Partida Rol por web

El foso del diablo

Escena 12. Desde las Profundidades

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01/04/2021, 21:42
Narrador

Hospital de Aberdeen. Aberdeen.

Lunes 31 de octubre de 1927

09:11 de la mañana

 

La luz gris de la mañana se filtra tenue y mortecina por los grandes ventanales de una de las habitaciones comunales del Hospital de Aberdeen. Entre quejidos y susurros lastimeros, un buen puñado de dolientes de la sección de mujeres guardan cama mientras esperan a que el solícito equipo de enfermeras sirva el ansiado desayuno.

En una esquina de la amplia estancia, junto a una gran ventana, yace durmiente Catherine. El pijama y la pesada ropa de cama tapan casi la totalidad de su cuerpo, pero, aún así, es posible ver en su cara y manos multitud de arañazos y golpes. Su sueño es pesado y el ritmo de su respiración apenas es perceptible.

Sentadas en sillas junto a la cama, Eleanor y Juliette tienen sus miradas enterradas en el suelo. Por sus caras, algo demacradas y cansadas, es fácil intuir que han pasado la noche en la incómoda sala de espera del hospital. Desde que, hace un par de días, Catherine fuera ingresada en el hospital, ninguna de las presentes había querido separarse de su compañera. La intensidad de los recientes acontecimientos las había hecho establecer un fuerte vínculo y, en aquellas circunstancias, se resistían a perderse de vista. Así mismo, aunque ninguna de ellas osara verbalizarlo, una profunda sensación paranoica les atenazaba la mente y les hacía sentir verdadero pavor a verse solas en aquella maldita ciudad.

Según las autoridades, la anticuaria había sido hallada desorientada y presa de profundos delirios en una pequeña cala rocosa de difícil acceso próxima al puerto de Aberdeen. Tras estabilizarla y someterla a un exhaustivo reconocimiento médico, se le dictaminó una severa demencia de origen desconocido, una pronunciada deshidratación y una parálisis total de sus extremidades inferiores. A las pocas horas de encontrarla y trasladarla al Hospital de Aberdeen, Catherine perdió el conocimiento y entró en un coma del que, hasta la fecha, no había despertado.

La noticia tomó por sorpresa a las investigadoras que, tras verla desaparecer bajo las aguas de la poza infernal, arrastrada por aquella terrorífica criatura, la habían dado por muerta. Al recibir el aviso de la policía, fue inevitable preguntar por el paradero de Annemarie, pero, desgraciadamente, la fortuna sólo había sonreído a la anticuaria.

De repente, la puerta de la habitación se abre y la atención de las pacientes se concentra en ese punto de la habitación, emocionadas al creer estar a punto de dar la bienvenida al esperado desayuno. No obstante, para desconsuelo de la mayoría de internas, tras la puerta no aparece una pareja de sonrientes enfermeras empujando un carrito repleto de té recién hecho y bollos, sino un hombre de reducida estatura y aspecto macilento. Se trata de Alfred.

Al moverse, con paso extremadamente lento, deja ver un tupido vendaje a la altura del torso y multitud de contusiones en cara y brazos. Viste un pijama del hospital, cosa que despierta la mirada reprobatoria de alguna de las enfermas más longevas, que, de esta manera, ven perturbada su intimidad por la presencia de un hombre prácticamente en ropa interior. El crítico de arte levanta la mirada, se desplaza renqueante hasta el fondo de la sala y, tras un breve saludo a las presentes, guarda asiento junto a las dos mujeres.

Tras la incursión al subsuelo de Puerto Llano, Alfred también había necesitado atención médica. La paliza propinada por los policías corruptos y la puñalada asestada por el demente Hierofante habían costado al crítico de arte un par de costillas magulladas y una considerable brecha en el costado. Por suerte, sus heridas, aunque fueran aparatosas, sanaban bien y le permitían moverse con relativa normalidad, pese a que su médico le hubiera prohibido terminantemente hacerlo hasta recibir el alta. No obstante, el investigador se resistía a permanecer solo en su habitación y, siempre que lograba despistar a las enfermeras, buscaba la compañía de sus amigas y la de su tío, que seguía ingresado en aquel mismo hospital.

