- Conviértete, Bloodie... Conviértete o muere...
- ... mano derecha. Si insistes en tu silencio, lo siguiente será tu pierna, por encima de la rodilla, ¿me has entendido?
Vuelve a dejar el hierro en el brasero, y se acerca, agarrándote la cara con fuerza, clavando sus dedos en tu mejilla quemada hasta arañar los dientes.
- ¿Me has entendido, escoria? Ahora, confiesa: ¿Quién te pagó para matar al Rey?
Escupo al suelo, este hombre o era tonto o no lo entendía. Tendría que inventarme algo para poder salir, seria estúpido intentar decir de nuevo la verdad así que habría que… darle lo que quiere simplemente.
De verdad no se como se llama solo me fije en su anillo, cuando saco la mano de la túnica que le cubría entero. Incluso llevaba capucha, no vi su cara. – dije volviendo a escupir, me dolía muchísimo el rostro y temia por mi ojo. Me caían lagrimas como ríos.
El Capa Blanca levanta el hierro hasta tu ojo, manteniéndolo tan cerca que se te queman las pestañas y puedes ver el intenso brillo incluso a través del párpado.
- ¿Qué escudo mostraba el anillo?
Vi que le despertó interés, tenia que ser algo que pudiera ser usado en mi favor. Algo que el rey sospechara ya. Podría usar como baza… el sabe que venia de Ciudades Libres…
Era un dragón… - dije sabiendo que eso le valdría, ahora tenia que saber si me soltaría o me mataría… La perspectiva me inquietaba, pero dar lo que quería oír tu interrogador solía ayudar. – Es todo lo que se, no se nada mas – que era cierto, pues todo era un cuento.
Tirada: 1d20(+3)
Motivo: Mentirrrrr
Dificultad: 16+
Resultado: 9(+3)=12 (Fracaso)
Sólo existe el dolor. El ojo explota cuando el líquido hierve y tu cráneo grita cuando el hierro lo araña al clavarse en el fondo de la cuenta ahora vacía. Tratas de morir. Tratas de golpearte la cabeza, de perder el conocimiento, de lo que sea para no tener que soportar el dolor inconmensurable del hierro ardiente en tu ojo.
Y entre tus gritos, la voz resuena en tu cabeza:
- Dilo, Alexander Bloodie. Dilo y vivirás. Reconoce tu destino y vivirás. Abraza la llama y vivirás.
Jadeaba, apenas oía ya. Solo oía los retumbos de mi pulso. Y el dolor… era inimaginable, nunca antes había sentido algo así. Tenia cicatrices, la había perdido a ella.. Pero este dolor físico era demasiado. Que podía decirle? No se me ocurría nada mas…
Quieres la verdad joder? – dije con un siseo de voz, no podía hablar bien, aun me dolia, no conseguía desmayarme aunque ese fuera mi deseo – Yo no he venido aquí a matar la rey, buscaba trabajo de asesino. Escape de una maldita bruja que me quemo en el pecho el símbolo que ves. Escape por miedo a lo que podía pasarme. Y busque trabajo aquí… Y me encontré en el almacén ese, engañado por el jodido guardia – se me nublaba la vista aun sentía el ardor. Aunque quedaba poco con lo que sentir.
El Capa Blanca levanta el hierro de nuevo. Su mirada te atraviesa un segundo antes de que, en un rápido gesto, te golpee en la sien con el hierro.
La negrura te rodea, por fin.
El dolor es lo primero que te despierta. Seguido por la sensación de humedad en tu rostro y en tu mano herida, que hace que la herida lata con fuerza.
Luego, el olor a orina y basura y mierda.
No tardas en darte cuenta de que te han dejado tirado en un albañal.
El sol se pone sobre los tejados del Lecho de Pulgas.
Me sentía cansado, dolido. La verdad nunca me había sentido así antes. No sabia que hacer, pero no tenia fuerzas para anda, me ardía el ojo. O mejor dicho su ausencia. Lentamente me dirigí hacia mi humilde morada para lamerme las heridas. Era lo que necesitaba en este momento. No se si tendría suficiente dinero para pagar un medico, peor igualmente tenia que ir a dormir. No me podía apenas mantener en pie.
A partir de ahora estas tuerto. Concretamente ojo derecho para ser creativos. Eso te provoca un -4 a todo lo que tenga que ver con la vista
Ponte
pero estos note los puedes gastar te los has ganado.
El jergón de la paupérrima posada es apenas un montón de paja podrida con un cobertor que huele a orín y a moho, pero al cuarto es todo lo privado que puede ser una habitación sin pestillo ni cerradura, apenas medio palmo más ancha que la cama.
El dolor es terrible, late al ritmo de tu corazón, te llena la cabeza de destellos imposibles y colores cargados de dolor.
en tu delirio, sueñas con una hoguera, con una llama verde danzando sobre un lago azul de fuego, con una voz sedosa que te susurra al oído:
- Idiotaaaaa...
Tirada de Constitución, CD20
Tirada: 1d20(+4)
Motivo: COnsti
Dificultad: 20+
Resultado: 9(+4)=13 (Fracaso)
Seccion normas
Cita:
EL sueño era poco agradable y deseaba que acabase, pero no se por que no podía despertarme. Era uno de esos que estas medio consiente y quieres que pare. Con una clara definición... Pesadilla.
Las sábanas se empapan de sudor y sangre. No, no son las sábanas, es tu ropa. Los restos de tu ropa. En un momento dado te parece ver un enorme ojo marrón que te mira. Luego llueve. Apesta.
Dolor. Calor. Un frío abrasador.
- Búscame, Bloodie. Búscame y comienza a andar el camino...
Tirada: 1d8
Motivo: Avance de la Infección
Resultado: 5
Quítate 5 puntos de golpe.
Tirada de CONTITUCIÓN, CD 15
Me dolía todo el cuerpo, pero no es lo que me preocupaba. Ahora veía menos, ahora seria menos eficaz. No sabia que es lo que me había llevado hasta tal extremo, pero supongo que era esa mujer. Algo tenia que ver con ella. Tenia que ver cuanto dinero tenia aun, y a donde podía ir para que me curasen las heridas Me senté sobre la cama. Y alargue la mano bajo el colchón a ver si me quedaba algo.
Tirada: 1d20(+4)
Motivo: const
Dificultad: 15+
Resultado: 19(+4)=23 (Exito)
Te juro, que no me salio el mensaje, si no me da por revisar ni me doy cuenta.
Aún queda algo de dinero. Alguien te ha untado un ungüento en las heridas. Y ahora vistes un pantalón raído y una camisa sucia demasiado grande.
No hay rastro de tus botas ni de tus armas. Deben habértelas robado.
Estaba hecho un asco y ahora encima esto, sin armas no podía hacer mucho. Por otro lado no estaba en condiciones de empuñarlas. Luego podría robar algunas si las precisaba ahora lo importante era ir a ver a un curandero. Como había conservado algo de dinero. Trate de recordar donde había visto el cartel de un matasanos. Y me dirigí ahí.
Tras arrastrarte por los callejones del Lecho, alcanzaste por fin el tugurio que hacía las veces de tienda del Sanador. Nadie conocía su nombre, sólo que se hacía llamar Sanador, y que lucía una cadena de eslabones de muchos metales sobre su túnica raída. Todos eran falsos, claro, pero...
El hombre comía sopa en un tazón cuando entraste. El sótano estaba abarrotado y sucio, y olía a orín y vómito. O quizás era la sopa.
- ¿Qué?