Si veo la oportunidad, con disimulo, agarro alguna botella que tenga a mano. De cristal, se entiende. Si la ocasión no es propicia, no creo que haya nada malo en acercarme a ellos a mano descubierta... digo mano, porque en la otra llevo el maletín. Seguro que me sigue mirando el ser ese. El maletín debería haber estallado... no entiendo. Bueno, ya miraremos con más tranquilidad. Por ahora, veamos qué van a hacer. Me acerco a ellos, aparentando normalidad, saludando con la mano a Alicia o Carla, la que me mire, según me aproximo.
Antonio regresa del baño, con un maletín de mano y un botellín vacío de coca-cola.
Cada vez notaba que Alícia era más reticente a la idea de ser protagonista de una mutación que provocaba ciertos poderes en ellos. Sus respuestas reconocían la existencia de poderes en miembros de su familia, pero no en ella. Eso no ayudaba mucho en la situación que vivía Carla... y también Antonio, que dependía de ella para salvar a su madre.
Pero una vaga idea afloró en Carla, al escuchar las palabras de su incrédula nueva compañera: telépatas!
Sí, era posible que algún tipo de personaje con poderes de dominio de la mente, hubiera inculcado aquel misterioso sueño en ellos. Pero también existía la posibilidad que hubiera “doblegado” la mente de Alícia para hacerle creer que ella no poseía ningún poder. Solo poniendo a prueba la mutación de Alícia, sería posible conseguir “renacer” aquel poder latente.
Una vez Antonio se dirigió al baño para... recargarse?, cosa que en otra ocasión le hubiera provocado una disimulada sonrisa, decidió comentarle aquella idea a Alícia. Pero las noticias del televisor dejaron boquiabierta a la muchacha. Atentados, muertos, ofensiva mutante... y los gritos de los clientes del local, que solo mostraban odio hacia los que habían padecido modificaciones genéticas provocando nuevas habilidades sobre-humanas.
Aquellos gritos, y las miradas furiosas del personal, asustaron a Carla. Imaginaba la situación de tener que enfrentarse a ellos, en caso de ser necesario. Podría utilizar su habilidad al igual que aquella noche con aquel hombre que intentó violarla? …No lo sabía...
De repente, aparecieron dos hombres justo en el momento que la tensión eléctrica bajaba.
“Debe ser Antonio”, pensó Carla. Pero lo que centraba toda la atención de la chica eran aquellos dos desconocidos que saludaron a Alícia.
Carla agarró su mochila, preparada en cualquier momento para salir corriendo hacia la salida. No se fiaba de nada ni de nadie... aún no.
Con un rápido movimiento, lanzó una mirada a Antonio, que acababa de salir del lavabo. Solo quería avisarle que estuviera alerta, que no sabía quién eran y que... que estaba muerta de miedo.
Me mantengo en alerta y con los pies preparados para salir pitando si la cosa se complica... no me fío ni un pelo!
Saludos
Nanuk
Master, tengo una duda:
Nuestro poder es totalmente descontrolado o, en caso de ser necesario, podemos "intentar" utilizarlo. Por ejemplo, imaginemos que esos dos hombres no son los que creemos. Podría atacarlos mentalmente si estoy en peligro?
Gracias master
Nanuk
Podrás intentar usar tus poderes a voluntad.
Me tensé al ver las imagenes de surco creado por aquel mutante y Tazz. Luego me obligué a relajar los músculos y mantener mi expresión. De haber tenido más tiempo habría preguntado a Carla si sabía algo de lo del centro. Incluso empezaba a plantearme que debieramos ir para ver si había otros mutantes.
También tenía otra hipótesis, perturbadora, que empezaba a tomar forma en mi cabeza, pero los gritos del energumeno distrajeron mi atención. No, no me engañaría a mi misma, no quería pensar en esa posibilidad, pero existía. Me habían hecho pruebas como a Javi y no habían detectado ningún poder. Pero ¿y si habían metido? Tenía que existir algún motivo para que estuvieran tan interesados en mi. Era muy cierto que estabamos en España, podian haberla cagado en ese análisis y que fuera falso, pero seguía siendo igualmente necesario descubrir qué era lo que creían, lo que querían de mi. Necesitaba ver ese expediente.
La luz osciló y el histérico de turno renovó sus gritos, hay que joderse, había gente que se merecia un tiro entre ceja y ceja por subnormales. Por eso era fan de los premios Darwin. De forma automátia mi mano fue a la de Carla y cogí sus dedos, acaricádolos con suavidad. Luego negué imperceptiblemente con la cabeza.
