En medio de la noche tiene lugar un encuentro.
Por la ventana se cuela lenta pero inexorable una pálida niebla, densa y acogedora.
-Diego de Narváez- susurra una voz.
-Hombre letrado y de valentía contrastada, hete aquí, encerrado en este villorrio dejado de la mano de Dios y del Diablo, olvidado por todos. Mirad a vuestro alrededor y ved: putas, mendigos, labriegos... ¡Ratas todos ellos! Y vos entre todos ellos- la voz se alza enchida de pasión.
-Buen Diego, habeis llamado poderosamente la atención de ésta hermandad lupína, pues en estas horas aciagas, en las que las fauces de la bestia se cierran sin compasión sobre la débil garganta de un pueblo condenado a la destrucción, os alzais entre los corderos, víctimas de un holocausto del que no escapará ninguno-
-Así pues, yo os ofrezco: Tomad mi mano y recorred junto a nosotros vuestros hermanos, el camino que nos llevará a la gloria. Pues con vuestra inteligencia y bravura la victoria está asegurada-.
Ahora la voz se tornó seria y determinada, como si leyese las frases en el libro del Destíno.
-Elegid noble Diego, abrid los ojos y observad el brillo de la luna como nunca soñasteis verlo, o permaneced con los parpados cerrados esperando el momento en el que vuestra carne mortal pase a alimentar el hambre lobuna o el odio de un pueblo que pronto perecerá-.
Las últimas palabras se van desvaneciendo mientras la niebla se retira, dejando al dramaturgo en la soledad de su alcoba, a las puertas de un nuevo poder que le espera al otro lado del velo de la noche.
El Infecto Jefe de los Lobos te ha hecho una oferta.
Si aceptas, intercambiarás la carta que te hubiera tocado por la de Lobo y jugarás como tal a partir de entonces.
Puedes rehusar a hacerlo y serás consciente de esta conversación mientras sigues jugando con tu carta asignada.
-Adela Lastra, has sido elegida por esta hermandad para formar parte de ella. Unete a nosotros y descubre bajo una nueva luz, la verdad que te rodea-.
El Infecto Jefe de los Lobos te ha hecho una oferta.
Si aceptas, intercambiarás la carta que te hubiera tocado por la de Lobo y jugarás como tal a partir de entonces.
Puedes rehusar a hacerlo y serás consciente de esta conversación mientras sigues jugando con tu carta asignada.
No tengo nada que perder! Me paso al lado oscuro.
Adela no podía atribuir a los efectos del alcohol ni a su estrambótica personalidad el aceptar aquella oferta.
Sabía lo que estaba en juego y aún así, consciente de que aquel Jefe Infecto de los Lobos le transformaría en una criatura no humana, aceptó beber de su sangre.
En un mundo donde se le había apartado tantas veces, donde nunca tomaban en serio su papel al ser mujer de ideas extrañas y sobre todo, en un pueblo donde los hombres mataban a los hombres. ¿Qué había de malo en aceptar ser parte de algo distinto? En lobo y no en oveja. Eso seré.
Eso mismo se dijo mientras en la noche, Adela Lastra se convertía para siempre en un lobo...
Pasamos a la escena de los Lobos
Tengo una duda que prefiero preguntar por aquí porque ya no me fío de mi teléfono. La vidente, la noche que me tentaron los lobos, ¿consultó la carta de alguien antes o después que me tentaran?