Motivo: Psicología
Tirada: 1d100
Dificultad: 50-
Resultado: 91(-20)=71 (Fracaso)
He visto vuestras tiradas, pero me parece que hay quien no tiene del todo claro como hacerlas. De hecho, eso me ha servido para ver que yo tampoco lo acabo de tener muy claro. Por ello, os/me defino punto por punto los parámetros de las tiradas:
Motivo: el motivo por el que se hace la tirada (p.e. "Psicología")
Cantidad: número de dados que se lanzan. (p.e. "1")
Caras: el tipo de dado. En este juego suele ser "D100".
Modificador: puede ser un valor positivo o negativo. Si es negativo, reduce el resultado de la tirada del dado (bonus) y si es positivo, la aumenta (malus). Para el ejemplo que sigue, he puesto "-20".
Sacar: en este juego, para superar las tiradas hay que sacar en la tirada un valor igual o inferior que el porcentaje de la habilidad en cuestión. Con lo cual, hay que seleccionar "Igual o menos que".
Dificultad: es el porcentaje de la habilidad en cuestión de la que hay que superar la tirada. (p.e. "50")
Desglosar: poned que sí. Así se ve todo más claro.
He hecho una tirada de muestra, para que lo veáis. Partiendo de Psicología al 50%, he lanzado un dado de 100 y he aplicado un bonus de 20 porque he considerado que las condiciones eran propicias. El resultado ha sido 91 que, restándole el bonus de 20, da 71, valor que es superior al 50% en Psicología, con lo cual no supero la tirada porque para ello es necesario sacar menos o igual al porcentaje en la habilidad en cuestión, que es 50.
Y ya está. No es necesario que repitáis las tiradas. Seguimos con la historia y la próxima vez que nos las tengamos que ver con los dados ya tendremos presente todo esto.
En un rato seguimos.
El inspector Sutherland apaga el ya exiguo cigarro en el montón de colillas del cenicero y, acto seguido, empieza a palparse el bolsillo en busca de más tabaco.
“Han sido varios los varones de esa familia que, generación tras generación, se han esfumado sin más. La última desaparición de un MacBain fue la de Hugh, el tío del señor Drake, hace cinco meses, cuya presunta muerte, por lo que tengo entendido, hizo que el amigo de ustedes se trasladara a Aberdeen. Y digo presunta porque no se encontró el cadáver del anciano.”
El pelirrojo prende el nuevo cigarrillo y le da una profunda calada.
“Su amigo Edward adquirió el apellido Drake de su padre, Mortimer Drake, pero su madre, que se llamaba… –el inspector consulta rápidamente sus notas antes de continuar- Ulla era una MacBain que, pese a no ser un hombre, también desapareció, después de que las autoridades hallaran a su marido muerto en extrañas circunstancias en su casa de Albury Road.”
El ambiente del pequeño despacho del policía cada vez está más cargado, no únicamente por el humo de los cigarrillos, sino por la incertidumbre de Alfred y, por ende, la de sus amigos.
“Lo siento, pero no puedo facilitarles más datos al respecto. Los archivos policiales son privados. No obstante…”
El inspector mira a un lado y otro y, cuando se ha asegurado de haber captado la atención de todos los presentes, reanuda sus palabras con suma seriedad.
“No obstante, podríamos llegar a un acuerdo. Les veo interesados en encontrar al señor Drake y a participar de forma activa en su búsqueda. Creo que son buena gente, así que, si les parece bien, la policía de Aberdeen compartirá datos del caso si ustedes se muestran colaborativos con la investigación e informan de todo lo que logren averiguar. ¿Qué les parece?”
Te reafirmas en la opinión que tienes respecto al inspector Sutherland.
Te reafirmas en la opinión que tienes respecto al inspector Sutherland.
Te reafirmas en la opinión que tienes respecto al inspector Sutherland.
Te reafirmas en la opinión que tienes respecto al inspector Sutherland.
Justo en el momento en que alargas la vista para captar algo de las notas del policía, este las consulta. No se da cuenta de que intentabas fisgar en sus papeles, pero te pones nerviosa y apartas la mirada al acto para evitar ser descubierta.
El afán de obtener más información sobre Edward me hace valorar el trato que me ofrece el policía. Al fin de al cabo él debería estar tan interesado en encontrar a Drake como nosotros mismo ¿no?. Además, siempre puedo seleccionar que información cuento y cual no.
- Me parece adecuado, inspector. En cuanto sepamos algo más no dude que se lo comunicaremos. Por favor, cuénteno algo más de los MacBain.
