Partida Rol por web

El shuttle llegó a Tauron, aterrizando a las afueras de Hypatia, en un yermo polvoriento con un par de colinas para ocultar la nave. Aguardaron un rato con los motores encendidos y listos para volver a despegar a la mínima, esperando algún parpadeo en el D.R.A.D.I.S. que delatara a una nave cylon aproximándose.

Mientras, registraron la nave. Lo único interesante eran los cajones de la bodega, que traían componentes electrónicos: filtros de aire, circuitos, cableado... Danaón pudo identificar bastante rápido qué era cada cosa.

Al cabo de un rato, los motores del shuttle se apagaron.

Parece que nadie nos ha visto descender. Con la pierna en mi estado no puedo ir hasta la ciudad, sería un lastre. Si me mantengo en el interior del shuttle, no tendré que preocuparme por la radiación que han dejado las bombas nucleares cylon. Eso os permitirá moveros más rápido, y solo tendremos que gastar inyecciones antirradiación en dos personas en lugar de en tres, con lo que durarán más.

Boomer abrió el botiquín y lo tendió para que los dos hombres se pusieran la inyección.

Id a Hypatia. Buscad comida en los supermercados, armas en las comisarías y más inyecciones antirradiación en los hospitales. Encontrad un bunker, supervivientes...

Por mucho que les animara Boomer, ambos estaban bastante heridos. Cabría la posibilidad de dormir en el shuttle y recuperar algo de aliento, pero sin comida en la nave se despertarían hambrientos.

Al ver a los chicos tan descolocados e idos, Boomer puso el botiquín con las inyecciones anti-radiación sobre uno de los asientos de pasajeros.

Perdón... He sido una insensible, y no me di cuenta de lo confuso que es todo. Os dije que os llevaría a lugar seguro, y solo puedo ofreceros esto: un mundo radiactivo en el que la supervivencia se tiene que demostrar día sí y día también. Sentaos, os doy unos minutos para asimilar la situación...

Danaón recordó entonces el mensaje que había puesto en la baliza, cuando Jake se lo recordó. Ahora ese mensaje estaba siendo emitido en bucle en una baliza que tarde o temprano sería atrapada por la gravedad de Minos. Pura chatarra espacial.

Desde las ventanillas solo se podía ver una superficie polvorienta, el paisaje habitual en Minos que le había valido a sus habitantes el apelativo de cometierras. Gaheris echó un vistazo al D.R.A.D.I.S.: el radar detectaba cinco edificios de Hypatia lo suficientemente voluminosos como para convertirse en un pequeño punto en la pantalla.

Pensando en los edificios de su planeta natal, Danaón identificó las señales:

-El Edificio Metropolitano. Se trataba de la sede del gobierno de Tauron. Era el buque insignia de la dominación Colonial y la subyugación del Pueblo, foco de algunos atentados.

-El Hospital Rapsody. En Hypatia había varias clínicas para los ciudadanos de a pie, pero el Rapsody era el lugar al que iban los poderosos.

-El Edificio Fazekas, símbolo del emporio empresarial legal y visible, y de modo no tan conocido, sede de la Ha'la'tha.

-El Estadio de Pirámide de Luxor. Un lugar lo suficientemente amplio en el centro de la ciudad como para que aterricen naves pequeñas.

-La Prisión Planetaria Paul Perkins. Un regio edificio de máxima seguridad con toda la población reclusa de Tauron, por lo menos antes de que las cabezas nucleares cylon cayesen matándolo todo.

Las lágrimas invadieron los ojos de Danaón al ver la desolación en la que se había convertido su planeta natal. Pero tanto conciente como intuitivamente, sabía que tenían que seguir adelante; no era el momento de retornar a un suelo que yo no era el de antes.

Las inyecciones les darían tiempo, quizás lo suficiente para encontrar más medicinas, recursos o, los dioses lo quieran, supervivientes. ''No ... no habrá conocidos, amigos ni familiares. Debo hacerme a la idea: están en manos del Barquero''

Vió los edificios que le mostraba Gaheris en la pantalla del dradis, pudiendo identificar a algunos.

