La rabia y la dureza de las palabras de la niña hicieron que me arrepintiera de haberle preguntado, ninguna niña debería pasar por todo aquello, la agarré y la estreché entre mis brazos con fuerza - Nadie debería pasar por lo que tú estás viviendo, no quiero que recuerdes con rabia a tu papá, sino con amor. Muchas gracias por habérmelo contado Pauline - Le di un beso en la mejilla y esperé a que se calmase.
- Estoy segura de que tu mamá ya se encuentra mejor, ¿quieres enseñarle lo que has aprendido hoy? seguro que así se pone muy contenta.
Esperaba que Pauline nos pudiera dar algo de información nueva :(
La viuda se hace a un lado para evitar dificultar el paso de los investigadores hacia el pasillo, fuera del despacho.
— No se preocupe, querida — rechaza cortésmente a la petición de Eleanor. Pueden ir bajando al salón, mientras yo voy al dormitorio de Pauline a buscar a su amiga.
Se escuchan unos pasos fuera y, acto seguido, alguien llama a la puerta. Sin esperar respuesta, la voz de la madre de Pauline se escucha desde el pasillo.
— Hija, nuestros amigos deben irse. Por favor, salid del dormitorio. Nos están esperando en el salón.
La adolescente, sin pensárselo dos veces, se aparta de la francesa y se dispone a salir.
Pasados unos minutos, todos se reúnen junto al sofá y empiezan a despedirse. Salta a la vista que la expresión de la adolescente parece algo más taciturna que hace un rato, cuando subió a su habitación en compañía de la francesa. La viuda lo percibe y no puede reprimir algunas miradas de reprobación hacia Juliette, como si le culpara de la tristeza de su hija.
— Espero que les haya servido de algo este encuentro. Que tengan un buen día — Iris abre la puerta principal y fuerza nuevamente una sonrisa de cortesía, que, cuando los investigadores se encuentran fuera de la casa, quiebra débilmente con una petición que suena a exigencia. Les rogaría que, a partir de ahora, si necesitan saber algo más respecto a Ian o a su amigo desaparecido, contacten con la policía. Nosotras no estamos en condiciones de ofrecerles más ayuda. Pueden entregarles a ellos las notas de mi marido.
Dicho esto, la puerta de los MacKendrick se cierra y los investigadores, algo perplejos por la reacción de la mujer, emprenden un paseo por la tranquila Sunnybank Road mientras se deshacen en conjeturas.
Ahora es momento de decidir cuál es el siguiente paso a dar. Poned puntos en común (lo digo por Juliette) y nos ponemos en marcha.
Por cierto, una cosa es la Sociedad Británica Oceánica, que tendrá su sede vetetúasaberenquélugar de posiblemente Londres, y otra el Museo Marítimo de Aberdeen. Son dos lugares distintos. No mezcléis.
No se preocupe. Gracias de nuevo por su ayuda y hospitalidad.- Se despidió con una cordial sonrisa antes de avanzar un poco de la calle, lo suficiente como para no estar en los terrenos de la familia y molestar más el pesar que tenían.- Juliette, miramos el despacho y encontramos dos notas. La primera era esta.- Le tendió una de las notas, la que ella guardaba, viéndolo así más fácil que explicar palabra por palabra todo lo que habían descubierto.
Un curioso sonido acuático, como de algo nadando, y un terrible temblor en las entrañas de la propia tierra, como si algo grande estuviese caminando sobre el fondo marino.
Pisadas grandes y profundas que se vuelven más y más estridentes; la niebla rezuma entre las grietas del marco de la ventana; algo en ella, una parodia bestial salida de una pesadilla, una criatura que parece haber sido un hombre ahora
El señor Murray está en el Hospital Psiquiátrico, al parecer su mente quebró después de la expedición. Aparte, en el departamento de geología de la universidad tenía su despacho, ahí parecía guardar todas sus anotaciones sobre la investigación.- Miró a sus compañeros, comprobando si alguno intervenía por si había errado en algún punto.- El Museo Marítimo también es otro punto a tener en cuenta, puesto que ellos financiaron la expedición dándole la batisfera.
Me despedí de la viuda y a pesar de su mirada no pude evitar alabar a su hija - Muchas gracias por su hospitalidad, su pequeña es encantadora y tiene mucho talento. Me gustaría poder volver a visitarla en el futuro por motivos más alegres e instructivos si me lo permitiese - me despedí con la mano de Pauline y volví con mis compañeros.
- Al menos tenemos alguna pista más fiable, creo que su despacho debería ser el primer lugar que investiguemos; sus notas pueden revelarnos por que nuestro amigo estaba tan interesado en la investigación - Hice una pausa larga mientras pensaba en como explicar lo que la niña me había contado - Pauline me ha contado que su padre no hablaba del trabajo en casa y cree que estaba mucho más nervioso de lo normal antes de fallecer... el día que murió, ella vio el cuerpo... pobre criatura... pero, también vio algo raro. Me ha contado que la habitación estaba llena de "gotitas" por todos lados, como cuando te das una ducha con agua demasiado caliente; pero toda la estancia era fría y húmeda... me puso los pelos de punta.
Esperé a ver si el resto querían compartir algo más o proponer un plan de acción.
Los investigadores deambulan un rato más por el tranquilo vecindario poniendo puntos en común y trazando el siguiente movimiento en su investigación. Ninguno puede negar sentirse un tanto abrumado por la situación, ya que, a cada paso que dan, los hilos de los que tirar no sólo se multiplican, sino que conducen a pistas cada vez más sórdidas e inquietantes.
Sigue en "Escena 8. Merodeadores del Mar".