Escucha con interés lo que el hombre les dice aunque se mantiene en silencio ya que el policía se dirige en todo momento a Alfred por ser éste el amigo del desaparecido.
Una leve sonrisa aparece en su rostro al ver cóm Eleanor husmea entre los papeles del policía mientras éste habla con su amigo por lo que se mueve de forma que la rubia quede parcialmente tapada por ella
No soy detective y la rapidez y discreción en este campo no es fácil para mí. Estoy tensa y cuando el teniente se gira para consultar los documentos me pongo nerviosa y dejo de intentarlo, no vaya a ser que me pille y tengamos un problema. No quiero acarrearle problemas a mi amigo Alfred.
Cruzo un momento los ojos con Cat, es obvio que ella me ha visto. El teniente a consultado ese dosier, así que queda más que patente que es el del amigo de Alfred.
"Tal vez podría volver a intentarlo" pienso, pero el teniente se fija en que todos estemos atentos a sus palabras.
Nos ofrece un trato.
"Vaya, vaya, con el teniente" pienso para mí.
Este hombre ayudará bastante a la historia que quiero escribir próximamente. De seguro me ayudará a inspirarme para crear un buen teniente corrupto.
Las palabras de Sutherland, aunque sigan manteniendo su marcialidad, dejan entrever un cierto atisbo de derrota, debido, posiblemente, a los pocos avances obtenidos en la investigación.
“Quizás no es demasiado ortodoxo, pero, teniendo en cuenta lo complejo de la situación, cualquier ayuda es bienvenida. Y si para recibirla es necesario hacer determinadas concesiones, pues… no hay más opción que hacerlas. Todo sea por el bien del caso.”
De repente, el inspector clava sus ojos en cada una de las miradas de los presentes. Su voz ronca no es amenazante, pero sí se vuelve tremendamente inquisitorial.
“Pero me veo con el deber de advertirles de una cosa. Ustedes no son policías, así que les ruego que no se extralimiten en su labor. De hacerlo, no tendré más remedio que apartarles de la investigación y, si es preciso, tomar acciones legales contra ustedes.”
Después de unos incómodos segundos cargados de tensión, Sutherland golpea con los nudillos sobre el escritorio y, como si no hubiera sucedido nada, rompe con el silencio y reemprende la charla sobre la investigación.
“El caso de la muerte de Hugh MacBain está archivado como “Desaparecido: presunta muerte”. Se encontró el bote volcado de MacBain a la deriva y, tras ello, se procedió a una búsqueda minuciosa del puerto exterior de Aberdeen, pero resultó infructífera. Se presupuso que el hombre tuvo un accidente o se suicidó. Si quieren saber más, quizás puedan echarles una mano en el Evening Press de Aberdeen. A esos chupatintas sensacionalistas–la voz del inspector suena con cierto tono despectivo- les encantan los detalles escabrosos.”
El inspector hace una pausa para darle una calada al cigarrillo.
“En cuanto al asesinato del padre de su amigo, Mortimer Drake, me temo que, si quieren saber algo más al respecto, no tendrán más remedio que acudir al archivo de la comisaría. Es un caso antiguo y ningún agente de policía que hubiese estado implicado directamente en la investigación sigue aún en el cuerpo. Vayan al sótano del edificio y díganle a Gladys que vienen de mi parte. Esperemos que les haga caso.”
Una nueva colilla acaba apretujada en el cenicero atiborrado de ceniza del policía.
“Del señor Edward Drake, como ya les he dicho, no puedo darles demasiada información. Lleva desaparecido desde la noche del lunes y nadie sabe nada. Sus vecinos le vieron por última vez a última hora de la tarde, mientras abandonaba la casa familiar del número cinco de Albury Road y, desde entonces, se desconoce su paradero. Dicen que era una persona reservada y, teniendo en cuenta que no contamos con ninguna pista, empezamos a sospechar que quizás haya vuelto a Londres sin informar a nadie de ello. Pero quién sabe.”
Sutherland vuelve a golpear con los nudillos la superficie del escritorio y, por primera vez, mientras se incorpora de su asiento, esboza una ligera sonrisa que asoma bajo su espeso bigote pelirrojo.
“Y ahora, si me disculpan, debo pedirles que se marchen. He de ausentarme para atender unos asuntos que no pueden esperar. Al salir, por favor, dejen en recepción sus nombres y la dirección del hotel donde se hospedan. Así, a partir de ahora, todos sabremos dónde encontrarnos. – Sutherland se dirige a Alfred con mirada circunspecta- Y espero que mañana por la mañana podamos vernos en mi despacho para que me muestre la carta de su amigo y cualquier cosa que se le ocurra que pueda ayudarnos a dar con el señor Drake.”