- Quizás la mejor alternativa es dirigirnos al Hospital. Si hay sobrevivientes, tal vez se hayan refigiado allí ... y sino, al menos podremos buscar suministros médicos.

 - Supongo que sería la mejor opción, pero no me gusta dejarla aquí sola, teniente, vulnerable a un posible ataque. Insisto que venga con nosotros, teniente, en el hospital tendremos con que mirarle esa pierna y con que curarla. - Insistí, con tono preocupado.

 En realidad lo que quería era no dejarla sola, con una radio con la que podía informar de nuestra posición. Tal vez en el hospital pudiéramos determinar con algo si ella era humana o no.

Boomer enarcó una ceja y se quedó un instante pensativa.

Tranquilo, Sargento. Asumo los riesgos. Es una orden: iréis vosotros solos, por el momento, y yo me quedaré en la nave. En cuanto vea algo raro, despegaré en el Shuttle y me marcharé de aquí. Vamos a designar un punto de encuentro, en caso de que eso ocurra y no me encontréis al volver. Voy a buscar unas coordenadas en el ordenador, deberéis memorizarlas antes de marcharos.

La Teniente Valerii se giró hacia los controles y empezó a manipularlos. Probablemente seguirle el juego era lo más seguro: marcharse al hospital, recoger medicinas... puede que incluso darle esquinazo en las calles de Hypatia y no volver a la Shuttle jamás. Danaón y Gaheris también podrían intentar atacarla, bien por sorpresa, o bien tras pasar la mañana durmiendo para recuperarse de parte de las heridas sufridas. Si conseguían reducirla, podrían atarla y ya no habría posibilidad de que avisase a nadie. Incluso podrían matarla.

''Este es mi hogar, al fin y al cabo'' Danaón miraba el sombrío panorama mientras escuchaba la soterrada lucha de voluntades entre Boomer y Gaheris. ''Si insistimos, empezará a sospechar ... si es que no sospecha ya''. Igual, quedaba una última carta por jugar.

- Teniente ... ¿siguen funcionando los sistemas de geoposicionamiento? Si tenemos coordenadas pero no satélites para determinarlas, podría llegar a ser imposible reunirnos si se ve obligada a despegar sin nosotros.

Bien pensado, civil: los satélites. No sabemos si podremos contar con ellos. Cambio de estrategia... Danaón, elige tú el lugar en el que volver a encontrarnos, si me veo obligada a despegar apresuradamente. Algo sencillo, un paisaje a las afueras de Hypatia que tú conozcas y que yo pueda reconocer desde el cielo, por poner un ejemplo.

En principio, los satélites no son más que chatarra espacial en órbita. Daría mucho trabajo a las naves cylon patrullar cazando todos esos cachibaches pequeñajos. Sin embargo, la ionización de la atmósfera debido a la detonación de bombas atómicas por todo el planeta podía interferir en las señales de los satélites y dar datos erróneos, o bloquear la señal.

 Esperé a que Káleros dijera algo más antes de añadir algo más. Estaba claro que esta no quería dejar la nave y no me atrevía a tratar de sacarla, por la fuerza, por si tuviera esta alguna sorpresa escondida que no viniera con el diseño de los raptors de serie...

Silencios incómodos. Negociaciones. Tensión. Finalmente, Boomer retomó la palabra.

Es igual, te doy tiempo para pensártelo, Danaón. Durmamos un poco.

Silencios incómodos. Vigilia. Tensión. Quizás si Boomer se dormía antes, podrían cogerla por sorpresa. Pero ellos estaban más cansados, o quizás Boomer estaba hecha de otra pasta y no necesitaba dormir. En aquella guerra fría por ver quién se mantenía más tiempo despierto, perdieron ellos. Cuando despertaron, Boomer ya no estaba en la nave. La llamaron. Buscaron en los compartimentos. Boomer se había ido, a pesar de su pierna herida. Ahora estaban solos, ya no tenían a nadie a quién vigilar más que a sí mismos.

Boomer había cedido, con sospechosa facilidad. La sugerencia de dormir tampoco lo conformó, pero Danaón no tenía argumentos para rebatirla y ciertamente estaba agotado, física y emocionalmente. No supo cuánto resistió despierto, ni cuánto durmió. Solo al despertar vio a Helios Alpha muy por encima del horizonte.

