Auria se quedó un tanto sorprendida con lo que había dicho la chica. De hecho no llegaba a entenderlo del todo bien, y aunque quizá era descortés preguntar, quizá no estaban en una situación para dejar cabos sueltos en el aire.
Pero, dijo dudando la niña elfa, ese ser infernal, como tú lo llamas, es o no es ella. Es decir, ella murió y renació de su ser, o simplemente ella murió, echaron su cadaver a los lobos y luego crearon a este ser. Auria no quería andarse con rodeos, y por eso quizá sus palabras eran demasiado bruscas.
Mientras tanto andaba en la dirección indicada, a pesar de quedarse preocupada por el extraño estado de Nivea Selen. Demasiado apego tenía aquella elfa por las criaturas. Excesivo.
Habían echado a andar, pero la brusquedad de la joven hizo que Evea torciera el gesto. Podía llegar a comprender que la druida quisiera tener cuanta más información mejor, pero ella no podía dársela
-No puedo aseverar nada, yo llegué a este condenado lugar en su busca.-respiró hondo para calmarse y evitar que la ira fluyera, no era el momento ni el objetivo-Lo único que sabía era que había desaparecido.-revisó mentalmente las horribles escenas de sus encuentros con la bestia-Pero la criatura parece más baja que ella, Lady Tianna despuntaba en altura sobre mi; y esta criatura no. Carezco del conocimiento arcano que podría solucionar este enigma, no sé si es su cuerpo modificado o si su alma está encadenada o qué han hecho con ella. Lo único que puedo decir con claridad es que cuando la bestia se acerca oigo los gritos de mi mentora.-meneó la cabeza afligida-Nadie merece un destino así, una dama paladín menos aún-
Sentía un nudo en el estómago, que se agrandaba a cada horrible descubrimiento pero tenían que seguir adelante y terminar de resolver el misterio. Tal vez entonces Tianna podría descansar.
Karlack levantó el escudo y se dispuso a continuar el camino.
No era capaz de imaginar el dolor por el que pasaba Evea. Él nunca había sentido apego por nadie, ni nadie por él. Pero el rostro y la actitud de la batidora hablaban por sí solos.
Al parecer aquel nicromante era el culpable de todo aquel horror.... malditos brujos... pensó mientras echaba a andar.
Volvieron a ponerse en camino, los nervios de la peligrosa experiencia junto al barranco donde habían tirado los cadáveres de – suponían – las antiguas doncellas de unicornio se fueron aliviando cuando, en esa parte del recorrido, notaron que no se oía a la bestia que les acechaba moviéndose por la espesura. Les había dejado tranquilos por el momento.
El camino siguió sus giros bruscos, hasta que, casi de repente, una vacilante luz indicó la existencia de antorchas tras el siguiente giro del camino. Sin Driedic ni Theonil cerca, los compañeros avanzaron con todo el cuidado del que eran capaces, temerosos de una emboscada o trampa, Evea y Auria deberían poder detectarlas y ya verían cómo afrontarlas llegado el caso.
Bien, chicos, hemos llegado al momento cumbre. Dejo ésta escena abierta unos días por si queréis seguir la conversación o añadir algo más acerca del camino. Seguimos en el capítulo 5, la conclusión donde os jugaréis el todo por el todo. Según vayáis publicando allí supondré que dais por cerrada ésta escena, de modo que si tenéis algo que rematar aquí hacedlo antes de ir allí.