Dicho esto, el inspector acompaña al grupo hasta la puerta del despacho y, tras cerrar con llave y despedirse cortesmente, se pierde por el pasillo en dirección a la salida de la comisaría.
¿Será el inspector Sutherland un buen contacto/aliado? Todo dependerá de vosotr@s...
Bueno quizás nos sirviese de algo, al menos ahora sabíamos algunas cosas más, aunque aquel hombre creyese en cosas como maldiciones que acechan a familias, quizás nos sirviese de ayuda.
- Bueno, creo que deberíamos dirigirnos hacia nuestra siguiente pista, la residencia del señor Drake, si os parece bien claro, - miro a Alfred - le traerá la carta mañana ¿verdad?, no ha servido de mucho pero al menos sabemos algunas cosas más. Eso sí espero que ninguno de vosotros haya pensado ni por un momento que las desapariciones y muertes son fruto de una maldición.
Asiento a las palabras de la señorita Moreau.
- Sí, mañana le traeré la carta. Tampoco dice nada comprometido, ¿verdad?
Dudo un momento.
- Yo también creo que deberíamos investigar la casa pero, ya que estamos aquí, ¿no les parece que deberíamos buscar toda la información que podamos? Podríamos ir al archivo y preguntar a esa tal Gladys? Igual sabemos algo más de la casa antes de acercarno por allí.
Que tonta, claro que había que ir al archivo.
- Ay sí, lo había olvidado, estaba pensando en todo lo demás que había dicho el señor Sutherland que había pasado por alto la visita al archivo. Sí, sin duda eso debería ser lo primero.
No podía volver a dejar que algo así me ocurriera, tenía que estar más pendiente de todo.
Recordad que, si queréis, podéis separaros en grupos. Se me ocurre que en "Dudas, Sugerencias y Aclaraciones Fuera de Juego" podéis hablar sobre qué pasos dar en la investigación, para después dramatizarlo en la escena.
Cuando por fin aquel inspector se fue Catherine sintió un gran alivio pues comenzaba a sentirse nerviosa por las miradas que aquel hombre les dirigía
-"Yo me ofrezco a ir al archivo mientras otros vais a casa del señor Drake,así cubriremos más terreno.Eleanor, querida,si quieres acompáñame y así luego vamos juntas a ver a ese hombre"-mira a los demás con una sonrisa-"Sería conveniente que alguno de los hombres nos acompañase,por si surgen problemas"-obviamente el peso de la palabra de un hombre siempre era mayor que el de una mujer aunque las ideas las dieran ellas,pero el mundo era así y no iba a ser la anticuaria quien lo cambiara
Es el momento de comenzar las investigaciones y, aunque me muero de ganas de poder estar en todos lados para tomar todas las notas posibles, acepto la petición de mi amiga.
-Claro, querida-acepto con determinación.
Y, aunque me fastidia aceptarlo, la necesidad de un hombre que nos acompañe es bastante coherente pues, la palabra de una mujer siempre pesa menos que la de un hombre.
-Vamos, caballeros, ¿alguno que quiera acompañar a estas damiselas?-añadí con todo coqueto y juguetón.
- Muy bien, entonces yo acompañaré a quienes vayan a la casa de los McBain.
Por supuesto me parecía mucho más interesante investigar la casa que ir a un lúgubre archivo que seguramente no olería a otra cosa que a humedad... Sí mejor que fuesen otros.
Finalmente, acuerdan que Alfred, Juliette y Annemarie echaran un vistazo en la casa MacBain, mientras Catherine, Eleanor y el pastor Whitmore tratan de averiguar algo en el archivo de la comisaría. El grupo se despide en la recepción de la comisaría y, tras desearse suerte en sus respectivas pesquisas, quedan en verse después del almuerzo en el Prince of Wales para ponerse al día de todo lo averiguado.
Todos ven como el pastor Whitmore, algo compungido, agarra el brazo de su sobrino antes de que este se dirija a la puerta en compañía de las dos mujeres.
“Alfred, por favor, id con cuidado.”
El crítico de arte responde con una sonrisa tranquilizadora a la advertencia de su tío y, sin más, emprende la marcha.
Sigue en "Escena 2.1. Moradores del Granito" y en "Escena 3. La Casa MacBain".