INFORME DEL FORENSE
Fallecida: Ethel Goodson
Edad: 35 años
Sexo: Mujer
Profesión: Ama de casa
Familiares cercanos: Dwight Goodson (marido), Rudolph "Rudy" Goodson (hijo)
Hora de la muerte: Entre las 13 y las 13:30 horas. Imposible precisar más. Entre su desaparición a las 13 horas de la casa del fallecido Ennis hasta que se encontró su cuerpo a las 13:30 horas.
Lugar de los hechos: Cementerio de Runville, en la zona donde se encuentra la tumba recién cubierta de Henry Ennis y sus familiares muertos, su esposa Nicole y su hija Sophia.
Causa de la muerte: Puñalada en el pecho. Herida mortal de necesidad. La víctima no opuso resistencia alguna.
Circunstancias adicionales: Encontrada fotografía de la familia de Ennis en la mano de la fallecida. Parte de la fotografía ha sido arrancada de cuajo, lo que se conserva estaba aprisionado en la mano de la difunta. A su vez se ha encontrado un paño ensangrentado con el que se limpió el cuchillo, puñal o daga con el que se perpetró el crimen. El arma en sí no ha sido localizada ni en el cementerio ni en los alrededores.
Al igual que Gallagher había tomado el despacho de Ennis como estancia en la que interrogar a los vecinos y el subordinado Dos Passos había hecho lo propio con la pequeña cocina, Talbott se había reservado la sala de estar, la más grande de la planta baja, de cara a ejercer su inquisitoria tarea.
Allí fue donde te hicieron pasar. Solemnemente, Talbott te indicó que te sentaras al otro lado de la mesa que habían vuelto a colocar en el centro de la estancia. Te indicó que te relajaras y pusieras cómoda y te sirvió un refresco de una caja que había secuestrado de las varias que aún quedaban en la sala de estar a causa del funeral.
Antes de comenzar, y con cierto nerviosismo evidente por el temblequeo de las manos, comenzó a hablar con una voz que, curiosamente, sonó firme, absolutamente profesional. No esperabas menos del jefe de policía, aunque por desgracia parecía más turbado de lo que habrías esperado. A fin de cuentas, no era a una desconocida a quien habían asesinado, sino prácticamente a una amiga. En un pueblo pequeño todo el mundo se conoce, y particularmente Talbott era uno de los hombres más sociables de aquel intento de villa que era Runville.
-Siento las molestias que este interrogatorio pueda causarte, y espero que comprendas que no tiene nada que ver con una sospecha patente, ya que vamos a interrogar a todos por igual, ¿de acuerdo?
Esperó unos segundos antes de proseguir, mientras leía en silencio un papel que le habían entregado pocos minutos antes. Estaba mansucrito, con una letra inclinada, picuda, muy carismática, que emanaba seguridad. Eran las primeras impresiones del forense Chapman.
-Antes de nada, lo primero sería preguntarte dónde te encontrabas entre las 13 y las 13:30 horas, es decir, desde el momento en que Ethel Goodson abandonó la casa Ennis hasta que la maestra Katharina Smith dio la voz de alarma y sufrió el infarto ante la casa. Si estuviste con alguien durante ese tiempo, alguien que pueda confirmar la historia, tanto mejor. Yo mismo puedo certificar que a ratos te vi perfectamente en la casa, pero necesito datos un poco más concretos.
Partes de la casa a las que teníais acceso:
-Sala de música: donde reposaba el féretro de Ennis
-Sala de estar: donde se servían bebidas y pululaban los invitados a placer. Se accede por ella a la sala de música.
-Corredor de entrada y baño: Pues eso, el pasillo por el que se entraba a la casa y por donde se iba al resto de dependencias abiertas al público.
-Comedor: donde los invitados se reunían para sentarse a picotear algo.
-Patio trasero: Se accede desde la sala de música. Jardín trasero, no cerrado al público.
-Porche de la entrada: Por donde se entraba a la casa, amplio espacio sin vallar.
La joven dudó un momento antes de contestar.
- Lo cierto es que Toby había estado bastante pegajoso todo el día, así que deje la sala de estar cuando se despistó un momento. Me escapé al comedor y allí estaba con Vivien Hayworth cuando aparecieron Georgette y el doctor Ettringer preguntando por Ethel. Parece que Dwight estaba borracho en el patio.-
Alice se mordisqueó una uña pensativa.