Pese a haber dejado atrás tanto sufrimiento, Alfred y sus compañeras siguen inquietas. Tanto él como las mujeres tuvieron que prestar testimonio ante la policía, primero de Dundee y después de Aberdeen, en más de una ocasión, cosa que les obligó a revivir los trágicos episodios vividos desde su llegada a la ciudad y les supuso mayores dificultades en su recuperación.

No obstante, gracias al continuo contacto con la policía, los investigadores obtuvieron a cambio un resumen somero de lo acaecido en Puerto Llano. El suceso acabó saldándose con cinco muertos, todos del bando sectario, cuatro detenciones y dos heridos de seriedad: Alfred y el inspector Sutherland. No se encontró al líder del grupo ni a la mayoría de su séquito, por lo que, gracias al testimonio de Eleanor, se emitió una orden de busca y captura contra Walter Howell. Así mismo, tampoco se halló pista alguna del cuerpo de Annemarie ni del paradero de Edward Drake.

Pero de todo el relato narrado por las autoridades, lo que originó más desasosiego a los investigadores fue el espeluznante testimonio del inspector jefe Brown que, tras adentrarse en los túneles junto a su equipo y avanzar un buen trecho, creyó enfrentarse, según él, a una extraña criatura de notables proporciones parecida a un cocodrilo, que aunque pareciera agresiva, no dudó en huir tras los primeros disparos.

 

Notas de juego

Aprovechad esta escena para hablar sobre todo lo sucedido y poner puntos en común. Tomáosla como la última oportunidad para atar cabos y encontrarle sentido a todos los datos recabados. Hay información que únicamente conocéis algunos de vosotros y ahora es buen momento para compartirla y poner punto y final a la aventura. Entre todos podéis hilar la historia.

¡Ah! Todos podéis hablar, salvo Catherine, que está en coma...

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09/04/2021, 18:53
Narrador

Notas de juego

Aunque estés en coma y seas incapaz de hablar, puedes leer la escena como hasta el momento. Y no te relajes demasiado porque todavía sigues siendo importante en todo esto. Ya verás... ;)

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12/04/2021, 11:11
Eleanor Harris

El tiempo en el hospital era pesado y cansado, sobre todo cuando tu cuerpo estaba dolorido por la tensión que había sufrido y su mente divagaba en los recuerdos, olvidándose de cosas tan necesarias como comer. Sin embargo su dolor sólo era un cosquilleo para aquellos que realmente habían sufrido las garras de los sectarios, como el cuerpo destrozado de la anticuaria que yacía en la cama, esperando despertar, o las heridas de Alfred.

Siento que podía haber hecho más, pero no sabía cómo.- Se torturaba a sí misma. Ella había sido la que tuvo contacto directo con Walter, la que estuvo en una sala aparte hablando con él y a quien le dieron la oportunidad de sobrevivir aunque al final decidiera ayudar al resto de sus compañeros.- Creía fervientemente en que había más mundos, uno sin dolor, bajo el Foso.- Para entonces no le creyó y, a pesar de haber visto con sus propios ojos a la gran criatura, seguía sin querer creerlo.- Su madre era una descendiente de esos seres, y Edward también… Ahora ambos están desaparecidos.- Lo peor era esa incerteza de no saber dónde estaba, teniendo el presentimiento de que Walter podría entrar por la puerta de la habitación en cualquier momento para terminar de completar su ritual.- Nunca estaremos a salvo. Ya no.

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12/04/2021, 11:28
Alfred Lean

Todavía me costaba caminar y una punzada de dolor me recorría cada paso que daba. No solo por las heridas que había sufrido en la cueva, sino de las pesadillas que me asaltaban por la noche. Soñaba con sonidos de croar de ranas y de seres deformes saliendo del mar.

Me senté con mis compañeras al lado de la cama de la pobre Catherine. Había sido imposible salvarla y me culpaba de no haber llegado a tiempo a sacarla de aquella poza.

¿Saben los médicos si despertará alguna vez? Me duele verla así.