No vieron señales de la teniente, pese a que la llamaron un par de veces y buscaron en varios rincones de la nave.

- Sargento, si usted quiere verificar el estado de la nave, yo daré una vuelta por allí, a ver si encuentro algún rastro. Después veremos que hacer ... supongo que habrá que ver si funcionan los sistemas de comunicación.

En el exterior, el viento soplaba fuerte, arrastrando la arena roja de Tauron y borrando toda posibilidad de encontrar huellas. Trepando al techo del shuttle, estaba lo suficientemente alto como para ver por encima de la colina. A lo lejos se veían los muros que rodeaban la ciudad de Hypatia, y que la mantenían a salvo de las tormentas de arena. Eran unas murallas sin puertas, con un sistema de burladeros que parapetaban los vientos pero que una persona zigzagueando podría atravesar, colándose entre los muros.

En el interior, Gaheris no encontró ninguna señal de sabotaje ni de ningún localizador. Pero durante el registro que el militar llevó a cabo, encendió accidentalmente una pantalla en la que se recogió una breve señal de televisión, justo cuando Danaón volvió al interior del shuttle.

...la Resistencia. Punto de encuentro: Estadio de Luxor. Fin de la retransmisión.

El monitor pasó a mostrar interferencias. La mujer que acababa de salir era medio famosilla: una periodista del corazón bastante amarillista. Tenían una cita a la que acudir, sin embargo la señal tenía que provenir de la cadena de televisión local, así que si Danaón y Gaheris se daban prisa podrían encontrar todavía a Danna Biers en el plató desde el que emitió la señal.

- Hay sobrevivientes!!!! - Danaón casi sacudió en un abrazo al sargento - Debemos contactarnos!!! Hay que ir enseguida!!!

Se lo veía aliviado, eufórico, como nunca desde que se supo del ataque cylón.

- Incluso hay una Resistencia, podemos luchar ... van a reunirse en ... - se quedó callado de pronto, como si hubiera perdido la voz. Su tono, cuando continúo, volvía a ser pesimista - Por Hécate, Gaheris ... puede ser una trampa!!!! Hay que advertirles!!!

 - ¿Te recuerdo quien nos trajo aquí?. - Le respondí a mi compañero. - La trampa podía ser para nosotros. Creo que deberíamos de actuar con mucho cuidado.

Danaón pensó por un instante la sugerencia de Gaheris, respecto a una trampa montada para ellos. ''Puede ser ... pero ¿porqué? No tiene mucho sentido tendernos una trampa''
- Por supuesto, no lo descarto, pero no le veo la finalidad de una trampa para nosotros. Si quisiera capturarnos o eliminarnos, le han sobrado las oportunidades - razonó. Su mente estaba a mil, generando posibilidades, analizándolas, aún sin ser demasiado profundo.

- Por algún motivo, nos quiere vivos ... incluso sueltos. Tal vez seamos el cebo para atraer otros. Pero no podemos quedarnos quietos; de una manera u otra, tenemos que contactarnos con la Resistencia y advertirles. - Cada idea le llevaba a otra, parecía como si su cerebro no parase de concebir alternativas y detalles dentro de estas.

- Quizás no nos haya abandonado, solo nos está observando ... o nuestras ropas tienen algún sistema de seguimiento, a la espera que la llevemos hacia los grupos restantes. ¿Debemos cambiarnos? ¿Se le ocurre alguna manera de contactarlos sin revelar nuestra ubicación ni la de ellos?

''Me preocupa menos mi seguridad personal que la posibilidad de poner en peligro un grupo de guerrilleros desconocidos'' La idea lo sorprendió, pero, de pronto, lo comprendió: ''Así nació el Ha'La'Tha ... esta son nuestras raíces''

Aquella nave claustrofóbica, que ni siquiera sabían pilotar, les estaba volviendo paranoicos. Decidieron desnudarse y revisar sus ropas, buscando posibles localizadores.