- Mmmmm…creo que dijeron que Ambler y la posadera estaban con el. Despues apareció Toby que al momento se apuntó a la búsqueda y salió al exterior. Yo pensé que quizá estaría otra vez llorando en el tocador, así que allí fui a buscarla. No estaba especialmente preocupada, no creí que pasase nada grave, así que aproveche a limpiar una mancha de salsa que tenía en la falda. Al salir todo el mundo estaba inquieto buscándola pero no aparecía, y ahí fue cuando me asusté. Entonces oímos los gritos de Katharina.-
Talbott te sonríe, tranquilizador.
-No te alarmes, Alice, ni lo más mínimo. Más o menos te he tenido fichada durante toda la jornada deambulando de un lado para otro. Eres una de nuestras "celebridades", y tu presencia no ha pasado desapercibida.
Te sonríe conciliador antes de ponerse serio otra vez.
-De todos modos, es evidente que tenemos que comprobar las coartadas de todos y cada uno de los presentes. No hacerlo sería una conducta negligente. Por eso debo hacerte un par de preguntas sobre el caso.
Maurice leyó un par de líneas de la hoja manuscrita que le había pasado uno de los ayudantes del forense.
-Se han llevado a Ethel a la morgue. No tenemos datos concluyentes, pero aún así, hay un par de detalles que no debemos dejar de investigar. Ethel Goodson tenía algo en la mano, una foto que le fue arrancada de los dedos. Era una foto de la familia Ennis al completo: Henry, su fallecida esposa Nicole, y sus hijas Lucinda y... Sofía.
Se quedó esperando por tu reacción a la mención de los familiares Ennis.
-Digamos que estoy tratando de enfocar esto de una forma ligeramente diferente de lo habitual. Este es un crimen en un pueblo pequeño, de una vecina conocida por todas. Bien, pues yo quiero conocer la opinión de los vecinos. ¿Qué crees que hacía Ethel Goodson en la tumba de Ennis, a solas, y con una fotografía de la familia del difunto?
Alice arqueó una ceja
-¿Henry tuvo otra hija? No tenía ni idea. Mi padre nunca me habló de ello.-
Dio un suave mordisquito a la uña del pulgar
-En el cementerio mencionaste que este era el caso más peliagudo desde el de Sofía, ¿te referías a la otra hija de Ennis? ¿Qué le pasó?-
Se inclinó hacia adelante mirando fijamente al policía con sus grandes ojos oscuros. Después le dedicó una adorable sonrisa.
-Te diré lo que pienso pero tal vez no te guste. Henry era un gran hombre, pero un hombre a pesar de todo. Y llevaba mucho tiempo solo. Cualquier mujer, y sobre todo una con un marido borracho estaría mas que dispuesta a tener un affaire con alguien tan interesante como él. Un viudo rico y con un corazón de oro. Y si tenían una aventura eso explicaría el que ella tuviera una foto de él.-
-Comprendo tu punto de vista. Es más, yo me siento inclinado a pensar lo mismo sobre las atenciones sentimentales de Ethel...
Por unos instantes se quedó pensativo, como si no supiera si hablar o no. Inconscientemente, se mordisqueó la uña del dedo índice de la mano derecha mientras se comía la cabeza en un silencio sepulcral.
-Alice, no sé si debería...
Parecía reacio a ello, pero aún así, al final pareció tomar una decisión.
-Muy bien, te lo contaré, pero no ahora. Lo de Sofía, quiero decir. Es algo... Debo repasar mis notas antes de atreverme a pensar siquiera que...
Resultaba absolutamente desconcertante presenciar el estado de agitación y confusión en que se hallaba Talbott. Parecía tener un millar de cosas en mente, de no ser capaz a aclarar sus ideas.
-Sofia Ennis murió. Hace muchos años. Y fue... No era más que una chiquilla, la hermana gemela de Lucinda. Pero su muerte no puede tener nada que ver con lo que nos concierne ahora. Lo que me interesa ahora es averiguar quién podía desear la muerte de Ethel, y solamente se me ocurren dos casos: un marido celoso de las atenciones de Ethel para con Ennis, o una mujer celosa de las atenciones de Henry Ennis para con Ethel Goodson. Porque seamos sinceros, Ethel era una mujer maravillosa. Nadie podría albergar sentimiento de rencor alguno hacia ella de no ser por celos o algo de ese calibre.