Eleanor había empezado a hablar sobre los acontecimientos que habíamos vivido, pero me detuve cuando hizo referencia a la familia de mi amigo Edward. Me resultaba increíble que mi amigo tuviera relación directa con los sectarios.

Sí. La señora MacBain seguramente provenía de un linaje maldito. Recordad la nota encontrada en la casa MacBain del padre de Edward diciendo que su mujer se había transformado y su voz croaba. Me recuerda a la criatura que nos persiguió por el túnel mientras escapábamos. ¿Creeis que la criatura era una persona transformada? Quizás fuera el propio Edward transformado. Por eso desapareció sin dejar rastro.

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13/04/2021, 11:04
Juliette Moreau

Habíamos logrado salir con vida Alfred, Eleanor y yo pero aun precio muy alto, Catherine yacía en la cama y no parecía que fuese a despertar del coma a corto plazo, además, por lo que habían dicho los médicos, nunca volvería a ser la misma.

No han dicho nada, pero si despierta, su estado mental, por lo que han dicho, no es nada alentador - suspiro con tristeza - que final más trágico para nuestra querida Catherine...

Quiero olvidar todo lo sucedido, pero aún quedan muchos cabos por atar, como el tema de la criatura.

Sí... supongo que sí, es una tontería no creer que existan criaturas como al que describe la policía después de todo lo que hemos vivido hasta ahora, solo espero no volver a enfrentarme a algo más así en mi vida. Podría ser eso que dices Alfred, después de todo, ahora mismo puedo creer cualquier teoría por inverosímil que parezca.

En mi cabeza aún había otra cosa más que me preocupaba.

Por cierto, ¿y la fábrica de pescado? ¿No debería investigar allí la policía?

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13/04/2021, 21:21
Narrador

Al fin, las puertas de la habitación comunal se abren y dos enfermeras aparecen tras un pesado carrito metálico. El tintineo producido por la colisión de las humeantes tazas de té despierta la atención de las pacientes que, casi al unísono, se incorporan de sus camas y se recuestan en el cabecero de estas, dispuestas a hincar el diente.

De repente, justo antes de que la puertas dobles de la habitación se cierren, una nueva enfermera en compañía del que parece ser un policía aparecen en el quicio. La mujer señala al fondo de la sala, donde se encuentran los investigadores velando a Catherine, y tras ello, vuelve al exterior.

El policía se aproxima con cara seria y, cuando alcanza al grupo, se cuadra ante ellos y les saluda con marcialidad.

— Buenos días. Antes de nada, quisiera transmitirles mis más sincero pesar por el estado de su amiga. Espero que pronto se recupere — dicho este, el hombre se dirige a Alfred con gesto grave —. Es usted el señor Lean, ¿verdad? Vengo en nombre del inspector Sutherland. Le gustaría estar aquí para acompañarles en estos momentos tan complicados, pero su estado físico se lo impide. Debido a la seriedad de sus heridas, fue trasladado al Hospital St. John's de Edimburgo y allí permanecerá hasta que no reciba el alta. De su parte, les desea mucho ánimo.

Algunas mujeres miran curiosas al policía y, por un momento, olvidan el bollo a medio comer que todavía tienen en sus respectivas bandejas.

— Señor Lean, tras registrar la casa del señor Walter Howell, encontramos esta carta entre sus pertenencias. Por lo visto, el fugitivo interceptaba el correo de su amigo, el señor Drake — el hombre uniformado saca un sobre de su chaqueta y se lo ofrece a Alfred —. Es una prueba de un caso abierto, pero Sutherland nos ha pedido expresamente que le dejemos leerla. Va dirigida a usted. Por lo visto, el inspector le tiene gran estima.

Alfred toma el sobre. Puede leer su nombre y su dirección postal de Londres. Nervioso, saca la carta y empieza a leer. Al acto, reconoce la letra de su buen amigo Edward.

