Catherine mira a Alfred.No se sorprende pues su amigo es muy dado al melodrama y prueba de ello es su reacción actual
-"Querido Alfred,no puedo estar más de acuerdo con tu tío y con Eleanor.Seguramente tu amigo ya haya resuelto sus problemas y de ahí ese telegrama,enviado con el fin de que no te molestes en preparar el viaje.Así que una preocupación menos,deberías alegrarte"-sonríe tranquilamente a su amigo mientras bebe un sorbo de su té
Tras leer el telegrama y sumamente extrañada por la desmedida reacción de Alfred, adopto una postura más relajada en la silla con los dedos de las manos entrelazados mientras escucho con atención las reacciones de las demás.
-Tienen razón, Alfred- añado con tono calmado - ¿qué tienen de preocupantes esas palabras?-
Annemarie no puede evitar intercambiar una mirada de incomprensión con su amiga Eleanor. La reacción desmedida del señor Lean no corresponde con el contenido del telegrama - Tiene que haber algo más - piensa - Señor Lean, ¿hay algo particular con su amigo que le haga reaccionar así? Esto es un mensaje normal y corriente, ¿acaso cree que no se lo ha mandado él? - hizo una pausa y al ver que no le contestaba siguió - Es evidente que está usted preocupado, ¿no puede poner una conferencia con su lugar de trabajo o similar para confirmar si todo está bien?
Para que arranque la partida necesito que convenzas a todos para que te acompañen a Aberdeen. jeje.
Tardé unos segundos, pero de pronto se me iluminó el rostro. Sin duda alguna, el envío del segundo mensaje era algo muy singular, que no se correspondía demasiado con el proceder actual de mi amigo. Si la situación no fuera tan grave, nunca me hubiese suplicado hace unas horas que viniera. Algo no cuadraba, pero lo que menos me apetecía era ir hasta allí completamente solo. Entonces miré a mis compañeros.
-Oídme... Se me ocurre algo. ¿Por qué no me acompañáis hasta allí? Aberdeen, como bien ha dicho alguien, tiene unos pubs excelentes. ¡Realmente excelentes! ¡Vamos! ¿Acaso tenéis algo que perder? Puede, incluso, resultar divertido.
Me giré para hablar con mi tío.
-Oiga, tío... Debo ir, sin falta alguna. Esto no es propio de Drake, y estoy realmente consternado. Además, Aberdeen tiene algunas... ¿cómo se dice...? ¡Parroquias, parroquias ma-ra-vi-llo-sas!
Comenzaba a desvariar. Solía ser habitual en momentos como este, donde uno no sabe qué hacer después. No sabía cómo iba a ser recibida mi respuesta, pero realmente me sería de consuelo.
-Todos podéis sacar algo de este viaje, no serán más de dos días... Tú, por ejemplo, mi querida Eleanor... ¿no crees que la carta y el telegrama son un comienzo idóneo para una novela?
Alfred es uno de esos parientes a los que uno ve a lo sumo una o dos veces al año. No obstante, aunque no mantengamos un contacto más estrecho, me siento algo responsable por su bienestar. No es que me inquieten los motivos ocultos de este urgente viaje, lo que sí me preocupa es el carácter de mi sobrino. Aunque destaque por ser un hombre muy capaz de defenderse y de hacerse valer, en ocasiones incluso huraño y arrogante, bien es cierto que, cuando se cree rodeado por personas que se muestran amigables con él, es capaz de ser alguien eufóricamente cálido, confiado y, por lo tanto, vulnerable. En absoluto les guardo recelo a las mujeres que comparten mesa con nosotros, pero no sé qué se encontrará en Escocia.
Sé que no puedo pretender evitar los futuros traspiés en la vida de mi sobrino, pero ante mi se presenta la oportunidad de tenderle mi mano y creo que debo estar con él. Como familiar y buen cristiano.
“Está bien, Alfred. Te acompañaré.”
Sonrío y asiento ligeramente ante su invitación.
Escucho atentamente a Alfred. Doy una calada al cigarro y pongo los ojos en blanco. Vuelvo a fijar mis ojos en Alfred y suspiro.
"Ha dado en el blanco" pienso para mí.
-Si, claro...-digo pues no atino a decir casi nada más ante su propuesta-. Me parece una idea genial, me ayudaría con mi nuevo libro esta claro...-digo dubitativa.
Miro a Annemarie y a Catherine.
-Bien, iré si ellas dos también se unen. No es por nada, comprendan que estoy casada y no estaría bien que viajara yo sola con dos hombres aunque uno de ellos sea un pastor-añado decidida.
"Ya pensaré como se lo explico a George"
- Lo siento, tengo que decirlo: Esto es un sinsentido señor Lean. Su comportamiento, su reacción y ahora su invitación. Un sinsentido que no pienso perderme si conlleva una visita rápida a la verde Escocia - Annemarie no sonaba sino divertida - Pero no sé cómo se plantea usted que en dos días hagamos Londres - Aberdeen. ¡Ni ida y vuelta express caballero! Eleanor, dile a tu marido que faltarás al menos una semana me temo...
