Partida Rol por web

Aquel hombre te puso de los nervios, estaba todo el tiempo apuntandote con su arma. Como si la situación no fuera ya lo bastante desesperante.

Aprovechaste la escasa visibilidad que teníais el uno del otro por la niebla del lugar, para alejarte de él lo más rapidamente posible, y si fuese posible además, no volver a verle en tu vida.

Debías encontrar algun lugar donde descansar y pedir ayuda, y tenías la esperanza de que la hospitalidad de sus propietarios fuera mayor que la de aquel desconocido.

Mientras sigo buscando, si pasa el tiempo y no encuentro nada, llamo a la puerta en algunas casas.

Avanzando por el medio de aquella calle, comienzas a ver algo que te llama la atención.

Ves un rastro de lo que parece ser sangre seca en el suelo. El rastro, que proviene de una pequeña cafeteria llamada "Tinells", cuya puerta está abierta, se detiene en mitad de la calle. Junto con el rastro puedes observar restos de visceras.

Todo en este pueblo te estaba resultando extramadamente raro.

Me paro en seco, miro la sangre -¿Pero que...?- se me corta la respiración cuando veo las vísceras y no acabo la frase. Me acerco muy despacio intentando no hacer nada de ruido para echar un ojo al interior de la cafetería a través de la ventana

Por la ventana no puedes ver gran cosa, pero la puerta está abierta de par en par, así que puedes ver claramente desde la entrada el interior.

Una gran cristalera detrás de la barra está destrozada y los cristales están esparcidos por casi todo el suelo de aquella cafeteria. Excepto por eso, el resto en la cafeteria estaba todo en orden. Tenía varias mesas, tazas, platos y restos de comida podrida.

La cafeteria tenía un pequeño pasillo por el que se accedia a la zona de los trabajadores, que daba a la cocina y seguia hacia delante, pero ya no podías ver más desde tu posición.

Algo te llamó la atención cuando viste a un joven salir de la cocina, y avanzando por aquel pasillo lentamente hasta que lo perdiste de vista. El joven parecia no haberse dado cuenta de tu presencia.

Me quedo un momento en el marco de la puerta, contengo el aliento, doy un paso y entro a la cafetería. Avanzo hacia el pasillo por donde se fue el joven, intentando hacer el mínimo ruido posible.

Caminas con cautela hasta el principio de aquel estrecho pasillo, y compruebas como el joven sube por las únicas escaleras que hay hasta la planta superior.

Parece ser que todavia no se ha dado cuenta de que le estás observando.

Hecho una ojeada al pasar por la cocina, sin entrar, desde fuera.