Amigo mío,

No creo que me haya vuelto loco, pero debo saber la verdad. ¿Por qué me veo tan atraído por el mar? A pesar de ser tan oscuro, tan frío, siento una extraña afinidad por él que nunca había experimentado antes. Y luego están los sueños: los sueños que comenzaron poco después de mi llegada aquí. En ellos, estoy nadando en los nichos más profundos del océano y me encuentro a mis antepasados: mi madre, mi abuelo, su padre y la madre de su padre. Aunque les reconozco de inmediato, se comportan de forma extraña, como si "pertenecieran" al mar. Cada noche estas ilusiones se vuelven  más claras, más reales. La última noche mi madre me contó que pronto me uniría a ellos.

He descubierto que la Universidad está preparando un estudio submarino del Dogger Bank. He convencido al Profesor MacKendrick, el hombre a cargo, de que me deje acompañar a la expedición. ¿Qué habrá allí sepultado bajo las olas? ¿Estoy loco o el horror del Foso del Diablo es real? Temo las respuestas, pero debo saber la verdad.

Edward

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14/04/2021, 13:22
Eleanor Harris

No, esa criatura no era Edward.- Negó inmediatamente con la cabeza al ser lo único que tenía seguro de todo aquello.- Walter hizo todo lo posible por buscarlo, por eso no dejaba de preguntarnos sobre su paradero. Pensó que lo estábamos escondiendo o incluso que lo habíamos matado.- Se apretó el puente de la nariz mientras las puertas se abrían y daba paso a la policía.

Dedicó una triste sonrisa como saludo al hombre uniformado aunque no intervino en la conversación, tal vez meditando entre todos sus recuerdos o dejando que la tristeza se disolviera con las voces de la sala. Sin embargo le alegró saber que Sutherland había sobrevivido al ataque, un testigo más de que todo aquello no había sido una pesadilla.

Escuchó con atención las novedades y giró el rostro cuando le entregó la carta a Alfred, esperando saber qué había escrito.

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14/04/2021, 13:38
Alfred Lean

Lei la carta en voz alta para que todas estuvieran al tanto de su contenido. Era bastante inquietante lo que mi amigo explicaba lo que parecía dar más crédito a mi idea de la transformación en alguna especie de bestia marina.

Creo que Walter quería saber lo que habíamos descubierto sobre mi amigo. Supongo que para saber loc erca que estábamos de descubrirlos. La carta de amigo parece que deja claro que estaba sufriendo alguna especie de cambio profundo en su persona. Esa fijación por el mar y sabiendo lo que le ocurrió a sus padres, creo que lo deja más claro.

Lo que no me queda claro es de donde sale este culto y estas personas con estas características especiales. Creo que me falta información.

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16/04/2021, 22:19
Narrador

El agente aguardó unos minutos antes de solicitar de vuelta la carta.

— Disculpe, pero debo quedármela. Como ya le he dicho, es una prueba de un caso abierto. Cuando acabe todo esto, no creo que tenga problemas en recuperarla — el policía toma la carta de la mano de Alfred y la devuelve a su chaqueta. — Ahora debo regresar a comisaría. Lo dicho, siento mucho lo sucedido.

Con paso firme, el hombre sale de la habitación y deja tras de sí a los investigadores todavía sumidos en shock por la información que acaban de recibir.

Notas de juego

El próximo turno será el último :_)

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16/04/2021, 22:23
Narrador

Notas de juego

Había pensado que Catherine podría concluir la partida despertando abruptamente del coma para, a los pocos segundos, volver a dormirse. En el poco tiempo de lucidez, habiendo regresado de una horrible pesadilla, podría dar un mensaje a sus compañeros. Algo sobre lo último que vivió, cuando fue encontrada por aquel monstruoso ser mitad humano y mitad pez del que su subconsciente le dice que bien podría tratarse del mismo Edward Drake.

Para ello, debes narrar el despertar, el mensaje y el regreso al sopor. Para hacerlo más divertido y más real, te pongo la siguiente condición: el mensaje de Catherine, es decir, lo que esta les dirá a sus compañeros, no puede exceder las 10 palabras. Procura ser enigmática y transmitir desesperación en tu relato ;)

Escribe cuando te vaya bien este post (eso sí, antes del próximo martes 20 de abril) y publícalo sólo para el director. Ya me encargaré yo de hacerlo público cuando toque.

