Partida Rol por web

No sabías si esto que te estaba sucediendo era una broma de mal gusto o no... Aquella llamada te citaba en "Silent Hill", pero de hecho, ese lugar parecía no existir.

Pese a tu incredulidad, algo en tu interior te decía que allí encontrarías algo que merecería la pena y le devolviera el sentido a tu vida.

Así que usaste todas tus "habilidades" adquiridas a lo largo de los años, de las cuales no te enorgulleces pero tampoco niegas que te vengan de perlas de vez en cuando, para encontrar información acerca de ese lugar.

Resulta que dejó de aparecer en los mapas porque ocurrió algo en el pueblo, nadie sabe con exactitud qué fue, pero el hecho es que en la actualidad es lo que se conoce como un pueblo fantasma.

Multitud de rumores escuchaste acerca de aquel lugar... Unos decían que estaba embrujado, otros que ni siquiera existía el lugar y es solo un cuento para asustar a los niños.

Sin importar lo que te dijeran, cogiste el primer autobús con la parada más cercana al lugar donde se suponía que estaba el pueblo, y tras cruzar un espeso bosque y subir una empinada pendiente, llegaste cansada hasta un cartel que decía "Bienvenidos de Silent Hill".

En el camino te topaste con una valla de contención y un cartel de prohibido el paso, pero eso nunca fue para tí un impedimento.

Sin darte cuenta, una densa niebla cubrió todo a tu alrededor. Todo estaba en silencio, pero algo te llamaba la atención: En el suelo habia pequeñas gotas de sange que parecían recientes, y cuya dirección te adentraba al pueblo...

La llamada de mi nuevo cliente "incauto" me había citado en un tal "Silent Hill" pero por más que miraba en los mapas para llegar, el maldito pueblo no aparecía, "pueblo embrujado" le llamaban... <menuda tontería> pensé así que, sin más miramientos me había vestido con la única ropa que me quedaba limpia (vaquero negro ajustado, botines hasta el tobillo negros de tacón grueso, una camiseta de asillas negra y, como no, mis guantes negros hasta el codo), había sujetado mi liso cabello en una coleta alta y me había asegurado de llevar oculta en la bota mi útil navaja 

por si las cosas se ponían feas. Había cogido mi pequeña mochila y había metido solamente algo de agua y algo para picar.

Había cogido el primer autobús que pasó y al bajar de él caminé con cierta desgana por el camino hasta que me topé con una valla de contención y un cartel de prohibido el paso.

De repente una densa niebla me había rodeado, e instintivamente miré a mi espalda, di un par de vueltas sobre mi misma sujetando con fuerza las asas de mi mochila. Un desesperante silencio reinaba y me puse muy nerviosa. Entonces miré al suelo y unas pequeñas manchas rojizas llamaron mi atención. Me acerqué y me agaché doblando las rodillas, con el dedo índice toqué aquellas gotas... era sangre. Rápidamente limpié mi mano en el vaquero y me puse en pie. <Sangre...parece reciente... alguien está herido...> después de un rato dudando decidí seguir las gotas de sangre <total...tendré que entrar al pueblo de todas formas...> Me acerco a la valla y trepo por ella para pasar al otro lado.

Las gotas de sangre guiaban tus pasos. Se hacían más distantes, y cada vez te era más difícil seguir la pista de esa sangre, pero de repente viste a lo lejos, en la calle principal del pueblo, a un hombre que asustado tiró su móvil al suelo.