Por fin, cuando ya temía que nos ibamos a quedar en aquel antro e carretera todo el jodido día aparecieron. Les conocía de una quedada y, desde entonces, estaban empeñados en usar mi nombre y no mi nick, ¿por qué? Bueno, en realidad sí que sabía porqué, porque nuestro foro era un campo de nabos. Y, además, admitidamente había flirteado en algún momento. Sonreí.
- Ya era hora - hice un gesto hacia Carla - Mi prima y su novio. Espero que no os importe. - puse mi mejor expresión de inocencia y me pregunté si engañar al exaltado que gritaba para que se llevasen su maleta mientras (mucho caso no le hacía), sería buena idea. - Es que a mis padres les preocupaba que viniera sola a la quedada en una ciudad que no conozco y todos esos rollos - puse cara de “padres”. La verdad es que no terminaba de fiarme de ellos, pero apelar a la normalidad me aportaba cierta estabilidad de la que ahora carecía. - ¿Podré ver por fin vuestro nuevo hardware? - traducción, necesito un ordenador decente ya, pero era algo que no se resistirían a enseñar... - le di unas palmaditas en el brazo a Marcos. - Aquí tenéis mucho mejores tiendas, ojala tuviera la pasta - suspiré.
Los muchachos saludan –del todo inofensivos- a Antonio y Carla.
-Sí, bueno, tenemos un equipillo decente –responde Marcos, con algún rubor en la cara.
-Estamos aquí en Leganés, en un antiguo mercado que se llama La Gotera, al lado de la universidad Carlos III –completa Javi. –Creo que cabremos todos en el r-19.
A través de megafonía, anuncian la inminente partida del autobús a Guadarrama y Los Molinos.
Ante la actuación de Alicia me relajo. Miro a Carla. Pues vayamos a echarle un vistazo, ¿no? digo, mientras dejo la botella en una mesa cercana. No me gusta estar parado demasiado tiempo. ¿Tú que dices, cariño? ¿Nos vamos? digo, mirando a Carla con toda la ternura que pueda expresar en ese momento.
Luego echo un vistazo más detenido a nuestros dos acompañantes. ¿Sabrán siquiera de lejos donde se están metiendo? No creo. Lo único que puedo hacer por ahora es seguir con ellos, ¿verdad? Mi madre... debería ir a buscarla. Pero Alicia sigue diciendo que no tiene poderes. Sin embargo, lo pienso y si yo fuera Lars, una vez tuviera lo que quiero, no encontraría razón para mantener a mi madre con vida. No, la visión tiene que ser cierta, ella tiene que tener poderes, poderes que me ayuden a rescatar a mi madre.
El maletín, el ser aquel... aun me sigue? Debe de ser que si. No lo entiendo, debió haber explotado.
Si aún tuviera poco con la tensión de ser perseguida, un poder que no sabía de dónde había salido y porqué, estar con gente que solo conocía de una extraña visión... además tenía que aparentar una relación con Antonio y una amistad con Alícia!
Carla intentó serenarse y actuar con total normalidad.
-Por mi bien. -respondió a la pregunta de acompañar a los dos desconocidos para ver el material informático que ofrecen a Alícia.
En ese mismo momento informaron por megafonía la salida del autobús dirección Los Molinos, frenando unos instantes la acción de Crala abandonar la estación.
“Mierda... qué hago?” pensaba la muchacha indecisa en cual sería su próximo paso. Por un lado, en el sanatorio podría obtener alguna respuesta a sus miles de preguntas... pero estaría sola. En cambio, el hecho de estar junto a dos personas que habían aparecido en su visión, parecían tener habilidades o poderes como supuestamente tenía ella y también estaban perdidas en todo aquel embrollo mutante, le daba cierta seguridad.
Decidida, continuó con el grupo en busca del porqué de aquellos sucesos, del porqué de su nueva vida.
Solo esperaba que fuera una buena elección.
Parecía que era hora de largarse, de modo que hice un último ajuste a mi plan. Con toda la tranquilidad del mundo me levanté de la silla y
- Esperad un momento, que voy a pagar.
Fui en dirección a la barra, pasando por dónde estaba el enajenado. Con un pie empujé una maleta para que quedase justo detrás de sus pies y con la mano, de forma distraída, empujé una pila inestable de platos sucios para que quedase en el borde de la mesa. Continué en dirección a la barra con mi té, como si la cosa no fuera conmigo. Pagué y me di la vuelta. Dos pasos y fingí tropezar de forma que me viese, el té fue en su dirección y, de forma previsible, intentó dar un paso hacia atrás para evitarlo, tropezando con su propia maleta y cayendo sobre la mesa con los platos inestables que, a su vez, cayeron sobre él y una chica.
Naturalmente, la atención se centró en aquel imbécil, sobre todo porque para entonces ya había "recuperado" el equilibrio y me había apartado. Después, con toda la naturalidad del mundo cogí unas servilletas de papel y me acerqué a la chica.