Si no lo ves claro, no pasa nada. Es un extra, así que es opcional. Dime que no podrás hacerlo y ya. Si el 20 de abril todavía no has escrito nada, entenderé que no has podido y me encargaré yo de hacerlo :)

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17/04/2021, 10:21
Juliette Moreau

Me había quedado sin habla, había dejado de comer e intentaba procesar la información que nos había dado aquel hombre. ¿De verdad podía ser aquello cierto? Tal y como le pasaba a Eleanor me negaba a creerlo, ¿acaso estaba durmiendo y viviendo la peor de las pesadillas?

- Yo... - no continué, me acerqué a Alfred y le apreté el brazo, intentando infundirle mi apoyo, y expresar lo que con palabras no me salía. 

Habíamos perdido mucho por el camino y aunque seguíamos vivos... ¿podría volver a conciliar el sueño?

Notas de juego

Joer es el final y a mí se me junta todo, mes de libros contables perdonad :(

*Desde el móvil no he podido poner negritas. 

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17/04/2021, 11:41
Eleanor Harris

Mantuvo las manos en su regazo mientras escuchaba el mensaje de la carta, imaginándose la propia voz del desconocido Edward o el momento en el que la escribía con su puño y letra. Podía entender entonces el motivo del que Walter sospechara tanto de ellos, al fin y al cabo les escribía buscando las respuestas que tenía aunque nunca llegaron al destino correcto.

Prefirió no pensar en eso, sino en todas las conversaciones que habían tenido sobre el asunto sabiendo que, tal vez, la respuesta a algunas dudas de sus compañeros estarían en los recuerdos de la propia escritora, aunque era todo tan confuso que no dudaba producir más cuestiones que respuestas.

Habló de un universo idílico, como una utopía, donde el Foso sería su hogar.- Repitió sus anteriores palabras, esta vez dándole más peso.- Es mediante lazos de sangre como se unían a nosotros. Querían camuflarse entre los humanos y expandirse para venerar a ese… ser.

La madre de Walter era uno de estos seres. Su padre era una persona normal y, si mal no entendí, mataban a todos aquellos que supieran del culto sin formar parte de la familia para proteger a los suyos.- Dedicó una sonrisa triste mientras miraba a un punto concreto a la pared aunque su atención estuviera mucho más allá.- Su madre le presentó a otras personas como él, pero había muchos que estaban perdidos sin saber su linaje. Al parecer esa incomprensión vuelve locos a algunos o acaban en suicidio, no sabría explicarlo mejor… y cuando fue Hierofante intentó ayudarlos a comprender. Así encontró a Edward Drake.

>> ¿Recordáis a su tio MacBain? Volvió al lecho marino y Edward regresó a Aberdeen. Así encontró varias respuestas.- Recordaba perfectamente el momento en el que llegaron a averiguar el nombre de hombre y toda la investigación posterior, sobre todo los dolores de cabeza.- Entre ellas el Foso. De ahí su expedición con el profesor MacKendrick, pero lo que descubrió fue demasiado para él y decidió ponerse en contacto contigo Alfred. Desde entonces esos sectarios siguen nuestros pasos y Edward desapareció… y no sabemos dónde está.- Era el dilema principal de todo aquello, el motivo de su viaje a Aberdeen y lo único que parecía no tener respuesta, o al menos ella no la encontraba.

Guardó silencio unos minutos mientras su boca se quedaba seca al igual que un nudo subía por su garganta.

Me dijo que intercedería por mi si quería unirme a ellos, sólo tendría que aceptar su fe… Pero me negaba a sobrevivir por egoísmo si eso conllevaba a vuestra muerte.- Había tenido la opción de ahorrarse ese horror, de estar al lado de Walter… ¿eso hubiera hecho que Catherine no acabara así? No podía evitar sentir un poco de culpa.- Si os soy sincera intenté salvarle, quería que recapacitara. He tenido otras charlas con él, cuando no sabía todo esto… No es un mal hombre, sólo está herido y encontró la salida en una fantasía monstruosa, pero no pude hacer nada.

Es lo único que sé.