¿O acaso tenía algo que ocultar en su vida? ¡Ah! ¡Lo que daría por poder leer la mente de algunos de los vecinos del pueblo! Aunque bien pensado, ¿quién podría llevar una doble vida aquí? ¡Si uno no puede toser sin que se entere el vecino! No, Talbott, descarta tal hipótesis.
-Bueno, Alice, ya te he dado bastante la lata por hoy. Debo interrogar ahora a Lois Drumm, la tabernera, que lleva esperando eones en el rellano. Espero no haberte alarmado con mi interrogatorio y deseo que te vayas a casa y te tomes una buena taza de té antes de acostarte. Templará los nervios de la jornada, aunque has demostrado que los tuyos son de acero, sin duda.
Te palmea la espalda mientras te acompaña a la puerta, en donde te ayuda a ponerte tu abrigo y tu sombrero con la gentileza habitual de un caballero a la antigua usanza.
-Descansa. Mañana te aguarda una dura jornada de trabajo. Reposa y olvida todo esto. Será lo mejor.
Si quieres decirle algo más, es el momento.
Si no quieres decirle nada más y quieres ir a casa, indícamelo en tu post.
Si tienes pensado hacer algo antes de que acabe la jornada en la partida, coméntamelo para preparar el escenario apropiado.
Pero sea lo que sea que quisiera hacer tu pj, hazme una tiradita de SUERTE.
Alice rumió las últimas palabras del policía mientras la ayudaba a ponerse el abrigo. Antes de salir se giró hacia Maurice.
- Yo no creo que Dwight lo hiciera, estaba demasiado borracho...supongo que eso nos deja solo con su segunda opción.-
Salió pensativa mordisqueandose el labio inferior.
Una mujer...el asesino debía ser una mujer.
Motivo: Suerte
Tirada: 1d100
Dificultad: 65-
Resultado: 33 (Exito)
A la salida ves a Lois Drumm mordiéndose las uñas con avidez. Se ve que está ostensiblemente nerviosa. MUY nerviosa. Al pasar a su lado, te coge del brazo y tira de él para llamar tu atención.
-Es terrible... Terrible... ¿Fue muy duro el interrogatorio? ¿Te preguntaron solo por Ethel o por...?
De pronto se queda callada sin agregar nada más. Daba la impresión de que había contenido su lengua antes de completar una frase que, en realidad, no quería decir. Talbott la llama desde el interior de la sala, y Lois avanza cautelosamente hacia él.
-Es terrible- vuelve a repetir- Y Dwight todo el tiempo borracho... Lo que estará pensando Talbott ahora...
Se adentra en la sala y Maurice cierra la puerta para comenzar con el interrogatorio, dejándote confusa sin poder preguntarle nada a la tabernera.
Cuando sales de la casa, en mitad de la noche, escuchas voces a tu espalda.
Bernadette Springer corre hacia ti -si es que a su lento y costoso caminar se le puede llamar correr, pero a su edad poco más puede hacer-. Al alcanzarte, la notas jadear.
-Joven Alice, ya sé que no hemos hablado mucho en el tiempo en que llevamos en el pueblo, y mira que llevamos tiempo siendo vecinas, pero... Acaba de interrogarme Dos Passos. Y mira, está oscureciendo. Con un asesino suelto por ahí, me preguntaba si no te parecería más seguro que, ya que nuestras casas quedan una frente a la otra, pudieramos bajar juntas... Ya sabes, por precaución.
La ama de casa y viuda te mira ansiosa, para luego desviar la vista hacia el exterior, hacia la penumbra reinante, con evidente temor.
- Si, será mucho mas prudente volver juntas. Todavía no acabo de creerme que esto este sucediendo. Aquí nunca había pasado nada parecido...bueno, excepto lo de Sofía.- Dijo Pensativa.
Al mencionar a Sofía, notas cómo Bernadette da un respingo, aunque se repone al instante del sobresalto.
-¡Sofía! ¡Que me aspen si...! Ha pasado tanto tiempo desde que alguien se atreviese a mencionar su nombre...