Catherine abrió la boca,sorprendida porque Eleanor la incluyera.Sin embargo asintió,a ella le apetecía mucho ese viaje,sobre todo porque sería una oportunidad maravillosa para adquirir antigüedades
-"Está bien,yo iré contigo,Eleanor.Puedo cerrar unos días la tienda,no es la primera vez que lo hago para adquirir objetos que me sirvan para venderlos luego aquí.Por mi no hay problema,entonces,Alfred,os acompañaré"-sonríe a su alterado amigo,soñando ya con toda clase de objetos raros que puede encontrar por allí
Mi sonriente rostro tras la propuesta inicial de Alfred se agrió al tiempo al enarcar inconscientemente una ceja tras las palabras de Eleanor.
-¿Y por qué las nombra a ellas y no a mí?- pensé haciendo referencia al hecho de que incluyera a Catherine y Annemarie pero no a mi al referirse a “los que no son hombres”. Pero no le di una mayor importancia, pues apenas unos segundos después me invadieron todas aquellas historias y palabras leídas y escuchadas sobre los prados, el aire y las gentes de Escocia.
Erguida sobre la silla y mirando nuevamente a mi amigo, acepté su invitación:
-A buen seguro que será una aventura de lo más enriquecedora y divertida, cuenta conmigo-
Me alegró ver que todo el mundo aceptaba la propuesta de tan buena gana. Me levanté eufórico.
-¡Maravilloso! ¡Ma-ra-vi-llo-so! No debemos demorarnos... Debemos preparar el equipaje y salir hoy mismo, si os es posible. Os agradezco tanto que me acompañéis... sois verdaderos amigos. Vayamos entonces a casa, y quedemos en la estación por la tarde, ¿Os parece bien?
Si nadie tiene nada en contra os vais a casa a preparar las maletas. Ponedme en un mensaje "Solo para el director", aquello que os queráis llevar para el viaje. Suponemos que ropa y cosas de asea, pero si tenéis algo "fuera de lo normal" que querais llevar, decidmelo
Buenas,
el pastor Whitmore se lleva al viaje el mismo equipaje que hizo para visitar a su sobrino a Londres. A parte de diferentes mudas y artículos de aseo, lleva consigo: un pesado abrigo, un gorro de lana, una bufanda, guantes, un paraguas, unas botas (en Waterbury también llueve mucho), un rosario, una biblia de bolsillo, un recopilatorio de leyendas de culturas de todo el mundo, un cuaderno y un lápiz y, en la cartera, algo de efectivo y una fotografía amarillenta de su difunta esposa Agnes.
Y creo que ya está.
Yo en principio nada fuera de lo común, aunque si muchísima ropa, maquillaje,... ya sabes, cosas de chicas pero en grandes cantidades, que soy una artista :P también cosas para escribir, y si me aconsejas algo, soy todo oídos ;)
Annemarie tenía sentimientos encontrados. Por un lado estaba emocionada por visitar Aberdeen y volver a ver a su viejo amigo Peter, más compartiendo viaje con Eleanor. Por otro, le inquietaba compartir viaje con alguien tan extraño y difícil de leer como era el señor Lean. Pero la inquietud era menor, estaba acostumbrada a verse rodeada de extraños y ese crítico no tenía pinta de peligroso.
Viajará con lo justo, pero llevará dinero suficiente por si le apetece no volver pronto con el resto del pasaje, su revolver por si las moscas, sus apuntes de la ciudad de viajes pasados así como sus utensilios de trabajo (basicamente material de escritura) y un pequeño paquete con un regalo para su amigo Peter que lleva guardando meses.
Cuando todos decidimos que no íbamos de viaje, y cuando conseguí que mi corazón dejara de dar brincos de emoción. Salí hacia casa. Al llegar, lo primero que hice fue saludar a mi marido y sentarme con él a explicarle todo lo que había pasado ese día con mis amigos. Explicárselo fue más complicado de lo que creía pues, aunque comprensivo, siempre ha sido autoritario y la idea de que me separe tanto tiempo de él no le termina de llenar de alegría. La cosa no mejora cuando le digo que iré con Annemarie, que según él esconde algo debajo de esa apariencia de mujer moderna que lleva. Conseguí tranquilizarlo comentándole que Catherine también venía. Así que al final terminó por ayudarme con el ligero equipaje que llevaría al viaje: unas mudas, cambio de ropa, algo de maquillaje, papel, algo con lo que escribir y una foto de los dos bien pegadita a mi corazón donde siempre le llevo aunque él piense que le olvido.
Así que sin más, y con el ligero equipaje preparado, pasamos nuestra última noche juntos antes de embarcarme en tan divina aventura.
Una vez que habéis preparado vuestros equipajes os dirigís a la estación de King Croos. Allí tomáis sin mayor problema el tren conocido como Flying Scotsman que os deja casi a medianoche en Edimburgo. Apenas necesitáis un par de horas de espera en la Estación Waverley para coger un tren que os lleva hasta Aberdeen.
Sigue en "Escena 2. La Ciudad de Granito".