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17/04/2021, 22:15
Catherine Baker
Sólo para el director

Notas de juego

Intentaré escribir algo para antes del martes aunque no estoy en mi mejor momento.De hecho dejé todas mis partidas en pausa y sólo esperaba acabar ésta y otra más para dejar Umbría pero bueno, trataré de terminar la partida poniendo algo intenso como despedida :)

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17/04/2021, 23:22
Narrador

Notas de juego

Como veas. Si no te ves con ganas, no te sientas con el compromiso de postear. De verdad.

Espero que tu parada sea para coger fuerzas. Sea el motivo que sea, ánimo :)

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18/04/2021, 21:37
Catherine Baker
Sólo para el director

De repente Catherine inspira con fuerza como si todo aquel tiempo hubiera seguido bajo el agua y ahora necesitara el preciado aire para vivir.Al mismo tiempo se incorpora en la cama en la que hasta hacía un segundo había estado tumbada en coma y con pocas posibilidades de volver en sí y mirando con los ojos muy abiertos alrededor buscó a alguien con la desesperación pintada en el rostro.Al ver a Alfred trata de cogerle por los hombros con las manos convertidas en dos garras que cava con fuerza en la piel de su amigo.A pesar de todo no parece estar viéndole realmente y mucho menos a sus dos amigas,mas bien se diría que aún está inmersa en una terrible pesadilla

-"¡¡NO PODEMOS SALVARLE.ÉL YA ES DE ELLOS...ESE SER...!!"-aúlla antes de caer en la cama envuelta en unas convulsiones que paran tan rápido como han comenzado-"Lo siente..."-susurra antes de quedar totalmente inerte y desmadejada con los ojos inmóviles fijos en el techo sin ver, envuelta en un coma del que nunca despertarará,dormida eternamente acompañada tan sólo por sus pesadillas...y por ÉL

Notas de juego

Eso espero,últimamente estoy agobiada en Umbría y llevo ya un par de meses tan sólo en esta partida y en otra más puesto que ambas estaban próximas a acabar,pero las mías las pausé

 

Ya sé que me has puesto 10 palabras pero el último "Lo siento" creo que puede quedar bien y un poco enigmático también pero si quieres quítalo,lo dejo a tu elección.Gracias por dejarme participar en esta partida,mi primera de Cthulu desde hacía años ^^

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19/04/2021, 11:36
Juliette Moreau

Escuché a Eleanor, quien con sus palabras fue juntado las piezas del rompecabezas que ahora tenía en mi mente, aún así aún había demasiadas piezas que no encajaban.

- Me cuesta creer, pero a la vez es como si siempre lo hubiese sabido, me refiero a que algo así estaba en nuestro mundo, demasiadas pistas... como aquel día con Alfred y Anne Marie, cuando aquella cosa - recordar el tentáculo que salió del cubo era aceptar que no había sido una alucinación - apareció para atacar a nuestra compañera, yo me obligué a creer, me forcé incluso a pensar que todo había sido producto de mi imaginación, pero en lo más hondo de mi ser, sabía que no... que todo era real y que entre nosotros, había "algo" más. Ahora, Eleanor, con tus palabras, haces que todo encaje, y os pregunto amigos míos... ¿no os da miedo? Quizás todos los que trabajan en la empresa de pescado sean "esas criaturas" que intentan camuflarse entre nosotros, y entonces... ¿qué podemos hacer?

Me dejé caer sobre una silla con un suspiro. Todo aquello, me parecía demasiado grande y yo... demasiado pequeña.

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20/04/2021, 15:11
Alfred Lean

Todo aquello era demasiado para mí. Seres extraños viviendo y mezclándose con nosotros para expandirse era algo que mi mente le costaba asumir.

Creo que no sabremos con exactitud lo que le pasó a Edward, pero al final, intentó hacer lo correcto por lo que veo y contactar conmigo. Respecto a la empresa de pescado creo que poco podemos demostrar de su participación en ello. Lo único que recuerdo es esa figura con la forma de la criatura que salió del foso que tenía el tipo aquel en su mesa. Probablemente sean todos adoradores o descendientes de esas criaturas. Creo que todo se escapa de nuestras posibilidades ahora mismo si no queremos acabar como Catherine.