Comenzáis a deambular en dirección a vuestra casa, descenciendo por la colina que compone el pueblo de Runville. Bernadette no añade nada más a lo que acaba de decir, concentrándose en el curso de sus pensamientos. Parece estar rumiando los sucesos de todo el día, demasiado violentos y agitados para una mujer de su edad. Además, recuerdas que fue una de las personas que entró en pánico en la casa Ennis. Quizás eso explique por qué se encuentra tan azorada desde que te la encontraste. Para una mujer de supuestos nervios de acero y cierta elegancia como es Bernadette, el hecho de haber corrido llorando a lágrima viva y gritando como una posesa junto con los demás miembros del funeral no debe ser agradable de recordar.
Realiza una tirada de Descubrir.
Tirada oculta
Motivo: Descubrir
Tirada: 1d100
Dificultad: 55-
Resultado: 99 (Fracaso)
Por fin llegas a casa de Bernadette Springer. Las dos habéis permanecido mudas a lo largo de prácticamente todo el camino. No os une vínculo alguno, pero ciertamente os habéis sentido más tranquilas regresando juntas que de haberlo hecho por separado.
-Le agradezco mucho que me haya acompañado, señorita Whitman. De verdad que estoy aterrada por lo sucedido. La sola idea de que por estas tranquilas calles merodee un asesino suelto... ¡Me pone los pelos de punta!
Bernadette espera cordialmente por tu despedida, en el umbral de la puerta, antes de entrar. Te mira con cierto interés, como evaluando el vestido que llevas puesto así como los complementos, y por su expresión, parece satisfecha con tu elección. De boca de tu padre sabes que tu vecina fue una mujer bella y sofisticada en su juventud, quizás parecida a como eres tú misma, y aún hoy en día se permite cotejar los atavíos de las jóvenes del pueblo. Quizás es una de las pocas inquietudes o diversiones que aún mantiene una viuda sin mucha vida social ni grandes aficiones conocidas.
-Hasta que todo esto haya terminado, si se siente nerviosa aquí sola no dude en venir a verme. Tomaremos una taza de té y hablaremos. Buenas noches señora Springer.- Se despidió Alice.
Esperó sonriente en la solitaria calle a que la viuda cerrase la puerta y luego, ya mas seria, tras mirar detenidamente a todos lados para asegurarse de que no había ningún asesino acechandola, se apresuró a cruzar hasta su puerta.
Entras en tu domicilio y acudes a comprobar que tu padre se encuentra en perfectas condiciones, pues lleva todo el día a solas.
Reposa en su cama, profundamente dormido. Su respiración es pausada y tranquila. Tiene sobre la mesilla de noche un vaso de leche prácticamente terminado y al lado otro de agua intacto con su frasquito de medicamento al lado, por si le sucede algo -es un hombre precavido, máxime hallándose a solas-.
Te deslizas sigilosamente hasta tu cuarto y te quitas la ropa. Del bolsillo de tu chaqueta se desprende algo, una especie de cartoncito. Al recogerlo del suelo te percatas de que es una tarjetita de color negro con un símbolo rojizo, una especie de caracter extraño, posiblemente la insignia de algún tipo de culto religioso. Al virar la tarjeta, ves que tiene una dirección escrita... Es la de la hospedería que regenta Mary Stone. Y hay una fecha a continuación. La de mañana por la noche, a las 11 de la noche.
Alguien ha metido ese cartoncito en el bolsillo de tu chaqueta. Pero... ¿Quién?
Alice dio vueltas y más vueltas a la tarjeta sin tener muy claro que pensar. No sabía quién podía haberle colocado esa tarjeta en el bolsillo, pero eso era a todas luces una cita secreta. Era el tipo de cosas que le pasaban a los detectives del cine negro, ella la sabía bien, pues en una ocasión había interpretado con gran éxito de crítica a la secretaria de uno de esos detectives.
Pensativa dejó la tarjeta con cuidado dentro del cajón de la mesita. Terminó de desvestirse, se puso el pijama, un elegante pijama de seda rosa que había comprado en Nueva York y se sentó en la cama a cepillarse el pelo. Sin dejar de darle vueltas al asunto abrió el cajón y volvió a ojear la tarjeta. En una película seguramente el símbolo dibujado tendría cierta importancia…pero esto no era una película. Cerró el cajón, guardó el cepillo y se echó en la cama con la certeza de que esa noche apenas podría pegar ojo. Tal vez debería acudir a esa cita.