embestía a la máquina.

-¡Dioses!¡Esto no es lo mio!-gritó mientras que hacia lo propio y, acercándose al Skorpion, cogía la barra que acababa de soltar. Sabía que no podía luchar contra aquello con la fuerza bruta, porque ella no andaba sobrada de eso pero ese trozo de hierro le había dado una idea que igual de rápido que le vino, la ejecutó, así sin más, sin pensar. No había tiempo de mucho más. Metió la barra por debajo del cuerpo del Skorpion y echó todo el peso de su cuerpo sobre la barra, intentando volcar a la taladradora.

 Si lo que quería era destruir la grabación o conservarla, lo mejor sería seguirle la corriente y dársela, ya que todavía seguíamos en territorio enemigo y ella era la única nuestra única guía:

 - Como ordene, teniente. - Le respondí con actitud de militar profesional, mientras le daba la tarjeta. - Creo que lo mejor es irnos antes de que nuestros carceleros regresen.