No encontraron dispositivos de seguimiento en sus propias ropas, ¿pero porque no existían o porque no habían buscado lo suficientemente bien? Tal vez lo más precavido era ponerse otra ropa igualmente. Había dos trajes espaciales, muy incómodos para desplazarse por la superficie de un planeta con gravedad normal como Tauron. También había un par de monos de mantenimiento de la base lunar Teselos, que les darían aspecto de mecánicos.

¿Pero y si el plan de Boomer era exactamente ese? Puede que, preveyendo que se cambiarían las ropas, los localizadores estuviesen en los trajes espaciales, o en los monos. O en ambos. Registraron también el resto de prendas, y no encontraron nada. ¿Pero y las inyecciones antiradiación? ¿Podrían tener un isótopo que los hiciese localizables? O quizás contuviesen veneno...

Gaheris pudo comprobar de soslayo los numerosos tatuajes tauranos que el cometierra tenía en su piel. ¿Podía confiar en un perro de la Ha'la'tha? El Olympic Carrier ni siquiera estaba haciendo una ruta que incluyese Tauron, ¿qué hacía Danaón en ese vuelo? Y era muy sospechoso que lograse controlar el virus informático cylon, tal vez lo había programado el mismo Káleros y lo sabía desconectar desde el principio.

Danaón pensó que los cylons no necesitarían poner ningún dispositivo localizador: bastaba con poner al incauto informático al lado de un chico blanquito simpatizante de los cylons. Káleros aún recordaba el modo sospechoso en los que las dos bengalas disparadas por Gaheris no alcanzaban a las cafeteras objetivo... Claro que el Sargento Kanos también intentó matar a los cylons en la base lunar Teseo, cuando lanzó el explosivo que... que en lugar de colarse por la trampilla abierta, casi le mata.

- Sargento, debemos tomar una decisión y, lamentablemente, se trata de una decisión militar - Danaón no es que quisiera evitar la responsabilidad, pero siempre tenía presente su carencia de entrenamiento; su función en el Ha'La'Tha era técnica. - Podemos acercarnos a la estación y contactar a Biers, incluso alertarla de la presencia de traidores. O podemos ir directamente al Luxor.

- Se me ocurre que, en ambos casos, si nosotros hemos captado la transmisión, los cylones también deben haberlo hecho. La estación puede ser más importante en términos estratégicos - aislar los diferentes módulos, impedir la comunicación entre las distintas máquinas virtuales, era vital en cualquier ciberataque ''Debe ser similar en un combate físico'' razonó el taurino - pero el estadio puede encontrarse comprometido y requerir un aviso con urgencia.

El radar solo detectaba los volúmenes de las edificiaciones más altas. Todo lo demás estaba detrás de la muralla exterior. Pero tenían algo mejor que el D.R.A.D.I.S. para trazar rutas por la ciudad: tenían a un maldito cometierra. Danaón conocía Hypatia, más por haber jugado en sus calles de niño que como informático. Una vez que Gaheris se decantó por el destino, el estadio de Luxor, Danaón estimó conveniente rodear la ciudad por fuera de sus muros, y así evitar el callejeo de los puntos ciegos, los francotiradores y las emboscadas. Sí, estaban paranoicos.

Vagaron entre la polvareda desértica, con el cuello de la camiseta subida hasta tapar la nariz para evitar que la arena que transportaba el viento se cebase con sus vías respiratorias. Cuando al fin se colaron por el burladero y se internaron en las calles, se encontraron con que no había cadáveres. Las cabezas nucleares de los cylons respetaron las estructuras, pero el calor de la detonación debería haber dejado cuerpos. Era como si alguien se hubiera dedicado a retirar a las víctimas durante las primeras horas tras el ataque.

A lo lejos, sobre los tejados, se veía la cúpula del estadio. Solo faltaba media hora andando para llegar, aunque podían "coger prestado" uno de los muchos coches que había en la calle.

¡Crash!

El ruido venía de una de las viviendas, en una ventana de un tercer piso. Pero dado el intrincado y laberíntico diseño de Hypatia, la entrada al bloque de edificios iba a ser complicada de encontrar. La manera más fácil de comprobar el origen del ruido era por la escalera contraincendios del lateral de la fachada. Claro que también podían ignorarlo y tratar de apurar el paso para salir de aquel vecindario y sus peligros.