Por su parte, el joven forense no podía encontrarse más shockeado por todo lo que estaba ocurriendo. Aquella pelea entre los intereses de Maxwell e Ichida y el control que el obispo ejercía sobre Tenko (y aparentemente sobre él también) eran suficientes para que Miko tuviese mil teorías en la cabeza. Pero lo único que le quedaba claro era que tenía que averiguar que era lo que iba a hacer Maxwell en aquella sala.
Titubeante y con el corazón en la mano, Togosaki sigue a sus dos compañeros a la Sala de Operaciones. Con la esperanza de que sus acciones se viesen justificadas e Ichida no tuviese razón. De ser Maxwell la mente maestra detrás de todo aquello... realmente Miko no sabía como seguir luego de semejante traición por parte de una persona a la que consideraba su amigo.
Ya que a pesar de ser considerado un "débil analítico", Togosaki pensaba tanto de Maxwell. Tanto.
Voy a la Sala de Ordenadores.
Tras poder continuar trabajando con la llave, esta muchacha logró dar por finalizado el trabajo en un tiempo record, tan solo pasarían apenas cinco minutos hasta que tuvo la llave perfecta para hacer el trabajo. Al parecer el discurso de Enrico Maxwell la había motivado, o quizás fuera su curiosidad o el instinto de supervivencia. Sea como sea, ya lo terminó.
Y ahora se dirigía hacia la sala cerrada.
Entrando en el Taller de Robótica lo primero que Hikari Namine vio fue la mesa en donde un difunto Daichi se encontraba ensartado por un arpón, con la manta levantada y con un ojo arrancado, probablemente a causa de una mutilación a posteriori por parte de alguno de sus compañeros.
Ding, dong, diiing...
Monokuma:
¡Un cadáver ha sido descubierto! ¡Después de un cierto período de tiempo, el cual podéis usar como más os guste, empezará el juicio escolar!
Escucháis el anuncio de Monokuma proyectado atrás de tu espalda y no puedes evitar dar un brinco de estupefacción.