Miré a nuestra compañera estirada en la cama aún sin dar señales de vida.

Quizás el comisario con lo que hayan podido averiguar de la cueva tengan pruebas para seguirles el rastro. Tal vez no se estén solo aquí y en el continente hayan también grupos como el de aquí.

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20/04/2021, 21:09
Catherine Baker

De repente Catherine inspira con fuerza como si todo aquel tiempo hubiera seguido bajo el agua y ahora necesitara el preciado aire para vivir. Al mismo tiempo, se incorpora en la cama en la que hasta hacía un segundo había estado tumbada en coma y con pocas posibilidades de volver en sí y, mirando con los ojos muy abiertos alrededor, busca a alguien con la desesperación pintada en el rostro. Al ver a Alfred, trata de cogerle por los hombros con las manos convertidas en dos garras que cava con fuerza en la piel de su amigo. A pesar de todo, no parece estar viéndole realmente y mucho menos a sus dos amigas, más bien se diría que aún está inmersa en una terrible pesadilla

-"¡¡No podemos salvarle. Él ya es de ellos... Ese ser...!!" aúlla antes de caer en la cama envuelta en unas convulsiones que paran tan rápido como han comenzado -"...lo siente." - susurra antes de quedar totalmente inerte y desmadejada con los ojos inmóviles fijos en el techo sin ver, envuelta en un coma del que nunca despertará, dormida eternamente acompañada tan sólo por sus pesadillas...y por Él.

 

FIN

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20/04/2021, 21:11
Narrador

EPÍLOGO: La hora de cenar

El aire salino procedente de la costa de Aberdeen se arremolina en un diminuto torbellino de hojas secas a los pies de la reja oxidada de Puerto Llano. Pese a presentar un aspecto carcomido y ajado, los barrotes se alzan contundentes y se interponen en el paso de cualquiera que pretenda adentrarse en el mar de soledad y decrepitud que encierra el lugar.

Una larga tira de plástico de bandas amarillas y negras se extiende a lo largo de esta única vía de acceso a Puerto Llano. Como ánima atormentada deseosa por escapar de la cárcel terrenal en la que se encuentra, uno de los extremos de la cinta se retuerce frenético según los designios de la caprichosa brisa marina. Un par de fuertes nudos fijan el plástico a la verja para que este cumpla con su cometido: advertir a cualquier que pretenda cruzar la puerta que, de hacerlo, se las tendrá que ver con la policía.

La empresa de procesamiento de pescado lleva clausurada desde hace un par de meses, después de que la policía de Dundee, localidad próxima a Aberdeen, organizara una redada para desarticular la banda criminal que los mismos trabajadores y la directiva de Puerto Llano habían establecido allí. Delitos como la extorsión y el secuestro fueron imputados a casi la totalidad de la plantilla de la empresa. Aunque algunos de ellos acabaran encarcelados, la mayoría lograron escapar, cosa que, desde entonces, ha hecho que la vida en Aberdeen transcurra sumida en una calma nerviosa.

La tensión que vive la ciudad también se palpa en el ruinoso polígono industrial donde se encuentra Puerto Llano, pese a que la soledad embargue cada palmo de su suelo. Los pocos trabajadores que acuden a la zona para cumplir con su compromiso laboral lo hacen con paso apresurado, como si tuvieran urgencia por guarecerse bajo un techo. Lo mismo ocurre con los automóviles que, en ocasiones, desentendiéndose del reglamento vial, circulan demasiado rápido con el claro objetivo de no permanecer más tiempo del necesario en las oscuras calles de esa parte de Aberdeen.

Pero, por lo visto, no a todos los habitantes de la ciudad les afecta lo sucedido en Puerto Llano. Un huesudo gato de sucio pelaje marrón lleva varios minutos contemplando inmóvil el interior del recinto desde lo alto de uno de los pilares de la verja. El aire revuelve sus largos bigotes y hace que estos se le metan en los ojos. Molesto, el animal desciende de un brinco al suelo y se parapeta en el quicio de la entrada, sin dejar de observar un punto indeterminado entre la gran cantidad de cajas y toneles que se amontonan en el patio.

