- Eres un zalamero. – Dijo el vigilante mientras se acercaba a Shalt mirándolo con su único ojo como escrutando la mentira en su mirada. – No me gustan tus métodos y no me gustan tus mentiras.
Voran Tak no era un hombre fácil de embaucar. Aunque no lo conocían, se trataba de uno de los vigilantes más audaces e intuitivos que habían pasado por el cuerpo. Lo cierto era que le perdían sus formas y quizás por ello no había logrado ascender más allá que a oficial de patrulla. No obstante, su presencia inspiraba respeto o más bien temor, pues un aura de peligro parecía envolverle.
- No tengo compasión con estas ratas. – Dijo refiriéndose a los drow. – No me juntaré con ninguna de ellas por muy buenas que sean rastreando. ¿Te dejarías liderar por una comadreja? ¡Son traidores, no te fíes de ellos!
Rahill y Rannarg habían engrilletado al drow y se encontraba en esos momentos inmovilizado en el suelo y con la roduilla de Rahill sobre el cuello. Era evidente que no se fiaban de él pese a no poder usar las manos y estando malherido.
No obstante, Rannarg dejó al elfo oscuro a cargo de su compañero adelantándose hasta la posición de su compañero y superior, quien se encontraba parlamentando con el guardia de Nav Hidad. No fue hasta que Voran Tak vertió sus advertencias, que más bien sonaron como amenazas, cuando se decidió a abrir la boca.
- Voran… - Intervino Rannarg. – Es cierto que de las palabras de nuestro amigo se denotan ciertas incoherencias, pero… - Se lo pensó dos veces antes de hablar. - …¿No podemos dejarlo estar por esta vez? – Se atrevió a soltarlo.
- ¿Dejarlo pasar? - Voran giró la cabeza mirando a Rannarg con dureza. - Seguramente han sido ellos mismos los que la han liberado. ¿No has escuchado las contradicciones? Uno dice que les estaba ayudando a rastrear y el otro que salió de la maleza para ayudarles en el combate...
Voran suspiró a la vez que negaba con la cabeza. Entonces volvió a encarar a Shalt y posó su mano sobre el hombro de este. Durante unos segundos le aguantó la mirada y el shaltiano no apartó la vista aunque ganas no le faltaron de hacerlo.
- Me caes simpático shaltiano. - Dijo al fin el oficial de vigilantes. - Por eso y porque creo que tus intenciones son buenas, no te llevaré ante la justicia. - Afirmó con la cabeza. - Te diré lo que haremos. Vamos a llevarnos al elfo oscuro detenido de nuevo a Nav Hidad y la bruja vendrá con nosotros. Una vez allí pondremos bajo custodia a los elfos oscuros. Tu jefe se encargará de la vigilancia y alguno de nosotros supervisará para que no ocurra lo que ya pasó antes. Después debatiremos que hacer para encontrar a la niña. Al fin y al cabo tendremos que enviar a alguien a la capital para que traigan un transporte seguro para los elfos oscuros. Eso nos da tiempo para investigar algo más. ¿Qué te parece?
Era bastante notorio que el vigilante había supuesto que el humano era el superior de los tres miembros de la guardia de Nav Hidad. No era nada personal, pero por aquellas tierras solía ser así. Los humanos solían ostentar los cargos de mando por encima de miembros de otras razas. Más por el mayor número de miembros de la raza humana que por sus méritos, aunque lo cierto era que no dejaba de ser una descortesía para con Dragor y Roht.
Equipo de Menexes (Roht lo registra):
Camisonte de mallas de mithril
Estoque
Espada corta
Ballesta pesada
Equipo supervivencia (manta, raciones viaje, petate, chispa y pedernal...)
Equipo Seljka (Rahill lo registra):
Armadura completa
Espadón
Amuleto
Ballesta pesada
Equipo supervivencia (manta, raciones viaje, petate, chispa y pedernal...)
No podéis determinar si alguno de los objetos es mágico o no.
Mientras comprobaba el equipo que habían requisado de aquellos drows, Roht guardó a buen recaudo todo lo que encontró. No en vano, era el más fuerte y el que tenía mejores espaldas para llevar todo aquel peso. Ya iba bastante lento y torpe por la acción de su armadura completa, así que todo aquello no le supondría mayor dificultad. Llegado el momento lo entregarían en el pueblo y cualquiera del grupo que necesitase algo podría agenciárselo para si mismo.
- Muy bien, si alguien necesita algo de utilidad que lo coja. Lo demás lo requisaremos y ya veremos si lo vendemos o lo que hacemos... Ahora debemos proseguir. ¿Queréis que llevemos a estos drow al pueblo y encerrarlos? ¿Queréis interrogarlos? - Preguntó el imponente Martillo Invencible.