- ¡Lo siento! ¡Vaya, ketchup! Será mejor que le des algo de agua o te dejará mancha - dije con mi voz más compungida.
La chica terminó por irse al baño y el tipo, considerando que había caído encima de los platos también. Según se metieron en el baño, con la misma tranquilidad que había hecho todo, cogí la maleta de la chica como si fuera mia. Luego dije en voz alta para que lo oyeran todos.
- Pues yo creo que ella tenía razón, lo de los mutantes es un invento ahora que hay elecciones para que no se hable de la crisis.
Era demagogia pura, pero era el modo más rápido de acallar al imbécil. Al menos así el odio se dirigiría también al gobierno... Volví hasta donde estaba el resto del grupo y sonreí.
- No te olvides la maleta - le dije a Carla señalando la maleta abandonada del imbécil. - Bueno, ya podemos irnos. - Concluí con una sonrisa inocente.
Motivo: Influencia
Tirada: 1d100
Dificultad: 106-
Resultado: 18 (Exito)
Motivo: Trampas
Tirada: 1d100
Dificultad: 140-
Resultado: 1 (Exito)
Creo que Antonio también se decide a ir a Leganés.
Aguardad un poquitín, a ver si termina de cuajar
una cosita en otra escena, por favor.
Tengo que seguir con ellas. Pero mi madre... No, si no sigo con ellas, las cosas iran peor. Que hago. Todo ha sucedido tan rapido... me estarían vigilando para ver si desarrollaba los poderes de mi padre? Hasta donde llegará la organización del tal lars? Está claro que sus recursos son amplios, ese ser que me sigue lo demuestra. Me quedaré con ellas, creo que no tengo muchas opciones más.
La megafonía de la estación rompe los pensamientos de Antonio. Este no puede evitar ver la mirada de Carla, pero sigue con ellos. Eso le alegra. Aunque no sea ella la que signifique que mi madre sea salvada o no, es alguien con poderes, que quizá también pueda ayudar... pero ayudar contra qué? contra lars? él es el enemigo? Ojalá lo supiera. Ese ser... me estará mirando ahora mismo? No puedo organizar otra como la del tren aqui, no ahora.
Lamento el retraso.
Estamos intentando -ya lo habréis imaginado-
reuniros con el otro grupo.
Vuestra nueva ubicación está lista,
pero queda conocer una respuesta
para evitar incoherencias.
Carla y Antonio parecían nerviosos. De tener más tiempo y un sitio privado para hablar, les preguntaría con más calma por todo lo que les había pasado. No creía en las coincidencias y era posible que fuese capaz de reunir más información que fuese útil. Además, tal vez no tenia poderes, pero había visto como entrenaba mi madre, mi padre y cómo enseñaban a Javi que, si bien nunca aprendió cuando no usar sus poderes, tenía un control aceptable.
Pasé cerca de Antonio y apreté levemente su hombro, en un gesto para aportarle cierta confianza y seguridad. Aunque considerando que no nos conocíamos, era improbable que funcionase. Por un segundo miré su maletin, tenía que echarle un vistazo cuando pudiera. Después me detuve un segundo junto a Carla.
- Vamos, necesitas descansar. Luego te echo una mano con ese trabajo - dije muy consciente de que teníamos testigos - Seguro que pueden dejarnos un ordenador para hacer esas búsquedas ¿verdad? - Adopté un tono de voz inocente, flirteando apenas. Les dediqué una sonrisa - Me ha prometido unas copas si saca buena nota - Añadí para reforzar la mentira, si tenían dudas, la perspectiva de que me emborrachase y fuera vulnerable seguro que terminaba de convencerles...
Si, esto es solo porque me aburro XD
Acabáis de salir del bar. La estratagema de Alicia ha funcionado a la perfección y las maletas acabaron siendo tan seductoras como ovejas descarriadas. Nadie sospecharía nada en aquel momento, y sólo dependería de la conciencia de Carla o, a la postre, de Antonio, si echarle mano o no a la maleta que aquella chica avispada señalaba.
El Renault arranca a la primera contra todo pronóstico. Javi no tarda en poner rumbo hacia Leganés. Antonio conserva en la retina la visión de aquellas gotas de kepchup suspendidas en el aire, como si el accidente también hubiese salpicado un volumen invisible, unas gotas imperceptibles para alguien que no supiese lo que había que mirar.
Cambiamos de escena en breve.
Allí Carla dirá si cogió la maleta como le indicaba Alicia.
También decidiréis en qué invertir vuestra estancia, tal vez de varios días,
en el centro Okupa.
Cierro aquí. Magnífico trabajo.