Algo más allá de la curiosidad hace que el felino no pierda de vista la multitud de posibles escondrijos que puede brindar la acumulación de embalajes que hay frente a sus ojos. Claramente impelido por la promesa de poder hincar el diente, el gato cruza los barrotes de la verja con caminar acechante. Una rata, una lagartija, quizás un pájaro. Algo ha atraído la atención del felino callejero que, después de demasiados días sin comer, se adentra en el patio de la planta procesadora dispuesto a dar caza a su cena.

El animal avanza agazapado, sin perder de vista lo que ocurre a su alrededor y dispuesto a reaccionar instantáneamente al más mínimo cambio que se produzca ante sus ojos. Siente el olor de su presa muy cerca, pero todavía no es capaz de acertar cuál es su escondite. Sigue caminando hasta alcanzar una gran caja de madera y, de un salto, se posa sobre ella. Una vez allí, observa el panorama y entonces, de repente, su cuerpo parece congelarse. A escasos cinco metros de donde se encuentra, un leve movimiento bajo las amarillentas hojas de un viejo periódico atrae su atención. El felino desciende al suelo de cemento y avanza con cautela hacia el lugar. Interrumpe su paso cada cinco segundos para calibrar la situación, sin perder de vista su objetivo. Avanza cada vez más lentamente, hasta que, cuando se encuentra a poco más de un metro del diario, el gato pega su vientre en el suelo y agacha la cabeza.

El tiempo parece detenerse segundos antes de que se inicie la persecución. Como un atleta de élite en la línea de salida de una importante carrera, el felino se propulsa con admirable velocidad en dirección a su objetivo. Pocas son las zancadas que le hacen falta para alcanzar el periódico que, debido al impacto del impulso, sale volando y descubre bajo él un pequeño ratón que, sorprendido, huye despavorido.

Consciente de que en la caza cada segundo es fundamental, el gato se lanza tras el atemorizado roedor. No obstante, la persecución no dura demasiado ya que, por desgracia, una gran pila de cajas situada demasiado cerca del lugar proporciona un parapeto vital a la asustada presa. El felino trata por todos los medios de introducir sus zarpas por el pequeño agujero por el que el ratón acaba de desaparecer, pero, tras varios segundos intentando agarrarlo, el minino se da por vencido.

Un lastimero maullido se cuela por sus amarillentos dientes. El gato da varias vueltas alrededor del montón de cajas, pero no logra ver al ratón cuyo olor, poco a poco, se va desvaneciendo en el aire, al igual que su idea de llenar el estómago aquella noche. Finalmente, tras asumir su derrota, el frustrado cazador da un nuevo brinco y se sienta sobre uno de los barriles de madera que hay colocados en el patio.

Entonces vuelve a ocurrir. Un ligero temblor hace que el gato se ponga nuevamente en guardia. El felino presta atención, pero no logra ver nada a su alrededor que merezca atención. La sacudida vuelve a repetirse, pero en esta ocasión con más intensidad, de forma que consigue bambolear ligeramente el cuerpo del gato. Siendo ahora plenamente consciente de que el movimiento procede del interior del barril, el precavido felino da un brinco sobre una caja contigua. No obstante, su curiosidad nata lo obliga a aproximarse al borde y no perder detalle de lo que ocurre.

De repente, la tapa del barril sale disparada y, con un estallido de agua maloliente, un enorme y legamoso tentáculo del grosor de una pierna surge de él. Sorprendido, el desdichado gato trastabilla en el borde de la caja, cosa que la repugnante criatura aprovecha para lanzarse sobre él y, con un movimiento rápido, arrastrarlo al interior de su guarida. Los maullidos de horror del animal no tardan en ser engullidos en la oquedad del tonel, mientras gotas de agua salpican el suelo de cemento.

A escasos metros del barril, encaramado a un tablón de madera, el ratón que poco antes había conseguido salvar la vida mira con desinterés la escena, mientras él también se afana en buscar algo qué cenar esa fría noche en Aberdeen.